LAS MAÑANAS PARA LIXUE NO ERAN MÁS QUE SU HORAS FAVORITAS DE LOS DÍAS desde que el pequeño Sayoran llegó a su vida hace cinco años, llenándola de luz cuando el pequeño abría sus ojos cargados de sueño para recibirla con una sonrisa somnolienta.

—Buenos días, Sayoran—sonrió la mujer, besando su nariz— ¿dormiste bien?

El pequeño sonrió tímido como de costumbre, asintiendo mientras que mordía uno de sus dedos para esconder una sonrisa traviesa.

—¿Quieres desayunar algo en especial?, hoy podemos comer lo que quieras—se sentó en la cama para mirarlo mejor, colocando cabello tras su oreja.

El pequeño asintió, tomando la tableta de la mesita noche para escribir lo que quería comer y mostrarle a su madre.

—No puedo darte de desayuno papas fritas, Sayoran—respondió sin poder aguantar mucho la risa— puedo hacerte unos hot cakes de avena, se que no te gustan mucho pero tu abuela insiste en que los comas—se justificó al ver la mueca del pequeño— podemos comer papas fritas al almuerzo, ¿si?

El pequeño suspiró y asintió, volviendo a recostarse y mirar el techo con un pucherito para hacer presión, más que nada, porque sabía que su madre caía ante sus encantos de "carita de gatito mojado".

—No va a funcionar conmigo esa cara Sayoran—se levantó sin antes besarle la frente— ahora, voy a ir a preparar el desayuno, coloca lo que quieras en la televisión —le extendió el control remoto— desayunaremos en la cama e iremos de compras al super, ¿te gusta el plan?—el pequeño soltó una risa como confirmación y encendió la televisión.

GATO MIRABA COMO SUS AMIGOS ESTABAN HABLANDO CON SUS NOVIAS Y LE ERA UN POCO molesto, sobre todo porque Jing era la única que precisamente pasaba pegada a K como una garrapata —o al revés—, hartándolo un poco.

—¿No has pensado usar una app de citas?—Jing miró a Gato con incomodidad— llevas mirándome como un pervertido diez minutos.

—No estoy mirándote a ti, solo miraba un punto fijo—hizo una mueca— y no, creo que esa es mi última opción.

—Gordito uso una hace una semana—Smiling bajó las escaleras, mirando su teléfono con una sonrisa en grande— ¿no es cierto?

—Si y le robaron dinero—concluyó sin emoción — ¿no pueden simplemente... no sé, pegarme la suerte o algo?

—Solo pasa—Cheng se encogió de hombros, quitando la vista del celular— pero no debes buscar, el amor llega solo.

—Realmente eso es lo más estúpido que he oído—se quejó cruzando sus brazos— nunca he buscado y aún así, no llega.

—Quizás solo debas manifestarlo—K se encogió de hombros, acostando su cabeza en el hombro de su novia— según internet, eso funciona.

—Ire a hacer las compras—Gato cambió el tema, volviendo a sonreír pasa simplemente dejar pasar el mal rato— ¿les traigo algo?

Nadie respondió por la simple razón de que todos habían vuelto a prestar atención a sus parejas o lo que sea que estaban haciendo, haciéndolo sentirse más molesto. Por lo que, al estar arriba del auto, buscó rápidamente lo que K le había recomendado y soltó una risa al leer la primera página que había encontrado.

—Esto es demasiado patético... pero bien—suspiró— manifiesto que hoy conoceré a quién será mi novia—soltó una carcajada luego de oírse— realmente esto es una tontería.

SAYORAN SE ENCONTRABA DENTRO DEL AUTO PLÁSTICO QUE ESTABA CONECTADO a un carrito de compras, el cual, era manejado por Lixue apenas habían entrado al supermercado.

—Bien, ¿hacemos la ruta rápida o la lenta?—preguntó mientras que se agachaba frente al carrito, mirando al pequeño que levantaba dos dedos— bien, pero no será tan lenta porque mamá Yoyo irá a verte—el pequeño hizo una mueca—no me mires así, además, dijo que te tiene una sorpresa.

El pequeño miró a otro lado cruzándose de brazos, haciendo a la mayor suspirar y volver a levantarse para poder comenzar a caminar por los pasillos, mirando los contenidos nutricionales, fechas de vencimiento, comparando entre dos o más productos del mismo tipo y precios.

—¿Quieres llevar fruta esta semana para tu loncherita?—el pequeño sacó una mano y la movió en negación— ¿por qué no?, compre un montón de cortadores de galletas para tu fruta.

El pequeño se asomó y le sacó la lengua, claro indicio de que estaba molesto con su madre, haciéndola rodar los ojos.

—Bien, tu te armas tu lonche en casa—comentó para ir al pasillo favorito de ambos.

El pasillo de lo dulces, galletas y chocolates era algo que a Lixue le llenaba el corazón de alegría porque había sido una de las maneras por las cuales llenaba sus vacíos emocionales y además, era una fanática de los snacks dulces.

El carrito a pesar de ser pequeño y estar un poco lleno de cosas, se veía bastante ordenado y equilibrado, por lo que, al momento en que la fémina agregó las galletas y otros dulces, la armonía se había ido.

—¿Sayoran, quieres las galletas de dinosaurios de chocolate o las de fresa?—preguntó agachándose frente a él, notando como el pequeño le esquivaba la mirada— hablaré con mamá Yoyo y le diré que se vaya temprano hoy, ¿sí?—habló tratando de resolver el malestar del pequeño— se que no te agrada que mamá Yoyo vaya constantemente a casa, pero realmente tu abuela te ama mucho al igual que yo, ¿te hizo algo?

Gato por su parte, llenaba el carro de cosas innecesarias y las devolvía para distraerse, mirando nuevamente parejas ir y venir con sus carros hasta que la vió a ella, sonriéndole a su hijo y yendo hacía una de las estanterías, notando como saltaba para agarrar unas galletas y espero unos segundos, sin embargo, lo que había pensado no había ocurrido y decidió acercarse, haciéndose el desinteresado hasta detenerse, estirando su mano para darle las galletas.

—Oh muchas gracias—sonrió la chica— ¿podrías también darme las de vainilla y chocolate?

—Claro que sí—sonrió galante y le guiñó un ojo, tomando nuevamente galletas para dárselas y ver como las dejaba en un carro, admirando sus manos donde no había ni siquiera un anillo de compromiso— ¿necesitas ayuda en otra cosa?

—Am...—la fémina llevó unas manos a su cintura, mirando el carrito mientras hacía un recuento mental— no que yo sepa—soltó una risita— ¿tú necesitas?, veo que tienes tu carro vacío y has dado muchas vueltas.

—Oh bueno, es que...—rascó su nuca, nervioso— hace unos días me mude solo y no se que debo comprar para sobrevivir.

—Sayoran—le llamó al pequeño, el cual se asomó y sonrió al ver al hombre junto a su madre, aquel que había visto gracias a su tía en su computadora un par de veces— ¿te molesta si ayudamos a...

—Lao Mao—se presentó— un gusto, Sayoran y un gusto...

—Lixue—le estiró la mano, sonriendo en grande— bien, Lao Mao, hoy vas a aprender lo básico para sobrevivir.

GATO HABÍA VUELTO A CASA CON UNA SONRISA GRANDE EN EL ROSTRO Y EL CORAZÓN LATIENDO a mil, sobre todo porque Lixue, la pequeña mujercita con su pequeño niño le habían mostrado que el amor a primera vista existía.

Bajó las compras mientras que caminaba con seguridad, pavoneándose mientras que los demás lo miraban entrar y dejar unas cuantas bolsas sobre una de las mesas del comedor.

—¿Por qué estás tan feliz?—Jing cuestionó, yendo a revisar las bolsas como un gato.

—Seguramente una abuelita le dijo que era guapo—Gordito se burló— siempre que eso sucede, vuelve así.

—No, lo qué pasa es que he conocido al amor de mi vida—respondió mientras que entraba con la última bolsa para dejarla con las demás.

—¿Sí?, ¿y cómo se llama?

—Lixue.

—¿Y cuántos años tiene?

—Le echo unos 75–Lu Yue soltó gracioso, haciendo reír a todos.

—De hecho, se ve joven...—respondió encogiéndose de hombros, quitándole a Jing la preciada bolsa de suministros de emergencia que Huáng, horas atrás le habían recomendado tener.

—¿Y tienes su número?—Smiling preguntó, siendo la única que creía en su palabra.

—No puede ser...—soltó golpeando su frente.

—Tráiganle una coca, se le cayó la presión por presumido y mentiroso—Jing soltó yendo a los brazos de su novio.

Sin embargo, Gato tenía la corazonada de que la vería en los próximos días, aunque eso significará tener que ir casa por casa tocando los timbres.