Derek

Mark y Devon están muy pesados. Llevan todo el día insistiendo para que veamos una película pero yo tengo mucho que estudiar. Al final me han convencido, dicen que tenemos que desconectar un poco así que voy a la cocina y hago unas palomitas mientras ellos preparan la peli en la habitación.

Ponemos los boles en las camas y las bebidas en las mesitas y le dan al play.

Al final ha estado guay, mucha acción y mucho destrozo, vamos lo que se lleva en las pelis de acción actuales.

¡Felicidades pequeño! Espero que estés pasando un buen día y, aunque hoy no podamos vernos, quiero que el recuerdo de la pasada noche te acompañe hasta que vaya a verte el fin de semana. Te quiero mucho veinteañero. ¡Por muchos años más contigo!

Sonrío al leer el mensaje de Luna y empiezo a responder cuando me preguntan qué me pasa.

— Es mi cumpleaños y Luna me ha mandado un mensaje muy bonito felicitándome.

— ¡Felicidades! — Gritan los dos al unísono y se levantan a darme un abrazo.

— Esto hay que celebrarlo — dice Devon frotándose las manos.

— Lo siento chicos pero hoy no de verdad, tengo mucho que hacer, además ya es tarde para salir por ahí. ¿Lo dejamos para otro día?

— Qué muermo — responde Devon.

— Bueno no salimos, pero podríamos ir a la sala común a tomarnos unas cervezas, allí siempre hay de sobra — propone Mark.

— Bueno a eso no puedo decir que no — respondo y salimos de la habitación.

— ¡Ey! — Grita Oliver. — ¿Dónde vais?

— A por unas cervezas, ¿te apuntas? — Pregunta Mark

— Claro, no puedo negarme a unas birras.

Caminamos juntos bromeando y cuando llegamos a la sala común me quedo de piedra.

— ¡SORPRESA! — Grita un montón de gente.

Me paro a mirar y veo a mis padres, a mis amigos, Tom y Sam también han venido e incluso Dory. También hay varios compañeros de mi universidad y la de Luna. Abrazo a todos mientras me felicitan hasta que por fin llego a ella, a mi chica. Esta preciosa, brillando con luz propia y sé que todo esto ha sido idea suya. La cojo en brazos, giro con ellas y la beso.

— Antes de que digas nada — dice poniendo un dedo sobre mis labios — esto no habría sido posible sin la ayuda de tus amigos. Me han ayudado ellos — dice señalando al grupo que me ha tenido retenido viendo una película — y les guiño un ojo en señal de agradecimiento. Ellos asienten en respuesta.

— Gracias mi amor, es el mejor cumpleaños que he tenido — la beso y todos aplauden.

Y lo digo de verdad, este y el del año pasado con el concierto de Imagine Dragons han sido los mejores. Pensé que pasar el día de mi cumpleaños alejado de mis seres queridos iba a ser muy duro pero gracias a Luna todos están aquí y no puedo estar más agradecido.

— Gracias por venir — digo abrazando de nuevo a mis padres y después a mis cuñados. — Es un detalle.

— ¡Hermanito! Por fin te sueltan, no sabía que conocías a tanta gente — comenta Katy colgándose de mi cuello.

— Es lo que tiene la universidad, en las fiestas se conoce a mucha gente — respondo.

— Luna lo ha hecho muy bien — dice Justin — estaba deseando venir y tirarte de las orejas.

Christian, Alan y Anna se unen a él.

— Me alegra verte, Anna — le digo y se sonroja al instante.

— No podía perderme tu cumpleaños — responde tímida.

Luna y ella se miran y sé que algo ocurrió cuando las dejé solas hace unas noches, pero no es momento de preguntar, hay que celebrar.

— Felicidades cariño — Dory me abraza y me pellizca las mejillas, — sabes que para mí ya eres mi nieto.

— Te lo agradezco mucho, abuela — mi respuesta la hace sonreír y me abraza de nuevo.

— ¿Qué tal sienta entrar en la veintena? — Pregunta Tom abrazándome.

— Bueno, me duele la espalda, las rodillas me crujen... — bromeo y ambos se ríen.

— Sí sí, tu bromea que verás cuando te pase de verdad — Sam me palmea la espalda y sonríe.

La música suena y comemos y bebemos.

Al rato sacan la tarta, es la misma que hizo Dory para el cumpleaños de Luna y se lo agradezco, está buenísima. Soplo las velas deseando tener siempre conmigo a mi familia y me dan los regalos. Todos son geniales pero mi favorito es el de Luna. Me ha regalado una pulsera de plata con mi nombre y el símbolo de la luna en la parte delantera y nuestra fecha en la parte de atrás.

— Es perfecta, como tú — digo besándola. — Es lo más bonito que he visto nunca.

— Me alegro de que te guste — responde abrazándome.

La fiesta continúa y proponen un brindis por mí, para que cumpla muchos años más y yo no podría ser más feliz.

— ¡Hola amor! — Me saluda Luna al coger su llamada.

— Hola princesa, ¿qué tal?

— Bien. Quería proponerte algo.

— Soy todo oídos — me intriga su proposición.

— Es viernes y voy a estar sola, ¿te apetece pasar la noche conmigo?

— Claro que sí, pero ¿por qué vas a estar sola? ¿Y Anna?

— Hay una fiesta en nuestro campus y no me apetece ir. Además va a ir con Theo y no me apetece mucho conocerle después de lo que está haciendo.

— ¿Quieres que vaya contigo a la fiesta? — Ofrezco.

— No, de verdad que no. Es que no quiero ir, no sólo por él sino porque la temática de la fiesta no me entusiasma. Prefiero pasar la noche contigo viendo pelis.

— No se hable más — respondo decidido. — En un rato estoy ahí.

— Vale, te quiero.

— Y yo a ti.

Colgamos y me arreglo para ir a pasar la noche con mi chica.

De camino paro a comprar unas pizzas y mientras espero a que estén hechas paso a una tienda a comprar chuches y bebidas. Recojo las pizzas y a Luna se le cae la baba en cuanto las huele.

— ¡Qué buenas! Me lees la mente. Hoy me apetecía cenar eso.

— Te conozco bien.

— Como has traído la cena — dice señalando las pizzas — y el postre — ahora señala las bolsas de chucherías — te toca escoger qué vemos.

— Me apetece ver las películas nuevas de Spider-man. ¿Te apetece a ti también?

— ¡Sí!

Sabía que iba a querer, Spider-man le gusta mucho. Ponemos la primera película y empezamos la pizza.

Estamos tumbados en su cama viendo terminar la segunda película cuando Anna entra en la habitación y cierra de un portazo. Nos sobresaltamos y al oírla gemir Luna se levanta a ver qué ocurre. Enciendo la luz y veo que está llorando.

— Nena, ¿qué ocurre? — Pregunta Luna preocupada.

Se acerca a abrazarla pero Anna la aparta, se aleja y se abraza a sí misma.

— ¡Esto es culpa tuya! — Dice sollozando. — No tendría que haberte hecho caso.