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JING ESTABA DORMIDA EN EL SOFÁ EN POSICIÓN FETAL MIENTRAS QUE, TODOS IBAN Y VENÍAN DE un lado a otro, a excepción de K, quién fue a jugar a su computadora para simplemente desaburrirse, o bueno, más que nada, debía prepararse psicológicamente al quedarse solo con Moondust y eso le tenía algo nervioso en cierta manera.

—K, nosotros ya nos vamos—notificó Ming, tocándole el hombro y distrayéndole de su juego.

—Esta bien, tráiganme café y esas cosas—sonrió bajando sus auriculares— y bueno, si hay algo no taaaan grasoso, quizás podrían traerle algo a Jing

—Dudo que vaya a aceptarme una zanahoria si te traigo un café—dijo gracioso— pero lo haré, quizás algo... ¿orgánico?

—Mmmm...—se puso a pensar— no, no traigas nada para Jing, cualquier cosa la hará vomitar

—Esta bien, nos vemos más tarde.

Y volvió la vista a la pantalla para seguir jugando Onmyoji Arena, jugando algunas partidas mientras que se dejaba llevar por el ruido satisfactorio de las teclas. La pelinegra se acomodó en el sofá, soltando un pequeño quejido por la sed que sentía y lo mareada que estaba pero, desgraciadamente K, ni siquiera le estaba prestando atención.

—K, ¿podrías traerme agua?—pidió bajito.

No hubo respuesta.

—K, por favor, tráeme agua—volvió a pedir.

Nuevamente, nada. Se levantó como pudo y comenzó a caminar a la cocina, con los ojos hechos casi una línea para no escandilarse con la luz ni mucho menos marearse más de lo que estaba. Caminó a velocidad crucero, maldiciéndose a si misma por ser demasiado glotona y sobre todo, por empacharse y seguramente, haber hecho una mala combinación que terminó en una intoxicación por alimentos.

—Eres una persona muy tonta, Jing—suspiró, haciendo una mueca de disgusto consigo misma.

Tomó el hervidor con lentitud y al momento de dar un paso más, soltó un grito junto a un salto.

—¿Qué haces?—La voz de K a sus espaldas del asusto— ¿vas a hervir agua?

—No, fíjate que voy a convertir el agua en vino—habló con sarcasmo.

—Ja ja, que graciosa—rodó los ojos— ve a acostarte, yo voy a hervir el agua

—No, déjame a mí

—Jing, gatita, ve a acostarte—repitió, sin mucha paciencia.

—No, ve a jugar onmyoji o lo que sea

Jing se giró bruscamente, cerrando los ojos y se maldijo a si misma por haberse movido de esa manera, incluso, tuvo que dejar el hervidor apoyado en la encimera para no dejarlo caer.

—¿Ya viste las estrellas?

—Jódete, K

JING ESTABA ACOSTADA EN SU CAMA, CON MILES DE MANTAS EN TONALIDADES ROSA TAPÁNDOLA y con una especie de babero, el cual, K le había puesto con el afán de molestarla.

—¿Puedes sacarme esta mierda?, tengo mucho calor y realmente quiero vomitar

—No no, te ves linda así—sonrió sentado en la silla de escritorio junto a su cama— además, el rosa es tu color

—K, es en serio, sácame esto o juro que..—suspiro, tratando de removerse bajo las sábanas que pesaban— ¿de qué están hechas, piedras?

—Lo dices porque estás debilucha—rodó los ojos.

—Debilucha su abuela

—Eras más adorable en la mañana, cuando estabas durmiendo en el sofá como un bebé gatito

—Estaba muriéndome—corrigió.

—Da igual, estabas calladita y bonita

—Uuuy, que amable, trataré de posar la próxima vez que este muriendo para que puedas tomarme una foto

—Cállate, Jing

—Cállame, K

Lao entro en pánico por un momento y antes de que Jing pudiera abrir la boca para decir algo, se levantó abruptamente de la silla, tambaleándose un poco.

—Y-yo... iré a buscar la sopa de pollo que hice—habló de manera rápida.

—¿Qué?—parpadeó confundida— ¿K qué...

Y se fue sin dejarla terminar hablar, casi desorientado debido a su respuesta y sobre todo, se agradecía a si mismo por no haber dejado a sus impulsos actuar, sino, hubieran terminado de otra manera. Bajó las escaleras mientras se arremangaba sus mangas de la sudadera negra que vestía, suspirando mientras que despeinaba luego su cabello con algo de nerviosismo... porque al fin y al cabo, Jing si no le producía rabia, le daba nerviosismo.

—Hubiera deseado no haberme quedado—susurró para si mismo, llegando a la cocina.

Aunque no, sabía que el no estaba en lo correcto al decirlo... o bueno, no del todo. Revolvió la sopa y apagó la cocina, tomó un bowl y lo llenó, sin antes probarlo luego de soplar la cuchara, tampoco quería darle algo muy salado o muy desabrido para el dolor de estómago y empeorarlo.

—Bien, de sabor esta bien, sal esta justa... pero algo falta—comentó, mirando la sopa y luego, la olla— creo que nada, bien K... vamos, tu puedes

Se dio aliento a si mismo, tomando aquel pocillo junto a una cuchara limpia, dando pasos lentos y poco seguros, como si entrar al cuarto de Jing fuera entrar a la cueva de un dragón furioso de fuego de tres cabezas que lo matarían al instante, cuando realmente, la fémina era lo más cercano a un pequeño gatito gruñón.

—Quién tiene miedo a morir, que no nazca—susurró al estar fuera la puerta y entró.

La vio mirando el techo, o bueno, eso supuso.

—¿Te das cuenta que mientras más ves esta habitación, más se asemeja a una...

—¿Cueva de adolescente loca por el rosa?, si, si me di cuenta—respondió, acercándose dudoso.

—¿Por qué te acercas a mi como si tuviera tres ojos y cuatro boobies?

—¿Quién te dijo qué- —suspiró— no me acerco de esa manera a ti, tengo miedo de que me contagies lo fea

—Lamento decirte que eso es al revés, soy muy bonita—le sacó la lengua— ¿me tragiste sopa?

—Si—se sentó luego de vacilar unos segundos— es sopa de pollo

—Oh genial—sonrió, sacando sus brazos de las mantas— pude sacarlas hace uno segundos, ¿genial, no?

—De todas maneras, voy a darte yo—se cruzó de piernas para comenzar a alimentarla— di "aaa"

—Creí que no irías tan lejos con esto, digo, ¿maullarte no fue suficiente, furry?

—No me digas furry y... estamos en zona de tregua—comentó, acercando la cuchara— ahora abre

Y la chica hizo caso, rodando los ojos cuando la cuchara entro a su boca, bebiendo un poco y asintiendo.

—Esta... buena

—¿Por qué dudas?

—Bueno, realmente una sopa de pollo también lleva verduras, ¿no?, no es solo pollo con agua

—Santa mierda—Lao hizo una mueca— iré a hacerla de nuevo

—No no, déjala así—pidió, sonriendo con sueño— de todas maneras, no quería comer verduras con la sopa

—Eres una mañosa

—Realmente no, pero mi estómago apenas soporta el agua—se encogió de hombros.

Y siguió dándole la sopa, fijándose en sus facciones y en la habitación que parecía sacada de una niña de 10 años obsesionada con el rosa.

—¿Cómo puedes con tanto rosa?

—Tu novia sería muy afortunada

Ambos hablaron al mismo tiempo, mirándose con nerviosismo cuando sus palabras chocaron.

—De noche, con luces apagadas el rosa ni se ve

—Bueno, ¿quieres ver luego una película?—K decidió cambiar el tema.

—Bien.


JING ESTABA DORMIDA SOBRE EL HOMBRO MIENTRAS QUE EN LA TELEVISIÓN SE REPRODUCÍA UNA PELÍCULA para niños, K cantaba las canciones con emoción sin siquiera notarlo, tratándose de mantenerse despierto debido a lo cómodo que estaba.

La respiración de la fémina era tan calmada y junto al pelinegro se sentía casi como en casa, su calor corporal era demasiado cálido que solo había bastado con que él los tapara a ambos con una gran manta para caer rendida —o mejor dicho, lanzarse— a los 30 minutos de película a los brazos de Morfeo. Los chicos habían llegado a las 8 de la tarde, riéndose y Cheng llevaba dos vasos de café helado para Jing y K, mientras que Gato llevaba unos pastelitos y Gordito unos regalos, y al entrar, no los vieron por ningún lado.

—¿Dónde esta K y Jing?—frunció el ceño Ming— ¿no que debía cuidarla?

—Bueno, creo que hubiesen avisado si hubiesen salido, ¿no?

—Bueno—Cheng dejó las cosas sobre el gran escritorio— yo iré arriba

—Vamos contigo, veré si Jing está viva—Gato sonrió corriendo escaleras arriba.

Y los demás le siguieron, Gato caminaba a pasos seguros hasta la habitación de la fémina y abrió la puerta de manera suave para no despertarla, sin embargo, la imagen de K apoyando su cabeza en la de la fémina y cerrar sus ojos para descansar hizo que su corazón diera un vuelco y cerrara la puerta con una sonrisa en grande.

—¿Y cómo esta Jing?

—Bueno, está ahí dentro durmiendo...

—¿Y K?, ¿debo llamarlo?—el de gafas llevo una de sus manos a su bolsillo.

—No no, debe estar ocupado.

Gato sonrió, liderando a todos a bajar... por primera vez, no iba a entrometerse en lo que Lao hiciera, sobre todo, porque luego de aquella hermosa escena... porque al parecer, K y Jing estaban destinados a suceder.

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