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» Capítulo XXII

TaeHyung sabía que eso iba a pasar, todos sabían que eso iba a pasar. De hecho era hasta absurdo decaerse por algo que estaba dentro de las posibilidades, y que tuvo en cuenta desde que se planteó llamar su atención. Sabía que Jeon JungKook tenía el premio por excelencia a enfriar los corazones más cálidos, pues nadie era capaz de conseguir su interés, debido a la personalidad poco llevadera que repele a los demás. Y si sabía que todo eso pasaría, que su corazón dolería, que lloraría a causa del coraje y la desilusión, que poco a poco sentiría un vacío en su estómago, ¿por qué el golpe sigue siendo así de duro? ¿Por qué sigue tan impresionado por su vaga reacción ante su arduo esfuerzo?

     ¿Por qué pensó que podría gustarle a la persona menos indicada que conocía? Cuando era tan notorio el contraste entre ambos, cuando fue advertido de toparse con un alma que difícilmente abriría sus puertas. Se preguntaba si, al menos una sola vez, JungKook pudo intentar verle de otra manera; si hubo un pequeño esfuerzo de su parte. Si las conversaciones raras valieron la pena. Dime, TaeHyung, ¿valió la pena la altura?

     En lo que su cabeza logra encontrar excusas para olvidar esas preguntas, Tae se da cuenta de algo sin querer, ya que todos lo comentaban: los últimos tres días de la semana, Jeon JungKook se ausentó en la escuela. Nadie vio más al pelinegro, no saben nada de él, tal cual es desde que lo conocían. Siendo viernes, TaeHyung harto de enojarse consigo mismo, y con el otro involucrado, cada vez que recuerda su cabellera o creía verla entre las muchas cabezas poseedoras de pelo negro, simplemente seguía su vida esperanzado en la mejora de su situación. A pesar de eso, no muestra una sonrisa cálida como siempre; su humor no es el mejor, pues está decepcionado. YoonGi le dijo unas cuantas veces que "todo pasa por algo", frase alentadora que es muy conocida y vieja, pero que en momentos como ese es apreciada por su corazón y puesta en su cabeza para no rendirse con sus decisiones y su actividad escolar o social. Las palabras de ese tipo casi siempre logran subirle el ánimo. Es bastante bueno.

     Además, tiene a su lado a Hong JiSoo, Jimin y a sus demás conocidos, quien hasta ese instante se esmeran día a día en hacerlo reír para superar la impotencia y el coraje que carga, junto con la clásica decepción romántica.

     — Basta, Joshua, no hagas esa cara porque quiero reírme.

     — El punto es que te rías —dice Joshua volviendo a hacer ojos bizcos, sacándole una sonrisa a TaeHyung—. Entiendo lo que pasó, pero no debes estar tan ausente.

     "Ausente" probablemente es una palabra que describía la mitad del estado de TaeHyung. Es cierto que de repente no presta atención, pero va más allá de eso. Constantemente habla consigo mismo, teniendo a sus amigos enfrente, maldiciendo sus acciones deplorables y culpando a JungKook porque las cosas salieran mal... Sin embargo, se retracta al instante, porque culpar a alguien en concreto sería un error descomunal a causa de su egoísmo.

     YoonGi llega con pasos agigantados hablando con Jung HoSeok de algo que los oídos de TaeHyung y JiSoo no logran captar. La expresión de preocupación que cargan los mayores va más allá de un problema común, y eso hace que Tae y Joshua se miren por un instante antes de mirar a sus amigos entrar en un estado de crisis-discusión-incomprensión, hasta tenerlos enfrente con expresiones poco claras y palabras que vuelan sin poder entender un solo comino. Todo va de mal en peor. Por mucho que Kim TaeHyung no quisiera entrometerse, si YoonGi tiene un problema también sería el suyo, y por el tipo de mirada que YoonGi tiene, entonces parece tener otro embrollo del cual encargarse.

     — HoSeok hyung y YoonGi, ¿pasa algo? —JiSoo rompe el silencio.

     La mirada del capitán de básquetbol, y los ojos de Min YoonGi van directamente hacia el pelinegro, quien ha sido dominado fácilmente por la duda, preguntando algo que nadie se atreve a cuestionar. Pero, seguido de esto, miran atentamente a TaeHyung, confundiéndolo en el acto.

     Los últimos días, la ausencia de Jeon JungKook es algo de lo que se habló mucho en la escuela, como es de esperarse, porque están hablando del chico que es un enigma por el simple hecho de ser quien es, por actuar como cualquier otro, pero que está en el ojo público porque a alguien se le ocurrió que sería buena idea. No, nadie fue a su casa a entregarle las tareas (solo TaeHyung tiene idea de donde vive; además que nadie es totalmente su amigo como para "preocuparse" para que no se atrasara en la escuela). Todos se enteraron de que el castaño y Jeon JungKook dieron por terminada la relación. ¿Cómo? No fue difícil. Bastaron unas simples preguntas a TaeHyung y la ya conocida presión social para que este soltara la sopa y que la escuela se alborotara por la soltería de un chico muy codiciado, por el cual nadie está preocupado por averiguar si aún vive.

     Además, la población estudiantil pendiente de la vida de JungKook llega a una conclusión muy sencilla: la relación fue duradera, pero poco sentimental, con poco más de tres meses. Un día de agosto, Kim TaeHyung se dio por vencido con JungKook. Es la versión oficial. No paran de hablar, claro, los chismes crecen al igual que las teorías de la ruptura; entrar en detalles sería demasiado complicado, pues varía y está repleto de conspiraciones. No se esperaba menos de seres tan despreciables como la mayoría de la escuela, enganchados del chisme. ChangGu y su séquito ríen y se burlan de TaeHyung, a escondidas porque temen tener un reclamo verbal o físico encabezado por Jung HoSeok o YoonGi; y deben admitir que no estarían sorprendidos si el mismo JungKook se aparecía a darles un escarmiento. Los únicos que se mantuvieron firmes y supieron la versión oficial son TaeHyung, JungKook (de quien nadie tiene idea dónde está), JiSoo, HoSeok y Min YoonGi.

     Regresando al momento, TaeHyung alza las cejas.

     — ¿Por qué me miran así?

     — Mh... JungKook dejó el equipo de básquetbol ayer.

     Los ojos de TaeHyung se sorprenden y lo deja ver. Pero ¿qué demonios tiene que ver eso con él? Peor aún, ¿por qué YoonGi y HoSeok lo ven de esa manera? Como si de verdad fuese tan importante, sintiéndole lástima y buscando las palabras correctas para no "herirlo" más de la cuenta. Tae pretende mantener en alto que Jeon JungKook fue una de las tantas cosas que no logró en su vida y que terminaría por olvidarlo rápidamente, pues le importa menos que un méndigo cacahuate. No es cierto, le importa JungKook, sus sentimientos no iban a cambiar de la noche a la mañana, y es lo que menos espera de sí mismo. Siempre se alza entre los demás por su personalidad emocional que difícilmente dejaba ir algo que, de una u otra manera, le interesaba.

     — ¿Y eso a mí qué?

     — No, no lo entiendes. —Las manos de YoonGi se mueven de lado a lado y se sienta al lado de TaeHyung antes de seguir hablando—. JungKook estaba esperando ser capitán, ¿por qué habría de salirse?

     TaeHyung reconoce al instante que eso es una mentira, y que probablemente esa suposición es parte de cierta sección de chismes que rondan, como siempre, en la escuela. Por otro lado, JungKook le tiene cierto cariño a ese deporte, tan solo por sus viejas visitas a la heladería después de cada partido, ¿qué razones tendría el chico para tirar la toalla? ¿Eso significaba que, de alguna forma, su persona dio impacto en el pelinegro? ¿Es eso una señal?

     Se dice mentalmente que tiene que dejar de preocuparse, dejar de dar su mente a alguien que con dificultad lo mira a los ojos y a quien, solo para agregar, no ha visto hacía días.

     — Debe de tener cosas importantes que hacer en la tarde —excusa TaeHyung, restándole importancia. Sus ojos pasan por toda la escuela y recaen en la banca donde solía esperar a JungKook después de clases.

     YoonGi mira a HoSeok, pero el chico solamente suspira, sin querer hablar más de nadie. Lo más cercano que Jeon pudiera tener a un amigo es Jung HoSeok, porque viven cerca uno del otro, añadiendo a ello su constante socialización por el equipo deportivo, donde el capitán se ve obligado a hablarle a cada integrante. Saben bastante del uno al otro; sin embargo, no hablan como amigos íntimos, nunca más que algunas palabras. Cuando HoSeok saliera de la escuela, el capitán sería Jeon JungKook, por más que se negara cuando lo propusieron y pidió con todas sus fuerzas seguir en el puesto cómodo que tenía. El capitán del equipo entiende a JungKook: su forma de ser es natural, nunca actúa en contra de sus principios, y aunque muchas veces se le confunde con alguien rudo y hasta grosero, solo es tan sincero y serio con su actitud que hiere.

     Sus ojos, por primera vez en la semana, se sienten cansados. TaeHyung quiere dormir, quiere dormir en su cama y no despertar hasta el lunes. Se quedaba pensando en medio de clases qué hubiera pasado si JungKook de primera instancia hubiese dicho "no". ¿Todo sería más fácil? No tiene idea. No duda que hubiera hecho lo imposible por tener la oportunidad de participar, y de inmediato se siente mal por pensar en eso como un juego de supervivencia, como si la oportunidad fuese menos de "ser una pareja verdadera" y se centrara específicamente en ver a JungKook como un premio codiciado. Esa no es su intención, y duda que alguien tuviera esa percepción. Simplemente se sienten afortunados por tener un chance, por más pequeño que fuera.

     Pero, aun así, por más que se esforzó y no hubo resultados, sigue cuestionándose: ¿JungKook siempre estuvo bromeando con todo? ¿Ni siquiera su maldito apodo fue importante? ¿Nada? ¿De verdad lo quiso como a una nube pasajera hermosa que se iba debido al denso aire? Entre más lo piensa, más tiene la necesidad de entenderlo. Crece en su interior el sentido de la determinación, el deseo y las esperanzas.

[...]

El fin de semana, ahora solitario por la ausencia de un alma desinteresada y poco sonriente, pasa muy rápido. Hasta que cae de nuevo en cuenta que es un nuevo día. Un lunes, a una semana de empezar septiembre. La inerte presencia de TaeHyung se hace completamente cálida. Ha decidido que, en caso de no lograr algo, no puede mantenerse como un llorón todo el tiempo; que todos los malos sentimientos son pasajeros, que la vida sigue aunque los recuerdos te inundaran a veces. Ese día, esmerado en sonreír, toma asiento en una banca para esperar a YoonGi y a Joshua, quienes suelen llegar juntos a la escuela. Tiene la cabeza especialmente llena de preguntas: ¿Hay tarea? ¿Qué comería esa tarde? ¿El cielo siempre es tan bonito y azul? ¿Qué se celebra en septiembre?

     Justo cuando YoonGi y Hong Joshua llegan a su lado, los murmullos incesantes a sus alrededores le hacen girar la cabeza.

     — Al menos sabemos que no está muerto —menciona YoonGi en voz baja, mirando cómo Jeon JungKook entra caminando.

     El pelinegro porta su característica gabardina negra, con su pantalón oscuro, sus botas y, a diferencia de todas las veces en las que se ha presentado a clases, una playera azul marino que cae con suavidad. El accesorio que más destaca es, claro, aquella expresión confusa y demasiado demacrada para alguien tan desatento como JungKook. TaeHyung corre la vista después de observarlo con impaciencia, mientras su andar es delicado y pesado, y se dedica a ver su celular con sus sentimientos saliendo a flote y arruinándole el positivismo que decidió cargar aquella mañana.

     — ¡Tenemos una nueva confesión!

     TaeHyung quería mantener los ojos en el celular. Se repite mentalmente que voltear a ver cómo alguien más cae en las redes de JungKook es simplemente cruel para sus sentimientos y su estabilidad.

     De poco en poco, el tumulto de gente se forma. Dejan en medio a Jeon JungKook y a alguna otra chica de la clase de arriba. Los cabellos lacios caen por sobre sus hombros suavemente. Es una pequeña de orbes oscuros y sonrisita tímida, digna de atención. JungKook permanece de pie, justo enfrente de ella, mirándola fijamente con aquellos ojos aburridos que siempre ponía cuando una confesión como esa lo detiene.

     — ¿Le va a decir? No tiene nada que terminó con Kim TaeHyung —escucha TaeHyung cercano a él. Sus ojos, por inercia, se levantan y se topan con la escena.

     TaeHyung mira fijamente: la chica bajando su cabeza y comenzando a hablar. Jeon JungKook ahí de pie, escuchándola con su clásica expresión fingida. La misma historia de siempre, todos mirando con atención, animando al afortunado que tuvo la valentía de acercarse. Igual que siempre. TaeHyung y todos presencian cuando la pelinegra deja de hablar. Un JungKook al cual no se le puede describir se inclina rozando la oreja de la chica con su mejilla, dejando a todos asombrados por la cercanía. Tae mira aquello con algo de recelo y una punzada en su corazón, pero sin emitir sonido alguno. Es entonces que JungKook, después de palabras que no fueron escuchadas por nadie más que la chica, mira atento a la castaña que sonríe con timidez.

     El bullicio se escucha, los rumores ya corren después de esos escasos y extraños segundos. Algunos ya están celosos, las amigas ya dan de saltos emocionados y el último novio mira desalentado la situación, con una expresión poco conocida en él.

     Y el ruido sigue, hasta que los pasos largos de JungKook se hacen escuchar, callando a medio mundo y dejando a una chica con expresión confusa y un casi inexistente indicio de sonrisa.

     — Le dijo que no.

     — ¿Jeon JungKook rechazó a alguien?

     — ¡JungKook rechazó a Eunha!

     TaeHyung se queda un momento callado, perplejo ante lo que oye y con ideas en la cabeza que no lo dejan ser crítico. Se repite mentalmente: Deja de hacerte ilusiones. Piensa que todos simple y sencillamente suponen cosas, o es así hasta mirar a Eunha llorar y a sus amigos intentando subirle el ánimo. Sin ganas de pensar, se levanta abruptamente de su lugar y empieza a caminar hacia su aula, dejando de lado a todo aquel que le hablara y le preguntara qué le hizo a JungKook para haberlo dejado así.

     Cuando las cosas no pueden estar peor, las ilusiones estúpidas vuelven a golpear la puerta de su incrédulo corazón.

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