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Cuatro.

Santino Milanessi en multimedia.

Una vez en la planta baja del hotel no pude contenerme al ver su infraestructura. Es muy hermoso, con una decoración victoriana.

-¿Te agrada el lugar? -mire a Santino.

-Si, nunca había estado en un lugar así -respondí.

-Pues disfrútalo, si bien recuerdo, el contrato decía que luego del Gran Premio volverás a tu hogar -¿él también había leído el contrato?

-¿Quienes más saben sobre mí?

-Además de todas las personas que viste dentro de tu habitación -hizo un gesto pensante. - Yo, y algún que otro ejecutivo de Ferrari

Me quede en silencio pensando.

Al salir a la calle, me quede por unos cuantos segundos admirando el lugar.

¿Estoy en Mónaco? Todavía no acababa de asimilarlo.

-Sube -mire a Santino y él estaba parado sosteniendo la puerta del acompañante de su aparentemente auto.

Era un Ferrari 458 Spider. Las únicas veces que vi este superdeportivo fue en un informe sobre el mundo automotor hace un par de años.

-Tiene ocho cilindros, ¿Verdad? -pregunte con una sonrisa.

Santino entra y al sentarse me contesta.

-Al fin una chica que vale la pena

Comencé a reír.

-El centro comercial más cercano está a cuatro minutos -le respondí con un breve "Okey".

Durante el poco tiempo del viaje me quede como una tonta mirando por la ventana. A cada rato pasaban autos de marcas súper conocidas.

Un pensamiento se me cruzo por la mente.

¿Como voy a hablar aquí? ¿Seguro que todos hablan inglés?

-¡Hey! -llame la atención de Santino. -¿Como voy a hablarle a los vendedores? Es decir, me imagino que la gran mayoría sabe inglés

-Por supuesto, y por algo estoy contigo -pauso. -Para servirte como traductor universal -agrego de mala gana.

-Para algo te pagan -dije intentando sonar algo ególatra.

El italiano aparcó el coche a unos pocos metros de la tienda, podía ver la entrada cerca.

Bajamos, no sin antes tomar mi tarjeta.

Al caminar sentí como una ráfaga de viento causó que me dieran escalofríos y Santino se percató de aquello.

-Te daría mi chaqueta -me miro. -Pero si lo hago, entonces yo me congelaría

Él comenzó a reírse mientras aumentaba la velocidad de su paso.

Muy gracioso.

Al cruzar la puerta de entrada no me sorprendí tanto, el lugar no era tan extravagante, obviamente que es mucho más lindo que los centros comerciales que estaba acostumbrada a frecuentar, pero no es tan llamativo.

-¿A qué tiendas quieres ir primero? -lo mire y no sabía que responder.

-Caminemos, luego escogeré una

En el camino se me ocurrió una idea brillante. Si mi tarjeta no tiene límite, entonces de seguro que podría comprarle ropa a mi madre y amigas.
No estoy muy segura del estilo que usa mi madre, pero voy a escogerle las mejores prendas.

Mi vista se posó en una tienda muy conocida: Chanel.

-¡Entremos aquí! -salte emocionada. Muchas veces había entrado a tiendas de Chanel, pero nunca compre cosas dentro.

Recuerdo cuando Sol se probaba infinidad de prendas solo para tomarse fotos en los vestidores y luego subirlas a sus redes sociales.

Comencé a mirar la ropa, por suerte, todas tenían mi talla.

Ahora si estoy en ventaja por ser delgada.

Llegue hasta una chaqueta blanca con bordes negros, es muy bonita así que la llevaré.

Tomé la prenda y la pose en mi brazo izquierdo mientras que con mi mano derecha corría las perchas e intentaba encontrar algo más que me gustara.
A los segundos escogí otra chaqueta, de color rojo con botones dorados y bolsillos a los costados. Justo al lado se encontraba otra con el mismo diseño, pero blanca y también la tome, escogí dos ya que una se la daría a mi amiga.

Ni siquiera me fije el precio. Me separe un poco del aparador y gire la etiqueta.

Dios santo.

Las chaquetas valían 800 dólares.

Por un momento sentí pena ya que nunca compraba ropa de estas marcas.

Okey, a la mierda con mi pena ajena. El contrato especificaba que podría comprar lo que quisiera y eso voy a hacer.

Continúe mirando las chaquetas restantes y nuevamente encontré otra que me enamoro, era rosa y con un diseño que permitiría lucir la pequeña cintura que tengo. En lugar de botones tenía perlas artificiales.

Cambié de aparador y esta vez comencé a buscar algo más largo.

Allí encontré un saco muy bonito, es como para mi madre. También lo llevaré.

Auch. Mi brazo estaba comenzando a pesarme. ¿Dónde está Santino?

Miré a todos lados y lo encontré fuera de la tienda, en la puerta con su iPhone.

-¿Necesitas ayuda con eso? -volví a girarme y una vendedora me hablaba con una gran sonrisa. -Soy Kelly

-Eh~, sí, creo que sí -respondí. -Soy Abigail

Que tonta que soy. Olvidé que no debía dar muchos detalles sobre mi vida personal.

La joven chica tomó la ropa.

-¿Eres latina? -¿Como se dio cuenta? -Tu asentó se parece al de las personas de allí

-Si, soy de Argentina -respondí.

-Y bien, ¿Qué estás buscando?

-Planeo quedarme por una temporada larga aquí -mentí. -Me gustaría comprar lo necesario

La chica formó una gran sonrisa. Se perfectamente a que se debe eso, le darían mucha comisión si yo compro demasiado.

-Pues, si quieres algo abrigado y largo puedes fijarte aquí mismo -señalo el aparador en donde estaba.

Casi cinco minutos después, ya había escogido varios camperones de diversos colores, para mí, mi madre y mis amigas.

-Allí están los pantalones, iré a dejar esto -la chica se alejó con el montón de ropa.

Por mi parte continúe mirando los pantalones, pero ninguno era de mi estilo y no estaba del todo convencida de que me quedarían tan bien.
Solamente escogí dos.

Caminé hasta un nuevo aparador de remeras y nuevamente, muy pocas eran de mi gusto. Solo me gusto una ya que se me hacía graciosa, esta tenía la tipografía de la conocida marca «Coca Cola» y era blanca, pero en vez de decir «Coca Cola», decía Coco Chanel.

Luego comencé a ver los zapatos y lamentablemente ninguno me gustaba. Escogí tres para mi madre y un par de sandalias para mí.

Me acerque para pagar las cosas y la vendedora me despidió muy agradecida. En eso la cajera me dijo el total de todo: casi seis mil dólares. Le di la tarjeta y finalmente salí de ahí con todas las bolsas.

-¿Por qué no ayudas? -le proteste a Santino.

-Es tu ropa, no tengo la obligación de cargarla -como qué no, está aquí para ayudarme.

-Aun así te asignaron para que estés conmigo, podría quejarme y decirle a Mattia que estuviste todo el tiempo con tu celular -esta vez sí que estaba amenazando a alguien.

-Estuve con mi celular ya que debían darme instrucciones sobre ti -me mostro su celular y su charla con Rachel. -Y aunque le digas algo a Mattia, él no te prestara atención ya que solo eres una carga tanto como para él y para Ferrari

Me quede en silencio. Eso me vino muy de repente, no sé qué decir y mucho menos quiero quedarme callada.

Maldito Tóxico, por su culpa ya no puedo responder rápido a las ofensas.

Diego en ocasiones me trababa de esta manera y creo que por su culpa me acostumbre a esto.

Al diablo con eso.

-¡No vuelvas a hablarme así! -sí que estaba enojada. -¡No eres nadie para hablarme de esa manera! En estos momentos eres mi empleado según dice el contrato y puedo exigirte lo que se me dé la gana, no soy tonta como para firmar algo que no leí

Santino se quedó en silencio mientras me ayudaba con las cosas.

En verdad que necesitaba sacarlo de dentro de mí. Finalmente, y luego de meses pude volver a hacerme valer.

Luego de caminar por muy pocos minutos llegue hasta la entrada a la tienda de Gucci y deje las bolsas en la entrada mientras entraba con una sonrisa triunfante.

Tres horas después ...

Al fin, creo que ya compré suficiente ... Abrigos, zapatos, botas, bolsos, maquillaje, jeans, etc.

En estos momentos nos dirigimos al auto de mi "acompañante".

Tal vez, no debí haberle gritado de esa manera y mucho menos descargarme con él por culpa de Diego, pero, ¡El tampoco debió gritarme de esa forma! Y él fue quien empezó así que debería disculparse primero.

Ambos guardábamos sin mediar palabra las cosas en los asientos traseros del vehículo.

-Oye -le hablé. -Lamento haberte gritado hoy -intentaba no parecer infantil para que me tomara en serio.

Si hay algo de lo que me di cuenta fácilmente, es que casi nadie me tomó en serio durante las pocas horas que llevo en este lugar, tal vez, Charles si, aunque no estoy del todo segura, seguramente solo estaba tomando en serio la situación, pero no exactamente a mí.

-Da igual, yo tampoco debí haberlo hecho, ¿Ahora podemos hablar? Todo este tiempo me la pase muy aburrido -se me escapo una pequeña risa.

-Obvio que sí, tonto -le golpeé el brazo. -En verdad que no quería gritarte, sólo que tenía muchas cosas guardadas dentro y me desquite

-Es justo lo que hacen todas las chicas

-Eso no es verdad, yo no era así hasta hace casi nueve meses -luego todo se fue al carajo por el idiota de Diego.

-¿Qué paso? -Santino parecía intrigado.

-Se que a los chicos les aburre escuchar los problemas de las chicas así que ... -pausé mientras intentaba resumir mentalmente mi reciente fracaso amoroso. -Resumidamente, mi ex novio era muy pero muy tóxico y por su culpa callaba todo lo que pensaba mientras él me trababa mal

-Todos por al menos una vez en la vida debemos pasar por ese tipo de relaciones, aunque no siempre son las relaciones amorosas, pueden ser con nuestros amigos y hasta incluso con la familia

-Lo sé, solo es que ... Todo parecía tan perfecto en un principio -tal vez, casi al final de nuestra relación comencé a sospechar cosas. -¡Lo peor de todo es que ese idiota es mi primer amor y lo recordaré para siempre! Maldigo cada maldito segundo que pasé obsesionada con él -me crucé de brazos mientras fruncía mi ceño.

-No hagas tanto drama, si no te gusto tu primer amor, podrías no contarlo, ya llegara alguien más

-Tal vez tengas razón, pero aun así es triste -todavía recuerdo los hermosos momentos que pase con Diego. -Ahora pasaré a ser una más en la lista de corazones rotos de él en la escuela, es deprimente

-¿Quieres decir que todos se enteraran?

-Ya debe saberlo medio colegio -sentía como me subía la sangre al rostro. -¡Dios, qué vergüenza! ¿Con qué cara miraré a los amigos que me dijeron "te lo advertí"?

-Las chicas nunca escuchan a sus amigos, y no te preocupes, nosotros igual -Santino rio.

-¿Y tú? ¿Qué tienes para contar? -lo mire y el me miraba desconfiado, como si no supiera si contarme o no. -Ay, por favor, recuerda que no puedo decir nada de lo que paso aquí, además en un par de horas ya no me volverás a ver en la vida

-En verdad que nada, últimamente mi vida está por las nubes aunque me gustaría ver a mi familia seguido

-Recuerdo haber leído que los trabajadores del Paddock tienen reglas muy estrictas

-Es más su eso, durante toda la temporada no puedo volver a Italia, a no ser por el Gran Premio - dijo y recordé: cierto que este chico es de Italia.

-¿Como es Italia? Es una de mis metas ir allí y también hablar italiano con fluidez -luego de Italia ansió conocer Alemania o tal vez Rusia.

-Italia ... Es muy bonito, no lo sé, deberías ir para verlo por ti misma ya que para mí, solo es mi país

-¿Y qué se siente tener a uno de los mejores futbolistas del mundo en la Juventus? -obviamente, hice referencia a Paulo Dybala.

-¿Quién? Lo siento, no me gusta el fútbol, solo el americano

-Niños ricos -comenté en español.

-¿Qué dijiste? -al parecer se puso nervioso.

-Nada, no te insulte, bueno ... Casi

Continuamos hablando hasta llegar al hotel.

-Oh no -mire por la ventanilla, hacia donde estaba mirando Santino y me percate de que estaban los paparazzi. -Tendremos que ir por el estacionamiento

-Okey -continúe viendo hacia ellos y al parecer fotografiaban a cada persona que cruzaba la puerta del hotel.


-Estaré en la habitación del 4to B, si necesitas algo solo mándame un mensaje, ni se te ocurra salir -dijo eso último con un tono autoritario.

-¡Sí, señor! -enderece mi postura y lleve mi mano a la altura de mi frente, hice el saludo militar.

Santino me miro extrañado y luego comenzó a reír.

-En serio, no es broma -agregó y se fue.

Por mi parte, entre a "mi" habitación junto con la infinidad de bolsas.

Ojalá que no estén ni Leclerc o Vettel.

Una vez dentro del espacioso lugar me quedé inmóvil por unos cuentos segundos y al no escuchar ningún ruido supuse que estaba sola.

Fui directamente al cuarto con las cosas y comencé a abrir las bolsas como una niña de cinco años a quien le compran juguetes.

¿Qué debería ponerme?

Algo casual.

Ay, no. Estoy en Mónaco y por primera vez compre ropa de diseñadores conocidos así que, a la mierda, voy a vestirme bien, aunque no vaya a salir de aquí.

En una de las bolsas de Zara encontré un pantalón negro ajustado, junto con un sweater de lana color rosa. El pantalón es tiro alto y gracias a eso podre lucir las pocas caderas que tengo.

A diferencia de la mayoría de mis amigas, yo soy delgada. No tengo tantas curvas o cosas por el estilo, de hecho, no estoy del todo plana gracias al ejercicio que hago en casa.

¿Y si escojo los zapatos de Chanel? ¡Sí! Son muy bonitos, rosas, con plataforma y cordones.

Fui al baño y allí me probé la ropa.

Podría tomarme fotos, pero el espejo no es lo suficientemente grande como para que salga completa en la foto.

Podría buscar el baño principal.

Abrí la puerta y me encontré con Charles.

-¡Hola! -exclamé contenta.

-Hola, creí que llegarías más tarde

-Me cansé, ir de compras por mucho tiempo no es lo mío -es verdad, generalmente asistía a los centros comerciales para comer o jugar videojuegos. -¿Tú qué hiciste?

-Solo fui a recorrer el circuito

Mi estomago se removió rápidamente y forme una sonrisa al recordar que conocería el circuito de Mónaco en muy poco tiempo.

-¿No tienes que entrenar? -le pregunté.

-Nah, conozco el circuito de Mónaco desde niño, mañana iré a probar mi coche

-Se que te irá súper, y más te vale ganarle a Verstappen -cuando veo los duelos entre ellos dos, generalmente me pongo el triple de nerviosa. Desde pequeña que soy fan de Ferrari.

-Eso ya esta hecho -hablo presumidamente. -¿Quieres ir mañana?

-¿De verdad? -pensé. -No sé, mejor no, no quiero causarte más problemas, además Mattia y esos hombres de la CIA no lo permitirían

Charles comenzó a reír al escuchar el apodo que les puse a los hombres que pertenecían a Ferrari.

-Dan miedo, ¿En serio qué están siempre así? No parecen ejecutivos, aparentan ser sicarios con su mirada tan ... Seguramente que ya lo notaste

-Créeme que sí, pero mucho peor son los guarda-espaldas

Seguramente que miden casi dos metros.

-Te traje algo -me dijo y fue a la sala de estar.

Volvió con una gorra junto con una gigantografía de él y Sebastian que estaba firmada.

Me las entrego y la gorra era una similar a la que usaba Lauda, hasta incluso tenía bordado el nombre de Niki.

-Gracias, en serio, gracias - en estos momentos tengo ganas de saltar de la alegría.

Me lo quede viendo por varios segundos. ¿Puede haber alguien más hermoso? Yo estoy deprimida por el tonto de Diego cuando en realidad, hay miles de chicos más apuestos físicamente y mentalmente que él.

En ese instante me hizo sobresaltar el sonido de la puerta principal, alguien estaba golpeándola como para entrar.

Charles se apartó y fue a atender. Por mi parte cerré la puerta de la habitación y comencé a hacer mi baile de felicidad.

¡¡¡Esto es un sueño!!!

Tomé mi celular para prenderlo y así hablar con mi mejor amiga.

Luego de apretar el icono para llamarla por WhatsApp solo espere a que conteste.

» ¡Abigail! Perdón por no creerte, estaba asustada y creí que te había pasado algo

-Estoy bien

» Tu madre me conto todo, se que estas con ese famoso y todavía no puedo creerlo, por un momento creí que no te volvería a ver jamás

-No seas tan dramática, no es para tanto

» ¿Que no me haga la dramática? ¿Y si te morías? ¿Y si estabas secuestrada? ¿Y si te detuvo la policía militar?

-¿Como rayos iba a detenerme la policía militar? Se que en Brasil son muy estrictos, pero ... -me interrumpió.

» Creí que te habías ido antes por ahí, sola

-No soy tan estúpida como para hacer eso

» Pero sí para irte con un desconocido del otro lado del mundo

-Ay, no es un total desconocido y además tiene sus beneficios. Tengo que contarte varias cosas ...

Seguí relatándole lo que había ocurrido en mi corta estadía, desde que desperté hasta que Charles me regaló las cosas.

» Es obvio que le pareciste atractiva, que mala suerte, no pudiste dormir con él

-Si algo hubiera pasado, de seguro que no podría hablarle, pero por suerte no recuerdo casi nada

» Ya quiero que me traigas mis regalos

-Solo espera un par de días, pronto estaré de regreso y ni siquiera pude recorrer la ciudad

» Deberías tomarte fotos, así luego las subes a tus redes y presumes estar en Mónaco

-Es cierto, en el Gran Premio lo haré

» Oye, debo colgarte. Sol me está insistiendo en que me apresure, reservamos un nuevo tour por la ciudad y hoy iremos a la playa

-Oh, cuanto desearía estar ahí -dije irónicamente.

» Si, claro ... Bueno, debo colgar, adiós y diviértete

-Llámame luego, adiós

La salude y colgué la llamada, luego respondí mensajes de mi madre para que se quede algo tranquila.

Me tiré en la gran cama mientras contemplaba la ciudad a través del ventanal.

Que aburrimiento. Debería salir, pero no sé si me lo permitan.

Varios minutos después tocan la puerta y voy a ver de quien se trata.

-¿Sí? -digo al abrir.

-¿Quieres cenar? -era Sebastian.

-Claro, muero de hambre

Ambos nos dirigimos al comedor y allí estaba Charles.










¡Hola! Acá les dejo una foto del outfit de Abigail xD. Imaginense que la chica del gif de arriba es ella, es algo parecido al baile que yo hago cuando me dan buenas noticias jajajaja.

Hasta la próxima 😘 ...

Marilyn 💫

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