Capítulo VIII
Derek
Devon me ha invitado a otra fiesta y esta vez no puedo decir que no. Mark y Oliver van también y ha invitado a Luna y Anna. A Anna no la conoce pero yo le he hablado de ellas unas cuantas veces y como es la compañera de Luna pues entra dentro del lote. Así que llamo a mi chica para decírselo.
— Buenos días pequeña. ¿Qué tal has amanecido hoy?
— Perfecta, ¡porque es sábado! ¿Nos vemos? — Pregunta emocionada.
— Sí. Es más, te llamaba para invitaros a Anna y a ti a una fiesta en mi campus. Vamos a entrar con Devon.
— ¡Anna! Espera. ¿Cuándo es? — Pregunta.
— Esta noche — respondo sonriendo.
— ¡Anna! — Repite. — ¡Fiesta esta noche en el campus de Derek!
— ¡Siiiiiiiiiiiiiiiii! — Oigo a Anna de fondo.
— Imagino que eso es que os apuntáis.
— Por supuesto, no vamos a perdernos ni una fiesta este año. ¡Vamos a desmelenarnos! — Oigo como ambas aplauden emocionadas. Esto va a estar bien.
— ¿Paso a recogeros esta noche?
— No hace falta. Megan está con nosotras y nos acaba de decir que ella también va, conoce a gente allí y la han invitado así que se ha ofrecido a llevarnos.
— Vale genial, que maja.
— Sí, realmente lo es — noto que sonríe. Me alegra que haya hecho amigas tan pronto.
— Nos vemos esta noche entonces.
— ¡Qué emoción! Tendré que ponerme sexy.
— Tú siempre estás sexy — susurro.
— No tanto como tú — responde susurrando también. — Hasta esta noche amor.
— Hasta esta noche.
Cuelgo y pego el teléfono a mi pecho. Luna poniéndose sexy puede ser un peligro. Espero no tener que sacar los ojos a ningún tío.
A las 21.00h me reúno con Oliver, Mark y Devon en la entrada de la fraternidad donde se organiza la fiesta. Ya se oye la música a través de los altavoces pero aún no vamos a entrar. Vamos a esperar a que lleguen las chicas.
— Vas a asistir a tu primera fiesta de verdad. ¿Nervioso? — Pregunta Devon.
— No, la verdad es que no. Más bien con ganas de pasarlo bien — respondo frotando mis manos.
— Vas a alucinar, ya verás — comenta Mark.
— Ya me contaste que os lo pasasteis en grande en la otra fiesta — comento yo.
— Fue una pasada — apunta Oliver — como todas las fiestas que organiza esta fraternidad.
— Salvo la de bienvenida — ríe Devon.
— Chicos nuevos, qué maravilla — oigo una voz de mujer detrás de mí, pero paso de girarme, no me interesa.
Los demás también la ignoran, pero ella no se da por vencida.
— Hola, soy Blanca. Si necesitáis que os guíe por aquí no dudéis en pedírmelo. Conozco lugares muy agradables para pasar el rato.
Como no la contestamos pasa a la segunda fase: tocar.
Noto como toca mi hombro y me giro, fulminándola con la mirada.
— Qué ojos tan bonitos tienes — comenta — seguro que a la luz del día son mucho mejores. ¿Te apetece quedar cuando termine la fiesta y ver el amanecer?
— ¿Sobre el capó de tu coche? — Se ríe Devon. — Creo que él tiene mejores cosas que hacer.
— Sí, estar con mi novia, por ejemplo — respondo haciendo hincapié en la palabra novia.
— No te preocupes cariño, no soy celosa. Y el capó de mi coche es muy cómodo al igual que los asientos — insiste.
— Blanca, no insistas. Ninguno vamos a ir contigo para que nos pegues cualquier cosa o coger bacterias en tu coche. Ni a tu habitación tampoco — continúa Devon sin dejarla hablar.
— Lárgate, no vamos a ir contigo a ninguna parte — responde Oliver. — Ve a buscar víctimas a otra parte.
Empieza a ponerse roja pero creo que es de ira, levanta su cabeza y se marcha pavoneándose dentro de la fraternidad.
— Cuidado con esta — advierte Devon — puede ser guapa pero es un nido de infecciones.
— ¿Quién es? — Pregunto.
— Se llama Blanca y se cree la mejor porque desde Francia consiguió una beca para estudiar aquí. Está en tercer año de empresariales y digamos que ya la conoce todo el mundo, y no para bien — explica Devon.
— Vaya personaje — comento y los demás asienten.
A esa chica cuanto más lejos la tenga mejor, no quiero tener nada que ver con ella. Joder, es como si Mary estuviese por aquí. No, parece que esta chica es peor. No dudo que volveremos a encontrarnos.
Llegan las chicas y cuando hemos hecho las presentaciones entramos a la fiesta.
Tenían razón, no tiene nada que ver. Hay un dj como en la fiesta a la que fui, pero la música está más alta, hay luces de colores y hasta cañones. Ambiente total de discoteca.
Está sonando Timber y cojo a Luna de la mano para ir a por algo de beber.
— Volvemos a encontrarnos — mierda, Blanca otra vez. — Si quieres la botella, vas a tener que quitármela — dice metiendo la botella en el vestido entre sus pechos. Intenta provocar pero a mí me repugna.
— Ni siendo alcohol del bueno te la quitaría — respondo borde.
— Ya me dirás dentro de un par de copas.
— Ahora está conmigo y dentro de un par de copas, también — dice Luna pasando su brazo por mi cadera. Yo paso mi brazo por sus hombros y la atraigo hacia mí.
— ¿Tú eres? — Pregunta Blanca intentando aparentar indiferencia.
— Su novia, ¿y tú? Déjalo, me da igual — ríe Luna.
— La chica que se va a acostar con tu novio esta noche — responde Blanca muy segura de sí misma.
— Creo que no. Yo que tú me iría, ahora — Luna se pone seria.
— ¿Por qué debería hacerlo? — Blanca se pone chula.
— Porque no me costaría nada reventar esta botella — dice Luna cogiendo la botella del escote de Blanca — en tu cabeza y simular que fue un accidente. Ya sabes, fiesta universitaria, alcohol del malo, drogas... puede pasar cualquier cosa.
Veo como Blanca traga e intenta recomponerse, pero no lo logra, así que se marcha a un paso un poco más rápido de lo normal.
— Ya no volverá a molestarte — dice Luna orgullosa.
— Eres mi heroína, ¿lo sabías?
— Sí — responde orgullosa. — ¿La habías visto antes?
— Sí, nos hemos conocido antes de que llegases, ha intentado ligar con todos. Devon ya nos ha advertido que es mejor no acercarse a ella, ya la conoce todo el campus de una forma bastante íntima.
— Vamos que todos tienen gonorrea o algo así.
— Devon dijo lo mismo, es un foco de infecciones.
— Pues qué asco — comenta Luna poniendo casa de horror.
— Y tanto. Parece que en todas partes tiene que haber gente así.
— De momento en mi campus salvo los reyes de la universidad no he conocido a nadie como esta chica. Espero no cruzármela, por su bien — se ríe.
Mejor, si a mí me ha recordado a Mary seguro que a Luna también. Me alegro de que le haya plantado cara, Luna siempre ha sido fuerte pero ahora lo es más aún. Y me pone muy cachondo verla de esta forma, tan agresiva defendiendo lo que es suyo.
Rato después vemos a Blanca subir a la planta de arriba con un chico, pobre, no sabe dónde se está metiendo. Nos reunimos con los demás y vemos a una chica nueva.
— Derek, Luna, os presento a Sophia, mi chica — comenta Devon.
— Encantado — respondo.
— Un placer — comenta Luna.
— Un gusto conoceros, Devon me ha hablado de vosotros — comenta Sophia.
Juntos bailamos un rato y cuando suena No se ve, los cañones sueltan espuma y las chicas se vuelven locas. Pasada la media noche Sophia quiere irse. Ha venido a la fiesta después del turno en el hospital y está cansada, así que se marchan a casa de ella.
Al final de la noche, Anna insiste a Luna para que se venga conmigo, ella volverá con Megan y al final accede, se muere de ganas por pasar la noche conmigo y yo con ella.
— Me sabe mal dejar tanto tiempo sola a Anna — comenta Luna una vez que entramos en mi habitación.
— No te preocupes, ella lo entiende. Además, ha sido idea suya y seguro que tú harías lo mismo por ella si tuviese pareja.
— Sí, eso es verdad.
— Toma, ponte una de mis camisetas.
Se quita su vestido y coge mi camiseta. Está muy sexy con ella puesta. ¿Por qué nos gustará tanto a los hombres que usen nuestra ropa? Quizá sea por el olor, porque una vez que se la quitan huele a ellas, y eso nos vuelve locos.
— Tengo que dejar algo de ropa aquí para cuando vuelva a quedarme.
— También puedes dormir sin ropa — propongo con sonrisa pícara.
— Pues es verdad — se quita mi camiseta y se queda desnuda delante de mí. Gatea por la cama hasta tumbarse a mi lado y sonríe. — Aunque ahora tengo un poco de frío. ¿Qué vas a hacer al respecto?
Sonrío y me relamo. La noche promete.
¡Hermano! ¡Te adoro! ¡Mil gracias por darle la idea a Alan!
Veo que vuestro aniversario fue bien
¡Más que bien! Le ha encantado el regalo del hotel + spa y la pulsera de plata con nuestras iniciales y la fecha. Y él, ay dios, me ha regalado unas vacaciones ¡en un crucero!
¡Qué calladito se lo tenía! Me alegro mucho hermanita.
¡Gracias gracias!
— A Alan le han encantado sus regalos — comenta Luna.
— ¿Katy también te ha escrito a ti?
— Sí, y me ha dicho que Alan le ha regalado un crucero. Este chico piensa a lo grande.
— Es verdad, es una pasada de regalo.
— Normal, seguro que gana una pasta ahora que forma parte del equipo.
— Pues con mi hermana se va a arruinar. Como le deje la tarjeta la va a fundir en el centro comercial.
Ambos nos reímos porque sabemos que es cierto. Katy no mide cuando se trata de comprar ropa. Pero tampoco mide cuando debe hacer regalos a los demás, es muy generosa.
A todo esto, debería ir pensando qué regalarle a Luna por nuestro aniversario, no queda mucho y aún no tengo nada planeado.
Tengo que ponerme manos ala obra.
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