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VIII : Falsa Alarma

MINAYEON iniciando una canción es otro NIVEL de P.E.R.F.E.C.C.I.Ó.N.

Pero mis JEONGMITZU en una sub unidad es algo... CELESTIAL.

La primera en hablar fue la Beta líder, que seguida de Momo, también fue la primera en acercarse a las Omegas. — Chicas, que bueno verlas finalmente. — Dijo abrazando a cada una, deteniéndose más con la Maknae cuyo rostro acunó con mucho cariño. — ¿Están todas bien? — Cuestionó suavemente.

Nayeon y Jeongyeon apenas habían tenido tiempo de reaccionar a su contacto pues sus miradas al igual que la de Tzuyu, se encontraban fijas en las Alfas japonesas.

Sin embargo, aún sintiendo los nervios y el sonrojo inundar su rostro, la menor asintió despacio, tratando de dejar claro que se debía a la caricias que recibía en su rostro y a la preocupación de la líder, y no a la intensa mirada que tenía sobre ella, la mirada azul de la Alfa con olor a dulces Melocotones.

Si Jihyo Unnie, gracias. — Respondió intentando mantener la serenidad y que sus feromonas no la delataran, aunque a este punto ya no sabía cual de las tres se encontraba más nerviosa, pues cuando miro a su lado se encontró con que las mayores del grupo parecían hipnotizadas por las miradas de las Alfas rubia y pelirroja.

Bueno esa es una excelente noticia, no saben lo preocupada que estábamos todas, aunque PD-nim nos aseguró que estaban bien. — Decía Jihyo siendo ignorada por las seis chicas, que parecía se lanzarían sobre la otra en cualquier segundo, o era lo que las dos pequeñas raperas notaban desde su posición.

Las Alfas estaban cautivadas, atrapadas y completamente conquistadas por las adorables Omegas, que con sus rosáceas mejillas se veían todavía más tiernas y enloquecían a sus lobos en su interior. Todo eso unido a la dulzura de sus olores que se intensificaron de un segundo a otro.

Animando a Momo, a salir del estado de shock en el que estaba. — Chewy. — Sus brazos no tardaron en tener el cuerpo de la menor entre ellos, mientras que más allá de lo sorpresivo del contacto, Tzuyu correspondió, disfrutando de la amargura del Café endulzado por los Melocotones que componían el olor de su Unnie, a quien sin entender el porque, más se había encontrado extrañando esos días.

Su acto dejó a las Betas y a la Alfa castaña sin palabras, y tuvo en las japonesas menores el efecto que esperó, las hizo volver a la realidad. Mina pestañeo un par de veces antes de convertirse en la siguiente que se acercó a las Omegas, las mayores.

Con su mirada gris posándose en una y luego en la otra sin saber a cual de las dos tocar, siendo sorprendida con un abrazo por parte de ambas que casi la hace perder el equilibrio, teniendo a cada una recostada de uno de sus hombros, enterradas en su cuello buscando sentir más de cerca su freco olor a Menta y Almendras. — ¡Minari! — Escuchó decir a Nayeon.

¡Mina-ssi! — Murmuró seguidamente Jeongyeon, escuchándose más como el tierno ronroneo de un gatito.

Un sonido que como era de esperarse la hizo muy feliz. — Hola Unnies. — Rió disfrutando aquel mágico y perfecto abrazo.

Pero un gruñido a sus espaldas la hizo salir de su emotivo reencuentro con las cariñosas coreanas. — Sana... — La llamó Jihyo, siendo auxiliada por Momo al instante siguiente.

Satang respira, todo esta bien. — Habló Momo suavemente caminando hasta ella, indicándole a Tzuyu que se reuniera con las menores, que al ver a la Alfa de cabello rojizo actuar de aquel modo, e intensificar su olor en un silencioso enfrentamiento con Mina, decidieron tomar una distancia prudencial de ella.

Las Omegas mayores por su parte se escondieron detrás de la rubia en cuanto esta se volteó dispuesta a enfrentarla, con su ceño fruncido y su lobo algo desconcertado por el actuar de la contraria.

Pero para suerte del resto, que temía verlas pelear de aquel modo o cualquiera, y gracias a las habilidades de una Momo más tranquila y contenta que todas en el lugar, su lucha no pasó de un par de minutos de miradas serias y roncos gruñidos.

Todo por algo que las únicas que no se dieron cuenta, fueron las Maknaes, y la Omega mayor, aunque esta última decidió ignorarlo. Nada más y nada menos que el interés del lobo de Sana en ella.

Eso era algo que desde la noche de Luna Madre dejó a Nayeon bastante pensativa, haciéndole cuestionarse si era porque esta se encontraba en el otro extremo de la jerarquía lobuna, o por el acto tan osado que había efectuado Sana, besando su cuello frente a todas, dejándola sin voluntad ni ganas de alejarla de ella.

La verdad era que Nayeon se encontraba bastante confundida, pues se suponía que nada había cambiado su forma de querer a Mina, ya que a pesar de que se presentaran de la forma que menos esperó, seguían siendo Alfa y Omega, pero estaba claro que no contaba con las dudas que el olor y la simple presencia de Sana le provocarían, llenándola de dudas y cambiando sus propios pensamientos.

Una vez más dependía de Momo salvar el día, detener lo que fuera que estuviera provocando la actitud de Sana, y que pudiera terminar en una transformación. — ¿Satang? — Llamó suavemente interponiéndose entre la rubia y ella, liberando feromonas que ayudaran a relajarla, algo que fue en vano.

Sana frunció el ceño al darse cuenta de su intervención no deseada, agudizando su mirada y enfrentándola directamente, azul y dorado chocando, luchando por el dominio.

Batalla que Momo estaba por ganar, notando como la pelirroja empezaba a ceder, cuando la voz de Mina la hizo ceder. — Momo, apartate. — Pidió la rubia, teniendo las miradas de Jihyo y Dahyun sobre ella, sintiendo como las Omegas a su lado reforzaban su agarre en sus hombros, temerosas de lo que pudiera pasar entre ella y la pelirroja. — Está bien. — Les susurró, ofreciéndole una tierna sonrisa a cada una, antes de tomar una gran bocanada de aire, rogando porque aquello no terminara mal.

Era obvio lo que deseaba hacer, pero Momo definitivamente no estaba de acuerdo con eso, pues si bien la japonesa del medio y ella jamás tenían problemas, con una Omega involucrada en aquella disputa, sabía que las cosas podían tornarse mal para todas. — Mina. — Llamó, volviéndose despacio hacia ella, mirándola interrogante, suplicándole que no empeorara las cosas.

Algo que Mina había analizado muy bien.

No quería problemas con ninguna, y mucho menos por algo que afectara a las Omegas, por eso necesitaba hacer entrar en razón a Sana, más allá de su propio desconcierto. — Dije que está bien, Momo. — Habló mirando con dureza a la pelinegra, quien terminó por rendirse, levantando sus manos antes de dirigirse al lado de la menor del grupo a quien no tardó en abrazar en un intento de hacerla sentir segura, cosa que la ayudó a liberar la tensión de su propio cuerpo, algo demasiado bueno e igual de inquietante, pero que ninguna tuvo tiempo de cuestionar.

Sana ¿Que sucede? — Una nueva voz se escuchó en la habitación, convirtiéndose en el nuevo foco de atención de todas, una voz que hizo temblar a Mina e hizo sonreír a Sana, la voz de Nayeon.

Mina la miró a su lado y tomó su mano al entender su intensión de caminar hasta la pelirroja. — Nayeonnie no... — La detuvo, su voz se torno suave, y su mirada cargada de preocupación también estaba llena de cariño, lo que fue una ofensa para Sana.

La pelirroja estaba completamente cegada por los celos y la rabia contra la Alfa rubia, y ver aquella interacción antes ambas, definitivamente no la ayudó a calmarse. — ¡ALEJATE DE ELLA MINA! — Exigió con su voz al menos dos tonos más bajos, provocando que los cuerpos de las de Omegas se estremecieran, pese a que no fue su voz de Alfa.

La situación estaba por salirse de control, Mina presentía que en cualquier momento lo que tanto había temido era lo que terminaría sucediendo, y si se hubiesen encontrado a solas, si su discusión no estuviera involucrando y afectando directamente a las Omegas lo habría permitido, al fin y al cabo aquellos comportamientos no eran algo nuevo en un Alfa.

Pero fue el notar la forma en la que Tzuyu se acurrucaba mas cerca de Momo, la forma en la que aún sosteniendo su brazo, la mano de Jeongyeon temblaba y las feromonas de miedo que se mezclaban con el olor de Nayeon, para que se motivara a impedir que aquello terminara en algo que todas lamentaran más tarde. — No la voy a dejar contigo, mira como estás. — Señaló dando un paso al frente, saliendo del agarre de ambas Omegas, sin inmutarse por el fuerte olor a de la pelirroja, lo que no podía decir de las coreanas. — La estás asustando ¿Es eso lo que quieres? — No quería ser dura con su amiga, Sana era de las mas cariñosas y sensibles del grupo, mas debía hacerla reaccionar de algún modo.

Y en el momento que vio como la expresión de la pelirroja cambiaba a una angustiada, inundando la habitación con sus feromonas de miedo, posando su mirada en las Omegas mayores antes de llevar su mano hasta su confundida cabeza. — Yo... — Murmuró con la voz temblorosa, rechazando la mano de Mina sobre su hombro sin mirarla.

Todas estaban atentas a sus movimientos, por lo que el cansado suspiro de la rubia fue algo que no se perdieron. Lo mas difícil ya había pasado según Mina, el olor de Sana se reguló y sus músculos perdieron tensión, pero no esperaba que su mal humor continuara. — Tranquila, no te haré nada, ella esta bien y...

— ¡NO ME TOQUES MYOUI! — Pese a que la respiración de la pelirroja se notaba más calmada y que Mina le habló suavemente, la forma tan brusca en la que alejó la mano que esta había acercado de nuevo a su hombro y le gritó, como si la chica frente a ella fuera su peor enemiga, les hizo preguntarse a las otras chicas que tanto cuidado debían tener del lobo de la pelirroja.

Mina se quedó estática en su lugar, analizando uno a uno los aspectos que la habían dejado sin palabras, Sana no solo la había llamado por su apellido, la había gritado con una hostilidad que de no haber sido una Alfa, habría helado su sangre. No cabía duda de que el lobo de su amiga estaba dominando cada uno de sus sentidos.

Jihyo estaba por enloquecer, entre los gritos y las actitudes de las dos, que no hacían más que asustar a las Omegas, se sentía en medio de una pesadilla que no deseaba seguir presenciando. — ¡BASTA! — Gritó dejando claro lo que el CEO le había dicho días atrás, su capacidad para liderar sin necesidad de un género. — ¡CALMENSE YA! — Ordenó dirigiéndose hacia ellas, parándose entre ambas solo para dedicarles una mirada de reprimenda a cada una.

Y como al volver a sus cinco sentidos, Sana supo que la única responsable había sido ella, fue la que decidió hablar primero. — Jihyo yo... — Empezó a decir rascando su nuca, parecía que la ruda Alfa que era segundos atrás había quedado en el olvido, dejando en su lugar una indefensa y avergonzada cachorrita.

¡JIHYO NADA, SANA! — Volvió a gritar la Beta, mirándola directamente mientras que esta bajaba la mirada avergonzada, ahora entendía lo que sentía Mina después de lo ocurrido con esos chicos que se acercaban a las Omegas. — Comportense de una vez. — Exigió soltando un suspiro antes de acercarse a las Omegas y alejarlas lo mas que pudo del par de Alfas. — Ustedes dos aquí. — Les dijo a las mayores que asintieron decidiendo permanecer en silencio mientras se sentaban donde momentos antes de encontrabas las japonesas. — Y ustedes... No se atrevan a moverse. — Ordenó esta vez, mirando a las dos Alfas.

Pero Unnie... — Se quejó Mina sin entender porque estaba pagando si ella solo había intentado ayudar.

— ¡Minari! Quieta. — Habló viendo como esta a regañadientes se sentaba al lado de la pelirroja, quien aún se mantenía cabizbaja. — Ahora es necesario que se enteren de algo importante. — Contó soltando un suspiro.

Había muchas emociones detrás de aquella expresión que invadió su rostro, Momo al ser la única que realmente le prestaba atención sin sentirse afectada por su regaño se dio cuenta de ello, pero decidió permanecer en silencio, acariciando la cabellera de la Omega en sus brazos disfrutando de su olor y soltando el suyo solo para que esta se sintiera segura.

Lo siento mucho Jihyo, prometo que no volveré a hacerlo. — La palabra vergüenza se había quedado corta para definir lo que la pelirroja sentía en aquel momento, no solo se había dejado dominar por sus celos y los instintos de su lobo, enfrentando a una de sus mejores amigas y actuando como una idiota por algo que era común entre las coreanas mayores y la rubia, además había asustado a las Omegas y a la Beta y la Alfa menor, que evitaban mirarla por miedo de que les gruñera o quizá algo peor.

Tenía muchas cosas que pensar, lo sabía, debía aprender a controlarse o la semana que pasaron recibiendo lecciones sobre sus lobos sería en vano, y esperaba que su castigo iniciara con un largo regaño de la líder que parecía decepcionada de ella.

Pero ese regaño jamás llego.

Jihyo noto el arrepentimiento en sus palabras y su mirada, dándose cuenta de que este sería suficiente para que la chica aprendiera su lección. — Lo sé Sana, no te preocupes, no se trata de eso. — Dijo regalándole una pequeña sonrisa que la pelirroja correspondió con un suave asentimiento.

¿Entonces? — Por primera vez la voz de Chaeyoung se escuchó en la habitación, llena de intriga y contagiando al resto con su confusión.

Jihyo no tenía idea de como tomarían aquella noticia, por lo que se tomo su tiempo para responder, analizando la expresión de cada una, encontrando ansiedad y curiosidad en ellas. — Esta tarde nos iremos de aquí. — Informó escuchándolas jadear por la sorpresa y emoción, al menos a la mayoría.

¿Finalmente volveremos a nuestro departamento? — Escuchó a su derecha, encontrándose con la mirada expectante de Jeongyeon, había olvidado por completo que las Omegas no sabían sobre su cambio de residencia.

Te perdiste la última noticia avestruz. — Y una vez más, la poca prudencia de Momo no la estaba ayudando.

La segunda mayor frunció el ceño mirando confusa a una nerviosa Momo, que tan pronto como dijo aquello y tuvo la mirada de la Beta sobre ella, se dio cuenta de que había arruinado todo el plan que la pelinegra tenía para contarles la noticia a las Omegas. A quienes si conocía bien, estaba segura no le perdonarían que se fuera por las ramas. — ¿Eh? ¿Que noticia? — Preguntó nuevamente Jeongyeon siendo apoyada de inmediato por las miradas de las otras dos chicas que no estuvieron en su última reunión con el CEO.

Jihyo miró a una y otra, rebuscando entre sus memorias las palabras correctas, manteniendo una expresión lo suficientemente neutral, ni en sus sueños alguna imaginaba lo preocupada que se encontraba, y deseaba mantenerlo de ese modo. — PD-nim nos visitó mientras ustedes seguían pasando su celo y entre las cosas que contó, estaba la noticia del cambio de residencia. — Informó, tomando una bocanada de aire cuando las tres chicas ampliaron sus párpados debido a la sorpresa. — Lo que claramente significa que ya no volveremos a nuestro antiguo departamento, Jeong.

¡¿QUE?! — Habían sido las Alfas quienes mostraron esa actitud de incredulidad y sorpresa días antes, levantándose de repente cuando escuchaban algo que no les agradaba lo suficiente para poner alerta a sus lobos.

Pero ver esa misma actitud en las tres Omegas que no solo hablaron al mismo tiempo, cuestionando las palabras de la líder y levantándose en el mismo segundo, provocó una de graciosa mueca en Jihyo y un sonoro resoplido en la mayor de las Alfas.

Esto será para largo. — Se quejó Momo pasándose la mano por el rostro, extrañando el calor del cuerpo de la morena que antes se encontraba en sus brazos y ahora junto a las mayores del grupo miraba a la líder como si le hubiera salido una nueva cabeza.

Y en cierto punto la Alfa las entendía, ella había reaccionado igual la primera vez, y de no haber sido por las explicaciones que le dieron estaba segura que habría hecho un desastre peor que el de la noche de Luna Madre, pero ahora que veía las cosas desde otra perspectiva puede que una pequeña parte de ella consideraba aquella actitud un tanto exagerada.

Lo que no sabía Momo era que quizá la impresión de las tres chicas no tenía nada que ver con lo que ella creía, sino con algo que gracias a su estatus como Alfa ella estaba muy lejos de entender.

El concepto que las Omegas tenían de hogar, y que sentían con aquel cambio les habían arrebatado.

Este es corto pero necesitaba dejarlo por aquí y iniciar con la nueva etapa de la historia en el siguiente.

Gracias por esperar.

Saludos.

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