CAPITULO 09
Atlas me hizo subir al auto a regañadientes, ya en el interior sentir los cálido del interior hacia que mi cuerpo entrara en calor, me estaba congelando.
— Toma —dijo desde el asiento del piloto ofreciéndome una sudadera.
Estaba sentada en el asiento trasero de brazos cruzados tratando de no temblar.
— No la necesito — dije tajante.
—Claro que si.
— No
— Si — dijo serio con la vista puesta en mi.
Tome la sudadera de mala gana mientras que el me observaba.
— Date la vuelta — Dije al notar que no apartaba la mirada de mi.
El observo hacia el frente y yo me asegure de que no estuviera obserbadome desde el retrovisor, me quite mi suéter y me vesti con la sudadera rápido.
Atlas puso en marcha el auto y J se acosto sobre mis piernas, estaba temblando al igual que yo.
— ¿A donde vas ? — pregunte segundos después en camino.
— A mi casa.
—¿Por que haces esto?
— ¿Hacer que?
— Ayudarme...
— No tuviste la culpa de lo que paso.
Silencio
Sentí como mia ojos se volvían en mares de nuevo y me sentía estupida por todo, me sentía culpable por alguna razón.
— Todo va a estar bien— dijo el pelirrojo al volante.
En pocos minutos estuvimos frente a una casa muy cercana a la mia y sentí miedo al pasar tan cerca de mi casa, pensaba que todavía podía haber alguien en la casa.
Le conté en el camino lo que paso a Atlas dudosa, pero decidí confiar en el, ya no me quedaba nada y si iba a perder por lo menos podría decir que di batalla.
Atlas bajo el auto y lo seguí cargado a J, entramos a la casa y me sorprendió ver su interior.
Un perfecto diseño de interior en colores pasteles modernos con toques rústicos, la casa era muy similar a la mia pero sin duda mas lujosa.
— Olivia debe estar en la cocina — dijo Atlas dejando su mochila en un perchero.
— ¿Quien? — pregunte siguendo el paso de Atlas hacia la cocina.
El idiota me ignoro y abrió la puerta de la cocina de golpe, y una señora mayor dejo caer un plato por el susto, ella nos observo pero sentí la impresión de que me observo con rayos X por que hubo silencio por un largo momento ignorado el desastre que había en la limpia cocina.
La mujer tenía el cabello blanco canoso hasta el nivel de los hombros y piel pálida envejecida con algunas arrugas, se veia mas joven de lo que era, ella debía ser Olivia, me percate que sus ojos eran den un color aceituna verdoso.
Ella en fin sonrió y se inclino para tomar los trozos de la vajilla.
— Debiste decir que traería visitas. — dijo y su voz era dulce como la miel.
— Fue algo espontaneo — explico el pelirrojo.
Olivia hecho a la basura los resto de la vajilla y se sacudió las manos con un delantal que colgaba de ella.
— Luna ella es Olivia — presento Atlas ella extendió su mano la cual tome— Nana ella es Luna
— Un placer señora Olivia. — dije amable tratado de sonar segura.
El lugar olía exquisito sentí la fragancia de vainilla y canela mezclado con un perfume floral de Olivia.
— Puedes llamarme Nana, Olivia me hace sentir vieja. — Dijo Nana amable tomando mi mano con amabilidad sin soltarla, mirándome, me sentí un poco incomoda.
La voz llena de sarcasmo de Atlas me salvo — Lo eres.
Nana le regalo una mirada asesina a Atlas — Tu también envejeceras y me reíre de ti en un futuro.
Atlas camino a la encimera del centro de la cocina y tomo una manzana de un tazón.
— Luna se quedara a dormir unos días, ella es la sobrina de Ryan Hiddelston— Dijo el pelirrojo y Nana abrió los ojos como platos.
— Eh... si esta bien — dijo dudosa mirando fugazmente a Atlas —Puedes quedarte el tiempo que necesites.
— Gracias.
Atlas salio de la cocina y Nana me hizo tomar asiento en la encimera del medio, conversamos por un lago rato.
Me sentí segura con la amabilidad y la dulzura de Nana.
— Debes querer darte una ducha y cambiarte — Opino la mayor.
La sudadera de Atlas era enorme en mi pequeño cuerpo, y aunque estuviera ya un poco seca no descartaba la idea de una ducha.
Asenti amable, me gustaría sonreír, pero la escena de la cafetería se repetía una y otra vez en mi mente como un tic tac de algún reloj.
— Puedes quedarte en la habitación de huéspedes. — continuo la mayor — Después de cenar te enseño.
— Gracias. — me limite a decir.
En un par de minutos más ya Nana estaba extendiendo un plato con comida. Estaba deliciosa, ella tenía ese toque gastronómico que pocas personas tenían.
Después de cenar Nana me guio al segundo piso, la habitación era impecable, pulcra, blanca en su mayoría, Nana me dejo a solas, me di un baño y seque a J con un secador de cabello, Nana me dejo un camisón para dormir.
— La habitación de al lado es la de Atlas y la mia esta en el primer piso, si necesitas algo puedes llamarme — dijo la mujer antes de irse.
Cuando me recoste en la cama ya eran casi las tres y media de la mañana.
Un toque en la puerta llamo mi atención.
— Pase — dije y no me sorprendió ver a Atlas.
— ¿Como estas? — pregunto entrado. — ¿Estas cómoda?
— Si gracias. — dije sentadome en la cama.
El camino y se sentó a mi lado.
Hubo silenció por un largo rato, pero no fue incomodo por lo contrario, fue como en el risco de la otra noche.
Sentí el perfume del chico, masculino, dulce, fuerte, serian las palabras adecuadas para explicar el aroma.
— Todo esto es complicado — empezó el chico — Es difícil y te estaría mintiendo si te digo que sera fácil y pasara con el tiempo, aveces pensaras lo mismo que pensaste en el risco pero esa no es la salida, la salida fácil nunca es la indicada.
— entiendo — dije con la voz hecha un hilo.
— Te puedo ayudar pero necesito de tu ayuda para que funcione, ¿De acuerdo? — pregunto transmitiéndose seguridad.— La muerte no es algo que se pueda olvidar con muerte, pero si puedes vivir con ella todo sera más fácil.
Sentí el toque de su mano sobre mi hombro y eso fue todo para quedarme, lo abracé con fuerza y mis lagrimas mojaron su camisa.
El me recibió el abrazo con mas fuerza y sentir perfume me hizo sentirme segura. Por un momento pensé que estaba soñando y que este idiota no me estaba ayudando, que no lo estaba abrazando. Pensaba que era un sueño.
Escondí mi rostro en su pecho y deje drenar todo, como si fuera la primera vez que lloraba en mi vida, todo se había salido de control desde que llegue aquí. Atlas era un desconocido para mi, pero no me importo, necesitaba un hombro para llorar.
Parecía que todo a mi alrededor era muerte.
No se cuanto tiempo estuve abrazando a Atlas, pero sin duda fue mucha, por que me dormí y sin darme cuanta salió de la habitación.
Cuando desperté tenía la vista borrosa y los parpados hinchados. Antes de bajar entre al baño a hacearme.
Baje las escareras aun somnolienta, en la cocina me recibió una Nana con algo de musica de los ochenta preparando el desayuno.
— Buenos días cariño ¿Como dormirte?
—Bien — Mentí, apenas dormí.
— Que bueno, estoy preparando panqueques, toma asiento ya tengo unos listos.
No tenía apetito pero tampoco quería despreciar a Nana. Tome lugar, y observe que el lugar se veía mucho más iluminado.
Atlas entro a la cocina y me observo de pies a cabeza.
— Buenos días — dijo tomado una manzana.
— buenos días— respondí.
Nana dejo un plato con comida en frete de mi, y Atlas le saludo con un beso en la frente, Antes de que Nana y Atlas me vieran al mismo tiempo.
Empecé a comer, y Atlas se apoyo en la encimera antes de que empezara a hablar:
— Bueno, anoche Nana y yo hablamos y no hay problema que te quedes durante todo el tiempo que necesites, — Asenti agradecida.
Después Nana hablo — pero hay un problema: los trabajadores sociales.
Siguió Atlas — como dije antes... puedes quedarte el tiempo que necesites y por lo que me cuentas no tienes ningún familiar pero necesitas a alguien de confianza para que sea tu tutor ¿No hay algún familiar cercano a tu familia un conocido tal vez que sea de confianza?
Negué con la cabeza, Nana suspiro y Atlas se aparto un poco y ambos compartieron una mirada de complicidad.
— Mi padre, pero nunca lo conocí.
Atlas masajeo su frente pero fue Nana quien hablo — No te preocupes... te ayudaremos hasta donde podamos.
Me sentí aliviada.
— Se me hace tarde para ir a clase — dijo Atlas antes de irse.
Quede con Nana todo el dia.
Cargue mi teléfono y llame a Piter y le informe lo que paso anoche, me dijo que iría a revisar la casa y me llamaría.
Toda la mañana la pase en el patio trasero, el patio no era muy alejado del bosque se mezclaba con la casa. Esperando la llamada de Piter.
La casa de Atlas era parecida a la mia con la diferencia de los lujos y una gran ampliación de la casa y una gran piscina, perfecta para el verano.
— ¿Como estas? — pregunto Nana caminando hacia mi con una bandeja con unas tazas y una cafetera.
— Bien.
— ¿Segura? — pregunto dejado la bandeja sobre la mesa junto a la piscina.
— No... — dije concentrada en lanzar la pelota a J
— Se lo que se siente perder a alguien. — dijo en tono nostálgico — toma — ofreció una taza de café humeante.
>> Al igual que tu perdí a mis seres más amados, pero logre superarlo— continuo.
— Eso es a lo que le temo — dije en fin — miedo a no poder lograrlo ya perdí a todo lo que me quedaba de familia este año.
— las mejores batallas se ganan cuando se esta perdiendo.
— ¿Que tal si no gano?
— No debes apresurarte, — dijo tomado un sorbo de café. — en fin y al cabo uno va sanado con el tiempo.
— Si lo se...
— En vez de adelantarte puedes buscar lo bueno de cada momento, ya sea el peor.
— ¿Que puedo buscar de una muerte?
— Un inicio. — dijo y me regaló una sonrisa — puedes iniciar desde cero.
— Ese era el plan con Ryan, después de la muerte de mamá me mude con el por qué ese era el plan: iniciar una nueva vida.
— Aveces iniciar desde cero es mucho más complicado de lo que creés. — le dio un vistazo a J — Y creen que se de lo hablo cuando digo que iniciar una vida es más difícil de lo que crees, puedes sufrir mucho mas si te apegas a tu vida pasada, es mucho mas facil iniciar una vida sin recuerdos. Por eso cuando nacemos debemos aprender a caminar antes de correr...
— Los caminos fáciles no siempre son la mejor salida. — comente y Nana me sonrió.
Mi teléfono sonó en ese momento era Piter.
Abrí la llamada — ¿Alo?
— ¿Luna?
— Si, dime.
— Escucha ¿donde estas? ¿Puedes venir a tu casa?
— eh... si.
—Ok, ven lo antes posible — dijo antes de colgar la llamada.
Sentí la brisa fría de octubre en mi rostro, y un escalofrío recorrió mi columna...
No quería volver a esa casa por alguna razón...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro