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Capítulo 3

—¿Seokjin? —dice el tipo alto de cabello castaño y lentes, con la misma voz que conoce de hace semanas. Pero el rostro no coincide con las fotos.

—¡Sorpresa! —dicen las demás voces, Jin las escucha sofocadas gracias a sus pensamientos.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con pánico el hombre que responde al nombre de Namjoon.

—¡Te sorprende para navidad! —responde la abuela June con obviedad.

Seokjin no sabe qué decir. Está más sorprendido que los demás en la habitación. Mira al tipo frente a él de arriba a abajo, creyendo que tal vez vio mal y de verdad es el Namjoon de las fotos. Pero no, la realidad le cae como un balde de agua fría.

—Yo... —Carraspea para que su voz salga—. Olvidé mis maletas afuera, así que... —Logra terminar, dándoles la espalda y apresurandose a salir de ahí.

—Namjoon, ayúdalo con las maletas.

El nombrado atraviesa la estancia corriendo para seguir al rubio afuera de la casa.

—Buen trabajo, hijo —le dice su padre en voz baja, dándole una sonrisa orgullosa. Namjoon sólo puede sonreír mientras siente una punzada en su pecho.

Logra alcanzar a Seokjin cuando apenas está bajando las escaleras del porche.

—No, esto no puede estar pasando. —Lo oye decirse a sí mismo, agitando las manos a sus lados.

—¡Puedo explicarlo!

Seokjin se detiene y se gira.

—¡No entiendo! —Su tono histérico hace casi resbalar a Namjoon en el asfalto congelado—. Hablamos. Me aseguré y... ¡La foto! Tenía mi nombre, decía "Bye, Jin" —explica, más para sí mismo, queriendo encontrarle una lógica a todo esto.

—Soy bueno en el photoshop. —Es lo único que responde Namjoon, manteniendo su distancia con una mezcla de precaución y vergüenza.

—¡Por el amor de Dios!

—Ok Jin, cálmate. Toma un respiro...

—¡Cállate!

Seokjin, furioso, mira el jardín buscando algo que le sirva de arma improvisada, reparando en el nacimiento tamaño real y el bebé que hay en él.

—¡El niño Jesús no! —exclama el castaño, pero Seokjin es más rápido y lo toma, camina con pisadas fuertes hasta estar frente a él y lo golpea en el hombro con la figura de plástico.

—¡¿Qué clase de psicópata crea un perfil falso —otro golpe— y tiene una relación falsa por internet?! —Otro golpe con más intensidad.

Namjoon se cubre con sus brazos y retrocede unos pasos.

—¿Qué clase de psicópata toma un avión y aparece sorpresivamente en casa de alguien? —dice, intentando defenderse.

—¡Dijiste, y cito, "ojalá estuvieras conmigo para navidad"!

—Pero eso es sólo una forma de decir las cosas. Como "tu bebé es lindo" o "mi dieta comienza mañana". ¡Todos lo saben! Bueno, al parecer no todos —se excusa, aún asustado de Seokjin.

El rubio vuelve a alzar el niño Jesús para apuntar a Namjoon con él.

—¿Estás insinuando que esto es mi culpa?

—Nadie está culpando a nadie, ¿sí? —responde, intentando tranquilizar el asunto con un gesto de manos—. Creo que lo entiendo, jamás tuviste una relación a distancia y estás sorprendido...

—¡Claro que sí! En la universidad salí con un tipo que vivía en Beijing. —Namjoon hace todo lo posible por no reírse—. ¿Cómo pudiste mentirme? Me gustabas mucho.

El tono dolido que utiliza hace que Namjoon se sienta peor. No sólo le gustó por primera vez a alguien sino que ahora lo arruina todo.

—Lo lamento, no quería que llegara tan lejos —dice con voz calmada—. ¿Podemos entrar y...?

—¡No! ¡No voy a entrar! No iré a ningún lado contigo. No quiero verte nunca más, ¿entiendes? ¡Nunca!

El rubio comienza a alejarse de él, enfadado, aún con la figura de plástico en la mano.

—Ni siquiera sabes a dónde vas, Jin.

—¡El niño Jesús guiará el camino!

Lo ve perderse entre las luces de las demás casas.

Namjoon se queda ahí, de pie en el frío, deseando poder cambiar las cosas y nunca haber mandado ese mensaje o siquiera comenzar a hablar con Seokjin. Se siente avergonzado de sí mismo, patético, solo, exasperado. No sabe qué hacer.

...

Seokjin considera la idea de regresar al aeropuerto y tomar el primer avión de regreso a Incheon pero recuerda que su maleta se perdió y debe esperar a que el aeropuerto lo contacte. Se apega más al plan de hospedarse en un hotel por unos días y luego regresar, con su equipaje completo, a encarar a Yoongi y darle esa cita desastrosa que tanto quiere, acabando con su orgullo.

Sin saber realmente a donde lo dirigen sus pies, se pierde entre las casas adornadas hasta llegar a una calle con negocios abiertos.

Entra en el primer bar que encuentra, uno no muy llamativo y un poco vacío. Deja la figura de plástico afuera del local, sin importarle lo que le suceda. El lugar no es muy grande y sus paredes cafés le dan un aspecto hogareño, hay adornos de navidad aunque las protagonistas del lugar son unas luces neón; también hay unas cuantas mesas de madera. Al parecer el bar tiene un karaoke, pues una chica está cantando Jingle Bells Rock arriba de un templete, con voz desentonada. Pero Seokjin no le presta atención y camina directo a la barra. Tiene un huracán de emociones que no logra nombrar. Quisiera llorar pero la rabia se lo impide y a la vez su corazón roto lo inunda de tristeza. Se siente terrible.

En serio confió en Namjoon —si es que es su verdadero nombre—, ¿por qué siempre tenían que pasarle puras desgracias con los hombres? Todo lo que había planeado se fue a la mierda en un par de segundos. Quiere pensar en cómo reaccionarán Hoseok y Yoongi para distraerse de su corazón roto, pero lo que diría Yoongi lo pone aún más triste. Suspira. Después de pedir un trago y terminarlo casi al instante, juega con el vaso de vidrio por unos segundos antes de pedirle al bartender que lo vuelva a llenar. ¿Debería emborracharme? No, me vería aún más patético.

Al no haber muchas personas en el local, Jin puede escuchar perfectamente la conversación que están teniendo unos tipos sentados al lado.

—Y Shinhye me pregunta "¿Preferirías tener mejor memoria o un pene más grande?"

—¿Y qué le respondiste?

—No lo recuerdo.

Imbéciles, piensa Seokjin cuando se ríen como si en verdad fuera un buen chiste.

El bartender le da su vaso lleno y Seokjin lo toma, mira alrededor para distraerse un poco. Sus ojos desinteresados ven a la chica que acaba de desafinar el coro de la canción y luego su atención va a la entrada, donde alguien grita.

—¡Feliz noche a todos!

Y ahí está Namjoon. El Namjoon que él conoce. El chico de las fotos, que tiene una pequeña cicatriz en la mejilla y el cabello negro, ahora aplastado por un gorrito. Entra al establecimiento saludando a unos cuantos clientes y esquivando las mesas para pasar junto a él y sentarse con los imbéciles de hace un momento.

—¡Junkgook, por fin llegas! —dice uno de ellos, abrazándolo por los hombros. Seokjin aparta la mirada pero sigue escuchando con disimulo.

—Vamos a pedir un Triple Sec de naranja y dos de kiwi.

Da un último vistazo para asegurarse de que no está alucinando y en verdad es él, el hombre de sus sueños. Cuando ve cómo sonríe, no le queda duda. Entonces Jin sale disparado en busca del baño, con su celular en la mano. los dos cubículos están vacíos, así que entra a uno y se sienta en la taza. Desbloquea su teléfono, busca su contacto más frecuente y marca, sin obtener respuesta inmediata.

—Vamos, Hoseok, responde el teléfono.

Mientras espera en la línea trata de organizar su cabeza y sus sentimientos.

Por favor dime que me llamas desde su baño luego del orgasmo más intenso de tu vida —dice su amigo, luego de 6 timbres, con voz animada.

—Es difícil tener un orgasmo cuando has sido engañado.

¿Qué?

—Así es. ¿Sabes qué es el catfish? Pues eso me hizo él.

¿Qué? —repite.

—En resumen, Namjoon usó fotos de alguien más en Tinder; me enamoró, insinuó que quería conocerme y cuando llegué a su casa no era él. ¡Era otra persona completamente distinta! Así que le dije que no lo quería volver a ver y entré a un bar y, ¿adivina qué? ¡Aquí está el chico de las fotos! —habla Seokjin rápidamente.

Del otro lado de la línea no se oye nada por unos segundos, como si Hobi lo estuviera procesando.

Ok, ok. Ya lo capté. ¿El tipo existe y está ahí?

—Síp.

Eso no es una coincidencia. Es una señal de Dios. Deberías intentar hablarle. —De nuevo usa su tono de experto, como si supiera lo que está haciendo. Jin casi se lo imagina asintiendo la cabeza—. Eres un 6 en Incheon, o sea, un 10 en Namhae.

—¿Qué?

Te lo debes a tí y a tus 4000 kilómetros. Así que yo digo que lo intentes. ¿Qué tienes qué perder?

Seokjin suspira antes de responder.

—¿La última micropartícula de orgullo y respeto?

Eso ya no existe. Además, piensa en la columna que escribirías. Dios mío, Yoongi se comería sus palabras —dice, bastante emocionado por su propio consejo—. Vas a ir. Vas a hablar con él. Harás que ese hombre de ensueño te vea. ¡Tú puedes! Te llamaré después.

Para el momento que cuelga, Jin ya está convencido. Asiente varias veces antes de salir del cubículo con toda la valentía que tiene. Como mencionó Hobi, ya no tiene nada que perder. Además, se merece eso después de todas las desgracias que le pasaron.

Afuera, la misma mujer está cantando otra canción navideña con el mismo tono desafinado. Él se apresura a la barra donde el bartender le sirve dos vasos de un cóctel a unas chicas y él los toma antes de que ellas puedan.

—Perdón, los necesito más que ustedes.

Bebe ambos de un sólo trago. Y se da a sí mismo palabras de aliento para no acobardarse.

El líquido le irrita ligeramente la garganta, haciéndolo carraspear mientras camina al karaoke donde escribe su canción en un papel y se lo da un señor que tiene un gorrito de Santa Claus.

Tose unas cuantas veces más.

—¿Qué tenemos aquí? —El hombre lee el título y lo mira con una ceja alzada—. Esto es un karaoke navideño, chico.

—Sólo ponla, por favor —dice, tosiendo.

El ardor en su garganta lo acompaña cuando sube al escenario improvisado y toma el micrófono. Se posiciona en el centro, dándole la espalda al público.

—A continuación tenemos a Seokjin cantando su idea de canción navideña —dice el hombre en su micrófono y luego pone la canción.

Los primeros acordes hacen que el público voltee al escenario con interés, incluyendo al falso Namjoon.

Mientras tanto, el verdadero Namjoon entra al bar luego de encontrar la figura del niño Jesús en la puerta de este. Realmente no sabe qué hará para arreglar las cosas con Seokjin pero lo menos que puede hacer es saber dónde está y evitar que se pierda en una ciudad que no conoce. Aunque tampoco es tan grande que digamos, pero sabe la mala orientación que tiene Jin y no quiere que termine perdido.

Namjoon se dirige a la barra donde encuentra el bolso que traía Jin hace un momento. Se pone de puntillas para buscarlo con la mirada pero por la oscuridad y las luces neón le es difícil enfocar la mirada, tal vez necesite hacerse un nuevo examen de la vista. Está empezando a asustarse hasta que escucha el nombre de Seokjin por el micrófono. Luego empieza a sonar Bad Romance de Lady Gaga y ahí está Jin, de espaldas al público y encima del estúpido escenario improvisado, preparándose para cantar.

—Santo niño Jesús —exclama al oír a la gente entusiasmada cantar junto a él las primeras líneas de la canción.

Lo que sucede a continuación a Namjoon le parece sacado de una mala comedia romántica: por alguna razón el rostro de Seokjin está completamente hinchado, rojo e irreconocible y él no es consciente de esto porque su voz sale perfectamente estable mientras intenta verse sexy con movimientos que acompañan el ritmo de la canción. Los demás clientes del bar incluido Jungkook, parecen haberse puesto de acuerdo para no mostrar su desconcierto por el rostro de Seokjin y sólo le siguen el juego aplaudiendo y cantando al unísono.

Seokjin baja del escenario, camina entre las personas hacia la mesa donde está sentado el hombre de sus sueños y comienza a cantar muy cerca suyo y de manera provocativa.

Desde su lugar en el fondo del bar, Namjoon puede ver que Jungkook está asustado pero es demasiado educado para demostrarlo y prefiere no mirar directamente a Seokjin, que se le acerca tanto que parece que lo va a besar. Pero esto sólo dura unos segundos más porque el rubio pone una expresión como si hubiera visto un fantasma, o tal vez vio su propio reflejo en un espejo que está colgado en la pared, y sale corriendo del escenario, avergonzado, cubriéndose el rostro con la mano y chocando con algunas personas. Namjoon lo ve salir del establecimiento justo cuando Jungkook comienza a aplaudir con incomodidad, rompiendo el silencio que se formó, seguido por las demás personas. Namjoon no se queda a escuchar como el encargado del karaoke habla sobre lo que acaba de suceder, toma el bolso de Seokjin y se apresura en llegar a la puerta.

Al salir encuentra a Seokjin hincado en la banqueta, tomando puñados de nieve y pegándolos a su rostro.

—Dejaste esto adentro. —Es lo único que Namjoon puede decir, arrodillándose junto a él.

Jin está muy asustado para siquiera molestarse por la presencia de Namjoon, así que sólo balbucea mientras toma más nieve y espera que su alergia no sea tan grave.

—Mierda. Esos tragos debieron tener kiwi —habla con voz áspera y apenas audible. Le arrebata su bolso a Namjoon y comienza a buscar algo dentro de él con desesperación cuando comienza a sentir que se asfixia—. ¿Dónde está?

—¿Qué? —pregunta Namjoon, preocupado.

—¿Dónde está? —repite para sí mismo, aún hurgando en su bolso.

—¿Dónde está qué, Jin?

Seokjin se lleva una mano al pecho y lo mira con pánico. Inhala con trabajo antes de decir "Mi EpiPen" y se desploma en la nieve.

A Namjoon le toma unos segundos darse cuenta de que Jin se ha desmayado, o tal vez muerto, y comienza a buscar lo que sea que es un EpiPen en el bolso.

—¡Mierda!

...

Una luz blanca, cegadora, justo frente a él es lo primero que ve al abrir los ojos. Siente que está recostado sobre una superficie fría y algo incómoda.

—Gracias a Dios no estás muerto. —Suspira Namjoon junto a él. A Seokjin casi le alegra oírlo pero recuerda lo que sucedió hace un rato.

—¿Dónde estoy?

Carraspea al sentir la garganta un poco adolorida.

—En un hospital.

Seokjin se siente aliviado al oír eso. Mira a su alrededor cuando sus ojos se acoplan a la luz y ve algunas repisas con instrumentos quirúrgicos y la radiografía de... ¿un perro? Casi como si le estuvieran respondiendo, escucha ladridos y maullidos en algún lugar.

—¡¿Me trajiste al veterinario?! —exclama, esperando que sea una broma.

—El hospital humano está a 30 minutos y no quería arriesgarme —responde como si no fuera la gran cosa, fastidiando a Jin—. Tranquilo, la doctora Lim es la mejor de la ciudad.

Justo al decir eso, la puerta se abre y aparece una mujer que parece estar ocupada.

—Hola, soy la doctora Lim.

Jin se apoya en sus codos para poder verla y tose un poco.

—Vaya, te ves mucho mejor. ¿No? —El chico asiente a su lado—. Qué bueno que Namjoon te trajo a tiempo porque estabas... —Lleva las manos a su rostro e infla las mejillas, haciendo un sonido con la boca—. Pero estarás bien. Quédate el tiempo que necesites. Te mereces una galleta como premio.

Con eso último se da la vuelta y sale apresurada.

Seokjin no sabe si reír o llorar. Hay un silencio incómodo cuando vuelven a quedar solos dentro del consultorio. Se talla el rostro con una mano, sintiéndolo irritado pero al menos ya no está hinchado.

—Así que conociste al verdadero Jungkook —habla Namjoon, pasándole una botella de agua y una pastilla. Seokjin se endereza para tomarla sin preguntar qué es—. ¿De verdad creíste que el karaoke sexy funcionaría? Esto no es Incheon y Jungkook no es un tipo de Incheon. —Justo ahora, el tono irónico que usa no le parece adorable a Jin, lo hace querer golpearlo—. Chicos y chicas intentan seducirlo a diario y siempre es lo mismo. Si quieres que te note, debes hacer algo diferente.

—Definitivamente me notó —dice con obviedad.

—La verdad, tu cara estaba tan hinchada que parecías Chucky. Dudo que te reconozca...

—Como sea —lo interrumpe para que deje de dañar su orgullo—. No sé nada de él.

—Pero yo sí. —Acomoda sus lentes como si fuera a hablar de un tema muy importante—. No sólo fuimos mejores amigos hasta la preparatoria, sino que fingí ser él durante las últimas semanas.

Seokjin rueda los ojos ante eso.

—Idiota. ¿Y luego?

—Pues que conozco a Jungkook mejor que él mismo. Y puedo ayudarte a conquistarlo.

El rubio lo mira por un momento, incrédulo. Namjoon está ligeramente inclinado hacia enfrente y juega con sus dedos con nerviosismo. Es alto, casi tanto como Seokjin y su apariencia es todo lo contrario a Jungkook: tiene el cabello castaño, maltratado y despeinado por el gorrito que traía, usa lentes delgados, su piel es ligeramente más morena y tiene un aspecto torpe.

—¿Por qué lo harías?

—Tal vez si yo te ayudo con eso tú me devolverías el favor. —Namjoon baja la vista al suelo luego de decir eso y Seokjin ya está imaginándose lo peor.

—¡No voy a tener sexo contigo! —dice ofendido. Se incorpora completamente, listo para tomar sus cosas e irse pero están justo detrás del castaño.

—No, eso no es a lo que me refiero —responde, tratando de ocultar su decepción—. Pensé que tal vez podrías... fingir ser mi novio...

—Uh, ¿por qué?

—¿Viste cómo me miraron mis padres cuando creyeron que estábamos juntos? —Continúa jugando con sus dedos y mira a cualquier lado menos a Jin.

—Estás loco.

Se estira para alcanzar su bolso y celular cuando Namjoon se mueve a un lado. En seguida toma su espejo de mano para comprobar que, efectivamente, tiene el rostro aún rojo y el poco maquillaje que estaba usando está corrido, haciéndolo ver aún peor.

—Ser visto contigo sería una gran victoria. Digo, mírate... —Hace un gesto con las manos hacia Jin, que está frente a él con las piernas colgando de la camilla, arreglando su cabello lo mejor que puede—. Sólo pido unos días. Luego fingimos una ruptura y te libras de mí para siempre —explica, queriendo sonar convincente.

Antes de que Jin pueda considerarlo si quiera, su celular timbra con un mensaje de Yoongi que dice "Quiero esa columna lo antes posible".

Suelta un suspiro de frustración, mirando hacia adelante. Namjoon tiene las manos juntas frente a sí como si le estuviera suplicando y tiene una expresión de preocupación.

Seokjin no sabe si es la presión por demostrarle a Yoongi que su vida amorosa no siempre será mala, el querer conquistar a Jungkook o el tono de esa voz de la que se enamoró, pero accede.

—¿Me ayudarás con Jungkook?

—¡Sí! Estarán enamorados para Año Nuevo —dice con felicidad, el rubio piensa que en cualquier momento lo va a abrazar, pero eso no pasa.

Todo sea por esa columna, se dice Jin para convencerse de que no es tan miserable como lo parece.

...

El camino de regreso a la casa se sintió tan frío como cuando recién bajó del avión y en cierto punto Namjoon tuvo que darle su gorrito y bufanda a la fuerza porque parecía que se iba a congelar. El orgullo de Jin sólo soportó unos minutos hasta que sintió que sus orejas se le iban a caer y sus dedos ya no reaccionaban, entonces aceptó las prendas, sólo porque no quería estar enfermo cuando conociera a Jungkook.

Al ser de madrugada, las únicas luces que seguían encendidas en la casa eran las que decoraban la fachada. Entraron por la puerta trasera para no despertar a su familia. Seokjin no está muy seguro de porqué Namjoon duerme en el sótano pero no le interesa saber.

—Bienvenido a mi cueva —dice cuando bajan las escaleras al sótano. El lugar es amplio, como si fuera un pequeño departamento—. Aquí es donde la magia sucede. Bueno, sólo es un decir. En realidad no ha sucedido nada de magia pero... —Namjoon camina hacia el centro del lugar y Seokjin debe cuidar donde pisa porque hay ropa tirada en suelo, botellas vacías, hojas de papel arrugadas y empaques de comida por doquier—. Hay una lavadora, un baño, una consola de videojuegos...

—Me gusta lo que has hecho con el lugar —dice, luego de tropezar con una botella de cerveza.

—Bueno, es temporal, ¿sabes? Mi departamento sigue en construcción. Sufrió algunos daños por humo, así que...

Seokjin mira alrededor. Además de la cama destendida hay unas sillas y un sofá viejo que simulan ser una sala de estar con una pantalla enfrente, un escritorio con una computadora, un clóset y una pared llena de plantas en repisas y en macetas colgando del techo que parece ser el único rincón limpio y ordenado del lugar. Casi puede ver una línea divisoria entre el desastre del suelo y ese pequeño espacio en la pared.

—En fin, buenas noches —habla Namjoon detrás suyo—. Ponte cómodo.

Se gira, encontrándolo ya en la cama, con la misma ropa, recostado sobre las sábanas destendidas.

Seokjin quiere reír de lo patética que es la situación.

—No. Tú al piso. Ahora —le ordena, acercándose a la cama. Namjoon lo mira desde abajo, aún acostado.

—Este es el único colchón ortopédico y tengo problemas de espalda...

—No me importa si esta cama es lo único que te evita la parálisis total. No vamos a compartir.

—¿Y si ponemos almohadas en medio?

—No.

—¿Y si pongo la cabeza hacia allá y tú...?

—Sigue siendo un no.

El castaño lo mira antes de rodar sobre las sábanas y caer al suelo. Seokjin suspira para mantener la calma y comienza a quitarse el gorrito y la bufanda, dándole la espalda al sentarse en la orilla de la cama.

—Sabes, deberíamos mencionar al elefante gigante que está entre nosotros. Sabías que en algún momento nos íbamos a conocer.

—Mi intención no era engañarte. Sólo sucedió.

—¿"Sólo sucedió"? —gira su torso para encararlo. Namjoon está tomando una almohada y una cobija de la cama.

—Tuve mi perfil real por un año y adivina cuántos matches tuve. —Jin lo mira sin expresión alguna—. Tres. Y uno de ellos era mi antigua profesora de Inglés. Tiene 70 años y usa un marcapasos. Tener sexo con ella literalmente la mataría. Así que, como experimento social, se me ocurrió usar una foto de un chico atractivo y ver qué pasaba. Tuve 85 matches en cinco minutos. Así que, aparentemente, chicas y chicos hay muchos pero ninguno de ellos me quiere a mí.

Namjoon comienza a acomodar la cobija en el suelo cuando termina de hablar.

—¿En serio esperas que sienta compasión por tí? No hay palabras para lo que hiciste.

—Bueno, yo...

—¡No hay palabras! —El castaño alza las manos en señal de paz antes de recostarse en su cama improvisada—. Pero un trato es un trato, así que...

Seokjin busca dentro de su bolso algo que pueda usar para dormir pero sólo empacó ropa nueva para ocasiones especiales. Mira una vez más las sábanas destendidas donde hay una pijama doblada con una nota encima que dice "Con cariño de la abuela June".

Se siente aliviado porque al menos no tendrá que usar alguna de sus camisas Thom Browne, pero cuando desdobla la ropa para verla quiere llorar. La playera tiene una frase navideña en doble sentido.

Suspira, rendido. Será solo hasta que tenga mi maleta de vuelta.

...

Al despertar le toma unos segundos recordar dónde está. El lugar está muy alejado del departamento de ensueño en el que imaginaba que viviría Namjoon. Son las diez de la mañana cuando su estómago le recuerda que no ha ingerido comida desde el vuelo. Al menos durmió bastante bien y el impostor no está en la habitación, así que Jin decide salir de la cama a enfrentar su desafortunada realidad.

Yo:

Mira dónde dormí. 🤩

Hobi:
Qué romántico, pasaron la noche en un basurero. 😍
No creí que el Namjoon falso fuera tan mugroso.

Yo:

Cierto, no te he actualizado.Sólo diré que ocurrió algo tan vergonzoso que no lo quiero ni recordar. *cara de sufrimiento*

Hobi:
F.
Pues yo dormí muy bien, gracias por preguntar.
Mira.

Yo:
Ew.
Dile que lo odio.

Hobi:
Dice que él también.

Puede escuchar voces y risas conforme va subiendo las escaleras. Al abrir la puerta que separa el sótano del resto de la casa se arrepiente de no haberse cambiado la tonta pijama siquiera. Los padres de Namjoon, su abuela y él están en la mesa del comedor desayunando y hablando sobre algo que no comprende. A pasos lentos se acerca hasta que Liz lo ve y lo llama.

—¡SeokJin! Adelante, ven. Acompáñanos a desayunar.

Retrocede unos pasos, pensando en alguna excusa para ir a cambiarse de ropa cuando ve que la mujer incluso se ha maquillado.

—Creo que primero me ducharé. —Se excusa, tallando sus ojos para quitar cualquier lagaña que lo haga ver peor.

Liz lo toma de la muñeca con gentileza, acercándolo a la mesa. Namjoon tiene el cuerpo girado hacia él pero se voltea rápidamente cuando sus miradas chocan.

—Estoy seguro de que te ves bien pero te aviso que no veo una mierda —dice la abuela June cuando Seokjin se sienta en la mesa junto a Namjoon y frente a ella. Se obliga a reír cuando ve que todos lo hacen y pone su mejor cara. No quiere arruinarles el desayuno con su actitud incómoda y molesta pero no puede evitarlo. Ver a Namjoon sólo hace que le duela el estómago.

En la mesa hay platos con fruta picada, jarras de jugo, sándwiches de pollo, rollitos de jamón y mucho tocino, salchichas y rodajas de salami...

Quiere vomitar.

¿En serio tendré que comer sólo fruta?

—Wow. Todo se ve... delicioso.

—Por favor, sírvete lo que quieras. ¿Tocino? ¿Un sándwich? —ofrece el señor Kim a punto de poner una tira de carne en su plato.

—Soy vegetariano —dice a mitad de un bostezo.

—Es vegetariano —habla el castaño al mismo tiempo.

Seokjin mira a Namjoon por un momento, tiene las mejillas rojas y se pone de pie para desaparecer por una puerta de madera.

Jin comienza a poner fruta en su plato y un poco de yogurt con granola encima cuando Namjoon regresa balanceando dos platos en sus manos y los pone frente a él.

—Son sándwiches de pesto con verduras y hotcakes de plátano —habla casi de manera robótica mientras evita su mirada.

—Ah, es por eso que estabas despierto desde temprano e hiciste el super —dice Liz—. Qué lindo es, ¿no?

Por supuesto.

—Eres el primero que hace a Namjoon cocinar por su propia cuenta —añade riendo el señor Kim.

Jin sólo sonríe y pone una mano en el brazo de Namjoon por un breve momento antes de empezar a comer.

—Entonces... ¿A dónde fueron anoche?

—Eh...

—Fuimos al karaoke —responde Namjoon.

—¿Cómo estuvo? —pregunta la abuela June.

—Estuvo... —Se miran por un segundo— intenso. ¿Verdad, Jin?

El mayor lo mira como si quisiera matarlo y Namjoon sólo se alza de hombros.

—Bueno, yo quiero saber cómo se conocieron —pregunta ahora su papá.

—En una aplicación de citas. No es una historia muy interesante —se apresura a contestar el menor—. Sólo escribir, enviar y de repente está sentado aquí a mi lado.

Todos parecen convencidos con eso pero claro que la abuela June no.

—Qué tontería. La gente solía enamorarse con cartas. La pluma es más poderosa que el pene —dice muy convencida.

—¡Abuela!

—Seokjin, ¿qué te llamó la atención de Namjoon? —pregunta, ignorando la advertencia de su nieto.

El nombrado bebe de su jugo de frutas para evitar reír y que se le atore la comida, pone su mejor cara.

—Cielos... ¿por dónde empezar? —Voltea a ver a su novio—. Había tantas cosas increíbles en su perfil. Sus fotos, por ejemplo. Ese cabello, ese físico único. Me dije que era demasiado bueno para ser cierto. —Luego de eso, Liz se estira para apretar un cachete de Namjoon, que aleja su mano avergonzado—. Pero no sólo fueron sus fotos las que me atraparon, también su biografía: "Apasionado por la vida y los exteriores" —dice, fingiendo ilusión.

—¡Vaya, mencionó la tienda! —exclama el señor Kim apuntando al logo de su camisa azul que dice "LOS EXTERIORES" en letras amarillas. Seokjin confundido mira a Namjoon que sólo sonríe y asiente—. Mi padre la abrió hace 50 años y es el negocio familiar desde entonces. La dirijo yo pero Namjoon es vendedor.

—Debe ser fascinante. O sea, todos los viajes que haces. Lo mencionaste también en tu bio.

—Si cuentas ir a comprar comida al super de la esquina, sí, Joon viaja todos los días —dice Liz.

Seokjin ríe para no llorar.

—¡¿El super de la esquina?! Qué gracioso.

Le da unos golpes en la espalda a Namjoon con un poco de fuerza y luego pasa un brazo por sus hombros sólo para apretarlo de manera brusca.

Los demás en la mesa ven la situación muy graciosa porque también ríen hasta que la abuela June comienza a hablar.

—Estuve pensando apuntarme en una aplicación de citas. Mi amiga Dahyun del asilo usa una para personas mayores y ya vió más culos que un banco de iglesia.

—¡Abuela!

Holi

Estoy consciente de que no actualicé en 2 meses, je. Perdón un pero ocurrió una situación en la que no podía estar preocupándome por publicar

Anyway, ya subí la introducción de mi otro fanfic namjin "Moratorium" por si les gusta la mafia, lo vayan a leer 👉🏻👈🏻

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