Capítulo III
Derek
Menos mal que hice caso a Luna e hice un horario con todas mis clases. Lo tengo colgado en el tablón encima de mi cama y lo miro pensativo. Son las 7.30h y estoy nervioso. En el instituto me sentía seguro, todo el mundo me conocía y me respetaba, pero aquí no conozco a nadie y no sé si voy a encajar. Encima mi compañero de cuarto sigue sin dar señales y no sé si me preocupa o me alivia. Por un lado está guay porque así Luna puede venir aquí cuando quiera y tendremos intimidad pero por otro lado ellas dos me dan un poco de envidia. No estaría mal tener alguien con quien compartir el día a día aunque si es un gilipollas prefiero seguir sólo.
Cojo mi mochila y hago un viaje rápido a la cafetería a por un café bien cargado. Diez minutos después ya estoy en el pasillo esperando a que abran el aula.
— ¿Está cerrada? — Pregunta una voz a mi espalda.
— Sí — respondo girándome.
Veo a un chico igual de alto que yo pero con cara de asustado. Me hace gracia porque creo que nos sentimos igual.
— ¿Primer año? — Pregunto para ser amable.
— ¿Tanto se nota? — Pregunta con media sonrisa.
— Nah, sólo un poco. Lo noto porque yo estoy igual que tú — respondo sonriendo. — Me llamo Derek y también es mi primer año.
— Mark, encantado de conocerte — dice estrechando mi mano. — Tengo muchas ganas de empezar.
— Yo también. ¿Serán buenos los profesores? — Pregunto.
— Imagino que habrá de todo. Pero yo rezo para que no sean puñeteros, o que no lo sean conmigo, con eso me vale — se ríe y le acompaño riendo. Tiene toda la razón.
— Buenos días — saluda un hombre. Saca un manojo de llaves y abre la puerta. — Madrugadores — comenta mirándonos — me gusta. Bienvenidos a Anatomía Humana.
— Gracias — respondemos ambos al unísono y nos miramos. Esto pinta bien.
A la hora de comer me reúno con Mark en la cafetería. La comida no está mal, pero prefiero hacerme yo mi propia comida.
— Bueno pues el primer día no ha sido tan malo, ¿no? — Pregunta Mark sentándose a mi lado.
— Teniendo en cuenta que aún no hemos terminado, no ha sido malo. Podría haber sido mucho peor — comento riendo.
— Me alegra mucho haber encontrado un compañero que estudie lo mismo que yo. Coincidir contigo en todas las asignaturas me gusta.
— A mí también. Al menos los nervios del primer año serán distintos. Incluso podemos estudiar juntos si te apetece — propongo.
— Me encantaría. Los años siguientes quién sabe qué asignaturas elegiremos, de momento podemos ayudaros sí — responde.
— Guay.
— ¿Qué asignatura nos toca ahora?
— Fisiología.
— No tengo mucha esperanza con esa asignatura la verdad.
— La que me da miedo a mí es Farmacología. La tenemos mañana pero me suena a que va a ser jodida — murmuro terminando de comer.
— Ya... Bueno, no adelantemos nada. Venga vamos.
Recogemos nuestras bandejas y nos dirigimos a la última clase del día.
Al terminar, caminamos fuera del edificio y voy a despedirme cuando me doy cuenta de que vamos en la misma dirección.
— No me digas que también vives en la misma residencia que yo — digo riendo.
— Pues eso parece. Estoy en la segunda planta — responde.
— Yo también. Habitación 204.
— 220 — aplaude.
— Misma carrera, misma residencia y mismo pasillo. Interesante — digo chocándole el puño.
— Interesante y... ¡bendita suerte!
Nos despedimos cuando llegamos a mi habitación y entro. Hay un chico de espaldas a mí. Es bastante alto, más que yo, de pelo negro, musculoso y tatuajes en los brazos. Me oye cerrar la puerta y se gira.
— Debes ser Derek. Hola, soy Devon, tu compañero de habitación.
— Un placer — digo precavido.
— Cambia esa cara hombre, que no muerdo — dice riendo.
— Pensé que eras un extraño que había entrado a robar. Como llevo una semana aquí solo. Perdí la esperanza de tener compañero.
— Lo siento. Mis clases empiezan más tarde y todo el rollo de la bienvenida está guay para los primeros años pero a mí ya me aburren. Estoy a punto de terminar la carrera.
— ¿Qué estudias?
— Medicina. Quiero ser cirujano general.
— Te van los apéndices y esas cosas eh — bromeo.
— Me apasionan — responde bromeando también. — ¿Y tú?
— Fisioterapia.
— A ti te gustan las extremidades enteras, no puedo competir contra eso.
Vale, gracia tiene. Parece simpático, creo que le he juzgado demasiado pronto.
— Perdona mi actitud — le digo — tenía miedo de que fueras un gilipollas.
— Intento no serlo. Empecemos de nuevo. Soy Devon, encantado — dice tendiendo su mano.
— Derek, un placer — respondo estrechándosela.
— Si necesitas cualquier cosa, orientación, ayuda con alguna asignatura o pase para alguna fiesta no dudes en decírmelo. Yo me marcho, he quedado con mi novia. Ya nos veremos por aquí.
— Pásalo bien — le digo antes de quedarme sólo de nuevo.
No han pasado ni cinco minutos cuando llaman a la puerta.
— Hola compañero de clase — saluda Mark.
— Hola compañero — respondo siguiendo su broma.
— Te presento a Oliver, es mi compañero de cuarto y estudia Farmacia — dice riendo.
— No me lo puedo creer — respondo riendo yo también. — Seguro que en cualquier momento te pido ayuda con la asignatura.
— Sin problema, yo puedo ayudarte — responde amable. — Yo o cualquiera de esta residencia.
— No entiendo — digo cruzándome de brazos.
— En esta residencia sólo hay alumnos que estudian carreras de la rama de sanidad. Fisioterapia como vosotros, Farmacia como yo, Medicina como...
— Devon — le interrumpo y ambos me miran. — Devon es mi compañero de habitación.
— Has tenido suerte, Devon es un crack — explica Oliver. — Me ayudó mucho el año pasado cuando entré aquí. Este es mi segundo año.
— Me alegra oír eso — digo más tranquilo.
— ¿Te vienes a tomar algo? — Propone Mark.
— Claro, vamos.
Cojo mi chaqueta y me voy con mis nuevos amigos.
Al volver, Devon sigue sin aparecer, así que aprovecho a contestar unos mensajes a mis padres y llamo a mi chica.
— Hola preciosa, ¿qué tal tu primer día?
— Agotador, ¿y el tuyo?
— La verdad que bastante bien. He conocido a dos chicos muy simpáticos. Mark estudia lo mismo que yo y Oliver es su compañero de cuarto. Ah, y he conocido a mi famoso compañero.
— No me digas — dice sorprendida. — ¿Cómo es?
— Alto, pelo moreno, ojos verdes, parece un armario empotrado de lo musculoso que está y tiene los brazos llenos de tatuajes. Y estudia medicina.
— Vaya, un médico sexy — se ríe Luna.
— Eso parece. Es majo, Oliver me ha dicho que a él le ayudó mucho en su primer año, literalmente ha dicho que es un crack.
— Me quedo más tranquila sabiendo eso.
— Yo también. Además, no tiene pinta de pasar mucho tiempo en la habitación. Es su último año y creo que tiene pocas asignaturas, por lo que parece pasa mucho tiempo con su novia y eso me da libertad para pasar más tiempo con la mía — indirecta muy directa soltada.
— Es un muy buen plan — sé que se está mordiendo el labio y eso me pone como una moto.
— Voy a bajar a la cafetería a por algo de cenar, ¿hablamos mañana?
— Claro que sí pequeño. Nosotras también vamos a por algo de cenar. Qué aproveche y ten buen día mañana. Estoy deseando volver a verte.
— Yo también a ti. Te quiero enana.
— Yo también a ti.
Colgamos y tengo una sonrisa enorme en mi cara. Creo que este año va a ser interesante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro