Capítulo XI
Luna
El fin de semana lo pasamos estudiando y viendo películas en la residencia.
Esta semana tengo exámenes de Técnicas de Excavación y Laboratorio de Geología. A demás de tener que entregar los trabajos de Paleontología de Vertebrados y Biología y Bioarqueología. He trabajado muy duro para que todo me salga bien y me está afectando al estómago y si le sumamos que me tiene que bajar la regla pues tengo un completo.
El examen de Técnicas de Excavación lo he bordado pero el de Laboratorio de Geología no me ha salido muy bien. Tengo que ponerme las pilas si quiero ser la mejor y tener una buena oportunidad laboral.
— ¿Estás más tranquila? — Me pregunta Anna una vez que me he tumbado en la cama.
— Pues no lo sé tía. A ver yo estoy segura de que voy a aprobar el curso, de que voy a aprobar la carrera entera, pero trabajar de lo mío es muy difícil y si quiero tener aunque sea una mínima oportunidad tengo que destacar sobre el resto. Y tengo un compañero que es demasiado bueno en laboratorio.
— ¿Y por qué no le pides ayuda?
— Porque es... es un gilipollas — digo resoplando. — Prefiero apañármelas sola.
— Pues vaya...
— ¿A ti qué tal te ha ido? — Pregunto.
— Bien, no me puedo quejar. Esta semana he tenido sólo un examen y tengo los trabajos prácticamente terminados, no me puedo quejar. Los exámenes gordos los tengo la semana que viene y aún tengo que empollar bastante.
— Seguro que lo vas a bordar, vas a ser la mejor en tu profesión.
— Mucha fe tienes tú — dice riendo.
Vamos a la cocina a por algo de cenar y nos ponemos una serie en Netflix antes de dormir.
— ¿Seguro que estás bien? No tienes buena cara — Pregunta Megan.
— Sí, estoy bien, no te preocupes — respondo forzando una sonrisa.
La verdad es que no me encuentro nada bien. La regla me bajó pero no es dolor de ovarios, es de estómago y cabeza. Creo que se me están agarrando los nervios en estas partes del cuerpo, estoy muy estresada con los estudios y si encima le sumamos que vamos a una fiesta de Halloween... Sólo de recordar la fiesta del año pasado se me pone el vello de punta. Es mejor intentar olvidarlo.
Megan ha venido a ayudarnos con el maquillaje. Cuando termine con Anna va a pintarme un arañazo que cruce mi cara, simulando un arañazo de lobo.
Cuando termina no sabría decir si damos miedo, pero repelús sí, o al menos desde mi punto de vista.
La fiesta es en una de las fraternidades de nuestro campus, así que esperamos a los chicos en la puerta.
La fraternidad está a oscuras, sólo se ven las luces de colores que salen por las ventanas y por la puerta que está abierta.
Estoy mirando la decoración cuando me rodean por detrás. Sonrío y me giro.
— Creo que me he pasado de fogoso, caperucita — bromea Derek.
— Tengo que cortarte esas garras, lobito.
Nos reímos y nos besamos. Mark, Oliver, Devon y Sophia también han llegado y nos saludamos.
Entramos en la fraternidad y nos encontramos con Bekah y Ashley. Josh nos guía por la oscuridad y nos señala la mesa llena de bebidas, estamos en la cocina.
Yo de momento paso, no tengo ganas de beber, pero sí de bailar porque está sonando un temazo: Flying Free.
Sobre las 23:00h paran la música y los reyes hacen su aparición estelar: Mich y Leyla.
Me recuerdan a ciertas personas... Van disfrazados de Barbie y Ken, sangrientos, claro. Son tan predecibles...
He tenido suficiente, me parece patético que paren la fiesta para darles la bienvenida por muy líderes de fraternidades que sean. Voy a la cocina y me lleno un vaso con coca-cola. Mi estómago ruge un poco y mis ojos van directos a una mesa con comida. No he comido nada en todo el día y debería echarle algo al estómago, aunque sean chuches y patatas fritas.
— ¿Estás bien? — Pregunta Derek.
— Sí, ¿por?
— Me extraña que no bebas alcohol — le miro levantando una ceja. — No me malinterpretes, pero es raro que no te apetezca una copa de ron.
— Es cierto — respondo riendo — creo que hoy sólo quiero bailar y no beber. Quizá esté madurando.
O quizá no quiera terminar de joder mi estómago.
King & Queens suena por los altavoces y eso sólo significa que los reyes han bajado del podio. ¡Hora de volver a la fiesta!
— ¿Soy yo o hay mucha gente? — Pregunto dándome aire con la mano.
— No sé, como en todas las fiestas supongo. ¿Estás bien? — Pregunta Derek preocupado.
— Sí, sólo me estoy agobiando un poco.
— ¿Salimos a tomar el aire? — Pregunta y asiento.
Coge mi mano y me guía fuera de la fraternidad. Bajamos las escaleras y nos apartamos un poco de la entrada. El aire frío me refresca y un escalofrío me recorre. No sabía que estaba sudando. Respiro hondo y voy a decir que me encuentro mejor cuando una arcada sube por mi garganta. Suelto la mano de Derek y corro por el lateral de la fraternidad, buscando un sitio un poco menos transitado. Estoy mareada y cuando encuentro un árbol, apoyo ambas manos y vomito con todas mis fuerzas. Derek llega a los pocos segundos, coge mi pelo y me sujeta por la cintura cuando ve que empiezo a temblar. Otra arcada sube y no tardo en echarla.
— No mires — le pido en un susurro.
— Nena, te he visto en peores condiciones — responde bromeando pero no me hace gracia. — No voy a dejarte sola — dice muy serio.
Parece que ya no me dan más arcadas así que me incorporo lentamente y me doy aire con la mano.
— ¿Qué has cenado?
— Nada. En realidad llevo comiendo mal unos días. Estoy muy estresada y no tengo hambre, se me deben haber cogido los nervios al estómago.
— Ven — coge mi mano y me sienta en un banco.
Cierro los ojos y me recuesto, respirando con cuidado no vaya a ser que vuelva a vomitar.
— ¿Nena qué ocurre? — Anna se ha sentado a mi lado y toca mi frente. — Parece que tienes fiebre. Ya te dije que no tenías buena cara.
— Estoy bien, sólo necesito descansar un poco.
— Vale, vamos a casa — Anna coge mi mano y me ayuda a levantarme pero Derek me coge por la cintura.
— No te preocupes Anna, quédate y disfruta de la fiesta, yo me voy con ella.
— No — digo con determinación. — Vosotros id a disfrutar de la fiesta, yo me voy a la habitación y me meto en la cama.
— Ni de coña — responden ambos a la vez.
— No te tienes en pie — dice Derek — no vas a irte sola. Yo me voy contigo y no hay más que hablar.
— Gracias Derek. Si pasa cualquier cosa llámame por favor — insiste Anna.
— Tranquila, está controlado.
Nos despedimos de Anna y caminamos a la residencia. Bueno, más bien Derek me lleva a la residencia.
Subimos a mi habitación, me quito el maquillaje y el disfraz y me meto en la cama. Estoy echa mierda.
Derek también se ha quitado el disfraz y se pone ropa cómoda que dejó aquí el pasado fin de semana. Noto cómo se tumba a mi lado pero no me abraza y lo agradezco, necesito un poco de espacio.
Pasado un rato cuando estoy quedándome dormida, otra náusea lucha por salir, me levanto corriendo, cojo una papelera y dejo salir todo mientras Derek sujeta mi pelo, acaricia mi espalda y maldice.
Un par de horas después parece que me encuentro un poco mejor y le digo a Derek que necesito ir al baño.
— No tener baño propio es una mierda — maldigo.
— Ya, pero al menos ahora la residencia está vacía, todos están en la fiesta.
— Es verdad, voy a aprovechar a darme una ducha, apesto — comento poniendo mala cara.
— Vamos caperucita, yo te acompaño.
Al volver a la habitación, nos acostamos y logro quedarme dormida.
Cuando despierto Anna aún no ha llegado, qué raro. Le mando un mensaje y me levanto.
— ¿Cómo estás? — Pregunta Derek frotando sus ojos. Seguro que no ha dormido nada.
— Un poco mejor. Siento mucho haberte jodido la fiesta — me disculpo.
— No hay nada que perdonar. Sigues teniendo mala cara — toca mi frente con la mano y después posa sus labios — parece que aún tienes unas décimas. Vístete, nos vamos a la enfermería.
De camino le mando un mensaje a Anna pero no me contesta. Tengo un virus estomacal, me recetan reposo, dieta blanda y protector de estómago. Mando un mensaje al grupo de las chicas y me dicen que Anna no está con ellas.
— Estoy preocupada, no sé nada de Anna y es muy raro.
— Seguramente se haya ido a dormir al cuarto de alguna de vuestras amigas — responde Derek tranquilo.
— No, me están diciendo que no saben nada de ellas. Mira, están comentando que anoche conocieron a un grupo de chicos, bailaron y bebieron con ellos pero iban muy borrachas y no recuerdan nada más. ¿Y si le ha pasado algo?
— Nena, tranquila. Lo último que necesitas es alterarte. Seguro que Anna está bien — intenta tranquilizarme Derek.
— ¿Y si llamo a seguridad del campus?
— Luna, no creo que...
Nos callamos cuando se abre la puerta de la habitación y Anna entra con una cara de felicidad absoluta. Está bien, ilesa y una sonrisa enorme ocupa toda su cara.
— He conocido a un chico.
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