16
LAS COSAS DEL PERRITO FUERON ACOMODADAS EN EL CUARTO DE JING, dónde al parecer, todos se tomaron el atrevimiento de usarla como si fuera la sala de estar.
—¿Por qué todo es tan rosa?—Cheng se quejó al mirar a su alrededor.
—Pregúntale a los decoradores de interiores—Rui respondió con gracia, jugando con Coco.
—Hey, es la mejor habitación y la más linda—Gato justificó.
—La más vomitiva—admitió la fémina— realmente como diseñadores se mueren de hambre.
—A mi me gusta, representa a Jing—K comentó sentando en el sofá, mirando todo con admiración— es como si se hubieran metido en su cerebro y hubiesen decorado.
—Diría que mi cerebro no es tan rosa—terminó de acomodar las cosas y se sentó en el suelo— ¿o has estado dentro?
—Para que una banana te haya perseguido, debe ser rosa—se justificó.
—¿Recuerdas mis sueños?
—Bueno, más de alguna de tus tonterías deben quedar en mi memoria.
—Eso es lo más romántico que he escuchado—Gato soltó.
—Es lo más vomitivo que he escuchado—Cheng soltó a los segundos.
—Bien, dejando esto de lado—Gordito carraspeó— ¿planes para hoy?
—Jugar y jugar—Rui sonrió mientras revisaba su teléfono—pueden aceptar otras partidas amistosas , ya saben, no pierden nada.
—¿Quieren hacerlo?—Chessman les preguntó a los demás.
—Bien—asintió la fémina— pero tengo una condición.
—¿Cuál?
—El viernes lo pido libre.
—¿Por?
—Tengo una cita.
—¿Tienes novio?—K alzó una ceja.
—No, pero de alguna manera, alguien me invitará.
—¿Ves el futuro?—Gordito estaba asombrado.
—Si.
—¿Cuáles son los números de la lotería?—Gato preguntó emocionado.
—No lo sé, ¿1, 8, 19, 21, 34, 14?
—¿Los jugaste?—Rui trató de asomarse para ver el teléfono del chico.
—Si, a esperar simplemente.
HABÍAN JUGADO TODA LA SEMANA, TENIENDO MÁS DE un duelo amistoso con otros equipos, donde Jing no perdió oportunidades para ser amistosa con alguno que otro jugador de manera sutil simplemente por diversión —y claramente descartar en su mente a muchos jugadores por haber sido machistas—.
—¿Te gusta alguien?—K entró a su habitación, notando como ella se arreglaba en el tocador, sentándose en la cama.
—No—respondió— ¿a ti sí?
—Bueno, fuiste demasiado amistosa con algunos colegas esta semana.
—¿Acabas de llamar "colega" a un montón de ineptos?
—Jing, coqueteaste con más de uno.
—No coquetee con nadie, solo fui amigable—se justificó dejando la máscara de pestañas en el mesón para voltear a verlo— ¿reír por una broma graciosa es coquetear?
—¿Vas a decirme que estoy mal?
—Definitivamente, solo me queda ser amistosa con el montón de imbéciles que opinan que las mujeres solo mostramos escote y no jugamos bien—se justificó— no puedo coquetear con chicos que en sus directos hablan mal de mí sin decir mi nombre, no me nace simplemente.
—¿Hablan mal de ti?, ¿quiénes son?
—No empecemos con que ninguno se da cuenta—suspiró volviendo a verse al espejo— es más que obvio que la falsa hospitalidad y las pocas menciones a mi persona lo hace evidente.
—¿Jing, alguien te falto el respeto?
—¿Acaso eso importa?
—Me importa demasiado—se acercó a ella sintiendo impotencia.
—K, desde que mostré mi cara internet no deja de insultarme y sexualizarme—comentó mientras que trataba de mirarlo por el reflejo— me gustaba cuando nadie sabía que era una chica.
—¿Te arrepientes de haber entrado al equipo?
—Para nada, de hecho, soy feliz aquí—suspiró— es solo que... es agotador abrir mis redes sociales y... olvídalo.
—Jing—le tomó una mano para voltearla— mírame, por favor, mírame.
—K, no...
—Mírame—repitió.
La chica lo miró, sus ojos brillaban amenazantes de querer dejar salir las lágrimas, sin embargo, Jing no iba a mostrarse débil.
—De todas maneras, no me afecta.
—No puedes mentirme, no a mí—negó para abrazar con sus manos su rostro y acariciar su piel con su pulgar— se que te duelen y también se que nada de eso es cierto, ¿y sabes por qué?
Ella no respondió, simplemente desvió la mirada a otro lado, haciéndolo suspirar.
—Ming dejó el equipo y no estaba de acuerdo—comenzó a hablar— dejé de lado mi rabia en el momento en que hablé con él y tuve la oportunidad de conocerte, eres una mujer empoderada, bonita, valiente y que te da igual lo que el resto diga... llorar no te hará débil.
—No quiero llorar, el maquillaje me tomó dos horas.
—Puedes llorar tres, puedo maquillarte después—respondió sonriendo mientras que movía su rostro para conectar miradas— hoy, estamos en tregua y saldremos, a donde tu quieras.
—Tengo ganas de quedarme aquí y llorar por horas—admitió.
—Dijiste hace unos días que hoy tendrías una cita.
—Era solo una broma, no quería que Cheng nos sobre-expoltara un viernes.
—Tendrás tu cita—sonrió mientras que besaba su frente— elige tu ropa, te veo abajo en media hora —y la soltó, yendo hacía la puerta y antes de salir, volteó — si quieres llorar mándame un mensaje, ¿sí?.
—¿Por qué...
—Jing, gatita, el tiempo corre.
K MIRABA COMO CHENG Y GATO ESTABAN REVISANDO GRACIAS AL BUSCADOR LOS comentarios en referente a Moondust, haciéndole apretar la mandíbula de la rabia.
—Creo que la gran parte del odio esta generado por Sunflower, o sea, de sus fans por la ruptura—Gato comentó con recelo— definitivamente es un imbécil.
—¿Si saben porqué terminaron?—K miró a sus amigos antes de volver la vista a la pantalla.
—Bueno, ¿engaño, no es así?—Cheng dijo obvio— es algo fácil de acertar.
—Sí, así fue... bueno, tenía dos novias—K trató de aclarar— pero ese no es el punto, ¿qué harán?
—Tu sal con ella y hazla divertirse, a nosotros déjanos el trabajo pesado.
—Jing realmente ve el futuro—Gato dijo con gracia— ella tiene su cita y yo... ¡Oh por dios, gané la lotería!
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