Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

III

—¿Estás loco? —Fue lo primero que salió de la boca del peliazul luego de escuchar a su mejor amigo contarle todo aquello—. ¿Vas a contarle?

—¿De todo lo que te dije fue con lo único que te quedaste? —Preguntó ofendido su mejor amigo.

—Es que me dejas muy sorprendido, y es una jodida locura.

—Se me confesó, TaeHyung, lo amo, no contarle es una estupidez —pasó las manos por su cara frustrado, aunque se veía decidido a tomar esa decisión, tenía miedo, mucho miedo.

—Me preocupa que te aparte solo por esa razón, no soportaría que tengas que irte solo porque no te correspondió —acababa de enterarse de que su mejor amigo estaba en una especie de relación romántica con su jefe desde hace un par de meses, ¡y no le contó absolutamente nada en todo este tiempo!

HoSeok sonrió al escucharlo y negó con suavidad, para luego darle un sorbo a su café.

—Él no es así, he trabajado para él por cinco años, lo conozco lo suficiente.

—¿Entonces para qué me preguntas si ya habías tomado tu decisión? —Lo miro con una ceja alzada. El pelirrojo acudió a él con mucha urgencia para contarle de su situación, esperando que lo aconsejara, pero todo indica que desde un inicio la decisión estaba tomada.

—No es tan fácil, pero de una u otra manera terminaría contándole, así que mañana se lo diré.

—Espero que todo salga bien —y verdaderamente si lo esperaba, HoSeok era casi como su hermano y un rechazo de esa magnitud solo provocaría que tenga que irse al océano, por muchos, muchos años.

—Ya no hablemos más de mí, ¿qué tal tú, cómo te trata tu nuevo jefe? —Una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar otra vez la imagen de aquel lindo chico, no podía esperar a que se acabara su descanso para que saliera de su reunión y poder verlo—. ¿Qué es esa expresión, Kim TaeHyung? —Lo miro con los ojos entrecerrados.

—Nada, no sé de qué hablas —desvió la mirada, evitando los ojos juzgadores del moreno—. Bueno... ¿Recuerdas al chico con el que te conté que  me besé cuando estábamos en el hotel? —el contrario asintió aun sin entender nada—. Puede que haya sido JungKook —rascó, su nuca avergonzado.

—¡¿Es el y... lo tuteas?! —exclamó sorprendido el pelirrojo.

—Si quieres gritalo más alto —se quejó con fastidio. Miró a su alrededor, dándose cuenta de que varias personas los miraban con molestia por el ruido que hacían, esperaba que nadie fuera a poner una queja por eso.

—¡Kim TaeHyung! —se encogió de inmediato al escuchar su nombre, definitivamente no era el mejor guerrero de Dios—. El señor Jeon quiere verlo —o tal vez sí.

—Nos vemos Hobi, mucha suerte —alzó los pulgares en forma de apoyo, lo que hizo reír al mayor, quien solo se despidió con un ligero ademán.

El joven de cabellos azules avanzó hasta alcanzar a YongSun, deseando acompañarla en el camino hacia la oficina de JungKook. La anticipación embargaba su ser; desde temprano en la mañana, el pelinegro había estado sumamente ocupado y su ausencia se hacía sentir. Solo después del mediodía tendría tiempo libre, y él anhelaba con fervor ese instante. El deseo de retomar la conversación del día anterior lo invadía, y con solo recordar sus palabras, no podía evitar suspirar.

Mientras se dirigía a la oficina, su mirada se posó inevitablemente en la rubia. Ella lucía una expresión serena a pesar de la prominente barriga que evidenciaba su avanzado estado de embarazo. Era asombroso cómo continuaba trabajando con la misma dedicación de siempre, como si su condición no la afectara en absoluto. No sabía mucho sobre ella, solo que era una amiga cercana de JungKook y destacaba por su habilidad tanto en su trabajo como instruyendo a él.

—YongSun, ¿me permite hacerle una pregunta? —ella lo miró con asombro por el repentino interés, pero luego asintió con una suave sonrisa—. ¿Cu-cuántos meses tiene?

—Ya son siete meses —acarició su vientre de forma inconsciente.

—¿Pesa? —Al escucharlo la chica soltó una fuerte carcajada que hizo avergonzar al rubio. ¿Había preguntado algo estúpido?

—Sí, algo así. Es una de las razones por las que ya tomaré mi licencia de maternidad. Me canso más rápido de lo habitual, aunque no lo parezca, y también tengo ganas de pasar más tiempo junto a mi pareja.

Sonrió suavemente. Ella realmente tenía una vida establecida. Observándola, no pudo evitar sentir que eso era algo bastante complejo y distante para él. Siempre había deseado tener una pareja, pero no a cualquier persona; buscaba a alguien a quien amar y que lo amara con la misma intensidad. Esa aspiración le resultaba extremadamente difícil, dadas las complicaciones que enfrentaba para alcanzarla. En el vasto mar nunca había conocido a alguien que cumpliera sus sueños y, en la tierra, la situación era... complicada.

—Felicidades, mis mejores deseos estarán contigo y tu familia.

—Muchas gracias, TaeHyung —se detuvo delante de la puerta de la oficina de JungKook—. Tú ve, es importante.

El más joven asintió y entró en la habitación, cerrando la puerta tras de sí con suavidad. El hombre de cabello oscuro estaba sentado, concentrado en la pantalla de su computadora, como de costumbre. Al levantar la mirada, le dedicó una suave sonrisa, pero sus ojos delataban un profundo cansancio.

—Bonito, ¿está todo bien? —preguntó acercándose al chico, quien asintió con lentitud recargándose en su silla.

—Sí, solo que hoy tuve que despertar muy temprano y la reunión fue horrible, me siento muy cansado —se quejó aun sin dejar de sonreírle—. Tengo que hablar contigo —el peliazul se sentó en el sillón delante del escritorio de JungKook poniendo su total atención en él—. YongSun se dio cuenta de algo importante y es que tenemos una reunión en la noche con los Kang. Debes saber que son los nuevos socios con los que sacaremos la colección primavera-verano de este año. No lo supimos hasta esta mañana, por lo que sé que te llega de sorpresa, no tienes la obligación de venir si no quieres, justamente porque fue de imprevisto, pero en caso de que si vayas, quiero que tengas en cuenta que esas horas te serán remuneradas.

—No te preocupes, no hay ningún problema —intentó relajarlo, pues si bien le caía de sorpresa, no es como que ese día tuviera algo que hacer y un poco de dinero extra no le vendría nada mal.

—Perfecto, prepárate para salir —se levantó de su asiento luego de apagar su computadora y se acercó al mayor—. Iremos a comprarte un traje adecuado para esta noche

—¿Qué? No hace falta —intentó negar, pero JungKook se adelantó.

—Es una orden —le sonrió—. Parte del trabajo —canturreó—. Te llevaré a una tienda de la empresa, ahí escogerás el mejor traje e irás muy guapo y elegante a esa reunión, más de lo que ya eres —agregó.

—¿Entonces no me puedo negar? —se encogió de hombros y el pelinegro lo miró con expresión seria, eso era un claro no—. Pero entiéndeme, me siento culpable, es mucho dinero.

—Bueno, en ese caso puedes verlo como una situación común, es para el trabajo, así que no hay ningún problema si tomas uno de los trajes de mis tiendas para las reuniones —guardo su celular en el bolsillo de su pantalón y le hizo una señal al peliazul para que se levante del sillón y lo siga.

Parecía que seguir negándose era como hablarle a una pared; JungKook no le haría caso. Una vez que aquel chico tomaba una decisión, no había quien lo hiciera cambiar de opinión. No es que no quisiera un traje probablemente diseñado por él, sino que era muy costoso y sentía que no lo merecía, pues no había hecho nada para ganárselo.

El joven de cabello oscuro le envolvió la muñeca con suavidad y caminaron juntos hasta la zona del estacionamiento, donde esperaba el auto de JungKook. Era la primera vez que estaría dentro de este coche, y aunque más adelante sería él quien lo manejara, por ahora lo haría JungKook. Por dentro, el auto era precioso, luciendo, limpio y nuevo. Ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba con él, pero su estado impecable lo impresionaba.

—¿Te gusta? —preguntó mientras abrochaba su cinturón al verlo mirar el interior impresionado.

—Sí, es muy bonito —afirmó imitando la acción del pelinegro.

—Este será el que tendrás a partir de la próxima semana, así que es bueno saber que es de tu agrado —encendió el auto, esperando unos pocos segundos para luego arrancar y emprender la marcha—. No sería bueno si estás en un auto que no sea cómodo para ti, en ese caso te hubiera dado otro.

—¿O-otro? —preguntó sorprendido.

—Sí —rio levemente sin despegar su mirada de la carretera—. Tengo más autos, solo que este es el que uso para trabajar. Siento que es más práctico para cualquier ocasión.

Definitivamente, JungKook siempre tenía muchas sorpresas bajo la manga. Aunque, pensándolo bien, era algo lógico: tenía mucho dinero, y esas eran cosas que las personas adineradas solían hacer, ¿no? Sin embargo, se daba cuenta de que JungKook se desviaba un poco del estereotipo del típico CEO millonario que solía retratarse en todas partes, pero aun así seguía pensando que se compraba muchos autos.

Su mirada se desvió de la carretera al pelinegro. Desde esa distancia, podía detallar perfectamente sus facciones: la suavidad de su piel, los pequeños lunares que adornaban sus mejillas y su mandíbula marcada, que se contraía ligeramente con cada respiración. Suspiró al ver cómo una sonrisa se dibujaba en sus labios rosados y encantadores. Sabía que él había notado su mirada, pero no mencionó nada al respecto.

El trayecto hasta el centro comercial fue bastante largo, pero se sintió ameno. Aunque casi no hablaron en todo el camino, ambos se sumergían en un silencio cómodo que no deseaban romper. TaeHyung aún se sentía preocupado por el precio de la ropa que compraría el menor, no quería que gastara ese dinero en él, pero se dio cuenta que negarse sería igualmente en vano.

Una vez llegaron al centro comercial, JungKook aparcó en uno de los espacios libres del tercer piso, el más cercano a su tienda "Éclat Couture". Salió del coche y esperó a que el pelinegro lo siguiera, consciente de que no tenía idea de dónde estaban.

—¿Estás nervioso? —preguntó JungKook, tratando de aliviar la tensión al notar la mirada de asombro que TaeHyung no podía disimular al observar el interior del centro comercial.

—No, solo un poco inquieto. Esto es nuevo para mí —respondió con una sonrisa suave, intentando no parecer demasiado impresionado, como si acabara de descubrir la octava maravilla del mundo.

—¿Nunca habías venido a un centro comercial?

—No a uno tan grande —admitió, aunque en realidad nunca había estado en ninguno.

El bullicio y las luces lo abrumaban, pero el suave contacto de la mano de JungKook lo ancló, permitiéndole centrarse únicamente en él.

—Te traeré nuevamente cuando tengamos más tiempo —dijo JungKook con voz calmada, aunque caminaba rápidamente, guiándolo por los largos pasillos.

El peliazul asintió, siguiendo de cerca los pasos de JungKook. Después de unos momentos, giraron hacia una de las tiendas. JungKook cerró la puerta tras ellos y volteó el cartel de "abierto" para indicar que la tienda estaba cerrada.

—No dejen que nadie entre hasta que yo me vaya —ordenó a los empleados, quienes lo miraban sorprendidos por la repentina acción—. Bien, Tae, escoge lo que desees.

Definitivamente, ese chico estaba loco. TaeHyung quiso refutar la decisión de cerrar la tienda solo por él, pero el pensamiento desapareció tan rápido como llegó. Sería inútil discutir.

—No sé mucho de esto, ¿alguna sugerencia?

—Por supuesto —JungKook lo condujo hasta uno de los grandes armarios, llenos de elegantes trajes de diferentes estilos. Parecían extremadamente caros, y TaeHyung evitaba tocarlos, temeroso de mirar los precios—. Estos son algunos de los mejores, edición limitada. Creo que su tela es lo suficientemente cómoda para pasar todas esas horas en la reunión. Aunque si no te gusta, podemos buscar otro —agitó un traje frente a él.

—Este lo veo perfecto —lo tomó en sus manos para mirarlo más de cerca.

—Perfecto, sígueme —volvió a llamar su atención para guiarlo para donde imaginaba que serían los vestidores, pues no tenía dónde más probarse el traje—. No entraré contigo, pero si necesitas algo, solo llámame, estaré aquí fuera esperando —se sentó en uno de los asientos que se encontraban delante de los vestidores y le dedicó una sonrisa. Tan lindo, no pudo evitar pensar.

—Bien, gracias, bonito.

Se adentró en el vestidor, cerrando la puerta con suavidad tras de sí. Acto seguido, comenzó a desvestirse rápidamente, sintiendo un ligero rubor en sus mejillas. JungKook estaba apenas a una puerta de distancia, y la mera idea de que pudiera verlo casi desnudo lo hacía sonrojarse aún más. Quería que esto terminara rápido.

Una vez que tuvo el traje puesto, notó de inmediato que le quedaba perfectamente. La tela se sentía suave contra su piel y las costuras eran casi imperceptibles. Era evidente que estaba hecho con una calidad excepcional. Comenzó a quitárselo, listo para informarle a JungKook que el traje era ideal y que se lo llevaría. Sin embargo, en medio del proceso, la manga larga de la camisa se enganchó en una pulsera que llevaba en su muñeca derecha, llenándolo de pánico.

El traje era muy caro, y la idea de romperlo era intolerable. Pero la pulsera, un regalo de su madre, era igualmente invaluable y romperla no era una opción. Con el corazón acelerado y las manos temblorosas, se dio cuenta de que solo le quedaba una opción.

—JungKook, ¿pu-puedes ayudarme? —Su voz se escuchó amortiguada por la posición en la que se encontraba y más por estar detrás de la puerta del vestidor.

El pelinegro entró al lugar y miró la situación de forma divertida. ¿Cómo pudo llegar a ese punto?

—Te ves algo... enredado —carcajeó más fuerte cuando escuchó una queja provenir del peliazul.

—Por favor, desabrocha mi pulsera, creo que se enganchó a la manga y no quiero romper ninguna de las dos —JungKook de inmediato hizo lo que le dijo el contrario, quitó la pulsera de su muñeca y también lo ayudó a terminar de quitar su camisa.

Sus ojos se posaron inevitablemente en el cuerpo semidesnudo del mayor. Los pectorales bien definidos y los abdominales esculpidos despertaron en él un deseo insano de recorrerlos con su lengua. Sin embargo, su mirada subió hasta encontrarse con sus ojos, para luego desviarse a sus labios. La cercanía entre ambos era intensa, y ninguno parecía querer apartar la vista del otro. Con un repentino ataque de valentía, el más joven se estiró hasta que sus labios chocaron en un entretenido juego en el que ninguno quería parar.

Sus manos se movieron hasta rodear el cuello del peliazul, quien lo hizo retroceder hasta que su espalda chocó contra la pared. Casi gimió ante la brusquedad del movimiento de TaeHyung, pero eso solo lo animó a explorar el cuerpo del mayor con sus manos. Sus dedos recorrieron la espalda que alcanzaba, apretando los fuertes brazos a su regreso, la piel del moreno se sentía caliente bajo su tacto, eso mientras volvía a poner sus manos en la posición inicial, dentro del vestidor solo se escuchaban los sonidos de chasquidos y respiraciones agitadas de ambos, sabía que la situación se le estaba yendo de las manos, pero no quería detenerse.

Se separó momentáneamente, dejando una ligera mordida en el labio del otro, solo para descender al cuello de TaeHyung. Besó y lamió esa zona, provocando un estremecimiento en el peliazul, pero cuidando de no dejar ninguna marca visible.

Volvió a los labios de TaeHyung, sintiendo cómo lo empujaba aún más contra la pared. Lo levanto por debajo de sus muslos provocando que sus entrepiernas se rozaran por lo que esta vez sí logró arrancar un gemido audible de sus labios, pero para su desgracia el tiempo lo tenían contado, por lo que se separó del beso de inmediato y se quedó mirando dijo al mayor sintiendo la cordura volver a él.

—Creo que esto quedará para otra ocasión —dijo, dejando un beso superficial en los labios del otro antes de caminar a su lado hacia la puerta. Pero una idea traviesa cruzó su mente, haciéndolo sonreír con malicia. Justo antes de salir, le dio una nalgada a TaeHyung, quien saltó por la sorpresa y lo miró con una mezcla de asombro y diversión.

En respuesta, él solo le guiñó un ojo antes de salir. Ese chico lo hacía perder el control por completo.

Luego de la tienda JungKook se encargó de llevar a TaeHyung a su casa para que se preparara para la larga noche que los esperaba, lamentablemente sería en una reunión de horas y horas que ninguno sabía cuando podría acabar realmente, en todo caso sería cuando ambas partes lleguen a un acuerdo y firmen el contrato definitivo.

Poco se sintió el tiempo para TaeHyung cuando JungKook lo fue a buscar a su casa y largo se sintió todo el trayecto hasta el hotel donde se llevaría a cabo dicha junta.

El vestíbulo del hotel parecía sacado de un cuento de hadas, con su opulencia y detalles dorados que brillaban bajo la luz tenue de las lámparas. Desde el momento en que entró, se sintió transportado a un palacio de ensueño. El suelo de mármol pulido reflejaba el resplandor de los candelabros colgantes, mientras que los enormes ventanales dejaban entrar la luz natural, iluminando cada rincón del majestuoso espacio.

Las paredes estaban decoradas con elegantes molduras doradas, resaltando la belleza de los cuadros y espejos que adornaban el lugar. Un enorme tapiz con hilos dorados y motivos intrincados se extendía desde el techo hasta el suelo, añadiendo un toque de sofisticación y calidez al ambiente.

El mobiliario era igualmente impresionante. Sillones y sofás tapizados en terciopelo de un intenso color azul marino invitaban a los huéspedes a descansar y relajarse en su comodidad. Mesas de café de estilo clásico, con superficies de vidrio y patas talladas, se encontraban estratégicamente ubicadas, ofreciendo un lugar perfecto para disfrutar de una conversación o tomar una bebida.

Un gran piano de cola, con su superficie brillante y teclas de marfil, ocupaba un rincón del vestíbulo, añadiendo una melodía suave y envolvente al ambiente. Los exquisitos arreglos florales, cuidadosamente dispuestos en jarrones de cristal, aportaban un toque de frescura y fragancia al aire.

—Es lindo, ¿verdad? —dijo JungKook al percatarse de sus ojos brillantes mirando cada detalle del lugar.

—Muy hermoso —susurró apenas y siendo audible para el menor, quien sonrió por lo maravillado que estaba.

—Creo que podemos dar una vuelta antes de entrar —un brillo de diversión pasó por su mirada—. ¿Te escaparás conmigo unos minuto? —preguntó esperando la respuesta del peliazul quien inmediatamente asintió y lo siguió.

Ambos subieron por las escaleras a la primera planta para mirar desde esa altura el lobby, se veía aún más hermoso y mágico desde esa perspectiva. JungKook quiso hablar, pero su mirada se conectó con la del mayor y ambos se quedaron viendo casi fijamente, acercándose poco a poco, no podía creer que iban a hacer esto otra vez, ¿tan poco autocontrol tenían?

—Pero mira a quién tenemos aquí —una voz externa los hizo voltear a ambos, quienes se separaron de inmediato. El pelinegro rodó los ojos y su expresión se volvió seria.

—Qué casualidad, ¿qué haces aquí, EunWoo? —pensó, frustrado. El día había sido tan perfecto y ahora este intruso tenía que arruinarlo.

—¿Así me recibes, precioso, con esa cara? —preguntó EunWoo con una sonrisa divertida, pasando su mano por el hombro del pelinegro.

—No me llames así y no me toques —masculló entre dientes.

—Tan frío y hermoso como siempre —sonrió EunWoo de nuevo, antes de volverse hacia el peliazul, mirándolo de pies a cabeza—. ¿Y este payaso quién es? ¿Tu nuevo entretenimiento? Porque con esa cara y ese cabello...

"¿Disculpa? ¿Y este quién se cree?" JungKook sintió el impulso de ponerlo en su lugar, pero el peliazul se le adelantó.

—Soy su as...

—Es mi pareja —interrumpió el pelinegro, dejándolos estupefactos, sin siquiera saber de dónde había salido esa declaración—. Lo conocí cuando estaba de vacaciones en Italia, y me atrevería a decir que fue amor a primera vista —dijo, tomando la mano del peliazul y entrelazando sus dedos—. Si me disculpas...

—No me como ese cuento JungKook.

—No eres quién para yo tener que darte explicaciones —exclamó con molestia—. Debo ir a una importante reunión. Con permiso.

Entrelazó su mano con la de TaeHyung e intentó caminar lo más rápido que pudo para alejarse de ahí, pero sin que se viera sospechoso para el otro, que sabía que aún los estaba mirando.

—¿Qué fue eso? —preguntó sorprendido el mayor ya cuando tuvieron la suficiente distancia para hablar sin que los escuchara.

—Mierda, perdón por meterte en esto, tú no tenías nada que ver —se quejó alterado, aún no sabía qué mierda había dicho ahí y le daba miedo que TaeHyung se molestara por haberlo metido en esta situación.

—Tranquilo, bonito, no hay problema, ¿sí? —se detuvo, poniéndose delante del pelinegro para así poder acariciar su mejilla con suavidad.

—Bésame —pidió con un sonrojo intenso, sintiéndose aún más abrumado al ver la sonrisa del peliazul. Intentó justificarse de inmediato—. Es que él no-nos sigue mirando.

JungKook intentó desviar la mirada, pero el peliazul no se lo permitió. En un rápido movimiento, TaeHyung unió sus labios con los del menor en un beso lento y suave. Aunque no duró mucho, para ellos se sintió como si el tiempo se hubiera detenido.

—Prometo contarte sobre todo, pero ahora debemos entrar en esa reunión o se van a tomar muy en serio los rumores de que estoy incapacitado para tomar la empresa con esta edad por irresponsable —le guiñó un ojo y volvió a tomar su mano para entrar así al lugar.

Mierda, no pensó antes de hablar, y ahora tendría que fingir una relación delante del hijo del hombre, con quien cerraría el trato esa noche. Era obvio que, después de firmar ese contrato, no podría deshacerse de ellos con facilidad. Por culpa de su impulsividad, había involucrado a su adorable asistente en un juego absurdo.

Buenas, gente del mal, ya nos vemos nuevamente por aquí🌚

Espero que este capítulo les haya gustado, quiero saber que les pareció. Ya nos vemos en el próximo.

Se les quiere💜✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro