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Capítulo XVII

Luna

El hotel está ambientado al más puro estilo Disney y yo me siento como una princesa en un cuento de hadas, viviendo en mi propio castillo en forma de suite.

— Nena, deberíamos acostarnos. Mañana nos espera un día muy emocionante y es mejor que estemos descansados.

— Tienes razón pero estoy tan nerviosa y emocionada que no voy a poder dormir. No estoy cansada, al contrario, estoy por las nubes ahora mismo — respondo saltando por toda la habitación.

— Anda para, pequeña saltamontes — Derek coge mi mano y me atrae hacia él. — ¿Te apetece que nos demos un baño relajante?

— Sí, claro que sí. Me apetece mucho.

Derek llena la bañera mientras saco las cosas de la ducha de la maleta que hemos traído.

— El agua está deliciosa — me tienta desde el cuarto de baño.

— Ya voy — respondo emocionada.

La bañera es enorme, cabemos los dos perfectamente incluso podrían entrar otras dos personas más. Derek ya está dentro y la espuma cubre su maravilloso cuerpo. No dudo en desnudarme y siento cómo me come con la mirada. Con una mano me ayuda a entrar y me tumbo sobre él, colocando mi espalda sobre su pecho. Comienza a masajearme los muslos y esta escena me recuerda mucho a la de mi cumpleaños, cuando perdí mi virginidad con él.

No puedo evitar gemir al notar cómo sus manos destensan mis músculos.

— Vas a ser un gran fisio, tus masajes son increíbles.

— Mis pacientes no dirán lo mismo — responde riendo. — Normalmente cuando vas al fisio te hace daño, curar lesiones es doloroso.

— Da igual. Según te vean les dará igual que les hagas daño.

— ¿Qué quieres decir? — Pregunta riendo.

— Que con un fisio como tú, así de guapo y buenorro, las mujeres van a dejar que les hagas cualquier cosa con tal de que las toques.

— Para mi negocio vendrá bien, pero ten claro que el único cuerpo que mis manos van a venerar es el tuyo, princesa — me dice susurrando y eso me pone a mil.

A él también porque noto su erección debajo de mí y sus manos pasan a masajear mi bajo vientre hasta que llegan a mi centro. Sus hábiles dedos presionan mi botoncito de placer y me estremezco hasta que noto cómo lentamente introduce en mi interior uno de sus dedos y me quedo quieta, absorbiendo cada sensación. Otro dedo más se une a la fiesta y no aguanto más. Me giro, me siento sobre él y suavemente dejo que su miembro resbale dentro de mí y me penetre. Me agarro a los bordes de la bañera para no resbalarme y Derek me agarra del culo.

— No hay mejor sensación que esta — sus palabras son casi gruñidos.

— Estoy de acuerdo — gimo en respuesta.

Nuestros movimientos se acompasan y el agua se desborda pero no nos importa. Me agarra más fuerte del trasero haciendo que me eleve y choque contra él mientras él también se mueve y un escalofrío me recorre la espina dorsal. Ambos explotamos en un gran orgasmo que me deja exhausta encima de él.

— Menudo desastre hemos armado — dice viendo todo el agua que hay por el suelo.

— Voy a limpiarlo — respondo riendo.

— Luego lo limpiamos, ahora ven, vamos a relajarnos un poco más.

Y eso hacemos. Nos quedamos en la bañera unos minutos más. Limpiamos todo el agua que hemos tirado cuando salimos, dejamos el baño reluciente y nos acostamos. Apoyo la cabeza sobre su pecho y me sumo en un sueño profundo.

Este hotel tiene acceso directo al parque así que conseguimos nuestras pulseras vip y, como no, unos planos del parque.

— ¿Dónde vamos primero? — Pregunto. El parque tiene varias zonas.

— Yo quiero ir a la zona de Star Wars — responde frotándose las manos.

— ¡En marcha!

Miramos el plano y vamos paseando hasta la zona. Hay varias atracciones y nos acercamos a la primera, no sin antes hacernos una foto en la entrada.

La primera atracción en la que montamos se llama Hyperspace Mountain. Sí tenemos que esperar cola pero porque hay más gente que lleva pulseras vip, pero no es mucho tiempo, en veinte minutos estamos ya montados. Entramos en un túnel y luces simulando ser disparos láser nos iluminan por todas partes. Después todo está oscuro y empezamos a ver naves espaciales, más luces láser y el túnel se ilumina por completo simulando que estamos en una nave y que hemos activado el viaje por el hiperespacio. Ha sido alucinante.

— Si nos da tiempo, quiero repetir — dice Derek. Está tan ilusionado como un niño el día de Navidad.

Nuestra siguiente parada es The Adventure Continue, es una especie de simulador cuyos asientos se mueven y te meten de lleno en la historia de Star Wars, viendo a Darth Vader, C3PO y participando en la batalla galáctica.

Por último nos montamos en una montaña rusa llamada Space Mountain, aquí vamos viajando por el hangar de las naves espaciales, viendo cada uno de sus secretos y observando cada nave. No sé si serán tamaño real como en las películas pero sí que son enormes. Aquí el tren no va tan rápido para que así podamos observar todo, pero hay que tener cuidado de no hacernos daño en el cuello con los giros que da.

Cuando salimos decidimos ir a comer.

Paseamos un poco más por la zona de Star Wars, viendo a los trabajadores disfrazados, haciéndonos fotos con ellos y viendo un desfile de naves espaciales que hacen.

— ¿Vamos a la zona Fantasyland? — Pregunto.

— Sí, vamos.

Nos hacemos la respectiva foto en la entrada y vamos a la primera atracción: Sleeping Beauty Castle.

El castillo de la Bella Durmiente es la atracción principal de esta zona. Estoy muy inquieta, muy nerviosa por entrar y sonrío como una niña cuando atravesamos el portón. Recorremos el enorme salón donde se realizaban los bailes, subimos las escaleras a los aposentos, vemos la chimenea, los pasillos y salimos a los balcones. Ya me imagino cómo sería ver a tu pueblo desde aquí mientras cantas y les saludas. Pasamos por las torres y bajamos las escaleras de caracol tan características de los castillos. Paseamos por los jardines viendo las esculturas y en mi cabeza no para de sonar la canción: Eres tú el príncipe azul que yo soñé...

Nuestro recorrido finaliza bajando a la mazmorra del dragón donde Maléfica convertida en la majestuosa y mítica criatura nos saluda dándonos la bienvenida a su hogar, eso o que nos quiere comer por molestarla.

— Es increíble — aplaudo — es mágico.

Derek me mira sonriendo y tira de mí para ir a la siguiente atracción. Se está haciendo tarde pero creo que dará tiempo a una más.

— De princesa en princesa — aplaudo.

Vamos a dar un paseo por Blanche – neige et les sept nains.

El coche que nos lleva es más pequeño así que nos toca esperar, lo bueno es que salen seguidos ya que al ser un paseo no hay peligro de que choquen. El viaje empieza entrando en la casa de Blancanieves y oímos a los enanitos cantar. Seguimos por el camino que ellos recorren para ir a la mina y allí vemos la primera aparición de la Reina Malvada, algo malo está tramando. Recorremos la mina, vemos los diamantes que los enanitos extraen cada vez que van y entramos de lleno en la guarida de la Reina Malvada, allí ya la vemos convertida en la Bruja que le da la manzana envenenada a Blancanieves, vemos las mazmorras, esqueletos cuelgan de sus paredes y terminamos en el terrorífico bosque donde Blancanieves pensó que moriría de miedo. Al final, el príncipe Florian nos da las gracias por visitarles.

— ¿Nos da tiempo a algo más? — Pregunto al salir.

— Es un poco tarde, deberíamos ir ya a cenar — responde mirando la hora.

Ya es de noche y tiene razón deberíamos cenar algo pero sólo nos queda mañana para terminar de recorrer el parque y aún falta mucho por ver. Nos sentamos a cenar y al terminar la música inunda nuestros oídos. ¡Un desfile! Vamos corriendo y las princesas subidas en sus carrozas nos saludan. La que más me gusta es la de Frozen, con Elsa, Anna y Olaf tirando nieve con un cañón.

Volvemos al hotel, a nuestra habitación de ensueño, nos damos una ducha y nos acostamos para mañana estar a primera hora según abran las puertas.


Les Voyages De Pinocchio es nuestra primera parada. Es un paseo más corto que el de Blancanieves. Primero pasamos por el teatro de marionetas, vemos al malo, la ciudad de chuches y a los pobres niños/burros encerrados en sus jaulas. Está tan bien hecho que siento pena por ellos, sus caritas son tan... que hasta me dan ganas de llorar. Continuamos en la casa de Pinocho, con él y Gepetto a la luz de las velas y por último el hada azul nos despide con sus mejores deseos.

Alice's Curious Labyrinth es nuestra siguiente parada. Esta atracción la recorremos a pie, espero que no sea muy larga, aún hay muchas cosas por ver. Agarro a Derek de la mano, nos hacemos una foto en la entrada y nos adentramos en el laberinto. Hermosas esculturas de todos los colores adornan esta parte del laberinto. Un poco más adelante, en el césped está la cara gigante del gato cuyos ojos se mueven. Al otro lado una Reina de Corazones gigante nos intenta asustar, o comer, no lo tengo muy claro, pasamos corriendo por su lado y nos escondemos en el castillo de naipes. Lo recorremos entero, subiendo y bajando sus escaleras de caracol y asomándonos a los balcones. Pienso que ya hemos terminado, pero no, el final es mi parte favorita: ¡feliz no cumpleaños a ti!

— Creo que de esta zona ya hemos visto lo más destacado — digo.

— ¿No quieres ver nada más?

— Por ver quiero verlo todo pero es nuestro último día, ya volveremos. ¿Vamos a la zona de piratas del caribe?

— Sí — sonríe — vamos.

Coge mi mano y vamos corriendo. Aún nos quedan muchas cosas por ver en cada zona, hay más atracciones, montañas rusas más pequeñas que realmente son para niños pero que yo me montaría sin dudar pero creo que lo estamos haciendo bien. Estamos viendo las cosas más importantes, las atracciones más chulas y eso es lo que importa. Nos hacemos una foto en la entrada de la zona y buscamos la primera atracción. Pirates of the caribbean es una atracción acuática, espero que sea un simple paseo sino... Sí, estoy en lo cierto, una barca nos recoge y recorremos el mar observando barcos, tesoros e incluso una batalla entre dos barcos cuyos cañones disparan cada pocos segundos. Pasamos por el pueblo donde la gente baila al son de la música y terminamos en la isla calavera, donde Barbosa y sus esqueletos protegen el tesoro.

Sentimos la adrenalina con Indiana Jones et Le temple du péril, una montaña rusa cuyas subidas, bajadas y loopins nos llevan por los templos malditos de las películas.

Le passage enchanté d'Aladdin es nuestra última parada en nuestra maravillosa visita al parque. Es un recorrido a pie por las calles de Agrabah donde Aladdín huía de los guardias, es más, están los muñecos de Aladdín y los guardias simulando una de sus batallas. Pasamos por la casa donde vivía con su fiel amigo Abu, la cueva de las maravillas con la lámpara y el genio, el desfile del Gran Alí, el mágico paseo en alfombra de Aladdín y la princesa Jazmín, la batalla con Jaffar y su final feliz.

— Es todo tan mágico, nunca te podré agradecer lo suficiente este regalo — me pongo de puntillas y beso a Derek.

— No tienes que agradecerme nada, me ha encantado regalártelo y venir contigo. Tienes razón, ha sido mágico.

— ¡Mira! — Cojo su mano y vamos corriendo a ver el desfile del Gran Alí. Todos cantamos y aplaudimos, es impresionante.

— ¿Dónde vamos? — Pregunta al terminar.

— Yo no me puedo ir de aquí sin ver al Capitán Jack Sparrow.

Volvemos a la zona donde estaban los piratas pero no tengo suerte. ¿Dónde se habrá metido? Le busco por todas partes pero nada, parece que hoy no quiere salir. Voy a darme por vencida cuando Derek sonríe y siento algo detrás de mí. Me giro y ¡ahí está! Salto emocionada y le hago el gesto suyo tan propio que hace cuando corre, lo entiende, nos preparamos y cuando Derek está grabando ambos salimos corriendo. Ahora ya sí puedo irme tranquila.

Cenamos algo rápido y cogemos nuestras cosas del hotel. Un coche nos espera para llevarnos de vuelta a nuestra habitación en París.


Hoy es nuestro último día y queremos aprovecharlo al máximo. Nos levantamos temprano, paseamos por los jardines de Luxemburgo y después visitamos el Panteón de París.

Hacemos una pausa para comer y vamos a nuestra última visita de este gran viaje: las catacumbas.

Como no, nos cuentan historias de terror, como que cada tres de noviembre se puede ver al fantasma de Philibert Aspairt deambulando por aquí. Otra es que pasada la media noche en cierta zona de los túneles varias voces se hacen sentir, provenientes de los muros. No sé si será verdad, pero mal rollo sí que da.

Volvemos al hotel a prepararnos para nuestra cena. Nos damos una ducha rápida y Derek sale dejándome el baño para mi sola.

Primero seco mi pelo, lo aliso por completo y paso al maquillaje, aplico base, un poco de contorno en los pómulos, un colorete muy suave, sombra de ojos gris con brillantina, a juego con mi vestido, delineador, rímel y pintalabios. Me pongo mi vestido, unas medias porque hace bastante frío y mis zapatos de tacón.

Cuando estoy lista, salgo del baño y me quedo boquiabierta al ver a mi chico. Lleva unos vaqueros claros, zapatos y una chaqueta gris a juego con mi vestido. Se ha echado un poco de gomina, peinando su cabello y hasta se ha puesto una pajarita, también gris.

— Estás preciosa — dice atrayéndome hacia él. — No puedo esperar para quitarte ese vestido. De verdad, pareces una princesa.

— Estás impresionante. Cada vez me sorprendes más y me enamoras aún más.

Nos besamos, cogemos nuestros abrigos y un coche nos lleva hasta el embarcadero donde entregando nuestras entradas un chico nos lleva a nuestra mesa. Pasamos una gran velada, la cena es exquisita y el ambiente súper romántico. El barco está lleno de parejas de todas las edades y las vistas del Sena y las luces de París son increíbles.

— Gracias por este viaje — dice Derek. — Prometo que haremos más, te entregaré el mundo entero.

No se puede ser más bonito.

— Te amo — beso sus labios y seguimos admirando las vistas.

El mismo coche nos lleva devuelta al hotel y cumple lo prometido. Lentamente me quita el vestido y con una noche de pasión cerramos este viaje inolvidable.


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