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VII : Carácter Fuerte

Advertencia de capítulo... Complicado.

El drama familiar de Mina me dio dolor de cabeza por lo que preferí explicarlo de una vez, aunque en palabras de la propia Mina, carezca de sentido.

Ahora, que lo disfruten.

Las cuatro Alfas no tuvieron más opción que seguir al par Beta que las guió justo a la primera habitación que conocieron al pisar aquel lugar, la sala principal.

Ninguna sabía que esperar, después de todo no habían tenido noticias de otras que no fueran las tres Omegas, a quienes más esperaban y ansiaban ver, llevándose una sorpresa cuando al entrar a la habitación de cómodos sofás, encontraron a las miembros que faltaban y cuyo género desconocían. — ¿Betas? ¿Jihyo y la Chayotito son Betas? — Cuestionó una incrédula Momo rompiendo el silencio en el que estaba la habitación con sus risas, sujetándose del hombro de la japonesa del medio mientras todos la miraban confusos llevar su otra mano a su estómago. — ¡Que suerte que no aposté por eso! — Exclamó un par de minutos después calmando finalmente sus risas y terminando de entrar al lugar, donde los Betas las dejaron solas a las 6.

¿La presentación desintegró tu cerebro o qué Alfa tonta? Sigo siendo tu líder. — Se manifestó Jihyo, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño justo como cuando reprendía a alguna antes.

Y todo rastro de diversión en el rostro de Momo, que seguía sonriendo, llegó a su fin. — Aish, sigue igual de mandona, mejor me callo. — Agregó bufando y haciendo un mohín que hizo reír suavemente a Sana y Chaeyoung, al parecer le había tocado descubrir que a pesar de no ser Alfa, la coreana seguía manteniendo ese carácter y fortaleza que la hacían una excelente líder para un grupo como el suyo.

Pues si existía alguien suficientemente sensato en aquella habitación, y preocupada por ellas, esa era Jihyo, quien la miró con los ojos entrecerrados y volvió a hablar. — Sabia decisión, ahora ¿Como están todas? — Preguntó volviendo a su lugar frente a ellas que se sentaron las tres en un sofá grande y Dahyun al lado de Chaeyoung.

Siendo precisamente la castaña quien respondió su pregunta. — Muy bien Jihyo Unnie, aunque me siento como si hubiera entrenado con Momo Unnie toda la noche. — Dijo Dahyun ganándose la atención inmediata de la pequeña a su lado y una risa de Momo, quien negó suavemente.

— ¿Será la transformación de Alfa? — Preguntó Chae mirándola con asombro, una de las muchas características de los betas era la imposibilidad de convertirse en lobo, eran muy pocos quienes lo lograban y una de las razones por las que eran llamados inmunes entre los tres géneros mas conocidos, pues incluso un Gamma era capaz de transformarse, algo que aparentemente la más pálida del grupo había olvidado por completo.

— ¿Transformación? — Cuestionó Dahyun con horror, mirándola a ella y luego al trio japonés, obteniendo dos asentimientos de parte de Mina y Momo, pues Sana se veía casi tan confundida como ella.

Chaeyoung hizo una graciosa mueca dirigiéndose esta vez a la japonesa mayor. — Todas se transformaron ¿No? — Preguntó mientras Sana rascaba su nuca y Mina movía sus hombros sin saber que decir.

Ella y Satang no lo recuerdan Chayotito, se transformaron dormidas. — Respondió Momo suspirando y el rostro de la pequeña Beta se llenó de entendimiento y emoción, al mismo tiempo que Sana sonreía igual de sorprendida.

Sin embargo el caso de Dahyun fue diferente. — ¿Pero de que hablan? — Preguntó llamando la atención de todas que la miraron sin saber que decir, al menos casi todas.

— Ay Dubu es obvio que de la transformación a lobo. — Habló Momo rodando los ojos.

Dahyun seguía sin poder aceptar que fuera una Alfa ahora, y saber eso definitivamente no ayudó a su negación. — No puede ser ¿Eso también? — Lloriqueo haciendo una graciosa mueca que hizo reír a Chae y enterneció el corazón de Jihyo, quien dejó un par de caricias en su cabello mientras el resto miraba la escena y volvían a retomar su conversación.

¿Es tan genial como se ve transformarse Momo Unnie? — Preguntó Chaeyoung a la mayor, con un entusiasmo que la hizo sonreír con suficiencia, esa admiración era algo que como Alfa alimentaba su orgullo, aunque en buen sentido.

Pero si me duele todo el cuerpo Chae, y eso que no lo recuerdo. — Volvió a hablar Dahyun antes de que la japonesa pudiera decir algo, refugiándose en el abrazo que le daba la líder que no había dejado de acariciar su cabello como si de una pequeña niña se tratase.

Momo lo entendió, ella era la única que siempre había tenido claro que sería Alfa, presumiendo de ello donde quiera que llegaba y bromeando con todos sobre el color de su pelaje, por eso ver como las menores todavía no lo asimilaban, en especial la castaña, le hizo suspirar, antes de dejar de lado ese tema y volverse a la pequeña Beta que esperaba por una respuesta. — Que aburrido ha de ser eso mi Dubu, y respondiendo a tu pregunta Chayotito, es lo mejor del mundo. — Contó con emoción, empezando a relatarle lo bien que se había sentido correr convertida en lobo, sintiendo el viento en su pelaje y la tierra bajo sus patas, tan libre y capaz de vencer cualquier enemigo.

Contagiando a la pequeña Beta cuyos ojos brillaron de emoción imaginando lo que sería vivir algo así. — ¡Wow! Me habría gustado mucho ser una Alfa también. — Comentó haciendo un puchero que hizo reír a la mayor y que fue la razón de un nuevo quejido de parte de Dahyun, que seguía en brazos de Jihyo.

Y como si de una madre orgullosa se tratase, la Alfa sonrió con cariño mirando a Chae. — Y estoy segura de que habrías sido la mas cool de todas. — Apoyó asintiendo. — Pero ya viste que la genética tiene formas extrañas de actuar ¿No? — Bromeó señalando a la pobre Dahyun que apenas y lograba procesar lo que acababa de escuchar.

Ganándose como era de esperarse una advertencia de la líder. — Momo ya deja de decirle esas cosas a Chae, no necesita renegar de su género. — Dijo con seriedad, y la misma Chaeyoung se asunto por la mirada que le dedicó.

Pero no Momo, que únicamente se quito sus zapatillas blancas y se acomodó mejor en el sofá recostando su cabeza en el hombro de Mina, que se encontraba pensativa. — Tranquila Ji, solo le compartía un par de experiencias geniales, de mi vida súper genial como Alfa. — Alegó restándole importancia al tema.

Y pareció ser suficiente para la Beta que volvió a su asiento ahora que la pequeña Alfa se había calmado y empezaba una de sus conversaciones con Chae. — A ver si dices eso cuando...

Pero tanto las palabras de Jihyo como la conversación de las Dubchaeng fue interrumpida por la sorpresiva abertura de las puertas, misma que reveló los rostros de su CEO, sus mánagers, la Doctora y los guías a quienes apenas se daban cuenta de que no habían visto alrededor de ellas. — ¡Chicas! — Exclamo el Beta con olor a Lluvia, olor que las Alfas sentían por primera vez en ese momento, adentrándose a la habitación.

Y todas, incluso Momo en calcetines, se levantaron al verlo. — Buenos días PD-nim. — Dijeron al unísono haciendo una reverencia que el productor musical respondió con gusto, muy feliz de volver a verlas, aunque no estuvieran completas.

Mientras tanto en la zona de las Omegas, la menor de todas despertaba poco a poco, aunque eran más bien sus sentidos los que la hicieron despertar.

Los pitidos de la máquina médica a un lado de su cama, el brillo de la lámpara en la habitación y unos suaves olores a Vainilla, Chicle, Caramelo y algo de frutilla, sintiendo frío a pesar de encontrarse bien cubierta, y un escalofrío recorriendo su cuerpo entero.

No tenía idea de que había pasado, ni siquiera sospechaba que la luna madre había despertado los lobos de todas, pues su último recuerdo era el de ella y Elkie hablando sobre lo mucho que extrañaban su país de vez en cuando, mientras caminaban de regreso a las habitaciones.

Auch. — Se quejó suavemente al intentar mover su brazo y darse cuenta de lo adolorido que se encontraba, y de lo débil que se sentía, incapaz de mover su cuerpo sin emplear un enorme esfuerzo en ello.

Hasta que un par de mechones de su cabello amenazaron con cubrir su rostro dado el movimiento que trato de hacer. — ¿Pero que es esto? — Jadeó sentándose luego de una lucha con su cuerpo. — ¿Que fue lo que pasó y... ¡Ahg! — Una leve punzada proveniente de su vientre la hizo quejarse nuevamente, dándose cuenta por primera vez de que no estaba sola en aquel lugar.

Habían dos camas más en aquella habitación, mismas que eran ocupadas por las mayores del grupo, cuyos nuevos colores de cabello la dejaron sorprendida, definitivamente necesitaba saber que era lo que había ocurrido con ellas esa noche, el porque de ese insistente dolor en su vientre, el porque de sus cambios de cabellos y el porque de aquella voz que susurraba en su cabeza y que le advertía sobre la ausencia de algo, o alguien más.

Pero parecía que pasaría mucho para que obtuviera esas respuestas, pues tan pronto como logró terminar de despertar, la pesadez de su cuerpo la hizo volver a dormirse.

Realmente estoy sorprendido, confieso que de todos los escenarios, este fue el que menos imaginé. — Empezó a decir JYP tomando asiento frente a ellas, detallando las maravillas que la naturaleza había hecho con sus ojos y cabellos, además de que las Alfas habían ganado unos centímetros de altura que las hacían lucir considerablemente intimidantes ahora.

Jihyo se removió en su asiento, cruzando una mirada con las Alfas que una vez mas dejaron en sus manos la conversación, dejando claro que seguía siendo la voz del grupo. — Supongo que no fue el único PD-nim, todas quedamos bastante sorprendidas por esto. — Contó agradeciendo que Dahyun se encontrara más calmada, con el profesionalismo y la educación que siempre la habían caracterizado, confiando en que todo saldría bien.

Pero por supuesto que no podía contar con la prudencia de Momo. — Habla por ti misma Jihyo, sabes que yo aposté porque algo así sucedería, Mitang, Sana y yo Alfas y Nayeon y Jeongyeon Unnie Omegas. — Dijo e inmediatamente todas las miradas se posaron sobre ella, sobretodo la de la líder, que le advertía guardara silencio pronto, siendo ignorada y opacada por la emoción que le causaba recordar la noche de apuestas. — ¡Aigoo! Tengo tanto que celebrar ahora. — Suspiró con satisfacción, llamando la atención del CEO que no le dejo tiempo a la líder de hablar.

— ¿A que te refieres Momo? — Preguntó JYP con interés y Jihyo deseo poder tener poderes para evitar que la japonesa hablara, que conservara su prudencia y no empeorara las cosas.

Y Momo estaba dispuesta a responder, sin perder ni un poco su entusiasmo. — Pues a... — Empezó a decir apoyándose de sus manos detrás de su cabeza, siendo la oportunidad perfecta para que Jihyo finalmente pudiera intervenir.

Su mirada de advertencia se posó en Momo, que tan pronto se dio cuenta de ello, amplió sus párpados e infló sus mejillas entendiendo el mensaje, y cruzándose de brazos rendida. — Eso es algo... — Empezó a decir Jihyo, volviendo su atención al Beta mayor. — Sólo entre nosotras PD-nim, parece que Momoring necesita algo en lo que ocupar su boca pronto. — Sonrió forzadamente seguida de las dos coreanas menores que sintieron la incomodidad entre ambas y se removieron con incomodidad en su asiento.

Mientras la japonesa tomó con gusto la sugerencia. — Una gran idea ¿Me acompañas Satang? — Habló tomando la mano de la nombrada lista para salir en busca de algun bocadillo que como había dicho Jihyo, ocupara su boca.

Espera Momo, me gustaría hablar con todas antes. — La detuvo el CEO rápidamente.

Y luego de un pesado suspiro, Jihyo volvió a hablar. — Es verdad Momo, espera el almuerzo. — Dijo mirando a la Alfa con resignación.

Pero es que ni siquiera estamos todas. — Se quejó Momo levantándose de forma repentina, sorprendiendo a las chicas y a los mismos Betas que compartieron una mirada entre si preocupados por su actitud ya que no deseaban que se descontrolara y lastimara a alguien. — ¿Ven alguna Omega por aquí? — Cuestionó con cierto tono de reproche, que de no ser por la mano de Mina sobre su hombro, nada la habría hecho reaccionar y darse cuenta de lo intenso que se había tornado su olor.

Invadiendo la habitación, alertando a las otras Alfas y los Betas que la miraron con precaución, algo que no pasó de allí gracias a la dulce voz de Mina. — Momo... — Llamó la rubia dejando un apretón en el lugar que reposaba su mano.

La mayor la había ayudado a controlarse antes, por lo que entendía perfectamente lo que estaba sintiendo, esa excitación, esa adrenalina, esas impulsivas ganas de arrancarle la cabeza al primero que se le atravesara, una actitud normal en un Alfa, y más intensa en un Alfa Puro que si no se esforzaba por controlarla, resultaba exactamente en aquello.

Un injustificado cambio de humor. — Como sea. — Dijo Momo safándose del agarre de Mina volviendo a su lugar luchando por calmarse, luchando por controlar sus emociones y su respiración.

Un carraspeo se escuchó a través del silencio que aquella escena había ocasionado, y fue cuando JYP volvió a hablar que se dieron cuenta de que se trataba de él. — Gracias Mina, y entiendo tu preocupación Momo, también estoy preocupado por Nayeon, Jeongyeon y Tzuyu, pero ellas están bien. — Contó sintiéndose incómodo por la aguda mirada que le dedicó la Alfa de oscura csbellera, pues estaba segura de que nadie además de sus compañeras podía entender lo que estaba sintiendo, pero no dijo nada. — Sin embargo es necesario que sepan que no he venido sólo. — Informó girándose para que uno de los Betas dejara entrar a las personas que lo acompañaban.

La escena de Momo había despertado los sentidos de las tres Alfas menores, incluso a Dahyun le había permitido experimentar algo de miedo debido a la intensidad y amargura del Café, así como también calmarse al sentir la dulzura de los Melocotones, que creaban una mezcla bastante agradable al unirse.

Pero cualquier rastro de paz que el dulce y empalagoso olor de Momo y la misma Sana hubiera provocando en la rubia desapareció en cuanto identificó aquel olor a Eucalipto y algo de Tinta acercarse.

Volviéndose a la puerta para encontrarse de frente con el rostro de su padre y sus dos madres.

Mina. — Habló el Alfa una vez estuvieron todos en la habitación.

Su tono firme y grueso pareció poner nerviosas a todas las chicas, excepto a la misma Mina quien apenas y le dedicó una mirada fugaz antes de hablar del mismo modo. — Padre. — Dijo cruzándose de brazos, mordiendo el interior de su mejilla para controlarse y no abandonar la habitación como deseaba.

Estaba claro que el japonés y todos estaban sorprendidos por aquella forma tan hostil en la que la rubia le había hablado, y aunque lo sintió una insolencia, sabía que lo merecía, aún cuando su propio Orgullo Alfa estuviera siendo desafiado de una forma que no le gustaba, mucho menos cuando la persona que lo hacía, era su amada hija. — Tenemos que hablar. — Dijo sin titubeos, manteniendo su expresión seria y tranquila.

Una serenidad que Mina estaba superando, al menos en el exterior. — Estoy de acuerdo, pero deberán esperar lo que PD-nim tenga por decir. — Su mirada se tornó desafiante en el momento que se cruzó con la de su padre, esperando a que se negara, intensificando sin darse cuenta su fresco olor a Menta, e inundando con este cada espacio de la habitación.

Alertando a las Alfas y los Betas que sintieron la tensión en el ambiente, sin tener idea de como reaccionar o que decir, para no ofender a alguno y empeorar la situación y el sepulcral silencio producido por la batalla entre padre e hija.

Hasta que Akira se rindió. — Bien. — Articuló sintiendo la mano de su esposa acariciar su brazo de arriba a abajo en un intento de brindarle apoyo y consuelo, después de todo ella también temía que aquel enfrentamiento terminara mal.

Y a pesar de que Mina no quería arruinar su relación con su padre, disfrutó cuando el mayor apartó su mirada de la suya claramente en contra de su voluntad. — Bien. — Murmuró recostándose del respaldo del sofá sintiendo una mano posarse en su pierna, levantando su vista para encontrarse con los preocupados ojos ámbar verdosos de Sana.

Mitang. — La rubia no paso por alto el todo de advertencia en su llamado y lo único que hizo fue asentir despacio, sintiéndose apenada por haber hecho una nueva escena frente a todos e intensificar su olor como una Alfa sin inteligencia.

— Correcto. — Empezó a decir JYP sonriendo con incomodidad, intentando no darle importancia a lo ocurrido, enfocándose de nuevo en la líder que parecía igual de preocupada pero más serena, cosa que no sabía si era real o fingido. — Jihyo, me gustaría saber como te sientes con respecto a esto y si crees que tu género afectará en algo tu rol como líder del grupo. — Cambió de tema observando como la pelinegra lo miraba con intriga, pensando por algunos segundos como responder aquella pregunta exactamente.

Los cambios en su carácter no habían sido realmente significativos como para renunciar a su puesto como líder del grupo, después de todo había logrado controlar a las Alfas en cierto punto y seguía teniendo el respeto de cada una, la confianza para ver por ellas.

Y cuando estuvo a punto de creer que se trataba de costumbre por parte de todas, la chica que menos esperó hablara, le hizo darse cuenta de que ese razonamiento estaba lejos de ser realidad.

Pues no creo que sea así, ella continua siendo igual de mandona y... — Empezó a hablar la Alfa de cabellos negros, recordando lo ocurrido antes de que todos los adultos entraran, deteniéndose cuando la mirada desaprobatoria de Jihyo se posó en ella. — Digo, le aseguro que no tiene nada de que preocuparse PD-nim, Jihyo es perfectamente capaz de seguir siendo nuestra líder. — Corrigió, optando por guardar silencio los próximos mil años y no provocar a la líder y su rabia debido a su insolencia.

Y al notar que el Beta mayor se había dado cuenta de ello también, esperó una reprimenda de este, al menos una verbal, recibiendo en cambio una brillante sonrisa de las que lo caracterizaban, antes de buscar algo en el bolsillo de su saco. — Bueno, eso es algo digno de celebrarse ¿Y que mejor manera que esta? — Una serie de fotografías fue extendidas en dirección a Jihyo, que aún dudosa tomó dedicándose a detallarlas rápidamente, quedando asombrada por lo que encontró.

La forma en la que su ceño se fruncio y su mirada se agudizó, les advirtió al resto que el tema era serio, pues lo que fuera que estuviera en esas fotos, había logrado inquietar a Jihyo, y eso era decir demasiado. — ¿Que significa esto? — Cuestionó pestañeando un par de veces, con sus ojos miel observando las imágenes y luego el rostro interesado del Beta.

Estoy consciente de que estaban apegadas a su antiguo departamento, es el que han compartido este tiempo como grupo, y han de tener buenos recuerdos allí, pero en vista del giro que dio la situación y que algunas nos sorprendieron... — Explicó mirando de soslayo a la rubia, quien rápidamente elevo una de sus cejas de forma interrogante, pero permaneció en silencio. — Era necesario un cambio de residencia, uno más acorde a sus géneros y con una distribución que no les afectara tanto a sus lobos, sobretodo a los de las Omegas. — Terminó de decir con una emoción que la propia Jihyo no estaba sintiendo, sospechaba que algo no estaba bien y quizá tenía razón.

Chaeyoung, quien era la que estaba sentada más cerca de ella, se inclinó un poco para examinar las fotos en su mano, descubriéndolo en un instante. — ¿Casa nueva? — Preguntó al Beta.

— Si Chaeyoung. — Respondió el hombre con simpleza.

No era un tema de gran importancia para ninguno de los presentes, un necesario cambio de residencia luego de los resultados de la presentación, pero para las chicas carecía de sentido, especialmente para una. — No entiendo ¿Porque la distribución de nuestro antiguo departamento debería afectar a las Omegas? — Momo se levantó de su lugar sorprendiendo a los mayores con el cambio en su olor, pasando del dulzor de los Melocotones al amargo del Café una vez más. — ¿Es acaso una insinuación que no estoy entendiendo? — Preguntó intimidando al productor musical, que buscó ayuda en Jihyo pues la frialdad en su mirada lo hizo temblar.

Un extraño sentimiento de miedo lo invadió, y de no haber sido porque Mina tomó la mano de Momo para que volviera a su lugar y sentarse, no habría podido ni articular palabra. — Momo, no es nada malo, tranquila, solo... — Intentó hablar, siendo interrumpido, o lo que era el mismo caso, auxiliado por Jessica.

La doctora dio un par de pasos al frente del grupo, con sus finos tacones, que Momo no se había tomado el tiempo de detallar, resonando en toda la habitación y llamando la atención de todos. — No es apropiado dejar una Alfa y una Omega en la misma habitación señorita Hirai, sobretodo ahora que usted y la señorita Yoo, que tenía entendido era su compañera de cuarto resultaron ser opuestas. — Explicó de forma tan impecable como el primer día, con una sonrisa dedicada a la japonesa, que resulto justo como deseaba.

Viéndolo de ese modo, creo que no tengo problemas doctora Jess. — Dijo Momo sonriendo nerviosa, disculpándose en silencio y rascando su nuca, cediéndole la palabra al CEO, que con todas las emociones que había experimentado los últimos minutos, estaba completamente convencido de que lo siguiente que diría, era lo correcto.

Y una bocanada de aire le dio el valor que necesitaba para contarlo. — Ahora, hay algo más sobre lo que me gustaría hablarles, el aplazamiento de su último regreso. — Informó viendo como los rostros de las chicas se llenaban de sorpresa.

— ¡¿Que?! — Exclamaron al unísono, a excepción de Mina y Jihyo quienes a pesar de la impresión, mantuvieron la calma, en espera de lo que diría JYP a continuación.

— ¿Tiene algo que ver con la presentación? — Preguntó la Beta, era una decisión inesperada, aunque viéndolo desde un punto mas objetivo, muy conveniente.

Así es Jihyo, los informes sobre la noche anterior fueron algo inquietantes debo confesar. — Contó, provocando que el trió japonés compartiera una mirada llena de vergüenza, especialmente Mina y Momo, que además, mordieron el interior de su mejilla con nerviosismo. — Muchos de sus fans son Alfas y Omegas, y que alguna no pueda con los instintos de su lobo, los pondría en riesgo tanto a ellos como a ustedes. — Dijo, y como todas sabían que tenía razón en su explicación no pudieron contradecirlo.

El amor y la seguridad de sus fans era lo más importante para todas, por lo que estaban dispuestas a hacer lo que fuera por conservarlos.

— ¿Y que propone? — Cuestionó Jihyo una vez más, tragando con dificultad y posando su mirada en cualquier lugar alejado de la del productor, porque presentía que no le gustaría aquella respuesta.

Un ambiente cargado de tensión se creó en la habitación, menos intenso que cuando Mina y su padre se enfrentaron, pero igual de incómodo. — Que pasen algunos días más aquí. — Sugirió.

El gemido de frustración de Momo fue lo único que se escuchó en la habitación después que el Beta habló. — Justo cuando estaba preparándome para cobrarle a Yuta y Han. — Se quejó entre lloriqueos que hicieron reír suavemente a Sana, mientras las Dubchaeng la veían confusas y las Mihyo fruncían el ceño al escucharla.

La voz de Mina al hablar era una de las más suaves del grupo, de tal modo que casi parecía que susurraba cuando hablaba normal, por lo que con frecuencia debía "gritar" cuando quería ser escuchada, pero desde que era Alfa, había ganado un par de tonos que en aquel momento, fueron muy convenientes. — ¿Esto es estrictamente necesario? — Preguntó sin titubeos, con una mirada tan firme que el mayor se sintió pequeño ante aquellos intensos ojos grises.

Me temo que si Mina, no es que dude de ustedes, pero prevenir una tragedia que perjudique sus carreras y sus propias vidas es lo mejor. — Y como una vez más tenía razón, la rubia no pudo oponerse. — Seguirán recibiendo capacitación e instrucciones de la doctora Jung y su equipo como todo este tiempo, y podrán usar sus teléfonos, interactuar con sus fans si así lo desean, pero no podrán salir aún. — Agregó obteniendo un asentimiento de parte de Jihyo.

Y aunque una parte de Mina compartía aquella idea, contra aquel argumento, si que tuvo algo que decir. — De acuerdo pero... ¿Entonces cuando veremos a las Omegas? ¿Que pasará con ellas? — La misma Jihyo se sorprendió de la valentía que había adquirido la rubia tan repentinamente, debía tratarse de su género como Alfa, pues de otro modo, Mina jamás se habría dirigido al CEO de ese modo.

O tal vez era porque se trataba de las Omegas.

Ya hablamos con sus familiares y tenemos instrucciones sobre como manejar el tema de sus días de celo restantes, por lo que no es un tema del cual preocuparse. — Contó JYP, respaldado por la doctora una vez más.

Jessica había recorrido la habitación en todo el tiempo que llevaban allí, y hasta ese momento Mina había olvidado el sonido de sus tacones en el piso. — Ellas recibirán la misma capacitación que ustedes, en cuanto puedan reincorporarse señorita Myoui. — Habló conectando su mirada con la de la Alfa.

Supongo entonces que no hay nada más que hacer. — Intervino Jihyo en cuanto notó la tensión marcarse en la mandíbula de la rubia, rogando porque la sensatez no hubiera abandonado a la Alfa, cosa que pareció funcionar pues al segundo siguiente de decir eso, Mina suspiró en silencio, apartando su mirada del hombre.

El CEO no había esperado ninguna de las cosas que vio, sintió y escuchó ese día, por lo que la imagen que se llevaba de las chicas era muy diferente a la que había tenido esos años, teniendo como consuelo el que aún entre ellas pudieran ayudar a controlarse. — Exactamente Jihyo, tomen esto como unas buenas vacaciones y será más ameno. — Aconsejó levantándose para cerrar los botones de su pulcro traje, dándole un vistazo a su reloj antes de sonreír ampliamente. — Ahora me retiro, fue un gusto verlas y comprobar lo bien que están. — Contó inclinándose levemente, sin sorprenderse un poco de que estas le respondieran al mismo tiempo. — Las felicito y, nos vemos pronto. — Fue lo último que dijo antes de irse dejando a todas sin oportunidad de responder o procesar lo que acababa de pasar, o lo que en realidad sucedía.

Sim embargo, cuando salió de la habitación por un lado, y Mina junto a su familia y aquella desconocida Alfa por otro, y el resto de las chicas se reunieron a detallar las fotos sobre la mesa, Jihyo lo siguió encontrándolo justo antes de que este abandonara lugar. — Espere PD-nim ¿Algo más está sucediendo no es así? ¿Que es? — Su intuición nunca le había fallado, y cuando vio como el mayor la miró sorprendido, se alegró de ver siempre más allá y leer muy bien el lenguaje corporal de las personas.

Presentarte como Beta te dio este tipo de ventajas ¿Eh? — Rió JYP suavemente quitándose sus lentes de sol para mirarla resignado, consciente de lo difícil que era engañar a la joven. — Me descubriste, pero no podía comentar esto frente a ellas, no quería que se angustiaran. — Confesó soltando un pesado suspiro, que cargaba más emociones de las que imaginaba.

Y eso bastó para que Jihyo se preocupara. — ¡¿Que?! ¿De que se trata? — Cuestionó sin sentirse realmente preparada para escuchar aquella respuesta.

El rostro de JYP se tornó serio. — Como sabrás, con el cambio de políticas en la empresa, no sólo Twice fue autorizado de suspender su tratamiento. — Informó colgando sus lentes en el bolsillo de su saco. — Cada uno de los IDOLS y Aprendices que no lo habían dejado fueron autorizados para hacerlo esta misma semana y el caos que casi hemos vivido a causa de eso... — Una lenta negación acompañada de un nuevo suspiro lo hizo detenerse, mirando al frente sin ningún lugar en específico, parecía recordar algo y Jihyo supuso, por su mirada nublada que se trataba de lo previamente comentado por él mismo. — Fue una de las razones que nos llevó a tomar esta medida con ustedes. — Contó volviendo a posar su mirada en ella.

Y a pesar de no saber a cuencia cierta sobre lo que hablaba, luego de lo ocurrido con Mina y Momo Jihyo podía imaginarlo, y no era demasiado alentador. — Wao, eso, no lo esperaba. — Habló con la voz en un hilo, entendiendo por que el mayor había evitado comentar aquello frente a todas.

Cada una tenía relaciones con los demás IDOLS y Aprendices de su empresa, y el imaginar que estos estuvieron a punto de salir perjudicados por sus propios instintos, no les habría echo bien en su descanso.

Eran contadas las ocaciones que el mayor cruzaba el límite de las palabras con alguna de ellas, atreviéndose a posar su mano en su hombro, a abrazarlas luego de darles algún concejo o incluso dejar un par de palmaditas en su espalda a modo de apoyo cuando las cosas iban regulares, y en ese momento era justo lo que la situación ameritaba.

Por eso posó una de sus manos en el hombro de la menor, sacándola de su trance con la cálida sonrisa que le brindó. — Entiendo que esto no es algo que ninguna imagine, sin embargo te lo comento a ti porque sé que esa fortaleza y determinación que tienes como líder no se perdió tras tu presentación. — Habló despacio.

Quizá para cualquiera que la hubiera visto y escuchado en ese momento, su expresión ofendida y las palabras que pasaron por su mente habrían sido una muestra de soberbia, pero eso era lo último que sentía. — Aunque no sea Alfa sigo siendo la líder de TWICE. — Dijo con una seguridad que hizo sentir orgulloso al mayor.

Y al escucharla JYP sonrió asintiendo de acuerdo. — Así lo veo Jihyo, y no sabes lo orgulloso que me hace sentir eso. — Dijo con sinceridad. — Serás una gran CEO algún día. — Aseguró, consciente de que la chica frente a él, había logrado estar a la altura de su rol como líder, siempre correspondiendo la confianza que tanto él como el resto del grupo había depositado en ella esos años.

Jihyo se sorprendió al escucharlo afirmar aquello, sonriendo con alegría y una gran emoción en su pecho. — Gracias PD-nim. — Se inclinó dejando en evidencia una vez más su humildad.

Y un suave apretón en su hombro dejó claro lo orgulloso que se sentía el mayor de ella. — Esta bien pequeña, nos vemos pronto. — Se despidió, dedicándole una última sonrisa y poniéndose sus lentes, girándose y dejando a la pelinegra que pasó su mano por su corto cabello bajo aquel árbol, testigo de su anterior conversación preguntándose si era lo correcto que las demás desconocieran lo que estaba ocurriendo fuera de la residencia, especialmente en su empresa.

Rogando porque en los días que estarían allí, las cosas se calmaran y la situación en la empresa se equilibrara, y así evitar cualquier problema de las Alfas y Omegas para adaptarse entre todos.

El espacio contiguo a la sala de la entrada era uno de los hermosos jardines que tenía aquella residencia y que fue de gran ayuda para que el humor de la rubia, que tomó una profunda respiración llenando sus pulmones con el aire libre de contaminación, se mantuviera sereno.

Algo que funcionó hasta que su padre empezó a hablar. — Mina, primero que nada... — Intentó decir este siendo detenido de forma repentina por la mano de la rubia, acción que los descolocó a todos.

Su mirada se tornó tan gélida e impenetrable que el mismo Akira tragó con dificultad, sintiéndose frente a un poderoso Alfa y no a la niña que vio nacer y que había amado y protegido esos años, su pequeña hija. — ¿Porque esperaron tanto tiempo para contarme sobre esto? — Preguntó encarando a ambos Alfas mientras la Beta bajaba la mirada apenada por no saber que responder.

Akira dio un paso más cerca de ella, intentando razonar con ella. — Minari. — Habló suavemente, necesitaba que la chica se mantuviera tranquila para explicarle mejor las cosas.

Sin embargo aquello no era algo en lo que la menor estuviera dispuesta a complacerlo. — ¿Tienen una idea de como me sentí en cuanto me enteré? Y de esa forma tan... — Una amarga sonrisa apareció en su rostro, su mirada estaba cargada de decepción y el japonés nunca imaginó que aquello lo haría sentir tan mal.

— No era una historia sencilla, teníamos miedo de lo que eso te haría. — Trató de hablar la Beta, sintiendo las primeras lágrimas bajar por sus mejillas.

Lágrimas que no lograron conmover a Mina. — Pues me dolió mucho enterarme de este modo. — Confesó con un evidente dolor en su voz. — ¿Saben? Si me lo hubieran contado hace un par de años, tal vez yo... Habría tenido otra imagen de ustedes. — El desdén en sus palabras fue otro golpe al orgullo de su padre y el dolor de la Beta. — No sé si enterarme me habría dolido igual, pero definitivamente el engaño habría sido más soportable, lo habríamos hablado y el tiempo me habría hecho entenderlos. — El nudo en su garganta la hizo apretar sus dientes, soltando un suspiro antes de cambiar su expresión a una seria. — Pero ahora, no estoy tan segura de eso. — Dijo con frialdad.

Fue un momento que cambió por completo la vida de Mina, la revelación de una parte de ella que sus padres no sabían podían conocer alguna vez, por eso lo mejor que pudo hacer el Alfa fue tomar la responsabilidad, pese a que se ganaría el desprecio de su hija, pese a que su propio orgullo se vería afectado. — Fue mi culpa, no tienes que hacer sufrir a tu madre por esto. — Contó aclarando su garganta.

Una risa sin gracia salió de la boca de Mina. — ¿Te das cuenta de que ahora tengo dos madres no? — Preguntó con sarcasmo, y pese a su sonrisa cargada de burla, en su mirada solo había dolor.

Pero como en el lugar no había alguien suficientemente sensible como para darse cuenta de ello, el Alfa se ofendió al escuchar sus palabras. — No te atrevas a contestarme de ese modo, sigo siendo tu padre. — Exigió siendo ignorado.

Mina lo miró desafiante. — No respondiste mi pregunta, padre. — Un par de pasos la dejaron frente a su progenitor, que adoptó una postura firme a pesar del temor en sus brillantes ojos azules. — ¿Cual de mis madres es la inocente? — Cuestionó una vez más.

Y pese a todo lo que esperó, una tercera voz interrumpió el duelo de miradas que mantenía con su padre, la Alfa que los acompañaba, se acercó a ella. — Es ella. — Habló haciéndola voltearse y mirarla por primera vez. — Mi nombre es Sachiko, y si, soy tu madre biológica, fui yo quien te tuvo a pesar de que muchos se opusieron a eso. — Desde el primer día que la había conocido, era la primera vez que Mina se dedicaba a detallarla, encontrándose casi frente a un espejo con su rostro lleno de lunares como los suyos y sus ojos grisáceos, aunque su expresión en aquel momento era diferente, de puro arrepentimiento y súplica. — Pero tu padre y yo éramos jóvenes e inmaduros, nos amábamos y creímos que podríamos con lo que tener un cachorro implicaba.

Mina busco un rastro de mentira en su rostro y su mirada que ahora se le hacía tan conocida, porque era la que encontró esa mañana en el espejo, encontrándose con una sinceridad tan pura que la descolocó. — Y puedes elegir no creerme si quieres, pero no te abandoné mi niña, nunca dejé de amarte más que a mi propia vida. — Agregó la mujer con olor a frutos secos que de algún lugar su lobo recordaba más que ella misma.

Pero no se dejaría convencer tan fácil, todos la habían engañado y necesitaba explicaciones más claras. — ¿Y porque esperaste todo este tiempo para aparecer? Justo ahora que...

Porque fuimos engañados por mi padre. — La interrumpió la Alfa rápidamente, aprovechando de su impresión para continuar con su explicación. — Él me hizo creer que ustedes habían muerto y a Akira le hizo creer que yo los había abandonado a su suerte, cuando en realidad me encontraba llorando la muerte de ambos. — Aclaró al borde de las lágrimas.

Mina negó sin poder creer nada de lo que escuchaba, adoptando la misma expresión de su padre que mantuvo su postura, igual de sorprendido por sus palabras.

La Alfa se había reusado a darle explicación alguna sobre su regreso, claro que más de 20 años creyéndolo muerto y encontrarlo casado y con una familia como la que siempre soñaron ambos, además de estar odiándola por algo de lo que claramente era inocente, la animaron a callar y darle importancia a la única persona con la que realmente necesitaba y quería recuperar el tiempo perdido. — Pasé años llorándolos en una tumba que él mismo había asegurado construir para ustedes. — Siguió contando reduciendo cada vez más la distancia, aunque Mina podía oler los nervios en sus feromonas. — Hasta que me confesó todo en su lecho de muerte.

Como era de esperarse aquella información llenó de dudas su cabeza, ahora esa mujer no solo resultaba su madre, además era inocente y aparentemente también había sido engañada por su padre. — Esto no tiene sentido. — Musitó pasándose la mano por su largo cabello rubio, con una frustración que la hizo alejarse de los dos mayores, dando un par de pasos en la dirección opuesta a ellos.

Su olor a Menta se intensificó sin darse cuenta, esta vez por una razón muy diferente a la que tuvo cuando enfrentó a su padre, estaba indecisa, y Sachiko aprovechó eso para llegar a ella. — Lo sé, sé que parece un cuento mal elaborado pero es la verdad mi niña, mi pequeña Mina. — Dijo destruyendo cada una de sus dudas con respecto a ella, al cruzar su mirada con la suya, tan sincera, arrepentida y suplicante que se sintió abrumada por tantas emociones que eso removió en su interior.

— ¿Padre? — Habló mirando al mayor en busca de ayuda y alguna otra explicación que la sacara de a que pozo de incertidumbre, en el que ya sentía se estaba ahogando.

El Alfa contuvo la respiración al notar su mirada conmovida por la castaña, consciente de que sin importar lo que dijera, ya le había creído y no tenía más que hacer que decir la verdad. — Minari yo... — Su esposa ya no lloraba, por lo que no fue tan difícil alejarse de su abrazo, mientras decidía acercarse a ella. — No te pido que me entiendas, hice lo que cualquiera en mi situación habría hecho, era joven y con una pequeña a la que darle una familia, mientras lloraba el abandono de tu madre. — Contó, con la nostalgia llenando sus ojos de lágrimas que únicamente por orgullo no dejó salir de sus ojos. — Lo único que siempre quise fue darte todo, protegerte, verte feliz. — Añadió aclarando su garganta y tomando una necesaria bocanada de aire para mantener su postura firme. — Por eso preferí callar y ahorrarte este sufrimiento, ser solo yo quien cargara con este dolor, este odio hacia la mujer que se suponía no nos quería en su vida. — Confesó, mirando de reojo a la Alfa, que sin importarle si a él le agradaba su presencia o no, aprovechó para llegar hasta Mina y terminar de convencerla.

Pero ya sabes que no es así mi niña, no sabes cuanto tiempo desee poder tenerte frente a mí una vez para abrazarte y que escucharas lo mucho que te amo. — Dijo haciendo algo que incluso antes de presentarse como Alfa, Mina no aceptaba, el contacto físico con extraños.

— ¡No me toques! — Exigió dando un par de pasos atrás, mirándolos a todos sin tener idea de como reaccionar o que creer, tomando una decisión que sabia era la indicada. — Yo... Necesito pensar en esto yo... — Su voz se tornó mucho más suave y su olor a Almendras se mezcló con la fresca y dominante Menta, algo que llenó de esperanza a todos, una esperanza que creció con sus siguientes palabras. — Necesito tiempo. — Terminó de decir dando fin a aquella conversación, viendo como sus padres asentían.

Y como una advertida Sachiko volvía a hablar, respetando su espacio personal. — Te daré todo el tiempo que desees mi niña, estaré cuando tú quieras que esté. — Anunció dejando a Mina más tranquila ahora que sabía no la presionaría para que la conociera.

Bien. — Aceptó, lista para marcharse, girándose al recordar algo más que aclarar con su progenitor. — Una cosa más padre... ¿Desde cuando lo sabe Jin Oppa? — Preguntó dejando al japonés sorprendido.

Inmediatamente el día de aquella visita llegó a su mente, y la mirada de decepción que le dedicó su hijo a causa de aquello lo hizo entender el porque Mina preguntaba eso ahora. — Es tan inocente como tú en todo esto, apenas y se enteró un par de días antes que tú. — Contó suspirando. — Nos declaró su odio eterno si llegaba a perderte debido a ello. — Agregó, y aunque Mina no tenía idea de que aquello había ocurrido, no le sorprendió demasiado, por el contrario le hizo muy feliz saber sobre la inocencia de su hermano y sobre su coraje para enfrentar a su padre, aún siendo Omega, todo por ella.

Entonces decía la verdad. — Murmuró soltando un suspiro que cargaba todas las emociones que la estuvieron torturando esos días con respecto a su hermano. — Gracias, ahora volveré con las chicas, adiós. — Ni siquiera dejó que alguno respondiera cuando se fue del lugar, cuestionándose el porque le pasaba todo aquello en su primer día como Alfa.

Debía ser un récord en la vida de cualquier Alfa, que en su primera noche y su primer día ya había tenido que pasar por tantos dramas y enredos, solo esperaba que pronto terminaran.

Esperaba que pronto su vida recuperara algo de la normalidad de antes, cuando su única preocupación era su carrera, cuando su días se iban entre los abrazos de las coreanas mayores que rogaban por hacerla su Omega, algún videojuego o simplemente pasando el tiempo compartiendo con todas.

Aunque ahora todo fuera diferente.

No, Akira... Mi bebé. — Lloró la Beta refugiándose en los brazos del Alfa, con el dolor de que su pequeña hija ni siquiera la mirada hiriendo su pecho, con la angustia de que quizá jamás les perdonaría, de perderla.

Todo estará bien cariño, te prometo que si. — Aseguró el Alfa sin titubear, porque aunque ahora su hija también fuera una Alfa y su orgullo fuera más grande que el suyo, la conocía lo suficiente como para apostar su vida a que cuando Mina lo pensara bien, actuaría con la misma sensatez que él le había enseñando a afrontar los momentos difíciles de la vida.

Por su parte, mientras Mina y sus padres se encontraban en su conversación, en la habitación donde nuevamente se habían quedado las chicas a solas, una animada Momo revisaba la libreta que gracias a la líder había recuperado de su habitación, misma en la que habían anotado los datos de sus apuesta aquella noche. — Bien chicas, las cartas están echadas y es obvio quien es la máxima ganadora de las apuestas aquí ¿No es así? — Dijo dejando la libreta sobre la mesa, permitiéndoles a las otras 4 chicas que vieran los resultados por sí mismas.

Jihyo Unnie fue muy lista, ella apostó por Dubu contra todo y ganó. — Comentó Chae con asombro, viendo como la líder sonreía con alegría y orgullo por el éxito de su apuesta.

Pues aunque al principio Jihyo había apostado únicamente por complacer a Momo y su espíritu competitivo, el que su intuición acertara, la hizo muy feliz. — Eso es porque el que no arriesga no gana Chae. — Sonrió en dirección de la Beta menor que le sonrió en grande, asintiendo del mismo modo que a todas las indicaciones que esta le había dado siempre.

Momo por su parte rodo los ojos, desesperada por tener sus ganancias de una vez por todas, pidiendo la atención de todas para anunciar el total. — Si, si celebramos el intelecto de nuestra sabia y mandona líder pero ahora... — Habló parándose en el centro, siendo interrumpida por un huracán de cabellera rubia e intenso olor a Menta abriendo la puerta.

Mitang ¿Estás bien? — Le preguntó Sana acercándose a ella con preocupación.

Su intenso olor esta por hacerme llorar de nuevo. — Comentó Dahyun cubriendo su nariz, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas como prueba de sus palabras.

Y sin ánimos de que alguna se involucrara más en aquella situación y se preocupara por sus problemas familiares, Mina tomó una bocanada de aire para controlar su olor y sonrió suavemente, aunque no fue muy convincente para las tres mayores. — Lo siento chicas yo... Iré a mi habitación. — Dijo saliendo del agarre de Sana y caminando en dirección a las habitaciones, deseando encerrarse y jugar algo para despejar sus pensamientos y ordenar sus ideas.

Tenía decisiones importantes que tomar, cosas que serían cruciales en su vida desde ese momento, por lo que necesitaba estar sola un tiempo.

Hasta que una voz masculina detuvo su intensión de salir de la habitación. — Señorita Myoui, su habitación ya no se encuentra en esa dirección. — Su cuerpo se volteó ligeramente, y su mirada se encontró con el rostro de su guía Beta, a quien no había esperado volver a ver.

El suave olor del Beta llegó a su olfato, picándole la nariz de forma desagradable, aun cuando tratándose de una suave esencia a Naranja. — ¿De que hablas? — Preguntó frunciendo el ceño, la confusión de todas no se hizo esperar, por lo que el muchacho se apresuró a responder, sin que su rostro mostrará algún tipo de nerviosismo.

Las señoritas Park y Son podrán seguir ocupando esas habitaciones si así lo desean pero por políticas de la residencia, su nueva habitación se encontrará en la zona a la cual pertenezca su género, que ahora es Alfa. — Informó. — Siendo el mismo caso de las señoritas Hirai, Kim y Minatozaki. — Las nombradas se miraron entre si, recordando una de las indicaciones que habían recibido el primer día sobre la distribución de las habitaciones, por lo que no dijeron nada.

Y a pesar de lo irritada que se encontraba, conciente de que el Beta no tenía culpa de nada, la rubia caminó de forma serena y aparentemente tranquila hasta quedar frente a él. — No quiero que pagues por algo que ni al caso contigo Jongho, así que ¿Porque no nos ahorramos el discurso y me muestras a donde debo ir y ya? — Sugirió de forma cansada.

Decir que no sintió ni un poco de satisfacción debido al estado de inseguridad que mostró el Beta luego de escucharla, era una mentira. Una sonrisa que escondió muy bien tras su seriedad amenazó con aparecer en su boca, mientras el chico asentía rápidamente.

Entendido señorita, sigame por favor. — Le dijo el Beta, girándose en la dirección contraria, siendo seguido por ella y las otras tres Alfas, quienes no tuvieron más opción que dar por finalizada su reunión para conocer sus nuevas habitaciones.

Con Momo haciendo una mueca dramática al no tener tiempo de ponerse sus zapatos, y con Dahyun entrelazando su brazo con el de Sana que se despidió de las dos pelinegras con un movimiento de mano, y una confusa Jihyo que no supo como responder la silenciosa pregunta de Chae.

Una pregunta que ella misma se hizo al ver alejarse a las Alfas ¿Que pasaría ahora?

Tal y como había dicho JYP, las nueve se quedaron en aquella residencia, pasando el día entre los descubrimientos de las Alfas y sus nuevas habitaciones, mas grandes y seguras que las anteriores que ocupaban, una seguridad que las hacia sentir protegidas y a la vez nerviosas.

Momo se sintió como en una prisión de máxima seguridad de las que tanto veía en las películas de su papá, pero un buen almuerzo le hizo olvidarse de eso, además de que arrastró a las tres menores al gimnasio donde había ocurrido el "accidente" con Mina días antes, donde probaron su fuerza, siendo precisamente las ganadoras, con una diferencia mínima entre ellas.

Jihyo por su parte junto a Chae que decidió no alejarse de su lado en ningún momento, con el temor de quedarse a solas con alguno de los Betas de aquel lugar que no le generaban mucha confianza luego de lo que había presenciado la noche anterior, llegaron a la oficina de la doctora Jung, pidiéndole ver a las Omegas.

No era que no confiara en la palabra de su CEO, pero como líder y amiga de todas necesitaba comprobar por sí misma que eso realmente fuera verdad. Por lo que después de algunos minutos terminaron fuera de la habitación donde se encontraban las tres chicas, conectadas a un monitor y con una intravenosa que les permitía a los doctores mantenerlas dormidas y con los efectos de su celo bajo control.

Razón por la cual terminó de convencerse de que las cosas estarían bien, de que volverían a salvo con ellas y seguirían con sus vidas casi como antes. Aunque aún les faltaba aprender un par de lecciones.

A la mañana siguiente terminaron frente al campo en la entrada del bosque, lugar que evocó recuerdos en la rubia, con un nuevo Beta parado frente a las 6, listo para iniciar con su nueva rutina de clases. — Bueno como fueron informadas, a partir de hoy iniciaran nuevas lecciones, mismas que las ayudarán a escuchar a su lobo, a entenderlo y conectarse de tal modo que cuando ocurra la transformación, sea en mutuo acuerdo de ambas partes. — Dijo mirando directamente a las Alfas a la izquierda, dejando a Jihyo confusa, pues no entendía que hacían ella y Chaeyoung en aquel lugar, hasta que el muchacho volvió a hablar mirándolas a ellas esta vez. — Y que les permitirán a ustedes detectar esas señales. — Contó sonriéndole de un modo que no solo a ella la hizo sentir incómoda, sino que Chae le dio un apretón en su mano llamando su atención.

Pero cuando la primera lección inició, todo aquel episodio quedó en el olvido, gracias a las hazañas de los lobos de Mina, Sana, que se transformaba por primera vez, y Momo, pues las tres reprobaron la lección de paciencia, sorprendiendo a los que no las habían visto la noche anterior con su transformación lobuna.

Mina terminó convertida en un lobo blanco, Momo en un imparable lobo negro y Sana que experimentaba por primera vez la transformación, revelo al mundo su forma lobuna que era un lobo de brillantes ojos ámbar y pelaje rojizo, apenas un poco más oscuro que el que lucía como humana.

Pero por supuesto que los Betas estaban preparados esta vez, y aunque fue arriesgado para sus otras compañeras, usarlas como estímulo para hacerlas razonar funcionó para hacerlas cambiar sin oponer resistencia, dándole a las otras tres chicas, entre las cuales se encontraba la Alfa menor, las claves para manejar una situación similar en el futuro, siendo esta la primera de las lecciones que tuvieron que aprender.

Con el pasar de los días aquella prueba fue superada, pasando a otras menos drásticas como el rastreo de olores, la diferenciación entre feromonas y las situaciones en las que otro Alfa u Omega podría expulsarlas, como aviso, como señal, o como defensa.

Aprendieron sobre como el equilibrio de sus emociones era equivalente al de sus olores, y podía brindar calidez y confianza a cualquier Omega cerca.

Hubieron días en los que las Alfas Puras sentían que todo aquello era una pérdida de tiempo, que no se podía educar los instintos, que seguir los deseos de sus lobos era normal, pero bastaba con un par de palabras por parte de la líder, quien también había aprendido sobre Alfas esos días, para que siguieran adelante con el mismo entusiasmo.

Dado que todas las Alfas tenían algunas dudas sobre como identificar la voz de su propio lobo, esa fue una lección que también debieron tomar, teniendo una meditación que denido a la ausencia de dicha voz, Chaeyoung y Jihyo disfrutaron más que las tres.

Y fue bastante alentador para la pequeña Alfa que al cuarto día logro transformarse frente a todos sin ningún rastro de agresividad en sus actos, permitiendo incluso que Chaeyoung se acercara y pudiera acariciar su sedoso pelaje castaño, imagen que enterneció al resto.

Sin embargo lo que mantenía el corazón de las Alfas japonesas lleno de voluntad y fortaleza, era el deseo de volver a ver a las Omegas. Jihyo les habló sobre la visita que les hizo, omitiendo algunos detalles por supuesto, por lo que las lecciones sobre paciencia y control de ira que detonaran en una transformación agresiva, fueron las que por el bien de sus Omegas mejor quisieron aprender.

Rogando por que cuando estas volvieran a su lado, ni siquiera existiera la posibilidad de hacerles daño sin querer.

Y se concentraron tanto en aquellas lecciones de equilibrio, rastreo, control de ira y fuerza, que no se dieron cuenta de que el día que más habían estado deseando, finalmente había llegado.

De no ser por la alarma que Sana había recordado poner en su celular apenas le informaron el día que las Omegas volverían. — ¡Momoring! ¡Despierta ya! ¡Es hoy! — Llamó la pelirroja moviendo el cuerpo de mayor, que parecía no inmutarse de eso o de sus gritos.

Pero la verdad era que luego de tantas lecciones sobre transformación, noches en el gimnasio y dolor en sus músculos, la pelinegra lo único que deseaba era dormir por días hasta recuperarse de todo aquello. — Sana-chan dejame dormir un poco más. — Se quejó enterrando la cabeza en su almohada cuando la pelirroja le arrebató la cobija.

Sana bufó viendo como ahora era incluso más difícil lograr que Momo se levantara de la cama, siendo tan fuerte y capaz de arrancarle la cabeza si se molestaba, pero si por algo era conocida la nipona menor, era su ingenio, mismo que en aquel momento le facilitaría aquella tarea.

Le lanzó la cobija a la mayor notando como esta no tardaba en cubrir su cuerpo entero, acercándose lo suficiente cerca de su oído para hablarle. — Pero Momoring debes levantarte ya, hoy vuelven las Omegas. — Dijo sonriendo con malicia al ver el resultado.

Todo ocurrió tan rápido que de no haber estado presente, Sana no lo habría creído, pero Momo salto fuera de la cama tan pronto escucho las palabras Omega y regreso juntas. — ¡Ya desperté! — Exclamó dejando de lado las cobijas y las almohadas, dirigiendo su mirada al reloj digital al lado de su cama. — Mira la hora que es ¿Porque me dejaste dormir tanto? — Cuestionó buscando su otro zapato por todo el piso de la habitación antes de entrar a toda prisa al baño para lavar su rostro.

Y de no haber estado riendo de su estado, Sana incluso se habría ofendido por su reclamo. — ¿Que dices? — Puchereo cruzándose de brazos aún cuando la mayor no podía verla. — ¡Hace media hora que estoy intentando despertarte! — Se quejó viendo como al segundo siguiente la mayor ya estaba frente a ella luciendo tan fresca como un Kiwi.

Y era cierto que había refrescado su rostro, pero lo que brillaba era en realidad su radiante sonrisa que Sana entendió a la perfección, pues ella estaba sintiendo la misma emoción. — Bien, bien, entonces no hay más tiempo que perder ¡Vamos ya! Finalmente volveremos a verlas y esta vez nada podrá separarnos de ellas. — Aseguró sacando a la menor a tropezones de la habitación, escuchándola reír mientras disfrutaba de la contagiosa energía que esta irradiaba.

— ¡Eso! — Apoyó levantando su puño al aire, como si de un grito de guerra se tratase, y quizá lo era, el grito de guerra de los Alfas que habían sido separados de sus Omegas contra su voluntad, aunque no tuvieran lazos definidos aún.

Las dos se asomaron en las habitaciones de Mina y Dahyun, sin sorprenderse de que estas no se encontraran allí, o de que otra vez serían las últimas en llegar a una reunión, por lo que se apresuraron a salir de la zona de los Alfas, corriendo como si de ello dependiera su propia vida, sintiendo la ansiedad en el centro de su estómago y la emoción a flor de piel, pues las Omegas esperaban por ellas.

Las otras seis chicas por su parte se encontraban en la sala principal disfrutando de una de las canciones del repertorio de Chaeyoung, concentrada en sus celulares, esperando por la llegada de las tres chicas que no veían hace más de una semana, cuando las puertas fueron estrepitosamente abiertas. — ¡¿Donde están?! — La agitada voz de Momo llenó la habitación, y sus ojos azules se encargaron de recorrerla rápidamente, llevándose una decepción al no encontrar rastros de ellas.

Jihyo sonrió apenas al verlas, negando al notar que una vez más llegaban tarde, aunque no tanto. — Finalmente despertaste Momo-chan ¿Que milagro tuviste que hacer Sana? — Comentó sonriendo divertida, viendo como la mayor de las Alfas caminaba a paso lento para sentarse al lado de la silenciosa rubia.

Solo mencioné a las Omegas y listo Ji, por cierto ¿Donde están ellas? — Habló Sana rascando su nuca, dirigiéndose al otro lado de Mina, que como cosa normal quedó en medio de ambas, sin inmutarse un poco de sus presencias, o de lo intenso que estaba su olor, aunque ninguna lo había notado hasta ese momento.

Jihyo movió sus hombros y sin dejar de sonreír la miró. — Aquí no. — Contestó volviendo su atención a su celular.

Mientras que la Alfa mayor no tardaba en percibir la intensidad que debido a su ansiedad, había adquirido el olor de Mina, sonriendo divertida antes de rodear sus hombros con su brazo. — Creo que las feromonas de alguien amanecieron más expresivas que nunca ¿Eh Mitang? — Bromeó, sacando a Mina de su ensimismamiento.

Eso ni siquiera tiene sentido Moguri. — Dijo Sana en su lugar, haciendo una mueca bastante graciosa al parecer de la Beta líder que observaba su interacción en silencio. — Aunque estoy segura de que si no fuera una Alfa entrenada, ya estaría llorando por lo intenso que está tu olor Mina-chan ¿Todo bien? — Preguntó con aquella suavidad que aún siendo Alfa la japonesa del medio no había perdido en su voz, obteniendo toda la atención de Jihyo y el par de Maknaes que hasta ese momento habían permanecido en su propio mundo.

Mina miró a la pelirroja y luego sus propias manos, humedeciendo su labio antes de responder entre suspiros. — Estoy bien solo... Inevitablemente ansiosa. — Confesó pasando sus palmas por sus piernas para secar el sudor en la tela de su delgado pantalón. — Han pasado muchos días. — Agregó en un susurro.

Momo cruzó una mirada con la pelirroja y volvió a enfocarse en Mina, dejó una caricia en su brazo aprovechando la cercanía que le permitía el medio abrazo que mantenía con ella y le sonrió. — 5 largos días y noches Mitang, no olvides las noches. — Bromeó intentando levantarle el ánimo con sus ocurrencias, aunque en ese momento no estaba segura de cual de las dos estaba más ansiosa por el esperado encuentro.

Una mueca de frustración apareció en el rostro de Mina, que negó mordiendo su labio suavemente. — El caso es que no tengo idea de como reaccionar en cuanto las vea, es un miedo que compartimos mi lobo y yo. — Contó mirando el sorprendido rostro de la pelinegra a su lado, no era la primera vez que compartía alguna de sus inseguridades con ellas, lo sorprendente era que se tratase de algo relacionado con su lobo. — ¿Y si hago algo mal? ¿Y si ellas nos temen? — Cuestionó con miedo y Jihyo consideró que era el momento oportuno de intervenir.

Pronto su celular paso a segundo plano y sin importarle si estaba prohibido o no, se sentó en la pequeña mesa frente al sofá en el que se encontraban las tres niponas, quedando frente a la menor de ellas, tomando sus manos entre las suyas, sonriéndole con cariño y mirándola con una calidez que solo una hermana mayor podía brindar. — ¡Hey! Tranquila, todo estará bien. — Empezó a decir regalándole una de sus mejores sonrisas de ángel. — Comprendo perfectamente que tengas miedo, incluso a mi me cuesta asimilar que hayas resultado ser Alfa, y no cualquiera, sino una Alfa Pura, algo que obviamente será más fuerte para ellas como Omegas. — Eso no ayudó demasiado, pues Mina bajó la mirada encogiendo sus hombros mas desanimada que antes, algo que Jihyo no permitiría que durara mucho.

Con mucho cuidado dirigió una de sus manos al lindo rostro de la rubia y tomando su mentón la hizo mirarla nuevamente. — Sin embargo no debes olvidar algo muy pequeño pero muy significativo en todo esto Minari. — Añadió sonriendo con seguridad.

¿Que cosa? — Le preguntó Mina sintiendo la esperanza volver a creer en su interior.

Habían sido muchas las preguntas que la habían estado abrumando sobre sus géneros, de tal modo que su mente se había nublado, haciéndole olvidarse de que eso nada tenía que ver con sus personalidades o su forma de amar, caso contrario al de Jihyo que aún después de estarlas observando por días, analizando los pequeños cambios físicos que habían presentado, se encontró con que sin importar que Momo fuera Alfa u Omega, seguiría siendo la que más comía, que sin importar si Sana fuera Alfa ante todos, seguía siendo tan adorable y cariñosa como una niña a la que no le importaba abrazar a quien tuviera mas cerca, y que la misma Mina, que sin importar si su voz era mas grave y fuerte en algunas ocasiones, sin importar su fuerza física o la valentía que había mostrado para enfrentarse a todos, seguía siendo la niña tranquila y reservada, que una vez todos conocían descubrían lo divertida que era.

Por eso tenía en que basarse para decir aquello. — Tanto ellas como tú, siguen siendo ustedes. — Fue como si algo encajara en la mente de Mina, una venda cayó de sus ojos, mientras seguía escuchándola. — Ellas las insistentes pretendientes que parecen nunca tener demasiado de sus acosos, y tú la tierna Pingüina que tanto adoran. — No tenía nada que decir contra eso, Nayeon y Jeongyeon se mostraron cariñosas con ella aún después de la presentación.

No obstante todavía quedaba algo seguía preocupando a la rubia. — Pero cambiamos mucho. — Señaló, con su mirada llena de una incertidumbre que enterneció más a la líder.

Un suspiro salió de la boca de Jihyo, que sonrió nuevamente, sin sorprenderse de lo testaruda que era la japonesa. — Y no te quito razón en eso. — Habló dejando suaves caricias sobre sus manos. — Solo digo que, quizá seas una fuerte y ruda Alfa ahora, pero sigues siendo nuestra Pingüina, nuestra friki favorita y nuestra ballerina consentida. — Terminó de decir viendo como no solo la hermosa sonrisa de Mina aparecía frente a ella, sino un fuerte sonrojo que llegó hasta sus orejas y que intentó esconder lanzándose a sus brazos de forma repentina.

Mina pudo haber llorado de la felicidad en aquel momento, pero prefirió no hacerlo, disfrutando de aquel cálido abrazo en su lugar. — Gracias Jihyo Unnie. — Murmuró en su cuello, sintiéndose en calma gracias al suave olor a lirios que emanaba de su cuerpo.

Pero al parecer no era la única que deseaba disfrutar de aquel momento. — ¡Abrazo a Mingüin! — Escuchó gritar a Sana antes de sentir como la abrazaban por la espalda y el resto se unía al abrazo, que pasaron entre risas y cosquillas.

Minutos después todas volvieron a sus puestos, disfrutando de aquel momento hasta que unos dulces olores llegaron al sensible olfato de las Alfas.

Están aquí... — Murmuró Momo antes de que las puertas fueran abiertas de forma repentina.

Señoritas. — Dijo un sonriente Beta cuyo nombre ninguna recordaba, saludándolas con un suave movimiento de cabeza antes de hacerse a un lado y revelar a las tres chicas y el resto de enfermeros que los acompañaban y que en cuanto ellas entraron, se marcharon, dejándolas a solas a las nueve.

Nayeon y Jeongyeon recordaban a la perfección a las dos Alfas que habían despertado sus lobos aquella noche de Luna madre, después de todo, habían estado soñando con ellas esos días, deseando volver a sentir aunque fuera de lejos sus olores, o al menos uno de sus abrazos.

Y ahora las tenían justo frente a ellas. — Chicas... — Susurró Nayeon tragando con dificultad, cambiando su mirada de los ojos grises azulados de Mina a los dorado verdosos de Sana, cuyo olor desesperó a su lobo en su interior, algo que prefirió relacionar con la impresión de volver a verlas, a todas.

Sin embargo, la emoción de las tiernas y nerviosas Omegas no llegó ni siquiera a ser comparable con la de las Alfas japonesas, que al estar rodeadas de sus olores, tan dulces, tan atractivos, con algo de miedo en sus feromonas que no lograban alterarlo ni siquiera un poco, sintieron como si su vida realmente iniciara luego de una semana.

Quizá por eso el impulso de levantarse apenas las vieron entrar, casi al mismo tiempo e igual de sincronizadas que en una de sus coreografías, fue algo que no pidieron controlar. — Omegas. — Dijeron las tres al unísono, mirándolas como si de una de las maravillas del mundo se tratase.

Estaban por probar que tan controladas eran en realidad, pues tener en frente a las chicas que habían estado deseando ver desde aquella noche y no lanzarse sobre ellas, sería sin duda alguna su más grande prueba.

La pregunta era ¿La pasarían?

Se suponía que actualizaría doble hoy pero... El siguiente capítulo tiene algunas partes que no me convencieron, so... Tan pronto corrija eso lo subo.

¿Que creen que pase con las chicas ahora que volvieron las Omegas?

¿Alguna teoría?

Espero les este gustando.

Saludos.

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