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XXV : LUNA (II)

Residencia de TWICE, Seúl.

4 horas antes.

Luego de la inesperada aparición de Jihyo, para mala suerte de la Alfa que tuvo que lidiar con la celebración de la menor de las Betas, estas seguían en la sala atentas a su tablero, listas para realizar el siguiente movimiento cada una concentrada en sus fichas, sobretodo Dahyun quien no permitiría que la pelinegra volviera a ganarle.

Sin esperar que la contraria tuviera otros planes en mente. —Ya me aburrí de esto Dubu, mejor vamos a dormir. — Pidió Chaeyoung a la vez que con un movimiento de su mano desordenaba las fichas y deshacía los movimientos que la nombrada tenía en mente.

—¿A dormir? — Cuestionó dejando en evidencia lo absurda que le parecía aquella petición, pues si algo habían hecho los últimos días, donde habían estado tranquilas y sin dramas de por medio, era precisamente dormir. —Pero si justo estaba por ganar. — Señaló teniendo el firme presentimiento de que su oportunidad de ganar había desaparecido.

Lo que provocó Chaeyoung rodara los ojos en respuesta. —Es que tengo sueño Tofu. — Dijo mirándola con obviedad intentando bostezar, sin lograr que la contraria le creyera ni un poco.

Eso es tan conveniente. — El sarcasmo en la voz de Dahyun, quien sin tener otra opción ahora ordenaba las piezas en su respectiva caja, fue tan marcado que pronto la Beta se hizo la ofendida.

¡Oye! No me hables de ese modo o te acusaré con Jihyo Unnie. — La amenazó sin poder creerse que esta se hubiera atrevido a burlarse de ella, pero su falsa molestia se esfumó al ver como una pequeña sonrisa divertida aparecía en el rostro ajeno.

Fue Dahyun quien rodó los ojos esta vez ante su fallido intento de actuación, dando el juego por terminado. —Bueno bueno, en ese caso, andando. — Habló una vez dejó la caja de vuelta en su gaveta correspondiente, bajo la mirada de una incrédula Chaeyoung, quien no tardó en reaccionar.

¡¿Que dices?! Ayudame a levantarme. — Pidió extendiendo sus brazos en dirección a ella.

La expresión de Dahyun no tardó en ser invadida por la confusión, ¿acaso había entendido bien? ¿Que era lo que quería exactamente Chaeyoung? —Pero si estás... — Empezó a decir frunciendo ligeramente su frente, aunque no tardó en extender su mano para ayudarla.

Dubu no discutas, te saldrán arrugas. — La interrumpió la menor una vez estuvo de pie, disfrutando del desconcierto en su expresión y la forma tan obediente en la que seguía sus instrucciones. —Gracias, ahora date vuelta. — Pidió colocando sus manos esta vez en sus hombros para guiarla.

A veces no te entiendo ¿Sabes? ¿Porque tendría que... ¡Ey! — Por mero instinto las manos de la Alfa sujetaron las piernas de la contraria evitando de esa forma, su caída, cuando de un movimiento saltó sobre su espalda, mientras su corazón no tardaba en acelerarse y su respiración se volvía más pesada.

Chae estaba colgada en su espalda y parecía que no tenía ninguna intención de bajarse. —Así está mejor. — La escuchó decir a la vez que aseguraba en agarre alrededor de su cuello y hombros, acercándose peligrosamente a su oído. —¿Me llevas? — Preguntó suavemente enviando escalofríos por todo su cuerpo, pues no tuvo que observar su rostro para ser consciente de la expresión inocente que tenía plasmada en este.

Pero lo único que pudo hacer Dahyun fue tomar una bocanada de aire que le ayudó a mantener la serenidad en su voz, y la claridad en su mente. —Seguro, hasta la escalera. — Accedió luchando por ignorar la sensación que le provocaba la respiración de la pelinegra chocando contra la piel de su cuello, tratando de pensar en algo que no fuera su presente situación, siendo traicionada por su cerebro que la trasladó días atrás cuando estuvo a punto de probar los labios que ahora hacían estragos en su interior solo con rozar su piel.

Hasta mi cama. — Replicó de inmediato la menor, dejando claro en el tono de su voz que no aceptaría un NO por respuesta.

Lo que para Dahyun significaba más problemas, pues fuera de todas las emociones que la contraria estaba despertando en ella, también tendría que lidiar con una Jihyo molesta y eso, definitivamente no era bueno. —Pero Chae sabes que no puedo hacer eso, Jihyo Unnie se molestaría y... — Intentó decir siendo callada abruptamente por un nuevo movimiento de la Beta.

Por favor Dahyun Unnie. — Suplicó Chaeyoung, reforzando su agarre tanto con sus brazos como con sus piernas, siendo esa la menor de las preocupaciones de la Alfa que tuvo que morder su lengua para no dejar salir el quejido de su lobo cuando sin previo aviso sintió los labios ajenos presionar su cuello antes de esconder su rostro en aquella zona.

Estaba segura de que la Beta pudo sentir la forma en la que sus músculos se tensaron, así como el aumento de sus latidos, pero se negaba a creer que esta, lo estuviera haciendo adrede. —No me parece que eso sea buena idea Chae, yo... — Se detuvo sintiendo como la Beta salía de su escondite rozando su mejilla con la punta de su nariz.

—Pero ya te he dicho por favor. — Insistió la Beta de inmediato, en medio de un puchero que la hizo vacilar, debido a la peligrosa cercanía de sus rostros. —Además Jihyo Unnie no se dará cuenta. — Se notaba que estaba dispuesta a todo por obtener lo que quería y bien que lo estaba logrando. —Estará ocupada cuando se entere de que Nayeon Unnie salió sin avisarle. — Rió divertida, contagiando a la Alfa que suspiró resignada y negó antes de finalmente aceptar que había perdido.

El camino hasta la habitación de la Beta no era tan largo, Dahyun ni siquiera se había cansado por llevarla en su espalda y subir el tramo de escaleras, pero tan pronto como entraron a la habitación de la pelinegra, sintió como si hubiera cometido la mayor travesura de su vida, pues apenas caía en cuenta de que no podía negarle nada a Chaeyoung.

Era como si una parte de ella, muy en el fondo estuviera empeñada en mantener la sonrisa en el rostro de la menor. Un sentimiento que al ser su mejor amiga, en cierto modo y medida podía entender, pero cuando pensar en la chica más pequeña se convertía en un hábito antes de dormir, cuando el ligero olor a fresas que provenía de su cuerpo y el sonido de su risa eran capaces de hacerla sonreír aún cuando no estaba siendo consciente de ello, era cuando iniciaba su problema.

Y empezaba a creer que la contraria lo sabía, pues siempre estaba pidiéndole hacer cosas que implicaban romper alguna regla, como en aquel momento que, no satisfecha con tenerla en su habitación luego de agitar por completo sus emociones, Chaeyoung le propuso ver una película.

¿Me acompañas hasta que me duerma? — Le pareció gracioso que la chica preguntara aquello luego de que la mitad de la película se reprodujera, pero a pesar de que ya no podía hacer nada para empeorar su situación, intentó persuadirla de nuevo.

—¿Y si alguien se da cuenta? No quisiera que tuviéramos problemas ahora que... — Trató de explicar, recordando el como había llegado hasta ese momento, las altas posibilidades que habían de que Jihyo la descubriera y con el temor de que sus impulsos la llevaran a hacer algo de lo que podría arrepentirse después, martillando su interior.

Y fue tan palpable su miedo que la Beta lo notó, aunque en lugar de apoyarla, solo rió, encontrando adorable su actitud. —Alfa miedosa, relajate un poco ¿Quieres? — Bromeó, lanzándole uno de los cojines a su lado entre risas que terminaron por contagiar a Dahyun. —Ven aquí. — Pidió palmeando más cerca de su cuerpo en la cama.

El día ya había estado lo suficiente emocionante para ella, desde no poder reclamarle las misteriosas jugadas que la pelinegra había implementado para ganarle en los juegos, hasta romper un par de reglas por complacerla.

Pero la sensación que recorrió su sistema en el momento que se sentó más cerca de Chaeyoung y esta terminó con la mitad de su cuerpo sobre el suyo permitiéndole sentir de cerca su calor, aunque implicó todo su autocontrol, se sintió como una merecida recompensa.

—¿Estás cómoda? — Preguntó haciendo un gran esfuerzo por sonar tranquila, mientras los latidos de su corazón iban en aumento, rogando al cielo por que la Beta, quien asintió en respuesta mientras se recostaba de su hombro derecho, no lo notara. —Bien, duerme entonces tigre bebé. — Dijo centrando toda su atención en la pantalla frente a ellas, incapaz de entender de que iba aquella película antigua cuando tenía los pulgares de Chaeyoung dejando distraídas caricias sobre sus manos.

Se suponía que se quedaría solo hasta que la Beta se durmiera, por supuesto que eso habría sido lo correcto, y ella que se caracterizaba por siempre seguir las reglas, lo haría.

Pero no contaba con que el calor del cuerpo de Chaeyoung repentinamente se volviera tan agradable, ni que su respiración terminaría por relajarla hasta adormecer su cuerpo y mucho menos contaba con que, en un arrebato se olvidaría de la pantalla frente a ellas y su brazo terminaría por rodear la cintura contraria con la intensión de acercarla y sentir más de cerca su olor.

Ignorando por completo que todo se trataba de los efectos de la luna llena sobre su lobo, y en vista de que la respuesta de la Beta fue una pequeña sonrisa en sueños, a la vez que aseguraba el agarre en su cintura, no tuvo mucho más de que quejarse ni preocuparse, al menos por esa noche.

✧ ♡ ✧

Tan pronto como Somi se enteró de que esa noche habría luna llena, entendió el porqué de su estado tan ansioso e irritable para con todos.

Su lobo estaba especialmente sensible con respecto a la negligencia de las personas a su alrededor y no lo estaba manejando bien.

Fue por eso que habló con su mánager para contarle sobre sus planes de una noche lejos de las cámaras, aún con las órdenes que sabía su padre le había dado a sus espaldas de mantenerla vigilada.

Una parte de ella se sentía decepcionada pues confiaba la mayor, durante los cuatro años que tenían trabajando juntas, la Beta había sido leal hacia ella, pero también sabía que no era posible decirle que no al Alfa Jeon, sin sufrir las consecuencias.

Así que luego de finalizar las actividades que tenían preparadas ese día, tomó sus cosas y subió al primer taxi que encontró, tenía que llegar a un lugar muy importante cuanto antes, pero primero necesitaba una larga ducha y un abrazo de su madre.

Siempre ocurría lo mismo cuando esas noches llegaban, la nostalgia que sentía su lobo era tal que amenazaba con abrumarla, haciéndola tomar decisiones que no la hacían sentir nada orgullosa en el presente, pero que ya no estaba dispuesta a repetir.

Un suspiro de alivio salió de sus labios en el momento que llegó a la propiedad y no se encontró con ninguno de los vehículos que pertenecían a los escoltas de su padre, lo que indicaba que no se repetiría lo de su última visita.

En su mente seguía la mirada de su mamá cuando le dijo aquellas palabras, que aunque sabía no las había dicho con intención de herirla, no habían dejado de perseguirla desde ese día. Por eso respiro profundo antes de llamar al timbre y ser recibida por uno de los Betas, no mayor que ella, que servía a su madre.

Señorita Jeon. — Saludó el muchacho, haciéndose a un lado para permitirle el acceso a la casa. —Bienvenida. — Añadió haciendo una perfecta reverencia antes de cerrar la puerta.

Somi correspondió su saludo tan rápido como pudo, antes de darle un vistazo a la sala buscando rastro de su madre o alguna de sus hermanas, frunciendo los labios cuando no encontró nada. —¿Hay alguien en casa? — Preguntó dirigiéndose al pelinegro que no había perdido la oportunidad de seguirla, completamente a su disposición.

A esta hora la niña Evelyn sigue en su clase de piano, y la señorita Heejin llegó hace un par de horas, por lo que se encuentra en su habitación descansando. — Informó logrando sorprender a la rubia con su respuesta.

Bien. — Comentó en medio de un asentimiento sin detener su caminata. —¿Y que hay de mi madre? — Su mirada se posó en el rosto tranquilo del Beta, esperando obtener una respuesta igual de precisa.

La señora Jeon, está por llegar, pero nos ha llamado hace poco para mantenerlos al tanto de su visita. — Contó luchando por mantener su postura correcta, y ocultar el nerviosismo que le provocaba aquella fuerte Alfa frente a él, lo cual le agradó de inmediato a la rubia.

Así que lo sabía. — Murmuró sonriendo sin dejar sus dientes a la vista.

—No solo eso, también nos pidió que le prepararamos su habitación. — Habló el Beta, logrando sorprenderla una vez más, pues no esperaba ser escuchada, pero aún así agradeció que éste le informara.

Ahora entendía porque no se había sorprendido al verla llegar. —Por si deseaba quedarse. — Terminó de decir el muchacho, aclarando su garganta, pues empezaba sentir como sus manos sudaban debido a los nervios.

Algo que Somi estaba dispuesta a cambiar, pues si había algo que detestaba era que todos temieran estar en su presencia igual que ocurría con su padre. —¿Cual es tu nombre? — Preguntó acercándose al pelinegro hasta posar su antebrazo en su hombro, su diferencia de estaturas no superaba los dos centímetros, por lo que su expresión relajada coincidió con su posición.

Mientras el confundido Beta se paralizaba en su sitio con el temor de haber cometido algún error recorriendo su sistema. —Soy Lee Junhyung, señorita. — Respondió tras tomar una bocanada de aire esperando la represalia, pero para su sorpresa, esta nunca llegó.

Por el contrario, recibió una suave palmada en el mismo hombro donde segundos atrás reposaba el brazo de la chica, seguido de una amable y agradecida sonrisa. —Bien Junhyung, te agradezco tu diligencia. — Dijo esta sin dejar de sonreír, lo que empeoró el estado del muchacho.

¿Eh? No tiene nada que agradecer señorita yo... — Se detuvo a tomar aire para controlar su tartamudeo, bajo la atenta mirada de la Alfa. —Solo hago mi trabajo. — Logró formular, escuchando como Somi reía de repente.

Relajate hombre, no voy a comerte. — Bromeó entre cortas risas, que terminaron de convencer al joven beta de que era sincera. —Ahora subiré a mi habitación, y tan pronto llegue mi madre, ¿puedes informarme? — Aclaró a la vez que su mirada se posaba en el reloj de su muñeca izquierda.

Como usted desee señorita. — Habló en medio de una nueva reverencia, observando la espalda de la rubia que se perdió de su vista tan pronto como empezó su ascenso por las escaleras, pensando en lo extraño que había sido aquella interacción y en lo singular que podían llegar a ser aquellas chicas.

Pues si bien Junhyung había tenido que lidiar con la energía de la hermana menor mucho más tiempo que el resto de sus compañeros, quienes hablaban de lo creativa que era la hermana del medio y lo sería que era la mayor, nadie lo había preparado para conocer aquella faceta tan jovial y calmada de la rubia.

¿Será que alguien le creería si les contara de su experiencia? Se preguntó antes de sacudir su cabeza dejando el tema por el momento, y volver a sus labores como le había pedido su abuela.

La Alfa rubia por su parte, tal y como mencionó, se dirigió a su habitación y tan pronto como cruzó la puerta, sintió como los recuerdos la invadían, las veces que una Evelyn de 4 años se colaba en su cama por alguna pesadilla, los momentos que no pudo deshacerse de Heejin e incluso junto a Jungkook había logrado crear recuerdos dentro de aquellas paredes, las pruebas eran las fotografías que decoraban una de las paredes y parte del interior de su armario, donde también se habían colado aquellos primeros amores que formaron parte de su adolescencia.

Sin embargo, antes de que la nostalgia se convirtiera en un problema, decidió enfocarse en su verdadero objetivo. Era consciente de que gran parte de las emociones que la habían invadido estaban estrechamente relacionadas con los efectos lunares de esa noche, pero decidió restarle importancia, optando por concederle a su cuerpo lo que tanto le pedía, un poco de paz.

No era fanática de los baños de agua caliente, estaba acostumbrada a sus duchas heladas para mantenerse siempre alerta, sin embargo en ese momento, el agua caliente se sintió como un merecido premio para sus tensos músculos luego de aquel agitado día que había tenido y para lo que estaba segura le esperaba.

Algo le decía que esa noche sería especialmente agotadora, la inquietud de su lobo era lo suficiente para ser considerada una advertencia, no obstante, decidió concentrarse en el presente, en la forma que su cuerpo se relajó hasta que sus ojos se cerraron y cierta Beta llegaba a su mente.

El pensar en Jihyo se había convertido en su hábito involuntario favorito, pues no importaba lo que estuviera haciendo, de algún modo terminaba recordándola, ya fuera al relacionarla con los bellos paisajes que veía a diario, con las ansias de disfrutar de su compañía durante sus desayunos, con la forma en la que la sonrisa de un niño se le asemejaba tanto y el enorme deseo que sentía de abrazarla sin ninguna intención de soltarla.

Era algo que no podía controlar y aunque en su mente existía el temor de que sus sentimientos se transformaran en obsesión, sabía que estaba muy lejos de ocurrir, porque su atracción por la coreana no era algo nuevo.

Al principio creyó que solo se trataba de una simple admiración hacia la chica que había trbajado tanto por cumplir sus sueños, pero cuando el tiempo fue pasando y conoció a la persona que era Jihyo, el como se preocupaba por los demás, el como su corazón se aceleraba y sus sentidos entraban en jaque cada vez que se le acercaba, entonces descubrió que lo que sentía era amor.

Incluso podía asegurar que había sido gracias a ella que su presentación se había adelantado un año de lo esperado, pues lo único que deseaba era poder proteger a la mayor de todo aquello que ocurría frente a las cámaras mientras el show en el que ambas participaron, se transmitía, pero sobre todo de aquello que los fans no veían.

No obstante ese era un pensamiento que se había encargado de mantener para sí misma durante esos años, pero que ahora que finalmente la coreana se había presentado y su lobo la había elegido como compañera, se encargaría de cambiar.

Aunque tuviera que romper un par de reglas para lograrlo.

Madre. — Dijo Somi al ver a la castaña en medio del jardín atendiendo una llamada, provocando que volteara y diera por terminada su conversación tan pronto como sus ojos verdes se posaron en ella.

Hola cariño, no sabes lo feliz que estoy de verte. — Saludó la Omega abriendo sus brazos a modo de una invitación que por nada del mundo la Alfa habría rechazado, siendo de esa forma como terminó unida en un abrazo con su mamá que no tardó en rodearla con suaves feromonas maternas, haciéndola suspirar de alivio.

Se sentía tan cálido y reconfortante, haciéndole recordar porqué siempre volvía, y porqué era su hogar.

Sobre lo ocurrido la última vez, mamá yo... — Empezó a decir con toda la intención de disculparse, siendo detenida por la voz de Sunhee que se conmovió al ver la determinación en su mirada.

Cometimos errores. — Completo la Omega, antes de sonreír con cariño. —Pero incluso por un minuto de armonía al lado de mis bebés, valió la pena. — Agregó con auténtica sinceridad, Somi lo supo por lo dulce que se volvió su olor en se momento, y sonreír le fue inevitable.

Aunque luchó por esconder su sonrisa. —Difiero de eso, pero me abstendré de dar mi opinión. — Bromeó, decidiendo volver a abrazar a la mayor. —Solo, necesitaba un abrazo. — Confesó en medio de un profundo suspiro, disfrutando de la suave risa de su mamá y las caricias en su cabello rubio.

Sigues sintiendo los efectos de la luna. — Concluyó la Omega posando una de sus manos sobre su pecho cuando se separaron, sintiendo los latidos de su agitado corazón, prestándole atención por primera vez a la ligera diferencia en sus feromonas, que seguían siendo apenas perceptibles debido al supresor que estaba segura, había utilizado.

Somi le dio una suave negación como respuesta, a la vez que la Omega agudizaba su mirada. —Es algo más. — Aclaró sin apartar su mirada de la ajena, cubriendo con su amplia palma la mano sobre su pecho, armándose de valor para confesar lo que tenía en la punta de la lengua.

¿La misteriosa chica que ha robado tu corazoncito quizá? — Preguntó la Omega de repente logrando que no solo su corazón se acelerara, sino que su rostro y sus ojos reflejaran la sorpresa que le había generado escuchar esas palabras y mucho más por la sonrisa pícara en el rostro contrario.

¿Lo sabes? ¿Como es que lo... — Se apresuró a preguntar, deteniéndose tan pronto como empezó al encajar las piezas y recordar todo. —Heejin. — Concluyó, siendo que la otra Alfa era la única que podía asegurar aquello tan firmemente, cosa que su madre confirmó cuando no pudo evitar soltar una suave carcajada.

—No te enojes con tu hermana cielo. — Pidió, pero ya era tarde. Pues aunque asintió a las palabras de su mamá, Heejin estaría en muchos problemas la próxima vez que se encontraran. —No puedes engañar el instinto de una madre, además esa frescura en tu olor también te delata, son las feromonas de alguien cuyo corazón tiene nombre. — Explicó acariciando sus mejillas dejándose consentir por la ternura en su mirada, que la derritió en un segundo.

Y yo que jamás me consideré una persona predecible. — Se lamentó a modo de broma, logrando que su madre riera una vez más, mientras en silencio empezaban una caminata por el amplio jardín.

Espero no herir el ego de esta lobita. — Comentó Sunhee unos segundos después, consciente de lo que aquello significaba para un Alfa, aunque tratándose de su hija, no tenía que preocuparse por esas cosas, pues desde pequeña la rubia había tenido una sensibilidad y punto de vista muy alejados de los de cualquier otro alfa, lo que era un logro teniendo en cuenta el padre que tenía.

No es eso lo que me preocupa. — Habló la Alfa en medio de un suspiro, que si logró alarmarla.

Sabía que en cuestiones del corazón, cada quién debía tomar sus propias decisiones y como cualquier madre en su lugar, solo podía apoyarla. —Hey, está bien, sabes perfectamente que a quien sea que tu corazón ame y tu lobo elija, estará bien. — Unas palabras de aliento eran lo único que podría brindarle, lo cual era muy preciado para Somi.

—¿Incluso cuando la persona que amo, no sea la Omega perfecta que todos esperan? — Preguntó sabiendo que no seria juzgada, con la mirada nublaba por la incertidumbre de tantas noches en vela y tantas preguntas sin respuesta.

Incluso cuando el mundo se oponga a tu amor, si tu corazón habla, es al único que debes oír. — Aseguró la Omega, tomando sus mejillas para hacerla mirarla, dejando sobre estas ligeras caricias con sus pulgares. —Además estoy segura de que ella es lo suficiente valiosa como para que decidas ir en contra de todo. — Agregó, con la esperanza de animarla a luchar por la persona que amaba, y si que lo logró.

Ya que Somi no tardó en responder. —Ella lo es, madre. — Expresó en medio de una amplia sonrisa que Sunhee imitó con el mismo nivel de felicidad, antes de atraerla a un nuevo abrazo mientras las feromonas de felicidad inundaban el espacio.

Pues si su hija finalmente estaba feliz, ella lo estaba el doble y solo deseaba que esta vez, todo saliera bien.

Si bien ella no era el mejor ejemplo de ello, tampoco era un secreto que siempre había querido que todas sus hijas se unieran a alguien por amor, justo y como estaba destinado a ocurrir entre lobos.

✧ ♡ ✧

Residencia de TWICE, Seúl.
Actualidad.

El sonido de un fuerte estruendo, provocó que la Beta, Mánager del grupo de chicas que apreciaba como parte de su familia, se dirigiera a toda prisa al interior de la propiedad donde se suponía se encontraban las otras 6.

Según tenía entendido ni Nayeon ni Jeongyeon y mucho menos Mina, se encontraban dentro, por lo que se preguntó quien podría ser el responsable de aquel ruido.

Al abrir la puerta solo fue recibida por el silencio, pero no paso demasiado tiempo para que el sonido de una de las voces de las chicas la guiara, ¿y como no? Se trataba de la líder de ellas.

Al parecer todo el alboroto estaba ocurriendo en ese piso, lo que fue un alivio, porque no se sentía capaz de correr escaleras arriba, sin embargo aumentó la velocidad de sus pasos a medida que se acercaba al lugar, deteniéndose frente a una de las puertas de las habitaciones.

Pero no tuvo que abrirla pues esta se encontraba entreabierta y antes de que pudiera llamar para anunciar su presencia, el sollozo de la beta la hizo terminar de entrar.

—¿Que es esto? — Jadeo al ingresar y encontrarse con el desastre en que se había convertido el lugar, con el ventanal destrozado y la chica de rodillas en medio de la habitación, cubriendo su rostro con sus manos, por lo que no tardó en dirigirse a ella. —¡Jihyo! ¿Estás bien? ¿Que ocurrió aquí? — Preguntó con preocupación, revisando las partes visibles de su cuerpo en busca de alguna herida, suspirando aliviada cuando se dio cuenta de que estaba bien.

Mánager Unnie. — Habló la menor descubriendo su rostro, lanzándose a sus brazos tan pronto vio de quien se trataba. —No pude mantenerlas a salvo, lo siento mucho yo... — Decía entre lágrimas, aferrándose con fuerza a su chaqueta, lo que logro aturdir momentáneamente a la mayor, pues esa era una de las pocas veces que la mayor veía a la joven líder del girl group quebrarse ante ella.

Oye, esta bien, no es tu culpa, ¿tienes idea de los desastres que esa brillante luna está provocando allá afuera? — Dijo tras unos segundos de acariciar su cabellera, en un vago intento por animarla, forzando una sonrisa, aunque su corazón se encontrara completamente enternecido ante la imagen frente a ella.

Viendo como Jihyo simplemente negaba sorbiendo por la nariz. —Pero las chicas, soy su líder, se supone que debo protegerlas. — Dijo desbordando decepción por sí misma, lo que fue un golpe más para la mayor, que luchaba por encontrar las palabras correctas para decirle.

Además necesitaba saber que ocurrió exactamente en ese lugar y nunca lo haría si la menor no se calmaba.

Y ya lo haces querida, pero necesitas entender que hay cosas que no puedes controlar, y la naturaleza es una de ellas. — Empezó a hablar, notando como la respiración de Jihyo empezaba a calmarse, por lo que aprovechó de seguir. —Eso que es instintivo y va más allá de su razón. — Comentó tratando de dejar claro su punto. —Estoy segura de que en sus cinco sentidos las chicas te seguirían con los ojos cerrados, pero si existe algo contra lo que no puedes luchar, es el poder que la madre Luna tiene sobre un lobo. — Explicó suspirando aliviada una vez más en el momento que la menor finalmente dejó de llorar,

La ojiambar dio un vistazo al poco alentador escenario a su alrededor, y fue como si de pronto aquello junto a las palabras de la mayor, la hicieran reaccionar. —Debemos encontrarlas. — Dijo levantándose con ayuda de la mayor.

En eso si estoy de acuerdo contigo, y por eso traje refuerzos. — Contó sonriendo levemente, por supuesto que había tomado las previsiones necesarias para aquel momento, además de que había recibido instrucciones especificas días antes, y viendo como estaban las cosas, se daba cuenta de que no había sido una exageración.

Jihyo por su parte, tras darse cuenta de que una vez más contaba con el apoyo de sus mánagers, estaba segura de que lograría encontrar a todas y reunirlas sanas y salvas. —Eso es... — Empezó a decir siendo detenida por una tercera voz en la propiedad.

—¡Jihyo! — Escuchó, seguido de voces amortiguadas y quejidos de dolor.

Esa voz, pensó a la vez que se dirigía rápidamente a la entrada, encontrándose con una escena muy poco alentadora para los Betas que se suponía las escoltaban.

Una jadeante Somi con los rastros de los efectos que la luna tenía en ella, reflejados en su brillante mirada, rodeada de unos cuantos Betas derribados a sus pies, y no pudo asegurar si aquello le hizo sentirse más segura o por el contrario, pero le había hecho olvidar sus preocupaciones por un segundo, hasta que ella misma se volvió a enfocar. —¿Somi? — Cuestionó sin poder creerse que la rubia realmente estuviera frente a ella.

Mientras la Alfa le brindaba un sonrisa cansada y hablaba entre jadeos. —... — Empezó a decir, tomando una profunda respiración. —Nunca... — A simple vista la falta de aire era su único problema, pero al parecer solo era una fachada. —Llamaste. — Terminó de decir antes de caer desmayada frente a ella y la mánager que recién llegaba a su lado.

Por lo que se apresuró a acercarse a ella, verificando que no se haya lastimado la cabeza. —¿Pero que? — Jadeó al sentir como a diferencia de Sana y la misma Tzuyu, la temperatura de la Alfa rubia era muy baja, lo suficiente para alarmarla y agregar una nueva preocupación a su larga lista.

En la vida soy una Somi que termina como Dahyun, siempre.

¿Alguien lloro con Jihyo? Nadie más, okey.

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