CAPITULO 03
MINUTOS DESPUÉS
—¿Ya me puedes bajar? —pregunté un poco más calmada, después de varios minutos caminando, pero con el cabello revuelto por la furia de Ares desatada
—¿Te calmaste?
—Supongo —respondí a secas
El chico se detuvo a mitad de un pasillo y me dejó bajar, acomodé mi cabello y lo observé con mi mejor cara de culo. Este hizo lo mismo, pero empezó a caminar en la misma dirección en que iba.
—¿Quién coño te crees para cargarme y crear más espectáculo del que ya había? —pregunté siguiéndole el paso
El muy desgraciado da un paso y yo doy dos, la gente alta no entiende que los enanos como yo tenemos que caminar el doble a su lado. El caminaba con pasos apresurados y yo estaba corriendo a su lado.
Él no responde y ni siquiera me observa, eso me molestó de nuevo.
—¿Se te olvidó hablar? —pregunté sarcástica tomándolo del hombro y deteniéndolo de manera brusca.
Me miró fijamente con cierto enojo, su mirada es oscura, fría, cínica. Mi piel se erizó ante la energía que emanaba. Quería hacer miles de quejas pero no podía producir ninguna palabra.
Silencio.
—¿Ahora quien no puede hablar? —preguntó con ironía
—Estoy esperado a que me respondas por qué me cargaste y me hiciste quedar en ridículo ante todos —refuté con astucia
—¿Ridículo? —frunció el ceño confundido
—Si
—En ridículo hubieras quedado si hubieras golpeado a Stella… —dijo como si fuera lo obvio. —Te estaba provocando a propósito
—¿Y por qué? —pregunté molesta y buscando una explicación a todo.
—¿Y que mierda sé yo? —bufó con fastidio. —¿No sabes quién es ella?
—Yo.. si...
Él me interrumpió —¿Tú qué? Eres nueva en el pueblo y te aseguro que no todos van a ser tus amigos, no sé cual sea la costumbre de donde vengas, pero en Smallblue las cosas son muy distintas... Y hay muchas más personas iguales o peores que Stella en este desastre de pueblo… —sonó la campana, anunciando el final del descanso.
—¿Y tú eres el ejemplo de eso verdad? —pregunté arqueando mi ceja para observarlo de reojo, ignorando el sonido de la campana. —Un cliché ¿No crees?
Su falta de respeto ya me estaba hartando.
—No. —empezó a caminar y desapareció entre los muchos estudiantes que ya llenaban el pasillo.
Me quedé de pie en medio del lugar pensando en todo lo que acababa de pasar, y la voz de Karol me sacó de mi burbuja mental.
—¿Qué sucede? —preguntó al verme con mis brazos cruzados
—Nada… —respondí calmada
Caminamos juntas al salón de química, algo tarde, lo suficiente para preocuparme un poco. Al llegar a la puerta del laboratorio estaba él acercándose a mí de nuevo.
Karol me decía algo pero no entendía lo que me estaba hablando, y no. No estoy hipnotizada por alguna flecha de cupido.
Es un idiota, y eso es todo.
—¿Ahora me acosas? —pregunté cuando él se detuvo a un lado de la puerta
—No eres la única que estudias aquí. —abrió la puerta y...
—Llegan tarde señor Russo y señoritas Blue y... —habló el profesor, un anciano ya casi llegando al retiro, seguro. Su piel trigueña y su bata de laboratorio.
—Hiddelston—confirmé de mala gana.
—Espero que no se vuelva a repetir —dijo el profesor dirigiéndose a los nuevos integrantes.
Me senté junto a Karol en una mesa al final del salón, la cual se hallaba cerca de la ventana y sobre esta había unos tubos de ensayo con algunos químicos en su interior. Todos se colocaron unas batas y lentes protectores.
El idiota se sienta al otro extremo junto a Fred.
—¿De dónde conoces a Atlas? —me preguntó Karol con un tono de voz audible para solo nosotras
—¿Quién? —pregunté confundida
Ella suspiró —Atlas. —repitió con pereza
—Ah… ¿no supiste? Me cargó en frente de todos en la cafetería por que según él Stella —volví mi mirada a mi cuaderno y a tomar apuntes de la clase, bloqueando los recuerdos del lago y de la cafetería.
—No frecuento ir a la cafetería —explicó y continuó —Que raro… —dijo como si estuviera pensando en voz alta. Volví la mirada a la de ella y ella parecía estar confundida al igual que yo
—¿Qué es raro?
Ella suspiró y dudó en si seguía hablando hasta que se decidió. Después de unos minutos dijo —Que Atlas hiciera eso… Atlas es el mejor amigo de Fred. Él es extraño, diría que deja la palabra “extraña” rara.
Suspiré y volví a mi cuaderno buscando la manera de relajarme un poco —Da igual… ya pasó
UNA SEMANA DESPUÉS.
Estábamos Karol y yo en la última clase de la semana. Ya había pasado casi una semana desde que llegué a Smallblue. La semana pasó volando y todo este tiempo sirvió para conocer un poco más a Karol, quien resultó ser muy distinta a todos. Es de ese tipo de personas que te hacía sentir cómoda sin mucho esfuerzo, sin mencionar que le gustaba escribir y leer. Confirmé que Fred si era su hermano.
No había visto de nuevo a Stella y le daba gracias a dios por eso. Si se volvía a meter conmigo iba a ser la última vez, y acerca de Atlas... solo lo había visto por los pasillos, apenas habíamos cruzado algunas miradas muy incómodas e irritantes por alguna razón.
Karol hablaba pero no la entendía, estaba pensando en que haré este fin de semana, hasta que una frase hizo que volviera en sí. —Deberías leer este libro. —sugirió ella entregándome el mismo
—Está bien —tomé el libro y lo guardé en mi bolso, en ese momento sonó la campana y salimos
Sin darme cuenta ya estábamos caminando por los pasillos juntas. Hubo un momento de silencio entre nosotras, pero el silencio fue roto por la pelinegra —Debes tener cuidado —su rostro amable, gentil e inocente cambió por uno triste a pasos de llegar a la salida
—¿Qué? —pregunté para confirmar lo que decía —¿A qué te refieres?
Ella siguió caminando pero con la mirada baja —Solo ten cuidado... Aquí todos son hipócritas.
—No lo entiendo —fruncí el ceño
—No debes entenderlo —habló triste —Solo debes conocer bien que hacer con las personas de aquí para aprender a vivir en paz —llegamos a la puerta y ella la abre
Fred se hallaba al otro lado, sentado en las escaleras de espalda hacia nosotros. Caminamos hacia él.
Última clase de la semana... Llevaba consigo un hermoso regalo, el fin de semana.
Lo único que confirmé de lo que decían los habitantes de este pueblo —Refiriéndome a Karol —es que no había muchos lugares en los que entretenerte.
Si, Smallblue es un pueblo muy arcaico para mi gusto. Mi único entretenimiento en este lugar era la secundaria, aunque fuera un infierno resultaba mejor que estar todo el día encerrada en casa.
Nos acercamos a Fred —¿Dónde estabas pequeña? —preguntó Fred a Karol —Hola Luna —sonrió e hizo un gesto con la mano animada
—Estábamos en la clase de literatura —dijo Karol sobando su nuca
Fred se acercó a Karol y la tomó del brazo entrelazándolos, me miró. —¿Tienen planes para esta noche? —preguntó Fred de la nada observándonos, Karol me miró luego su mirada gira y se clava en el suelo
—Hoy es noche de cena en familia —dijo Karol fría y sin ánimos
No pude evitar sentir un hormigueo en mi estómago y ganas de vomitar de repente, respondí algo por compromiso —Planeo empezar a leer un libro hoy —mentira solo quería ver alguna película y quedarme dormida
Fred ríe —Que deprimente —,caminó hasta quedar de frente a la espalda de Karol y después abrazarla
Karol recibió el abrazo acariciando las manos de Fred sobre su hombro, ella descansó su cabeza sobre uno de sus hombros y me miró —Hoy habrá una pequeña fiesta en el lago Blue ¿por qué no vienes Luna? —Karol levantó su rostro extrañada
—Tendría que hablar con mi tío —dije y ahora fuí yo quien bajó la mirada, no puedo evitar sentirme incómoda
Las únicas fiestas a las que he ido son a las de mi propia familia, en su mayoría en hospitales.
—Maravilloso —Fred palmeó el hombro de Karol, se separó de ella y caminó a mi lado, sonriente. —En todo caso hay un plan B claro —lo dijo natural y sin preocupación alguna, moviendo un poco su cabeza
—¿Según tú cuál es ese plan B? —Karol habló después de unos minutos en silencio
Giré mi rostro para verla al mismo tiempo que Fred. Karol parecía estar igual de incómoda que yo, su mirada triste y sus hombros caídos, su postura es distinta.
—Esperar a que su tío se duerma y salir por la puerta de atrás o en otro caso puede ser una ventana —dijo como si fuera algo obvio. Lo cual en cierto sentido lo era, pero no para mí, yo nunca me había escapado ni siquiera he ido alguna fiesta con chicos de mi edad. —No empieces con tus actuaciones de la niña buena Karol, todos lo hemos hecho alguna vez —dijo como sí yo no estuviera aquí
—Enser... —Karol levantó un poco su voz pero la interrumpí
—Yo nunca me he escapado —dije nerviosa —Ni siquiera he ido a una fiesta
Fred volteó su cara hacia mí como si hubiera hecho algo peor que el diablo. —Bueno Luna hoy será tu primera vez... —me sonrojé y una pequeña sonrisa se marcó en mí bajando la mirada
Karol interrumpió y Fred volteó a verlo —Hoy no será la primera vez de nadie. —dijo firme
—No es tu decisión Karol, es la de Luna y ya esta debe saber lo que es bueno y malo, es su decisión —Fred se tensa y una voz fría sale de él —Hoy voy a una fiesta y si ella quiere ir es su decisión, no la puedes cohibir de disfrutar un buen rato
El ambiente cambió la tensión sobre nosotros era palpable, pesada e inaguantable percibida por mí. No soportaba estar así de incómoda por este tipo de razones.
—Fred de ni... —Karol fue interrumpida de nuevo por Fred
—No es tu decisión Karol —la frialdad en la voz de Fred erizó mi piel. Él desvío la mirada de Karol y la posó en mí —Tú decides Luna
Hubo silencio por unos segundos esperando alguna respuesta de mi parte: —Está bien... Iré —dije sin ganas, porque no las tenía para ir
Y si lo sabía... pero no quería ser la aguafiestas que nunca tiene vida social. Se supone que vine a Smallblue hacer mi vida desde cero esta era una oportunidad de adaptarme.
—Ok —Fred sonrío y caminó hacia Karol, quien estaba con el ceño fruncido y la vista fría hacia él. —No te amargues pequeña rata hay que darle una bienvenida decente a Luna en este desastre de pueblo —palmeó el hombro de Karol
—Está bien —aceptó Karol a regañadientes. —Ya va anochecer deberíamos irnos
Karol empezó a bajar las escaleras —Ven Luna Fred nos llevará —Fred caminó y Karol le siguió
Era extraño que Ryan no viniera por mí, pero solía ocuparse con el trabajo.
Segun él ser abogado implicaba estar todo el tiempo ocupado o leyendo ya que ese es el trabajo que ponía un plato de comida sobre la mesa.
Llegamos al estacionamiento y Fred subió a una camioneta muy lujosa; negra con vidrios oscuros. Karol subió de copiloto y me quedé de pie a una distancia analizando todo.
Es curiosa la relación entre ellos dos, y la personalidad de Fred hace un momento, uno no terminaba de conocer por completo a las personas. La manera en que Karol lo enfrentaba me parecía curioso.
La camioneta se puso en marcha y se detuvo en frente de mí. El vidrio del piloto bajó pero es la copiloto quien habla —Ven sube —dudé en hacerlo mas me decidí y lo hice. Nunca antes había subido a un auto como este, asientos de cuero rojo destacaban dentro de el al igual que las luces del mismo color.
Fred arrancó después de darle la dirección de mi casa y el camino pasó en un silencio eterno; Karol en su teléfono y yo observando el camino pasar, la misma tensión volvía al ambiente.
Ver los arboles pasar es mi método de distraerme de este momento tan incómodo entre hermanos.
Me hubiera gustado haber tenido algún hermano o hermana, sin embargo recuerdo que mamá siempre me contaba de como mi padre le rompió el corazón.
Pero no me importaba, estuve la mayoría del tiempo sola y prefería seguir estando así. No necesitaba a nadie para sentirme querida, aunque me hubiera gustado haber conocido a mi padre también sentía un poco de rencor por todo lo que hizo.
El milagro del día: Fred detuvo el auto en frente de mi casa después de todo el trayecto en un incómodo silencio, Karol rompió el silencio —Vendremos por tí en unas horas —giró a verme y abrió la puerta del auto
—Envías un mensaje si hay que usar el plan B.— dijo Fred sonriente
—Ok —finjí estar emocionada y bajé del auto.
Entrar a casa y ver a Ryan viendo un documental con un tazón de palomitas en la oscuridad me recuerda lo negativo que puede llegar a ser, no es el tío amable y dulce que recordaba de pequeña. Desde que mamá murió y me mudé con él... puedo decir que mis recuerdos me traicionaron; el hombre dulce, amable y juguetón había cambiado por uno muy reservado.
Me acerqué a él y dejé mi mochila tirada en el piso junto a la puerta. —Pensé que tardarías un poco más en regresar ¿Tomaste el bus? —preguntó sin apartar su mirada del televisor
Suspiro y pienso rápido. En como lo iba a decir y la tonalidad que utilizaré —No, en realidad Fred y Karol me dieron un aventón ya que no fuiste por mí... —pausé un poco —Y me han invitado a una pequeña fiesta esta noche...
¿Por qué al ser incómodo algo tenía síntomas de que le estaba confesando mi mayor pecado? Estoy pidiendo su autorización no es para tanto... Era la primera vez que le pedía ir a una no debe ser tan malo y amargado.
—Está bien —dijo rápido y seguro llevando una palomita a su boca sin apartar la mirada del televisor
No lo podía creer...
Me acerqué aún más y quedé de frente a él, bloqueando la luz del televisor —¿Está bien? —pregunté de nuevo para verificar su respuesta tan despreocupada y natural
Movió su cabeza un lado buscando ver de nuevo la caja de luz —Si... —se empezó a irritar —¿Necesitas que te lleve?
Me aparté del camino dejándolo continuar viendo su documental, aún anonadada sobre su respuesta —O sea que estás de acuerdo —Ryan me oteó por un momento confundido masticando otra palomita
—Si, eres joven, eres nueva en el pueblo debes relacionarte por lo menos con una mosca —mordió su palomita y el crujido fue apenas audible en el lugar
Suspiré —Ok —¿dijo una mosca?
Me marché de ahí como corcho de champagne antes que cambiara de opinión.
Después de cambiarme, ponerme cómoda y de una charla sobre información de la fiesta (Lugar, quien irá, y a que hora regresaré) Ryan quedó de nuevo en el sofá. Fuí hacia a la puerta al escuchar el claxon de un auto, J me persiguió y lo detuve para que no se escapara —Irás a la próxima ¿sí? —me dió una mirada triste y le dí un poco de cariño antes de salir —¿Quién es el más consentido? —le pregunté acariciando su cuello
Mi tío habló desde la distancia con algo de sarcasmo y burla mezclada —Es un perro no un novio...
Auch eso duele un poco.
J no es solo un perro era uno de los recuerdos felices que tengo de mamá.
Escuché de nuevo el mismo claxon y me despidí de Ryan y de J antes de salir por la puerta principal, arreglando un pequeño bolso de mano discreto y cómodo.
La misma camioneta que me trajo hace unas horas se hallaba en el mismo lugar en que la ví por última vez esperando por mí.
Una parte de mí deseaba ir y convivir, sentirme más relajada como cualquier otro. La otra parte tenía miedo de ser rechazada de nuevo. Si lo sé, ser la chica nueva no es nada fácil, y este pueblo al parecer tampoco ayudaba en nada, es en realidad lo contrario.
Caminé a la camioneta tratando de mantener la mayor seguridad posible, esperaba estar bien vestida para la ocasión y poder calmar esa nueva tensión entre mis nuevos compañeros de clases y amigos.
Le eché un vistazo al cielo antes de subir a la camioneta. La luna estaba creciente y las estrellas apenas visibles por tantas nubes oscuras por el frío de la noche.
Debí decir que no y ver una película de Harry Potter por que en este punto todo empezó a salir de control y cambiar en mi vida.
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