Aclarar que la palabra es utilizada según la plantea Kurt Cobain como simple liberación y no en el sentido complejo que proponen las religiones.

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Tiró al fuego todas las ropas que le habían comprado sus padres, todos los accesorios que le defenían como algo que no quería. Allí ardían todas las cadenas que lo ataban a las normas sociales. Sonrió sintiéndose más tranquilo al ver que las llamas consumían la última horrible chaqueta.

— Soy libre —dijo dandose la vuelta sonriendo ampliamente. Otabek le estiró una mano y sin dudarlo se acercó sentándose sobre él con sus piernas a cada lado del cuerpo del mayor—. Ya nada me ata a Yulia.

Otabek sonrió y dió un besito en su mentón.

Eran una pareja difunsional, Otabek había perdido el habla por extrañas circunstancias lo cuál le había obligado a dejar su exitosa carrera como cantante juvenil para convertirse en DJ, dónde había conocido a la hermosa Yulia en su entonces de no más de dieciséis años que finalmente se confesó como un chico atrapado en el cuerpo de una muchacha.

Al principio les costaba entenderse, al ser de mundo tan distintos pero pronto se percataron que no eran tan diferentes. Otabek luchaba contra el trauma de perder la cosa más preciada que era su voz y Yulia luchaba por convertirse en lo que siempre quería hacer.

— Ahora soy hombre —dijo con una sonrisa triunfal.

«Yuri, Yuratchka» dijo Otabek. Al otro le gustaba ver a Otabek hablar pues era como ver la televisión en mute, y aunque al inicio le costaba ahora leía sus labios sin problema alguno.

— Sí, soy Yuri, tal y como tu me bautizate —rió. El kazajo asintió.

Se besaron dulzumente dentro del caluroso hogar de Yuri o, el que fue su hogar antes de confesarse. La casa estaría sola por toda esa semana y ellos la aprovecharían para deshacerse de toda la ropa femenina que adornaba la vieja habitación del ruso. No tenía mucho sentido hacerlo si hace casi dos años no iba allí pero él sentía que el simple recuerdo de que eso estaba allí le ataba a la estupidez social.

Otabek empujó al ruso dejándolo recostado sobre el sofá para posicionarse sobre él y seguir besandolo cada vez más pasional.

— Estamos en la casa de mis padres —dijo Yuri en medio de suspiros al sentir las manos del kazajo recorrer su cuerpo por sobre la ropa. Otabek se encogió de hombros y Yuri rió tomándole del rostro para mirarlo—. Recuerda que a pesar de ser un chico puedo embarazarme —el mayor asintió y le besó en los labios.

Eran una pareja difunsional. Pero así, con todos los perjuicios a cuestas ambos sabía que la liberación de querer ser como ellos querían la conseguían estando con la persona que amaban.