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Capítulo 2

Namjoonie 💜:
¿Estás libre ahora, precioso?

No realmente. Seokjin está a la mitad de su nueva columna, buscando las palabras exactas para describir lo terrible que fue su cita de hace unos días.

Sonríe con anticipación y toma el celular para responder.

Yo:
Para tí, siempre. 😉

Namjoonie 💜:
Cursi.
Me toca hacer de cenar y ni siquiera sé cocinar.

Yo:
A.
¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

Namjoonie 💜:
Que tú sí sabes hacerlo.
Ayúdame. unu

Yo:
¿Qué obtengo a cambio?

Namjoonie 💜:
Mis nudes que tanto quieres.

Jin siente la cara roja de vergüenza al leer eso. No cree que Namjoon alguna vez deje ese tema de lado.

Namjoonie 💜:
Es broma, no te emociones mucho.
Hablar conmigo por llamada. ¿Qué más puedes pedir? 😉

Yo:
Gracioso.

Namjoonie 💜:
:3

Jin presiona el botón de videollamada y se para de su escritorio para ir por galletas a la cocina, esperando que Namjoon conteste. Se tira en su cama al no recibir respuesta y a cambio entra una llamada normal. La contesta al primer tono.

—¿Cómo te ayudaré a cocinar si no puedo ver lo que haces? —pregunta, mordiendo una galleta.

Perdón. Mi cámara frontal está estrellada.

—No importa. ¿Qué vas a cocinar?

No tengo idea. Siempre que me toca hacer de cenar compro comida ya preparada y sólo la caliento pero mis papás me descubrieron.

Su tono desanimado sólo hace reír a Jin.

—¿Qué hay en la cocina que pueda servir?

Eh. —Se escuchan cajones abriéndose del otro lado—. Carne de cerdo, salmón, almejas...

—Ewk —lo interrumpe Jin—. Soy vegetariano. No te voy a poder ayudar si sólo tienes eso en tu refrigerador.

Se escucha más ruido y luego un suspiro.

Champiñones, tofu, verduras, arroz, kimchi...

—¿Qué tipo de verduras?

Jin intenta recordar todas las recetas que conoce con esos ingredientes. Al menos sus cursos de cocina le son de ayuda.

Pimientos, calabazas, cebolla y las cositas rosas pequeñas.

—¿Betabel?

No. Las que son blancas por dentro.

—Ah. ¿Rábanos?

¡Sí!

—Está bien. Podemos hacer algo con eso.

Escucha a Namjoon hacer sonidos de emoción que le sacan una sonrisa al imaginarlo. Es una lástima que su cámara esté rota.

Durante los siguientes cuarenta minutos Seokjin le da indicaciones detalladas sobre qué hacer con los cuchillos y la estufa, de vez en cuando escucha a Namjoon quejarse o suspirar como si estuviera llegando a su límite.

—Parece que nunca hubieras cocinado —dice cuando ya va por su segundo paquete de galletas.

Realmente no y no soy bueno en esto. Mi mamá siempre me mantiene alejado de la cocina porque puedo ocasionar un accidente.

Seokjin ríe ante su tono serio.

—Ya no eres un niño chiquito.

Intenta convencer de eso a mi mamá.

Ahora ambos ríen mientras Namjoon fríe el tofu y los champiñones en un sartén luego de que le cayera aceite caliente y tuviera que ponerse guantes de cocina. Namjoon quería ir a comprar una careta para protegerse pero no podía dejar la olla en la lumbre.

Esto comienza a verse bien. Realmente serías muy buen esposo.

—Gracias —responde Jin con las mejillas calientes, agradeciendo que no sea una videollamada o Namjoon lo vería avergonzado.

Bueno, ¿ahora qué?

—Ponlos sobre el arroz y agrega la salsa encima. —Namjoon no responde y el fuerte sonido de utensilios y platos chocar lo asusta un poco. Puede jurar que incluso escucha un grito—. ¿Todo bien?

Sí, ja. Casi tiro el bowl con arroz —responde luego de unos segundos cuando el ruido desaparece.

Continúan hablando unos minutos más hasta que los padres de Namjoon bajan a cenar, entonces cuelga la llamada.

Namjoonie 💜:
Dicen que no pueden creer que yo lo preparé.

Yo:
Ya te puedes casar. 🥴

Namjoonie 💜:
¿Qué? ¿Estás interesado?

Yo:
Cállate.
no te lleves todo el crédito que sin mí, seguro hubieras hecho ramen instantáneo. 😠

Namjoonie 💜:
Real.
Gracias. <3

...

Seokjin escoge su ropa del día pensando en Namjoon. Se ha vuelto costumbre mandarle fotografías de camino al trabajo y siempre que está haciendo algo "interesante" como lavarse los dientes o encontrarse un gatito en la calle. Namjoon es un poco más reservado respecto a las fotos, si acaso manda una foto al mes, prefiere mandar audios o llamar más seguido, lo cual no incomoda para nada a Jin; pues está seguro de que ya ha memorizado su rostro y lo reconocería a 100 metros de distancia.

Luego de almorzar afuera, Jin entra a la empresa saludando a los demás empleados, algo que ha comenzado a hacer, casualmente, desde que habla con Namjoon. Jin no lo quiere admitir en voz alta, pero Namjoon lo hace querer ser una mejor persona, una mejor versión de sí mismo.

Yo:
Anoche fue divertido. 

Namjoonie 💜:
Lo fue. ♥

Yo:
Ojalá vivieras cerca. 😔

Namjoonie 💜:
Ojalá estuvieras conmigo para navidad. 🎄✈️
Es una locura, ¿no?

Jin se detiene abruptamente mientras sube las escaleras, causando que alguien que iba bajando choque con él.

Relee el mensaje una y otra vez, con el corazón retumbando en sus oídos.

Ojalá estuvieras conmigo para navidad.

Sí, es una completa locura, pero no es imposible. Llevan más de dos meses hablando y compartiendo momentos de risas y otros más profundos, básicamente es una relación ¿no? En verdad a Jin le gusta mucho Namjoon y para este momento ya deberían haberse visto al menos una vez, ¿verdad? Es lo que hacen las...

—¡Seokjin! —grita Yoongi desde el piso de arriba, regresando a Jin a la realidad—. A mi oficina, ahora.

Su expresión no es nada feliz y en otro momento eso afectaría a Seokjin pero el mensaje de Namjoon lo tiene en las nubes.

Sube a paso apresurado, queriendo terminar rápido esa reunión —Jin sospecha para qué es— y toma una respiración profunda antes de entrar a la oficina.

Yoongi está usando ropa deportiva —un short y playera rojos, regalo de cumpleaños de Hoseok que el mismo Jin ayudó a escoger—, y juega basketball con una pelota mediana que avienta a una canasta pequeña que ha instalado en una de las paredes café de su oficina.

—Sé que no has ido a ninguna cita —dice sin ver a Jin, anotando una canasta. Maldito Hoseok. Y no es Hobi quien me lo ha dicho. No necesito ser tu fan para saber que esas historias de Citas Desastrosas son falsas. ¿Salir con un instructor de yoga? Jamás te rebajarías a ese nivel a menos que estés muy desesperado, y sé que aún no llegas a ese punto.

Yoongi se seca el sudor de la frente con una toalla y continúa botando la pelota de un lado a otro, fingiendo que juega con alguien más, y vuelve a anotar con un saltito.

—¿Podrías detenerte un momento? Me distraes un poco —dice Jin, un poco incómodo.

—No. No quiero detenerme, Seokjin. ¿Sabes lo mucho que le gusta a Hobi verme jugar? —dice esto último en voz baja, mirando al rubio por un instante para después proseguir—. Quiero una historia real.

Seokjin respira despacio para mantener la calma, después camina hasta la silla frente al escritorio.

—La cosa es así: conocí a alguien, Yoongi. —Su tono es bajo, casi suspirando.

—Mhm. —Anota otra canasta.

—Creo que podría ser el indicado.

Una sonrisa tímida se le escapa al decir eso en voz alta.

Yoongi se detiene para beber agua de una botella y lo mira impasible.

—Oh no. Aquí vamos de nuevo.

—Me gustaría escribir sobre eso.

—No me interesa. —Acomoda su cabello negro hacia atrás e inclina el rostro, con expresión de aburrimiento—. Sólo sal con un idiota de Tinder y quéjate en tu columna, por favor.

—No me quejo.

—¿Y el tipo de las iguanas?

—¡Me asustaron!

—¿El que sonreía todo el tiempo?

—No podía saber cuando estaba realmente feliz —responde exasperado.

—¿Qué hay con el que llama a sus citas un "experimento"?

—¿En serio tengo que explicarlo?

Yoongi echa la cabeza hacia atrás, rendido.

—Mira, Seokjin, esto es así: tu vida amorosa es un desastre. Pero deberías estar agradecido porque gracias a eso tienes trabajo.

El rubio exhala antes de hablar.

—¿Y si escribo un artículo sobre un chico que estaba a punto de renunciar al amor y de repente descubre que el hombre perfecto podría existir? Así que arriesga todo, su cordura, su sentido común, sus posibilidades de salir en un programa de solteros. Pero vale la pena porque se enamora —habla con esperanza en su voz, esa última frase lo toma por sorpresa pero decirlo se siente liberador—, justo a tiempo para navidad.

—Me gusta —dice su jefe, casi convencido y haciendo sonreír a Jin por un segundo—. Sólo que no creo que tú debas ser el autor. Eso es para un periodista real como Hobi...

—¡Que se joda él!

—Yo lo hice —contesta con orgullo—. Pero no le digas a Recursos Humanos. Ya sabes, discreción.

—¿Sabes qué? A partir de este momento mis días de citas desastrosas se acabaron —responde Jin, convencido de sí mismo alzando un puño al aire—. ¡Volaré 4000 kilómetros, sorprenderé a Namjoon y tendré mi final feliz!

—Disculpa. —Lo interrumpe, sorprendido—. Entonces, ¿ni siquiera conoces a este tipo?

—Bueno, no en persona pero...

—¿Sabes qué? Retiro todo lo que dije. ¡Deberías escribir sobre esto! —habla con entusiasmo—. Deberías viajar a través del país para sorprender a un extraño en vacaciones. Esta será tu cita desastrosa más épica. Y seguramente la historia me hará vender muchos ejemplares.

Con eso, Yoongi continúa jugando con más ánimo, anotando una canasta sin mucho esfuerzo.

—Te equivocas, Min Yoongi. —Lo señala con el dedo directamente a la cara—. Porque esta será la historia de amor más épica que leerás en tu vida. Así que, si me disculpas, tengo que empacar.

Con las emociones a flor de piel, se da media vuelta para salir de la oficina. A pasos decididos camina apresurado hacia su escritorio para recoger sus cosas e irse. Hoseok aún no llega del almuerzo así que le deja un mensaje que dice "Ve a verme cuando salgas del trabajo".

...

Hoseok se ha ofrecido como apoyo moral de Seokjin. Cada vez que está por echarse para atrás, le recuerda que Yoongi se burlará de él por años por ser un cobarde. Una gran ayuda.

Seokjin sostiene dos prendas en las manos: un suéter color azul con el dibujo de una ballena y una camisa a rayas.

—El suéter. Recuerda que allá están a 6° C.

—Lo sé. La camisa será sólo porque se me ve bien —responde Jin, viendo a Hoseok que está recostado en la cama comiendo su helado.

Luego de escoger la ropa que usará en momentos especiales —tal vez una cena romántica, un paseo tomados de la mano o una noche de copas juntos— y de empacarla en una bolsa de mano se lanza sobre la cama, aterrizando en el brazo de su amigo sacándole un quejido. Se remueve un poco hasta quedar boca arriba, mirando en silencio el techo por unos segundos.

—¿Esto es una locura? ¿Crees que estoy loco? —pregunta de repente sin dejar que Hobi responda—. ¡Sí! ¿Qué estoy haciendo?

El tono lamentable hace que Hoseok se enderece de la cama, quedando sentado y mirándolo desde arriba, con la boca llena de vainilla.

—Tranquilo. La locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Tú, amigo mío, vas a volar 4000 kilómetros para conocer a un hombre que es lo contrario a todos con los que has salido. —Deja el bote de helado a un lado para mover el fleco de Seokjin a un lado—. Creo que esto es lo más cuerdo que has hecho.

A pesar de las palabras de aliento, hay incertidumbre dentro de Jin. Pero cuando piensa en que por fin podrá escuchar su voz favorita en persona y besar los lunares del lindo rostro de Namjoon, toda preocupación se esfuma.

...

Seokjin creyó que conseguir un boleto de ida a Gyeongsang sería difícil, pero resultó que casi nunca salen vuelos para allá, entonces incluso viajar en primera clase no fue muy caro; así que se dió el lujo de comprar ese boleto. No le importa gastar un poco más de dinero por Namjoon. Además tuvo suerte de comprar el boleto para una semana antes de navidad, tal vez está exagerando demasiado, pero simplemente porque está muy emocionado de por fin conocer a Namjoon; así que quiere pasar tanto tiempo como pueda con él antes de tener que separarse por la distancia.

Armado con su almohada de viaje, su libro favorito y un neceser de maquillaje en las manos, se despidió de Hoseok como si fuera a adentrarse en la aventura más arriesgada de su vida —que sí lo era, de hecho—. Su amigo le deseó éxito y le pidió que le llamara cada vez que lo necesitara; también le insistió en dejarle una copia de las llaves de su casa en caso de ser necesario, aunque Jin sabe que sólo las usará para ir comerse su helado y demás chatarra.

El vuelo de seis horas no fue tan tedioso como lo creyó. Vio 3 capítulos de One Punch Man, adelantó un poco de la columna de la semana, pidió un plato de Fettuccine Alfredo y un cóctel Gibson y también habló con Namjoon —quien no sabe que irá a verlo, obviamente es una sorpresa—. Durmió un rato y se despertó treinta minutos antes de aterrizar a tiempo para maquillarse un poco, luego de haber estado poniéndose cremas y tratamientos en el rostro a lo largo del vuelo.

Jin está usando su mejor ropa: un pantalón negro, tenis blancos y un suéter blanco con detalles rojos en el cuello y mangas; sin chamarra porque taparía por completo el suéter que es la pieza principal, o eso es lo que le dijo Hoseok el experto en moda. Aunque Jin sabe que la pieza principal de su outfit es su rostro, que seguro le encantará a Namjoon. De cualquier manera, también trajo su mejor pijama porque quiere verse bien en cualquier momento para Namjoon.

Debido a que aterrizó entrada la noche, probablemente sólo pasarían unas horas hasta que el jet lag le afectara y necesitara dormir. Así que Jin está totalmente despierto, la expectativa lo tienen demasiado de buenas y sabe que nada podrá salir mal.

Lo primero que notó al bajar del avión fue el frío que le congelaba los dedos. La segunda cosa que notó fue que el aeropuerto es bastante pequeño y está casi vacío, ni siquiera tienen cintas de recogida de maletas, así que tiene que esperar afuera junto con otras personas a que el pequeño auto con una plataforma trasera aparezca con sus equipajes.

Así que ahí está, afuera, en la nieve, esperando por su maleta en la oscuridad. El lugar apenas está alumbrado por las luces parpadeantes de un letrero que dice "AEROPUERTO DE GYEONGSANG". Con suerte llegará a casa de Namjoon sin hipotermia, Jin maldice a Hoseok por sacar sus guantes de su bolso, excusándose en que no los necesitaría, pues sus manos estarían ocupadas en otra cosa.

Tal vez la ropa que escogió para impresionarlo no fue la más adecuada, se arrepiente de no usar su abrigo favorito. Entierra sus dedos en la tela de su suéter y roza una pierna con la otra, intentando entrar en calor. Unos minutos después de esperar en el frío, con copos de nieve acumulándose en su cabello, llega la plataforma con muy pocas maletas. Las otras tres personas que esperaban con él se acercan a ella, tomando su equipaje de inmediato y dejando la plataforma vacía. Jin se fija que no hayan tomado su inconfundible maleta celeste, pero no la ve por ningún lado y cuando se acerca al conductor a preguntar por ella, él arranca y se va.

—¡Señor, disculpe! —grita al conductor, que le responde pitando el claxon.

Considera esperar a que otro auto aparezca con su maleta pero no parece haber otro aterrizaje más que el suyo. Da media vuelta para entrar en el pequeño edificio de un piso y busca algún recepcionista disponible. Cuando ve a un chico con un gorrito de lana se acerca casi corriendo y con su mejor cara.

—¡Hola! —saluda amable, pero el chico no aparta la vista de su celular—. Acabo de aterrizar pero mi maleta no llegó...

—Llena el formulario y déjalo para revisión fuera de hora —lo interrumpe.

—¿Por qué fuera de hora? —pregunta con una risita irónica—. Estás aquí. Esta oficina está abierta. Estamos dentro de las horas de trabajo ¿no?.

El chico lo mira impasible y repite:

—Sólo llena el formulario y alguien te contactará.

Seokjin se traga el coraje, pensando que mientras más rápido pase todo, más pronto estará en casa de Namjoon. Esto es un simple incidente que tiene arreglo, así que toma el formulario y lo arrastra por el recibidor, moviendo de mala gana las demás cosas que hay ahí y anota todos sus datos, casi rasgando el papel con el bolígrafo.

Luego de eso, enseguida saca su celular para pedir un Uber y anota la dirección de Namjoon. Ya recogerá su maleta mañana. Vuelve a salir al frío, mirando la pantalla que indica el modelo del auto. Una notificación de mensaje aparece y la abre. Como si Yoongi estuviera observando su miseria y quisiera molestarlo, le pregunta "¿Cómo va ese fiasco?". Ugh. Decide ignorarlo por el momento. Tiene planeado mandarle una foto de él y Namjoon sólo para restregarle en la cara que esta vez todo va bien.

Justo cuando vuelve a hundir las manos en sus bolsillos, otro mensaje aparece.

Conductor-Jackson:
Llegué.

Y una camioneta se estaciona frente a él. Camina hacia ella, feliz de que ya no estará en el frío, pero se detiene justo en la puerta del copiloto, mirando al conductor con fastidio. Es el mismo chico que lo ignoró minutos atrás en la recepción del aeropuerto.

—¿Esto es una broma?

—Mi economía no es una broma —dice de vuelta el sujeto.

Seokjin sonríe forzadamente y se aleja.

—Pediré otro Uber.

—Soy el único Uber en la ciudad —responde con tono cantarín, manejando lentamente para ir al paso de Seokjin.

—Está bien, usaré Lyft. —Abre la aplicación, introduce la ubicación y espera a que haya un conductor disponible.

Jackson, desde dentro del auto, toma su celular cuando le llega una notificación de Lyft y cambia el letrero de Uber que está en el parabrisas del auto.

—Tengo 4.9 estrellas y ofrezco comida —dice en el mismo tono juguetón. Seokjin se detiene por un momento y lo mira, esperando que de verdad sea una broma—. ¿Queso para nachos? ¿Papas al horno? —Jackson alza una bolsa de plástico con una mezcla amarillenta en su interior, probablemente el queso.

Seokjin da un respiro profundo antes de rendirse y entrar al auto. La aplicación dice que son 12 minutos de camino y él siente que serán los más largos de su vida. El tipo está comiendo nachos con queso y manejando al mismo tiempo, mastica de manera ruidosa y huele sospechoso. La camioneta está llena de empaques de comida y hay latas de cerveza a sus pies. Al menos el auto tiene aire acondicionado.

—También tengo fruta. ¿Quieres papaya? ¿Kiwi? ¿Sandía? —ofrece como si fuera lo más cortés del mundo.

—Nada de kiwi. Me inflaría como un pez globo —responde Jin desde atrás, ya que el asiento del copiloto está siendo usado como mesa para los nachos.

Jackson ríe como si fuera lo más gracioso del mundo, a Jin sólo le queda rodar los ojos y concentrarse en su espejo de mano y en pasar un poco de maquillaje en polvo donde más lo necesite.

—¿A dónde íbamos?

—Calle Hwajeon 420.

—¿La casa de Namjoon? Genial —dice eso metiéndose un cheeto a la boca y limpiando sus manos en el asiento.

—¿Cómo sabes eso? —pregunta, despegando la vista del espejo.

—Él es un viejo amigo mío. Y dado que fumábamos hierba en su sótano después de la escuela es una dirección difícil de olvidar.

Ugh.

Al dar un vuelta pronunciada por una avenida, Jackson sube el volumen de la radio donde suenan canciones típicas navideñas. Baby, it's cold outside específicamente. Una terrible canción, piensa Seokjin.

—¿Puedes apagar la radio? Por favor.

—Pero es una canción hermosa y un clásico, hombre.

—Sí, es la que escuchaban en 1944 mientras ponían droga en tu bebida —se queja.

Jackson hace un sonido parecido a una risa.

—¿De qué hablas? Es un tierno coqueteo de un dúo en Navidad.

—Tal vez si eres Bill Cosby. ¿Podrías sólo cambiar la estación?

—Lo que ordenes. —Mueve su mano hacia el estéreo, ensuciándolo con migajas de comida, y aprieta un botón. La canción cambia a Mistletoe de Justin Bieber. Ugh, genial.

El auto avanza unos minutos más, dando vuelta en una calle iluminada en su totalidad por luces navideñas que le sacan un suspiro a Seokjin. Se detienen en la casa que más adornos tiene, con series de luces en todo el techo y árboles, un nacimiento tamaño real en el jardín y renos falsos con más luces. Suspira de nuevo al reconocer la fachada.

—De verdad les gusta la Navidad...

—Deberías ver esta casa en Halloween, Stephen King no se atrevería a venir.

Con más ánimos, Seokjin desabrocha su cinturón y toma su bolsa de mano, dispuesto a salir.

—Oye, ¿me haces un favor? —Lo detiene el conductor, buscando algo en la guantera—. ¿Puedes darle esto a Namjoon y decirle que Jackson dice "pásame el porro"?

La manera en la que exagera su voz le parece estúpida a Seokjin pero toma el porro con un poco de desagrado y lo guarda en su chamarra.

—Claro, Snoop Dog. —Sonríe fingidamente—. Gracias por traerme.

Al poner un pie fuera del auto, la baja temperatura vuelve a golpearlo y comienza a temblar. En este punto no sabe si de nervios o de frío. Quiere observar la fachada por un momento más pero se obliga a caminar a la entrada y enfrentar lo que sea que le espera del otro lado de la puerta. Toca el timbre una vez, esperando unos segundos junto a una figura de Santa Claus que lo mira fijamente. Alguien abre la puerta. Es una señora extranjera, de cabello rizado atado en una trenza que le cae por un hombro, con un mandil de bastones de dulce puesto.

—Hola —saluda la mujer con un poco de acento y una expresión desconcertada—. ¿Puedo ayudarte en algo?

—Hola. Sí. Soy Kim Seokjin. Vine a ver a Namjoon. —Se tropieza con sus palabras pero lo oculta con una sonrisa.

La mujer tarda unos segundos en entender porque inclina la cabeza y abre la boca para decir algo.

—No está aquí ahora pero llegará en cualquier momento. ¿Por qué no lo esperas adentro? —Se hace a un lado para dejarlo pasar—. No esperaba compañía esta noche —dice con voz nerviosa—. Soy Liz, la mamá de Namjoon. Mucho gusto.

Se abren paso a la gran estancia donde hay una chimenea encendida y sillones, justo como si estuviera dentro de una película navideña. La casa huele a galletas recién horneadas y a chocolate caliente, recordándole que no ha comido en 4 horas.

—Entonces, ¿tú y Namjoon son amigos?

Seokjin regresa su vista a Liz, que tiene los brazos cruzados y un signo de interrogación en el rostro. Siente sus mejillas calientes y una sonrisa sincera, la primera desde que aterrizó, lo toma por sorpresa.

—Sí. Supongo que podría decirse eso.

—¡¿Los mormones otra vez?! ¡Por última vez, no nos convertiremos! —grita una voz masculina desde algún lugar de la casa.

—¡No son los mormones, Hyojong! ¡Es un amigo de Namjoon! —contesta la mujer con un tono de voz más fuerte—. Perdón, siempre que tocan el timbre pregunta lo mismo.

—Lo entiendo, no se preocupe.

Un señor de mediana edad aparece detrás de Liz y siguiéndolo, una señora que, supone Jin, es la abuela de Nam.

—Él es el papá de Namjoon y esta es la abuela Hyeojoon.

La señora se acerca de inmediato a Seokjin y lo abraza.

—Hola, querido. Llámame June.

Jin le devuelve el gesto, sintiendo su pecho cálido.

Liz tiene que intervenir cuando la señora no parece querer soltarlo.

—¿Cómo conoces a Namjoon?

—Son amigos, abuela June —responde Liz.

—Bueno, somos algo más que amigos —confiesa Seokjin. Jamás lo han admitido entre ambos pero el sentimiento siempre está presente.

Los tres adultos frente a él se congelan por un segundo, agrandando los ojos y abriendo la boca en sorpresa. Liz da un paso al frente y da un pequeño salto, moviendo las manos con emoción y comenzando el interrogatorio.

—¿Eres su "persona especial"? —Enfatiza con los dedos, por si su voz no hizo obvia su alegría. Seokjin asiente, contagiándose de su emoción—. ¿Eres su novio?

—Tal vez. Aún no tenemos un título oficial —explica, restándole importancia con su mano pero sabe que esto es algo grande.

—¡Dios mío! —grita Liz—. Esto es increíble. ¡Mírate!

Cuando dice eso, los otros dos adultos de verdad lo miran de arriba a abajo, sin palabras, haciendo sus palmas sudar.

—Gracias, es ropa nueva —dice con timidez.

—¿Namjoon tiene novio? —pregunta lo obvio su papá, que no había dicho nada en el rato.

—Bueno, en realidad... —Jin se detiene, buscando las palabras—. ¿Tenemos algo especial? Sí. ¿Volé desde Incheon para sorprenderlo en Navidad? Claro que sí, aquí estoy. ¿Estoy loco...?

—Sí —responde el señor por él, bastante convencido.

Jin ríe con nerviosismo, considerando que tal vez sí perdió la cordura. ¿Debería irse?

—¡Esto es tan romántico! ¡Estamos tan...! —Un ruido en el sótano la hace detenerse y mirarlo un momento—. Ese es él. —Luego pisa fuertemente el suelo un par de veces—. ¡Namjoon! ¡Alguien vino a verte!

—¡Si es el de Ebay sólo firma el papel! —responde esa voz que conoce tan bien. De repente la realidad lo golpea y lo hace ponerse aún más nervioso. Voy a conocer a Namjoon.

Con manos torpes comienza a arreglar su cabello y alisar su ropa. ¿Huelo bien?

—¡No es Ebay! ¡Sólo sube!

Seokjin cierra los ojos, anticipando el momento. Se oyen pasos subir y su ritmo cardiaco se acelera. De verdad está a punto de conocer al hombre de sus sueños. Conforme los pasos se acercan y escucha como se abre una puerta, él abre lentamente los ojos, manteniendo la mirada fija en el suelo de madera. Unos converse negros aparecen en su perímetro. Mira más arriba, un pantalón de mezclilla, una sudadera con una chamarra beige encima y una bufanda. Y finalmente alza por completo la vista para encontrarse con... Un extraño. El hombre frente a él no es Namjoon.

¿Quién mierda es él?

F por Jin

Por cierto, ya sé que está bien feo mi edit de cap pasado de JK con la hojita que dice "bye, Jin" pero les juro que el de la película está igual 😣 entonces el chiste es que Jin estaba muy cegado para si quiera notar lo falso que se ve jajajajajajaja

Ignoren la actualización, sólo cambié el aspecto de la madrastra de namjun. Ya no es rubia :D

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