Capítulo XXVIII
Luna
Su abrazo es todo lo que necesito. Me ha venido bien estar unos días fuera, he podido concentrarme y recuperarme pero le he echado mucho de menos. Nos despedimos de MJ y de Lizzy y nos marchamos a casa.
— Tengo muchas ganas de conocer por fin la casa de Justin y Christian — comenta Derek.
— Mierda — no me acordaba de que hoy celebraba su cumpleaños. — No me he acordado de comprar su regalo.
— No te preocupes pequeña, está todo controlado. Su regalo está en el maletero.
— Eres el mejor, gracias por encargarte — le agradezco.
— No tienes que agradecerme nada, es un regalo de parte de los dos. Le hemos cogido una silla gamer.
— Seguro que le encanta, y ahora que está estudiando programación de videojuegos le viene súper bien.
— Espero que le guste sí.
— ¿Qué tal con el vecino nuevo? — Pregunto.
— Un show. Cada día se acuesta con una chica distinta y cada vez gritan más. Me he tenido que comprar tapones porque vaya tela — explica enfadado.
— Ya se le pasará — digo riendo — seguro que es la primera vez que vive solo y quiere aprovechar el tiempo. Ya se cansará.
— O no.
O no. La que nos espera...
Llegamos a casa y voy directa a la ducha. Hace buen tiempo así que me pongo un vestido primaveral de flores, largo y unas sandalias. Me rizo el pelo y me maquillo. Cuando salgo Derek me come con los ojos.
— Estás preciosa.
— Siempre lo estoy, ¿no? — Digo coqueta.
— Cada día más — besa mi mano, cojo mi bolso y salimos de casa. — Mierda, digo cuando llegamos al portal, me he dejado el móvil arriba.
— Voy sacando el coche del garaje, te espero aquí.
— Vale, no tardo — le beso y vuelvo al ascensor.
El móvil está en el baño, lo guardo en el bolso y salgo de casa. Estoy cerrando la puerta cuando oigo una voz. Esa voz... hace mucho tiempo que...
— Parece que el destino vuelve a unirnos.
— Álex — susurro.
— Hace mucho tiempo que no nos vemos, pero tú no has cambiado nada. Sigues con la misma apariencia inocente que hace unos años, sólo que... ahora tienes cuerpo de mujer — comenta devorándome con la mirada y por instinto cruzo mis brazos cubriendo mi escote. — No te tapes, no tienes nada que no haya visto ya, aunque me encantaría ver tus tetas, comer tu coño y follarte sin piedad sobre la encimera de mi cocina.
Retrocedo hasta quedar de espaldas contra la puerta de mi casa.
— Tranquila, no voy a hacerte nada, de momento.
— Ni de momento ni nunca, tengo pareja, Álex. Ni muerta haría algo contigo.
— No me importa, no soy celoso, puedo compartirte — se relame los labios y va a tocarme pero palmeo su mano y le cruzo la cara.
— Ni se te ocurra tocarme, ni si quiera lo intentes — le amenazo.
— O qué — dice acorralándome. — Me debes algo, y pienso cobrármelo — se aleja poco a poco y me guiña un ojo. — Nos vemos, vecinita.
Pongo cara de asco y en cuanto bajo el primer tramo de escaleras acelero el paso y termino bajándolas de tres en tres, no sé cómo no me he caído. Salgo del portal y entro en el coche intentando aparentar tranquilidad. Obviamente no lo consigo.
— ¿Estás bien? — Pregunta Derek.
— Sí — no se lo cree. — Es que el ascensor tardaba mucho así que he bajado corriendo por las escaleras. Perdona si he tardado mucho no encontraba el móvil — me disculpo pero sigue sin creérselo.
— No te preocupes, ¿lo encontraste?
— Sí — respondo y sonríe.
— En marcha.
Salimos a la calle principal y nos ponemos rumbo a casa de nuestros amigos.
Es la primera vez que venimos y tengo ganas de ver cómo es en persona. Estoy muy emocionada.
Me encanta cómo está decorado, tiene el toque de Justin y Christian ha llenado el salón de globos, serpentinas y un cartel de Feliz Cumpleaños cuelga por toda la pared.
— Felicidades — felicito a Justin y le abrazo.
— Muchas gracias, y gracias por venir después del viaje, debes estar agotada.
— No te creas, he aprovechado en mis descansos de conducir para dormir.
— Ya, aún así, muchas gracias — me abraza de nuevo y me susurra al oído — estás preciosa, pero no hay nada que pueda tapar tus ojeras — nos separamos y me acaricia la mejilla. — Gracias de nuevo por venir, significa mucho para mí.
— No me lo perdería por nada.
— ¡Cumpleañero! — Grita Katy entrando en el salón.
— ¡Katy! — Ambos de abrazan y saltan contentos por el salón. Son como dos críos.
— Nena — viene hacía mí y me abraza — ¿cómo estás?
— Mejor, me ha venido bien salir unos días.
— Me alegro mucho, ya sabes que si necesitas cualquier cosa...
— Lo sé — la corto. Sé que siempre puedo contar con ella.
— Luna — Alan también me abraza.
Una vez terminados los saludos Katy insiste en abrir primero los regalos. Justin se queda de piedra cuando ve el nuestro.
— Es impresionante, ¿sabéis? Es perfecta. Estoy programado mi primer videojuego y con esta silla voy a parecer todo un profesional.
— Muy pro — comenta Christian.
— Muy pro — repite Justin. — Gracias a todos. Ahora ¡a comer!
Han preparado todo un festín y está buenísimo. Al terminar, recogemos los platos y hacemos sitio a la tarta que han comprado. Cantamos el cumpleaños feliz y sopla las velas. Christian parte y reparte la tarta y empezamos a comer.
— Hecho menos la tarta de tres chocolates de Anna — comenta Justin — pero más de menos la echo a ella. ¿Sabéis algo? ¿Habéis tenido noticias?
Derek y yo nos miramos, no he querido decir nada a mis amigos pero creo que es hora de que lo sepan.
— Nuestras amigas de la facultad me dijeron que el día del velatorio de mi abuela la vieron ir con Theo a una fiesta temática en su fraternidad — explico.
— No me lo puedo creer — dice Katy y da un golpe sobre la mesa. — ¿En qué cojones está pensando?
Respiro hondo y les cuento todo lo que ha pasado con Anna desde que conoce a Theo. No dan crédito.
— Ha perdido la cabeza — comenta Alan.
— Está enamorada — la defiende Justin. — Cuando estamos enamorados cometemos está clase de locuras y luego nos arrepentimos cuando nos damos cuenta de que lo hemos hecho todo mal.
— No son locuras, son errores — interviene Katy. — Por muy enamorada que estés no puedes dejar de lado a tus amigos. Joder Justin, no ha venido a tu cumpleaños, ¿te ha felicitado al menos? — Niega con la cabeza. — Tampoco vino al velatorio ni al entierro de Dory, ni si quiera ha escrito a Luna para darle el pésame. La está cagando bien cagada y yo estoy muy enfadada con ella.
— Volverá — dice Justin — estoy seguro de que en algún momento la recuperaremos.
Todos guardamos silencio, espero que tenga razón.
— Estaba todo buenísimo, gracias por invitarnos — me despido de Justin.
— Gracias a vosotros por venir y por los regalos, no hacía falta.
— Claro que hacía falta, un cumple no está completo sin regalos — dice Derek.
Abrazamos a nuestros amigos y bajamos a la calle a coger nuestros coches.
— No tan rápido, señorita — me detiene Katy. — A ti te pasa algo, y no me vengas con que estás cansada, ¿qué ocurre? — Pregunta cruzándose de brazos.
Miro a Derek en busca de ayuda pero resopla.
— Yo también quiero saber qué ocurre. Estás muy rara desde que hemos salido de casa.
— No quería que te enteraras así — digo encogiéndome de hombros. — Antes te mentí, no tardé porque no encontraba el móvil. Es que me crucé con el nuevo vecino. Es Álex.
— ¿El chico que nos contaste que casi te...? — Katy deja la pregunta a medias.
— ¿El chico que llevo una semana oyendo follar es Álex? — Pregunta Derek levantando la voz.
— Sí — confieso.
— Joder — comenta Alan. — ¿Te ha hecho algo?
— No, pero en sus ojos vi la intención. Le hice mucho daño en el pasado y quiere cobrarse su venganza.
— Si ves cualquier cosa rara llámame y le pateo el culo — dice Katy crujiendo sus dedos.
— No hace falta porque pienso matarle en cuanto le vea — Derek se cruza de brazos y empieza a pasear a nuestro alrededor. Está nervioso.
— Ey — cojo su mano y le detengo — no va a hacerme nada, mucho ladra pero poco muerde.
— Ya veo como poco mordió en el pasado. Luna ese chico es peligroso.
— Ya, pero no podemos hacer nada.
— Sí que podemos, por lo que lo te hizo...
— Lo que me hizo pasó hace muchos años — le detengo. — Aunque ahora le denunciase no hay evidencias de que me haya hecho algo en el presente. No hay testigos de nuestra conversación, no hay ninguna prueba.
— Ni las va a haber, no le pienso dejar que se acerque a ti — dice muy serio.
— Tened cuidado chicos — interviene Alan.
— Llamadme si necesitáis algo — Katy me abraza.
Nos despedimos y volvemos a casa. Durante el camino de vuelta Derek está muy callado y eso me preocupa. Aparca el coche y no suelta mi mano hasta que entramos en casa y cierra la puerta con llave.
— Luna, va a parecerte mal lo que voy a decirte pero no quiero que salgas sola de casa y tampoco abras a nadie si estás aquí sola, ¿vale?
— Vale — respondo, sólo quiere protegerme y lo entiendo. La verdad es que me da un poco de miedo tenerle enfrente.
— Prométeme que se lo vas a decir a tus hermanos. Quizá ellos puedan hablar con Eliana o lo hago yo si quieres para que eche a ese ser de casa de tu abuela.
— Seguro que han firmado un contrato Derek, no puede echarle así por que sí.
— Bueno, pero seguro que algo puede hacer.
— Vale, hablaré con mis hermanos pero ahora vámonos a la cama, por favor, estoy agotada.
Se acerca a mí, me besa la cabeza y asiente.
— Venga vamos.
Nos metemos en la cama y me abraza con más fuerza de la normal, yo me dejo acunar y me quedo dormida entre sus brazos.
Es jueves por la noche y estamos tumbados en el sofá viendo una película. Ya se nota que hace más calor y hemos dejado abiertas las ventanas, a pesar de que nuestro querido vecino está follando en la cocina. Por suerte, a los pocos minutos para.
— Ha durado poco — dice Derek.
— Si es que la tiene que tener en carne viva de tanto follar — digo — es la tercera vez hoy.
— A ver si es verdad y nos da un poco de paz.
Oímos la puerta y treinta segundos después su timbre suena.
— Se ha debido dejar algo en su casa — comento pero me callo al oír un portazo.
— ¿Ligue insatisfecha? — Bromea Derek y me río.
Están hablando demasiado alto, están discutiendo y subo el volumen de la tele, pero ellos cada vez gritan más, me levanto a cerrar la ventana pero una voz hace que me frene en seco. Es Anna.
— Derek — le llamo pero ya está detrás de mí.
— La he oído.
— ¿Qué hacemos? — Digo entrando en pánico.
— Llamarla, tiene que salir de ahí.
Cojo mi móvil y la llamo sin parar pero no contesta.
— ¡Quieres apagar el puñetero móvil? — Grita Álex.
El móvil sigue sonando y, tras oír cómo lo estrella contra la pared, la llamada se corta. Vuelvo a llamar y obviamente no da señal. Anna está incomunicada.
— Este es el resultado de no hacerme caso — dice Álex muy enfadado.
— ¿Según tú no te hago caso? — Replica Anna.
— No, haces lo que te da la gana. ¡Te dije que te alejases de ella, no para de meterte mierda en la cabeza sobre mí, de interponerse entre nosotros!
— ¡Lo hice, me alejé! Por eso me fui a vivir contigo.
— ¡Pero sigues hablando con ella! ¡Te sigue llamando!
— ¡Yo no la contesto! ¡La estoy ignorando desde que tú me lo pediste! ¡Hasta se ha muerto su abuela y no la he escrito, no la he llamado y mucho menos he ido a verla! ¡Y tú me lo pagas así!
— ¿Así cómo? — Álex se pone chulito.
— ¡Tirándote a todo el campus! — Anna está llorando.
— Si lo hago es porque no me das lo que necesito. Yo quiero dominar, follar duro, usar todo tipo de juguetes pero a ti no te va ese rollo. Sólo quieres hacer el amor de manera romántica, no te gusta mi estilo.
— ¡¿Y por eso me pones los cuernos?!
— Tú estás bien para un rato, pero para desahogarme necesito otro tipo de chicas.
— ¿Sabes qué? ¡Vete a la mierda!
Anna sale dando un portazo, miro a Derek y asiente. Salimos de casa pero Anna es mucho más rápida y cuando llegamos al portal ya ha arrancado su coche y se aleja por la calle.
Subimos a casa y llamo a Katy.
— Perdona por las horas — digo en cuanto descuelga — pero tengo que contarte una cosa.
— Dime.
— Álex, el vecino de enfrente, es el novio de Anna.
— Espera espera, ¿Anna está con dos chicos a la vez? — Pregunta Katy confusa.
— No, no está con dos chicos a la vez. Theo es Álex.
— ¿Se ha cambiado el nombre?
— No, a él nunca le gustó su primer nombre, siempre se presentaba como Álex, pero su verdadero nombre es Theodore Alexander — explico.
— Ostia...
— Tenemos que hacer algo, tenemos que avisarla de alguna manera. No tiene móvil, el impresentable ese se lo ha roto cuando Luna le ha llamado — comenta Derek. — Anna se ha alejado de todos por su culpa, porque él se lo ha pedido. Sabe que Dory ha muerto y no vino porque se lo prometió a él.
— ¿Qué podemos hacer? — Pregunto nerviosa.
— Tengo un plan — responde Katy.
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