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Capítulo 5: Desayuno

EL SOL BRILLABA A TRAVÉS DE LAS APERTURAS DE LAS PERSIANAS DE CAMILO, ILUMINANDO SUAVEMENTE LOS ROSTROS DE LOS DOS ADOLESCENTES QUE AÚN DURMÍAN.

Camilo abrió lentamente los ojos, de inmediato encontrándose cara a cara con la cabellera de rizos de Valentina. Sonriéndole a la chica que yacía acurrucada a su lado, pasando los dedos por aquellos chinos. Anhelando poder estar así para siempre.

El sonido de la puerta abriéndose lo hizo voltear rápidamente, sus ojos se sobreabrieron cuando vio a su madre. Antes de que Camilo pudiera hablar, Pepa jadeó sin aliento al ver a Valentina acurrucada junto a Camilo.

"¡Mamá! ¡No es lo que parece!" Camilo susurró frenéticamente, tratando de no despertar a Valentina.

"¿Qué quieres decir con que no es lo que parece? ¡Se ven lindos! ¿No son lindos?" Pepa sonrió, el sol iluminando el rostro de los dos adolescentes cada vez más radiante.

"Oh. Pensé que tú- ya sabes." Camilo suspiró aliviado, "Puedes dejar de hacer eso con el sol, despertará a Val."

"No puedo dejar de hacer eso con el sol, Camilo. Estoy feliz. ¿No quieres que esté feliz?" Pepa vocifero.

"Eso no es lo que quise decir mamá. ¿Puedes irte por favor?" Camilo suspiró.

"Bien." Pepa resopló mientras salía de la habitación de su hijo, cerrando la puerta ruidosamente.

Camilo maldijo en silencio cuando sintió que Valentina se movía en sus brazos.

"¿Camilo?" Balbuceó Valentina.

"Buenos días Val." Camilo sonrió y colocó un mechón de cabello detrás de la oreja de la chica.

"No quiero levantarme." La chica murmuró mientras empujaba su rostro contra el pecho de Camilo.

"¿Por qué?"

"Quiero quedarme así." Ella se quejó.

"Yo igual. Pero tarde o temprano alguien de mi familia estará aquí, así que es mejor que nos levantemos." Camilo suspiró mientras se sentaba, arrastrando a Valentina con él.

"¿Podemos ir a la ciudad hoy? Quiero ese hermoso vestido que vi, y un nuevo juego de pinturas." Preguntó la chica mientras salía de la cama de Camilo.

"Por supuesto que podemos. ¿Vienes a cenar esta noche?"

"Si tu abuela también me quiere. Es una cena de compromiso no quiero causar molestias .. " Valentina guarda silencio mientras recoge su ropa de encima de una silla.

"No seas boba. Cuantas veces tenemos que decirte que prácticamente ya eres una Madrigal." Gruñó Camilo.

"Lo sé pero-"

"Estás aquí todo el tiempo, comes casi todas las comidas con nosotros, ayudas en la Casita y toda mi familia te adora." El chico expresó mientras colgaba boca abajo de la cama, "Así que, no estarías siendo una molestia."

"¿Pero y si los Guzmán piensan que me estoy entrometiendo?" Valentina preguntó con las mejillas infladas.

"Bueno si Mariano se va a casar con Isabela, entonces tendrán que acostumbrarse a que estés constantemente cerca." Él sonrió.

"Como sea. ¿Puedes irte? Necesito cambiarme." La chica preguntó e hizo un gesto hacia la puerta.

"¿Y si mejor me quedo?" Cuestionó Camilo mientras se volteaba boca abajo, levantando las cejas hacia arriba y hacia abajo.

"Fuera, asqueroso." Valentina frunció el ceño y le arrojó una de sus sandalias.

"¡Está bien, está bien! Me voy." Camilo se rió y salió corriendo por la puerta, esquivando por poco la otra sandalia de la chica.

Al salir de la habitación de Camilo, Valentina ladeó la cabeza confundida al no ver al moreno. Encogiéndose de hombros, la chica siguió bajando las escaleras estremeciéndose cuando tropezó con Isabela, quien parecía bastante distraída.

"¡Lo siento mucho, Isabela!" Valentina se disculpó, estirando las manos para agarrar los hombros de la chica mayor.

"Está bien Valentina. No estaba mirando por dónde iba." Isabela dijo con una sonrisa tímida, tomando una de las manos de Valentina con bastante fuerza.

"Hahaha yo igual." Valentina dijo lentamente antes de darle a Isabela una rápida sonrisa y continuar bajando las escaleras.

Caminando hacia el patio trasero, Valentina entrecerró los ojos. Ese fue un extraño comportamiento en Isabela, ¿verdad?
Valentina rápidamente eliminó ese pensamiento de su cabeza, esta noche era la cena de compromiso de Isabela. Probablemente solo estaba estresada.

"Val." Una voz susurró mientras Valentina llegaba al patio trasero, haciéndola saltar. Valentina miró hacia donde provenía la voz y puso los ojos en blanco cuando hicieron contacto con los de Camilo.

"¿Sí, Cami?"

"¡Acabo de tener la idea más brillante!" El chico exclamó en voz baja mientras le hacía señas a Valentina para que se acercara.

"Sí, seguro que sí." Dijo sarcásticamente mientras se acercaba.

"Dolores aún no ha tomado su desayuno, ¡así que voy a cambiar de forma y podré conseguir más desayuno para nosotros!" Camilo lo explicó con una sonrisa de orgullo.

"Es lindo que pienses que eso funcionará." Valentina sonrió.

"¿Qué quieres decir? ¡Por supuesto que funcionará!"

"Sí, hasta que los demás se den cuenta de que hay dos Dolores dando vueltas." Valentina dijo inexpresiva.

"Mhm creo que eso podría ser un problema." Camilo dijo acariciando su barbilla, "¡Es broma! Para cuando se den cuenta, probablemente ya tenga la comida así que no creo que me hagan devolverla."

"Si tú lo dices, Camilo." La chica negó con una sonrisa, "Ahora, si me disculpas, voy a ir a buscar mi comida sin ser una mentirosa."

"¡Me lo agradecerás cuando haya arepas de más en tu plato, Valentina!" Camilo gritó tras su mejor amiga antes de transformarse rápidamente en su hermana y correr tras ella.

"¿Puedes por favor seguirle la corriente a esto, Val?" Camilo le susurró con ojos de cachorrito a su mejor amiga que estaba de pie frente a él al otro lado de la mesa.

"No me pongas esos ojos Cami."
Valentina gimió con los ojos cerrados.

"Por favor, Valentina. Te compraré las cosas que querías comprar en la ciudad." Suplicó Camilo.

"Está bien. Pero tienes que comprarlos de verdad y no escabullirte como la última vez." La chica dijo con un severo dedo apuntando hacia él.

"¡De acuerdo! Ahora sigue el juego, creo que alguien viene." Camilo dijo, apilando rápidamente la comida en su plato.

"¡Dolores hola!" Mirabel sonrió mientras corría hacia Camilo, "¡De mis primas mayores tu eres mi favorita! ¡Y siento que podría contarte lo que sea y que tú puedas contarme a mí lo que sea!"

"Cómo el problema con la magia de anoche que no le preocupo a nadie más, pero tal vez pasó algo y tal vez yo deba saberlo." Mirabel habló rápidamente esperando una respuesta de parte de Dolores.

"¡Camilo! Deja de fingir que eres Dolores solo para repetir." Félix lo regañó mientras salía de la casa con la verdadera Dolores.

"Tocaba intentar." Camilo se encogió de hombros mientras cambiaba de forma de nuevo a sí mismo, "¡Eh!" Gritó cuando la Casita lo golpeó con la ventana.

"Te lo dije." Valentina le recalcó mientras caminaba hacia la silla.

"Todavía tengo su desayuno, Valentina. Así que de hecho funcionó." El chico sonrió con suficiencia mientras se sentaba en su silla.

"Guau. ¿Quieres que te dé una galleta o?" Valentina preguntó sarcásticamente con las cejas levantadas.

"No, pero te acepto un beso." Camilo respondió inclinándose hacia la chica con los labios estirados y los ojos cerrados.

En respuesta, Valentina giró los ojos con un ligero rubor en la cara antes de dirigir su atención hacia la abuela quien empezaba a hablar.

"Esta noche los Guzmán vendrán a cenar y quiero que todos se comporten lo mejor posible." La mujer mayor dijo, "Dolores, ¿Ya tienen fecha?"

"Esta noche, quiere cinco bebés." Dolores dijo después de escuchar por un segundo.

A Isabela le brotaron cinco flores rosas ante la mención de cinco bebés y los ojos de Valentina se abrieron como platos.
¿Cinco bebés? Maldición Mariano.

Valentina esperó el resto de los anuncios por parte de la abuela sabiendo que no le correspondían a ella, solo esperaba que terminara para que ella y Camilo pudieran ir a la ciudad.

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