IV : DNA
Advertencia de capítulo EXTRA LARGO (+13K)
Además presten atención al contenido, sobre todo si no manejan ciertos conceptos, y si me falto alguno, no duden en comentarlo.
Una de las características de Jeongyeon era su personalidad bromista y divertida, por lo que los juegos que implicaban molestar a los demás de forma inocente, no eran algo raro en ella.
Pero la mente de Mina simplemente desechó ese dato, al ver la forma en la que aún con la lucha que daba el castaño para salir del agarre de la rubia, mientras esta lo asustaba con el gusano en su mano, él estaba demasiado cerca de ella.
Momo estaba riendo de las acciones de la coreana, igual que la mayoría del grupo que estaban acostumbradas a aquella actitud rozando lo infantil de su Unnie.
Y quizá fue por eso que al ver como la que por lo general era quien mas reía a causa de las tonterías de Jeongyeon se encontraba viendo la escena con el ceño fruncido y los puños apretados, ignorando la conversación con la líder y su guía, decidió acercarse a ella con la intención de distraer su mente de aquella escena, luego de encontrarse con la mirada de la doctora como si sus instintos le hubieran indicado justo donde se encontraba.
— ¡Mitang! — Se lanzó sobre la menor haciéndola mirarla luego de rodear su cuello. — Escuché que tienes una consola en tu habitación ¿Me invitas a jugar? — Estaba tratando de distraerla y Mina lo dedujo porque Momo era de las que menos sabía jugar pero no fue capaz de verlo o entenderlo en aquel momento.
— ¿Estas segura Momori? — Rió haciendo celebrar a la mayor cuando su mirada se poso en ella. — Sabes que soy muy buena y no te gusta perder.
Momo la soltó regalándole un puchero que posiblemente solo a ella y Tzuyu les ofrecería. — No perderé pingüina, he entrenado mucho aunque no lo creas. — Se jacto siendo interrumpida por una tercera voz uniéndose a su platica.
— ¿Alguien dijo perder? — Preguntó Sana. — Espero que no seas tu Momori, porque quiero ir también. — Rió mientras la japonesa mayor solo se quejaba sacándole la lengua de forma infantil.
— Yah chicas esta bien, vamos a jugar un rato entonces. — Aceptó Mina suspirando rendida con cada una entrelazando uno de sus brazos.
Y luego de una mirada rápida a donde ahora se encontraba una divertida Jeongyeon riendo junto a las Maknaes, Momo supo que había tomado una buena decisión, aunque aún no tenía idea de lo que le ocurría a la pelinegra pero no tardaría demasiado en descubrirlo.
Justo como dijo Sana, no paró de burlarse de ella mientras luchaba por ganarle a Mina en Mario Kart, fallando en todos los intentos, hasta que la hora de cenar llego y finalmente volvieron a reunirse todas en el comedor.
Con las emociones del día y el recorrido que hicieron, todas estaban cansadas, aunque no perdieron la oportunidad de comentar lo lindo que les parecía todo una vez más, para luego de darse las buenas noches dirigirse a sus respectivas habitaciones, haciendo que la noche pasara tranquila, para casi todas.
Mina estaba recostada en el sofá frente a su televisión, con su cabeza apoyada en su brazo sin poder dormir a causa de sus pensamientos sobre lo ocurrido aquella tarde, cuando escucho su puerta abrirse y cerrarse debido al silencio que la acompañaba.
No escuchó ningún paso por lo que supuso que su misterioso visitante caminaba en calcetines, justo como la mayor del grupo amaba hacer.
Y al dirigir su mirada a la puerta se dio cuenta de que había acertado al ver a la mayor sentada en su cama, viendo la puerta de su baño ¿Acaso esperaba que estuviera duchándose aún? pensó decidiéndose por sorprenderla.
— ¿Esperas a alguien Unnie? — Habló saliendo de repente de detrás del respaldo del sofá sólo par ver a la mayor dar un pequeño salto en su lugar.
— ¡Aaah! — Gritó Nayeon poniéndose la mano en el pecho. — ¡Mina! — Regañó haciendo ademán de pegarle, pues todas sabían lo mucho que la mayor del grupo odiaba que le hicieran aquello, precisamente por la facilidad con la que se asustaba.
Pero era difícil molestarse con la japonesa menor, y mucho mas si reía de aquel modo tan tierno. — Lo siento Unnie. — Dijo sentándose a su lado. — ¿Ocurre algo? — Preguntó sonriéndole con cariño, viendo como la mayor podía verse tan adorable con su pijama de conejitos.
— Si. — Respondió la castaña suspirando suavemente. — Vine a darte las buenas noches, pingüina. — Contó sonriendo antes de abrazarla tomando por sorpresa a la nipona.
Mina sintió su suave perfume de frutilla rodearla y no resistió el rodear su cintura para corresponderla, ni tampoco acariciar su mejilla después de que Nayeon besara la suya, acercándose a ella para hacer lo mismo, viendo como una alegre y sorprendida castaña se despedía segundos después como si se hubiera ganado la lotería, haciéndola reír y negar.
Y quizá dejándola más lista para dormir ahora, sin embargo, esa no fue la única visita que recibió.
Apenas y habían pasado 10 minutos cuando se acostó, dejando su acostumbrada luz encendida al lado de su cama, lo que le permitía ver la habitación casi por completo, y por consecuencia a su segunda visitante cuya pijama a cuadros reconoció en un instante.
A diferencia de Nayeon que la había abrazado y ella había correspondido, fue ella quien abrazó a la contraria esta vez, siendo correspondida inmediatamente. — Unnie. — Murmuró casi en un ronroneo que causó cosquillas en la mayor, quien acarició su espalda con cariño disfrutando de aquel acercamiento tan agradable.
— Minari ¿Estas bien? — Preguntó Jeongyeon al verla otra vez, acariciando sus ahora sonrojadas mejillas, aunque casi no se notaba por la tenue luz.
— Lo estoy Unnie, solo... Creí que no vendría a darme las buenas noches. — Puchereo viéndose más pequeña y tierna a los ojos de la rubia que la atrajo contra ella en un segundo abrazo.
— ¿Y porque lo creíste? Sabes que nunca me perdería eso. — Dijo en medio de su abrazo, sintiéndola negar en su hombro.
Había algo diferente en la japonesa, y la forma tan fuerte en la que la abrazaba, como si jamás quisiera soltarla, se lo advirtió a Jeongyeon, pero le resto importancia creyendo que Mina solo la había extrañado mucho.
Cuando la verdad era que esta la abrazaba para resistirse el impulso de hablarle sobre lo sucedido con Yunho esa tarde.
Mientras ella tenia una idea para que la menor no la extrañara tanto, aunque no estaba segura de ejecutarla por miedo.
Lo que había ocurrido hace algunas noches en su departamento no había vuelto a repetirse, por falta de tiempo o privacidad, y como las cosas entre ella y Mina no cambiaron, supuso que la japonesa solo lo había echo como un impulso, sin embargo cuando se separaron y la menor observó sus ojos con tanta ansiedad para después bajar hasta sus labios, su valentía incrementó.
Su mano acarició la mejilla de la japonesa una vez mas, con una lentitud y delicadeza que las dos disfrutaron, y poco a poco la distancia entre sus rostros fue casi inexistente, rozando sus narices para que el momento que tanto se encontraba esperando Jeongyeon, llegara.
Mina subió una de sus manos, de la cintura de la mayor hasta su mejilla, dejando suaves caricias en ella, y Jeongyeon no sabía si eran mas suaves sus dedos o sus dulces labios, de los que se separo después de escuchar un suspiro, despidiéndose casi tan rápidamente como lo había echo Nayeon, dejándola una vez mas a solas y realmente lista para dormir, aun con el desastre que era su interior.
Había besado a su Unnie otra vez y había sido perfecto. Aunque no entendía porque razón Nayeon no podía salir de su cabeza, pero luego tendría tiempo de resolver eso, fue lo que se dijo antes de quedarse dormida.
Las mañanas en el departamento de Twice siempre solían ser un desastre cuando todas despertaban al mismo tiempo y los baños estaban ocupados, lo que para la líder significaba un comienzo bastante pesado, pero ese día había sido de los mejores, aun cuando tuvieran que despertar tan temprano para su desayuno y su primera clase.
El humor de la mayoría de las chicas solía ser delicado por las mañanas y ella sabía eso mejor que nadie, por lo que esperaba ver a unas serias 2yeon asesinando a todos con la mirada, a una adormilada Momo recostándose de cualquiera para volver a dormirse, a una Sana durmiéndose sentada mientras Dahyun hacia todo por mantenerla despierta.
Pero lo que definitivamente no esperaba era ver a una Mina con aquella expresión tan intimidante en su rostro, con sus brazos y piernas cruzadas como si quisiera prenderle fuego a todos los presentes.
Mina era de las que mejor manejaba su humor en las mañanas, una con la que no tenia problemas nunca, así que no fue difícil deducir que algo la estaba molestando, mas decidió que esperaría un poco para acercarse a ella y hablar sobre eso.
En esta ocasión la doctora no las acompañó pero si que les dejó un día completamente planeado, lleno de ejercicios de relajación, una visita mas larga al acuario y un par de clases que las dejaban con el resto de la tarde libre.
Era bastante satisfactorio y divertido para la mayoría que habían sacado de sus bolsos sus cámaras instantáneas, listas para capturar todo a su alrededor.
Los encargados de todas aquellas tareas habían sido por supuesto los guías que las acompañaban, quienes luego de facilitarle ropa mas cómoda y adecuada para los ejercicios fueron instruyéndolas y ayudándolas en cada uno.
Con los únicos guías que Mina no había tenido problema era probablemente con los de las Maknaes y el de la líder, pues incluso el suyo empezaba a cabrearla actuando como si la repudiara, evitando incluso mirarla a los ojos.
No tenía idea de que le había pasado al pelinegro, y tampoco tenía idea de que le pasaba a ella, pero con cada cosa que no le salía bien, una queja muy parecida a un gruñido salia de su garganta, sorprendiendo a Tzuyu y Jihyo que eran las mas cercanas a ella, aunque la líder había estado al pendiente de su comportamiento y empezaba a intrigarse demasiado por ello.
Y otra que había estado muy al pendiente de ella, aunque pareciera completamente concentrada en sus ejercicios, era Momo, que desde su posición veía lo mucho que a la japonesa menor le estaba costando hacer algo que hacía casi a diario, con una teoría en su mente que aunque la hizo esbozar una sonrisa, no le gustó lo que estaba haciendo en su tierna Mina.
— Y... Tiempo. — Dijo el guía de Sana antes de sonar el silbato en su cuello, el chico que la peliazul no recordaba como era exactamente que se llamaba. — En 10 minutos saldremos al acuario, y luego volveremos para las clases teóricas. — Informó.
Todas jadearon al escucharlo y se lanzaron sobre el césped a descansar, algunas tomando agua, otras secando sus rostros y otras, como era el caso de Mina, mirando la interacción de Nayeon y Jeongyeon con sus dos guías, quienes aún no se daban cuenta de su mirada, y parecía que la misma Mina aún no era consciente de como estaba asesinando a los pobres chicos con sus ojos, que parecía echarían fuego en cualquier momento.
Como la japonesa estaba sentada mas apartada de todas, con su botella de agua en las manos y su toalla sobre sus hombros, Jihyo vio la oportunidad perfecta de abordarla, pero al parecer no había sido la única con aquella idea, pues Momo, que no sabe de donde había salido, se le adelantó interponiéndose justo entre ella y su mirada.
— ¿Quedaste muy cansada Mitang? — Preguntó ofreciéndole una nueva botella de agua, que al ver la suya casi vacía, Mina acepto negando suavemente volviendo en si.
A Momo le llamó la atención la rapidez con la que su mirada volvió a ser aquella que todas conocían, sin una pizca de rabia, odio o algo parecido, simplemente la misma mirada gentil y cariñosa de siempre. — Oh, no, no, es que, no lo sé... Me perdí por un segundo pensando otras cosas. — Confesó con timidez.
Y allí estaba lo que la peliazul sospechaba, Mina no estaba controlando aquellos celos que la habían estado dominando segundos antes, y tener la certeza de ello casi la hizo saltar de alegría, por una parte, pues su lado racional le decía que debía estar mas al pendiente de la menor de lo que creía. — ¿Quizá en la forma que casi pateo tu trasero ayer? — Bromeó escuchando como Mina reía de su chiste que no tenía nada de verdad, pero había logrado su cometido y eso era lo que importaba.
— ¿Eh? Pero si no ganaste ni una vez Moguri. — Rió Mina de vuelta cubriendo su boca.
La verdad era que ella misma sabía lo mala que era en ese tipo de juegos, pero era una excelente forma de distraer a la japonesa menor y había funcionado, así que si tenía que dejarse vencer 30 veces mas en cualquier video juego para verla tranquila y sonriente como siempre, lo haría sin más.
— Bien, bien, pero te advierto que quiero la revancha, ya no podrás contra mí pingüina. — Fue muy graciosa la mueca de falsa seriedad que hizo, señalando a la menor con su índice, y sus risas fueron la prueba de ello.
Risas que llamaron la atención de cierta coreana de hebras rubias que se había distraído de su conversación sobre la cantidad de peces que verían, que tenia con Nayeon y sus dos guías.
La verdad era que el beso que había compartido con Mina seguía en su memoria como si no hubiera pasado ni un minuto desde que sucedió, pero ver lo seria que había estado la japonesa, intimidando a todos con su mirada y expresión, le había quitado cualquier animo de acercarse a ella, como quería hacer en aquel momento.
Agradeció que Woonhyuk y Yunho fueran tan buenos conversadores y Nayeon estuviera realmente interesada en su platica, pues así fue más sencillo para ella levantarse y dirigirse hacia el par japones que reía de algo que desconocía. — Mina-ssi. — Dijo sonriendo de lado al llegar hasta la menor y abrazarla sin pedir permiso ignorando incluso las quejas de Momo, que hacían reír más a Mina.
— Jeong Unnie, hola. — Rió Mina en respuesta correspondiendo su abrazo como la mayoría de las veces cuando alguna de las coreanas mayores la abrazaba, terminando con sus manos sobre las de la rubia que la abrazaba por la espalda dejando besos en su mejilla sonrojada. — ¡Yah! — Reía y Momo solo rodaba los ojos ante la escena, que por mas cursi que le pareciera se alegraba de que al menos la Mina tímida que conocía, volviera a aparecer gracias a ella.
— ¿Estas bien? — Fue la primera pregunta que hizo la rubia al detener su ataque de besos en sus mejillas, soltándola al fin para sentarse frente a ella una vez Momo les dio su espacio, era la pregunta que siempre hacía la coreana cuando algo parecía agobiar a la pequeña japonesa y no podía faltar en ese momento.
Mina la miró por un par de segundos sin entender a lo que se refería pero aún así asintió sin dejar de sonreír o sentirse tímida por la forma en la que aquellos ojos la miraban. — Si Unnie, solo pensaba en algo pero... No es nada grave. — Fue lo mejor que pudo decir, esperando que al igual que con Momo, su excusa funcionara con ella.
— ¿Estas segura? — Le preguntó Jeongyeon de vuelta sonriendo con picardía y a Mina solo le basto un segundo para entender a lo que se refería.
«El beso» pensó sintiendo su rostro calentarse, de pronto había empezado a hacer mas calor aunque estaban al aire libre, pero se mantuvo lo mas tranquila que pudo. — Si-si Jeongyeonnie. — Tartamudeó evitando la mirada de la mayor que solo ensancho su sonrisa, enamorándose mucho mas de aquella tímida y adorable chica frente a ella.
— De acuerdo... — Tarareó tomando la mano de la contraria para entrelazar sus dedos como reflejo. — ¿Ya te dije lo bonita que te ves sonrojada? — Preguntó acercándose a su rostro dejando un inesperado beso en su mejilla.
— Jeongyeon Unnie debería dejar de decirme esas cosas en público. — Susurró Mina, sintiendo su rostro mucho mas caliente, haciendo reír a la mayor.
Y con lo mucho que disfrutaba ver a la japonesa en ese estado, por supuesto que Jeongyeon no se detendría. — No creo que lo haga Minari, eres tan bonita que no decirlo es un pecado. — Dijo colocando un mechón de cabello detrás de su oreja.
— ¡Unnie! — Se quejó Mina completamente avergonzada, aunque también estaba tremendamente feliz.
Pero quien no estaba para nada feliz era Nayeon, que al ver su interacción deseo asesinar con sus propias manos a la rubia por aprovecharse de su distracción y romper su trato. — Ya verás avestruz tramposo. — Murmuró para si misma volviendo a concentrarse en los chicos frente a ella.
Otra que había empezado a sentir cierta incomodidad al ver la interacción de una de sus compañeras con su guía Beta, era precisamente Momo, aunque ella misma se encargaba de calmarse y no dejarse controlar por esos malos sentimientos que por alguna razón aparecían al ver como la menor del grupo no dejaba de reír a causa de lo que la pelinegra le contaba.
Tzuyu era muy parecida a Mina en cuanto a su timidez, pero una cosa que las diferenciaba era que mientras que Mina era capaz de reírse con alguien únicamente por educación, Tzuyu solo lo hacía si la persona le agradaba o se ganaba su sonrisa, por eso aquella incomoda sensación en el pecho de Momo al ver como la pelinegra a su lado no dejaba de hacerla sonreír, haciéndola desear ser ella quien estuviera en su lugar, haciéndola desear ser ella quien viera de cerca esos hermosos hoyuelos en sus mejillas y escuchara esa suave carcajada que la menor poseía.
Pero fue una suerte que cuando menos esperó los 10 minutos que les habían dado terminaron, y el gran grupo se dirigió al acuario.
Sana no tardo en acercarse a ella y entrelazar sus brazos como la mayoría del tiempo, Momo sabía que era una muestra de cariño natural entre ella y la castaña, pero el miedo que esta le tenía al océano y que solo ella conocía, también tenía que ver, por lo que la dejó ser, sonriéndole para hacerle entender que todo estaría bien, que no había nada que temer.
Aún cuando ella misma estaba temiendo que una beta le robara el cariño de su Maknae favorita, sin entender el porque.
Jeongyeon no se había separado de Mina por obvias razones, y Nayeon se había unido a Jihyo y las Dubchaeng al frente del grupo para evitar ver eso, maquinando un plan perfecto para desquitarse mas tarde de ella.
Y así fue como llegaron al acuario, recibiendo una explicación sobre las diferentes especies que tenían allí, siendo ignorados por la mayoría que solo estaban al pendiente de tomarse fotos con todos los hermosos fondos que habían.
Todas excepto las dos bajitas que se habían quedado maravilladas con el tranquilo nadar de un par de caballitos de mar. — Oye Chae ¿Sabías que los caballitos de mar solo tienen una pareja en toda su vida? — Preguntó la mas pálida viendo como los ojos de la menor se ampliaban con asombro.
— ¿En serio Dubu? — Preguntó para después tomarle una foto al pequeño ser marino, mientras Dahyun solo se fijaba en la emoción de su rostro, convencida de que no le hacía falta ninguna cámara para guardar para siempre aquella hermosa imagen de su mejor amiga en su memoria.
— Así es. — Dijo sonriendo levemente soltando un suspiro.
Y Chaeyoung ajena a todo lo que ocurría en la mente de su amiga se volvió a mirarla. — Son como los lobos entonces ¿No crees Unnie? — Preguntó sonriendo como si hubiera descubierto algo realmente maravilloso, mientras que Dahyun luego de reír suavemente de su ocurrencia, se dio cuenta de que la unica maravilla que existía para ella, era precisamente la chica a su lado.
Para cuando la hora de las lecciones teóricas llegó, las chicas solo deseaban que terminara lo mas pronto posible para ir por su almuerzo, especialmente la peliazul que aunque empezaba a enloquecer por el irritante sonido del smart watch en su muñeca, no se molestaría con este si se apresuraba a indicar la alarma de almuerzo.
Pero las clases de teoría eran importantes por todo lo que en ella estaban por entender.
Tres guías más se encargarían de dictarles esas clases, fue así como YoungJae, Eunwoo y June terminaron frente al grupo con una pizarra acrílica y varias palabras escritas en ella. — Lección 1. — Empezó a hablar Youngjae. — Alfas. — Dijo y por la sonrisa que vio en el rostro de Momo, se dio cuenta de que, de seguro aquello no le parecería tan aburrido a la chica japonesa. — Los Alfas, son...
— De miedo. — Bromeó la peliazul haciendo reír a algunos de los presentes mientras las coreanas mayores y un par de guías la miraban con su mirada llena de juicio. — ¿Que? ¿A quien no le dan miedo los Alfas? — Puchereo ocupando su boca en masticar las frituras que había sacado de su pequeño bolso.
— Bien, como decía. — Volvió a hablar el pelinegro suspirando, lo que se venía sería mas complicado de lo que imaginó si las chicas seguían interfiriendo de ese modo. — Los Alfas son la jerarquía más alta entre los tres géneros mas conocidos de Lobos. — Dijo viendo como todas asentían. — Se caracterizan por ser grandes y fuertes, así como valientes y protectores, con un aire dominante e inteligencia propios de su naturaleza. — El pelinegro hablaba con tanta tranquilidad y fluidez que todas se preguntaban como era que poseía tanto conocimiento si no hacía ni medio año que era un IDOL con las mismas ocupaciones que ellas, pero de seguro se debía a su dedicación. — Es bien sabido que sus olores son muy fuertes, un equilibrio entre uno mas amargo que el otro, para crear una combinación especialmente agradable a quienes desean atraer, que en este caso serían Omegas. — Terminó de decir viendo como la rubia levantaba su mano, indicación de que tenía una pregunta. — ¿Si señorita Yoo?
La coreana hizo una mueca ante el formalismo pero al recordar su pregunta le restó importancia. — ¿Es cierto que un Alfa puede intensificar su olor para intimidar a otros Alfas? — Preguntó notando como los tres chicos se miraban entre si, y era June quien tomaba la palabra esta vez.
— Así es, esto ocurre más de lo que imaginan pues por naturaleza los Alfas desean ser los mas fuertes y poderosos de todos, así que intensificar su olor es solo una de las maneras de lograr eso. — Contó, y con cada segundo que pasaba, las chicas empezaban a sentirse en medio de un salón de clase, lo que llenó de nostalgia a las mayores que recordaron sus días de escuela.
Una de las cosas que debían destacar sobre los Alfas era precisamente la que todos consideraban mas obvia, el fenotipo, tarea que le dejaron a Eunwoo. — Bien yo... Cuando hablamos de este género cabe mencionar que tanto las mujeres como hombres Alfa poseen órganos reproductores masculinos, lo que les permite fecundar tanto Omegas como Betas (Mujeres) y algunos Alfas, así que si alguna llegase a ser Alfa ya sabe que algo cambiará entre sus piernas ¿Cierto? — Bromeó sonriendo con picardía, haciendo un movimiento de cejas para después escucharlas reír, haciendo aquel tema menos tenso.
No tenían idea de si podían hablar sobre aquellos temas de aquel modo, pero fue definitivamente mucho mas divertido y cómodo de esa forma.
— De acuerdo ahora ¿Saben lo que es el orgullo Alfa? — Preguntó mirándolas negar frunciendo los labios. — Bueno tampoco lo sé porque como sabrán soy un Beta súper encantador. — Volvió a bromear viendo como incluso algunos de sus compañeros negaban escondiendo sus sonrisas. — Pero ese tema es algo delicado para los Alfas, pues cuando se aparean entre ellos y se da el caso de la mordida, el que la recibe pierde su orgullo Alfa, volviéndose en ocasiones sumiso, o irremediablemente Delta. — Contó con seriedad. — Aunque algunos también los llaman Alfas defectuosos, pero como les dije, yo solo soy un encantador Beta que no tiene idea de como se siente eso.
— Un caso contrario al de los Alfas Puros eso si. — Comentó Youngjae con los brazos cruzados sobre su pecho y automáticamente las miradas de las chicas se posaron en él. — Un Alfa Puro es el que es hijo de dos Alfas. — Dijo con calma. — Son considerados mas peligrosos dado que responden con mayor intensidad a los impulsos de su lobo, además son extremadamente posesivos y tienen los sentidos de olfato, vista y oído mucho mas desarrollados que el resto.
— Pero esto es algo que puede controlarse, y en eso si tengo experiencia pues tuve una oportunidad de convivir con uno. — Los sorprendió el otro pelinegro intentando sonreír, aunque su sonrisa salió mas como una mueca cargada de nostalgia.
— Y ahora, la siguiente lección. — Intervino June siendo detenido por Dahyun.
— Esperen ¿Que hay de LA VOZ de Alfa? — Preguntó con sincero interés.
Tanto Youngjae como las chicas mayores y la líder se sorprendieron, mientras que el resto de los presentes lo miraba esperando que respondiera.
— Oh, es cierto. — Habló June. — Pues LA VOZ es una de las cualidades con las que cuentan los Alfas, algunos la definen como una voz de mando, o de Alfa como mencionó la niña Kim. — Dijo señalando a la mas pálida. — Se trata de una VOZ que usan en momentos determinados, y que tiene un efecto de completa sumisión por parte de los Omegas y algunos Betas y Alfas mas jóvenes y con menos poder.
— ¿Con menos poder? ¿Como puede tener un Alfa menos poder que otro? — Preguntó Momo por primera vez. — ¿Lo demuestra de igual modo por su olor fuerte?
El Beta pareció pensarlo un poco, viéndose vacilante en su respuesta hasta que finalmente habló. — Bueno, de echo no. — Contestó. — Un Alfa se considera, o tiene mas poder que otro cuando se considera que es físicamente imposible de vencer, cuando su voz esta mas desarrollada o cuando se encuentra en un rango mayor, ya sea social, político o económico. — Explicó y Momo asintió despacio ampliando sus párpados.
Habían muchas cosas que no tenían idea de como funcionaban en el mundo de los lobos, cosas que agradecían les estuvieran explicando en aquel lugar, por lo que la clase no fue tan mala como imaginaron, pero para fortuna de Momo que ya no podía seguir engañando a su estomago con sus frituras, su alarma de almuerzo sonó, aunque no fue la única.
El teléfono de la japonesa menor sonó una vez se encontraban recogiendo sus cosas para dirigirse al comedor, aunque Momo hace mucho ya había salido del campo de visión de todos. — ¿Todo bien Minari? — Le preguntó Jihyo acercándose a ella al verla batallar sobre si responder aquella llamada o no.
— Oh, si Jihyo Unnie es solo que no esperaba una llamada de mi familia, les avise que estaría ocupada estos días. — La coreana la miró curiosa y asintió con comprensión.
Pero como buena líder y amiga que era de la pelinegra al ver la duda en su rostro, opto por aconsejarla como siempre. — Bueno, eso es verdad, pero ¿No crees que sea alguna emergencia? — Sugirió viendo la expresión de la contraria llenarse de alarma. — O puede que no sea nada. — Se apresuró a decir. — Solo lo sabrás si contestas, vamos te cubriré con el resto. — Dijo entrando al edificio con su guía, mientras Mark la esperaba en la puerta del lugar.
Un suspiro salió de sus labios al ver como el pelinegro esquivaba su mirada pero opto por hacerle caso a Jihyo, descolgando la llamada y llevando el aparato hasta su oído. — ¿Bueno? — Habló escuchando solo silencio los primeros segundos. — ¿Mamá? — Volvió a decir escuchando un ruido sordo del otro lado hasta que lo escuchó, una voz que no reconoció para nada.
“Ella no es tu madre Mina, ellos te han engañado toda tu vida, no confíes en ellos”
Fue todo lo que dijo aquella voz de mujer antes de colgar la llamada y dejar a Mina sin saber como reaccionar ante esas palabras, mirando la pantalla del celular antes de volver a marcar al numero solo para ser enviada al buzón, con el presentimiento de que algo no andaba bien.
Pero decidiendo no hacerse ideas equivocadas, guardó el celular y caminó hasta la entrada del edificio, siguiendo los pasos del pelinegro y regalándole una sonrisa tranquila a todas cuando le preguntaron si todo estaba bien.
Una sonrisa que ni Momo ni Jihyo se creyeron al ver su expresión pensativa minutos después.
Justo como les fue prometido a las chicas, ese día tuvieron la tarde completamente libre, tarde que luego del almuerzo pasaron en la sala de estar, con el bullicio que solo las nueve eran capaces de crear en una conversación normal, antes de que optaran por separarse cada una a una actividad diferente.
Las Maknaes decidieron por ir a explorar hasta donde tuvieran permitido llegar con sus guías, que en todo momento las hicieron sentir como en casa.
Y aunque Momo pensó en detener a la menor del grupo para llevársela con ella y tener uno de sus masajes y las siestas que disfrutaba abrazada a su cuerpo, decidió concentrarse en algo más, o mas bien alguien mas.
Mina había estado demasiado rara para el gusto de todas, ella ya tenía un índice de rareza según la escala de Momo y la propia Jihyo, pero el que se viera tan aislada, tan retraída y perdida en su mente no era normal.
Aunque claro, luego de que Sana decidiera irse a su cuarto a hacer una llamada con sus padres y las cinco quedaran en la sala, era de esperarse que la atención de las coreanas mayores se centrara únicamente sobre ella.
Nayeon y Jeongyeon optaron por sentarse cada una a sus lados, algo muy normal en su día a día, y que por lo general no habría sido algo que le llamara la atención a Jihyo o a la peliazul, de no ser porque las dos manos de Mina terminaron entrelazadas con una de las de las chicas a sus lados.
Tanto la japonesa mayor como la pelirroja se sorprendieron de aquello, Mina la señorita Omega perfecta, la personificación de timidez, estaba tomando las manos de sus Unnies, pero no las de la líder o las de las japonesas, sino las de las chicas que no paraban de hablar sobre sus deseos de hacerla suya tras la presentación.
— Ok ¿Todo bien en el paraíso chicas? — Bromeó Jihyo cruzando sus piernas tratando de no parecer demasiado interesada en la escena a su lado, con su vista en su teléfono.
— Perfectamente Thomas. — Dijo Nayeon recostándose en el hombro de la joven japonesa, que ya tenía a una embobada Jeongyeon recostada del otro lado, y Jihyo pudo jurar que parecían un sándwich que terminaría perfectamente fusionado si seguían apretando a la menor de ese modo.
Pero lo más curioso era que a Mina parecía no importarle, por el contrario, parecía que lo disfrutaba como nunca, Momo deseaba creer que ella solamente era muy gentil y por eso sonreía de ese modo tan alegre a causa de las cosquillas que la rubia dejaba en su abdomen y su brazo desnudo.
— Si Jihyo Unnie. — Rió Mina cuando Nayeon se unió a la tarea de Jeongyeon apretando suavemente su mejilla y su inexistente papada, justo como una bebé que recibía mimos, con un humor completamente diferente al que había tenido todo el día.
Y al igual que las 2yeon estaban sobre Mina como algo normal entre ellas, las quejas de parte de Momo ante aquellas muestras de afecto, que completaban la normalidad de aquel cuadro, no podían faltar. — Aigoo ya paren ustedes dos, dejen respirar a Mitang ¿Quieren? — Bufó esta rodando los ojos cruzándose de brazos, apoyándose del respaldo del sofá.
Y como en cada ocasión una de ellas respondió de vuelta a aquel comentario, siendo la rubia quien lo hizo esta vez. — No estés celosa mapache, ve con una de las Maknaes. — Rió la chica provocando que la japonesa la mirara incrédula.
No solo la líder estaba sorprendida por aquello, la misma Momo se quedó sin palabras abriendo la boca para decir algo en su defensa, sin poder hacerlo al recordar el grado de verdad tras aquella acusación. Pero como era habitual en ella, no tardó demasiado en sonreír ampliamente, con diversión y malicia, lo que no era una buena señal. — Tengo una mejor idea, porque no ir mejor tras un avestruz enojado. — Dijo antes de lanzarse sobre la rubia.
— Aaah. — Gritó Jeong, levantándose rápidamente del sofá huyendo de aquella peliazul con intensiones de hacerle quien sabe que.
Dieron un par de vueltas por la habitación, escuchando las risas tanto de la mayor del grupo como de Mina, que siempre disfrutaba de las niñerías de la dos roomies favoritas de los Onces. Con una Jihyo que se perdía entre cansados suspiros y negaciones, aunque la felicidad de tener algo de normalidad de regreso era palpable en su rostro.
Pronto aquella sala quedó pequeña para la carrera de las chicas mayores, por lo que Jeongyeon seguida de Momo y sus dos guías salieron corriendo de la habitación dejando a una Nayeon estallando en carcajadas, una Mina que reía mas discretamente con su hermosa sonrisa a la vista de todos, y una Jihyo que solo pedía que nada saliera mal.
Pero eso fue justo lo que sucedió, y lo supieron cuando el grito de Jeongyeon se escuchó desde el jardín más cercano.
Inmediatamente la alerta invadió el cuerpo de las tres chicas, callando sus risas y dando paso a una preocupación que en Mina se convirtió en la descarga de adrenalina suficientemente potente como para que se levantara del sofá y saliera de la habitación antes que las mayores, llegando al lado de la coreana, que permanecía en el césped, mirándola con preocupación al escuchar sus suaves gemidos de dolor. — ¡Jeong Unnie! — Exclamó agachándose a su lado, examinando su rostro acunado entre sus manos, buscando alguna señal de daño, daño que no se encontraba allí sino en el tobillo que Yunho se disponía a revisar cuando ella lo aparto bruscamente. — Sueltala. — Bramó con su voz volviéndose al menos un par de tonos mas grave de lo normal, ignorando las miradas de asombro de las tres mayores que observaban la escena igual de preocupadas.
— ¿Minari? — Intentó llamarla la rubia sin poder procesar lo que ocurría debido al dolor en su pie, que estaba segura no estaba para nada bien, siendo completamente ignorada por la japonesa que volvió su atención al gesto del castaño que nuevamente intentaba revisar su pie.
Y como si la acción anterior de la pelinegra no hubiera sido suficiente, en el momento que se percató de aquello, se lanzo sobre el Beta logrando hacerlo caer. — ¡No la toques! — Bramó dominada por la rabia, y de no haber sido por la rápida reacción de Momo, que la alejo de él y la inmovilizo, habría terminado por golpearlo directamente en el rostro.
— ¡Mina detente ya! — Le gritó la peliazul haciéndola reaccionar de un momento a otro. — Jeongyeon necesita ayuda. — Agregó viendo como la culpa invadía su mirada, al notar el asombro en los rostros de todos, especialmente en el de Jeongyeon que también seguía quejándose por el dolor.
Fue entonces cuando Yunho pudo volver a acercarse a la rubia y revisar su tobillo luego de quitarle el calcetín, y aunque Mina lo miró con desaprobación, apretando la mandíbula y cerrando los puños, la mano de Momo sobre su pecho la detuvo de cometer otra estupidez.
Ninguna entendía como era posible que la chica que tenían frente a ella fuera su Mina, la chica tímida y amable que conocían hace más de 5 años.
Jihyo quiso asociarlo con la suspensión de su tratamiento, pero parecía que ella era la única que estaba experimentando aquellos efectos, mientras Nayeon y Momo tenían otras teorías, la de la mayor consistía en una dolorosa imagen para su corazón, y la de Momo en que dado que ya no había ningún tratamiento que frenara la naturaleza de Mina, esta empezaba a mostrarse tal cual y como era.
— Tenemos que llevarla al hospital, te cargaré. — Informó y ofreció el castaño luego de algunos minutos revisando y tocando suavemente el tobillo de la rubia, haciendo ademán de cargarla, dejándole imposible a Momo la tarea de detener a su menor cuando los celos volvieron a cegarla.
— No te le acerques ¿No entiendes? — Con nuevo empujón que esta vez no logro hacer caer al castaño pero si alejarlo, Mina volvió a sorprender a todos, antes de agacharse junto a Jeong. — Yo la llevaré. — Y fue así como sin mostrar ninguna señal de dificultad en su andar o su rostro, levanto a la rubia al estilo nupcial mientras seguía al asustado Beta que le indicaba el camino al hospital, dejando a las tres chicas que observaban la escena, y a la misma chica en sus brazos, sin palabras.
Pues era imposible que en tan solo dos días el cuerpo de Mina se hubiera vuelto tan fuerte como para hacer aquello, que de no estarlo viendo, Nayeon, Momo y Jihyo, no se lo habrían creído, y mucho menos la doctora que desde su posición observaba la escena bastante sorprendida.
— Esto es lo que estábamos esperando Jeno, comunicame con JYP, necesitamos saber exactamente que ocurre aquí. — Ordenó sin apartar su mirada de la escena, con su ceño fruncido y su mirada llena de curiosidad.
— Si doctora. — Le respondió el joven inclinándose antes de salir de la pequeña oficina.
Había algo que no le habían dicho a Jessica sobre aquella pelinegra, y necesitaba saberlo para saber a que atenerse.
Pronto todos los guías estuvieron informados sobre lo ocurrido con la rubia y la aparentemente tranquila pelinegra, quien había sido definida como agresiva de nivel moderado, ante la fuerza que nadie sabía de donde había sacado para someter al castaño y cargar a la coreana como si nada.
Momo, Jihyo y la misma Nayeon se encontraban aún procesando lo ocurrido, ver a la pequeña y tierna Mina transformarse en aquella maquina de celos y posesividad.
Una idea pasaba por la mente de la coreana mayor, una idea que la inquietaba lo suficiente como para decidir dirigirse a su habitación y encerrarse a escuchar musica, sin responder las preguntas de Jihyo o las dudas que Momo tenía en su mirada al verla despedirse.
Mina había actuado justo como una Alfa, una posesiva y celosa Alfa con su Omega, y no podía encontrar una forma de asimilar eso, pues en su mente la japonesa era su Omega perfecta, esa con la que se uniría por su lazo y viviría feliz el resto de sus vidas.
Automáticamente la noche de las apuestas llegó a su memoria, y el recuerdo de las japonesas mayores apostando porque la J-line sería Alfa sin duda alguna, cayo sobre ella como un baño de agua fría.
Las Maknaes tardaron solo algunos minutos en llegar junto a las dos chicas que esperaban por la rubia en la pequeña sala de hospital, por lo que ahora las seis se encontraban en un profundo silencio que empezaba a ser incomodo para las menores, pues Mina se veía pensativa, quizá procesando lo que había hecho, mientras Jihyo y Momo permanecían alertas a cualquier movimiento que hiciera, intentando mostrarse tranquilas, cuando en su interior estaban igual de perturbadas y sorprendidas que ella misma.
Ella nunca había tenido la fuerza para cargar a ninguna de sus compañeras, incluso la pequeña Chaeyoung se le hacía imposible de llevar en su espalda no mas que un par de pasos, por eso la forma en la que no solo levanto a Jeongyeon, sino que camino una distancia considerable con ella en brazos sin llegar a cansarse, la tenía confundida.
¿Será que algo andaba mal con el peso de su Unnie? Debía ser eso definitivamente, pues era imposible que ella se hubiera vuelto fuerte de un día para otro.
Pero si Nayeon estaba considerando la idea de Mina como Alfa, Momo ya no tenía duda de ello, ella misma sintió el agarre de la menor en su brazo, agarre que de haberse prolongado un poco mas, habría dejado marcas perfectamente visibles en su piel. Pero no lo comentaría con ninguna, no todavía.
Todas agradecieron cuando vieron a la rubia salir junto a, para bien de Mina, una doctora beta que la guiaba con sus muletas hasta la sala. — ¡Unnie! — Exclamaron las Maknaes, detallando el vendaje en el tobillo de la coreana mayor, con sus ojos empezando a cristalizarse.
Pero por suerte la tranquila sonrisa de Jeongyeon seguía allí para calmarlas. — Hey chicas estoy bien, no se preocupen, tendrán a su Unnie divertida para rato. — Bromeó con las tres menores acercándose a ella para abrazarla brevemente.
Jihyo también se había acercado a comprobar el estado de su amiga, entablando una conversación con la doctora y el mánager que había sido llamado apenas ocurrió todo.
Momo también quería acercarse pero la culpa la detuvo, después de todo había sido su idea corretear a la mayor, y que por ello, esta tropezara, aunque había sido culpa de la rubia por no fijarse por donde andaba, pero aún así se sentía responsable.
Sin embargo ver la expresión indecisa de la japonesa menor la hizo detenerse a su lado, observando como las Maknaes le hacían preguntas a la coreana y la doctora explicaba que esta solo necesitaría un par de días de reposo para mejorarse, pues solo había sido un esguince de grado I. — Tranquila Mitang, un par de terapias con el fisioterapeuta y ella estará bien. — Dijo viendo como la menor suspiraba.
Había preocupación en su rostro y Momo lo comprendía, aun cuando no tenía claro que era exactamente lo que le preocupaba a su joven amiga en aquel momento.
La J-line no sólo era conocida por su excelente relación frente a las cámaras, sino que las múltiples cosas que tenían en común y los años que tenían conociéndose eran la prueba de que fuera de ellas, tenían una amistad lo suficientemente sólida como para que su relación fuera casi de hermanas.
Por eso Momo conocía bien a sus dos compatriotas, y con lo misteriosa que estaba Mina ultimamente, sabía que no era solo lo sucedido con Jeong lo que la tenía así, aún cuando en todos los días que llevaran en ese lugar no hayan podido hablar como solían hacer siempre. — Lo siento por lo de antes Momori... Yo no quise... — Habló Mina con timidez, cambiando todos los pensamientos de la mayor.
Por supuesto que Mina estaría preocupada por su injustificado comportamiento hacía ella y el castaño a quien no volvió a ver desde entonces. — Esta bien, sabes que soy muy fuerte. — Bromeó tratando de disipar la tensión en los hombros de la menor. — Necesitaras ser mas ruda para poder contra la gran Hirai Momo. — Agregó viendo como la contraria se rascaba la nuca con nerviosismo.
— Gracias Unnie. — La sonrisa de Mina solía ser mucho mas alegre que la que tenía frente a ella en aquel momento pero se conformaría con ello, todo por que la menor dejara de sentirse culpable.
Era irónico que habían ido a aquel lugar a disfrutar de sus días libres y terminaran en medio de tantos enredos.
Y que había tenido que terminar por cuidar a quien menos imaginó le daría preocupaciones. — Oye, mejor vayamos con esa avestruz descuidada que nos asustó a todos ¿Si? — Propuso viendo como esta vez la sonrisa de Mina se tornaba genuina mientras caminaban hasta la coreana.
— ¿Estas bien Jeongyeonnie? — Preguntó Mina viendo a la rubia, que al encontrarse con su mirada se sonrojo ligeramente sin poder evitarlo, aunque fue casi tan sutil que no todas lo notaron, y quien lo hizo se preguntó en que momento todo había cambiado, en que momento había sido Mina quien preguntaba aquello y era Jeongyeon quien se sonrojaba.
Mas habían varias razones detrás del color rosáceo de las mejillas de la coreana, y el recordar la forma en la que Mina la levantó y la cargó, fue una de ellas. — Estoy bien Minari, solo tendré que guardar reposo un par de días y ya. — Dijo casi con timidez.
— Ya se lo dije avestruz, pero es que es una pingüina sobreprotectora. — Bromeo la japonesa mayor revolviendo el cabello de la menor que rió suavemente.
Pronto toda la tensión en el ambiente se disipó, y tan pronto como la líder se unió a su conversación y le dio un par de jalones a las dos mayores por salir corriendo de ese modo y asustarlas, volvió la normalidad.
Era obvio que Jihyo seguía pendiente de la actitud de Mina, pero estaba suficientemente entretenida en seguir las instrucciones que le había dado la doctora en cuanto al cuidado que debía tener la rubia, y lo importante que era que las siguiera para que su lesión no pasara a mayores.
Fueron tan solo 4 los guías que las acompañaron a sus habitaciones, pues por alguna razón los guías de Jeongyeon y la misma Mina, habían desaparecido.
Las Maknaes iban entretenidas en una conversación, liderando el grupo seguida de los guías y la lesionada Jeongyeon que se adaptaba a las muletas, con Mina a su lado al pendiente de ayudarla en todo lo que necesitara, bajo la discreta mirada de la pelirroja y la peliazul.
Sabían que Mina era gentil y amable, dispuesta a ayudar a cualquiera, pero la forma en la que prestaba atención a cada cosa que fuera a incomodar a la rubia, quitándola de su camino antes de que llegara a estorbar, era muy distinto, casi como un Alfa con su Omega, una idea que pasó por la mente de Jihyo, y que pudo haberla considerado una tontería de no ser por que una vez mas, frente a sus ojos, al ver como la rubia luchaba con seguirles el paso a todas sin lograrlo, Mina se frustró y la tomo en sus brazos para ser ella quien ahora liderara el grupo cargando a la coreana.
La linea de Maknaes se quedó sin palabras al ver aquella escena, buscando alguna explicación en las mayores que movieron sus hombros sin saber que decir. Sin embargo esa solo sería la segunda vez que la japonesa menor actuaría de modo extraño frente a todos.
La tercera y la única que necesitaría Momo para terminar de confirmar que lo que creía era verdad, sucedería pronto.
Yunho y Mark no volvieron a acompañar a las chicas esa noche durante la cena, y tampoco lo harían el resto de los días que siguieron a ese.
Mina se sintió culpable por no haber tenido la oportunidad de disculparse con el castaño antes de que este se fuera, pero una parte de ella estaba tranquila ahora que sabía este no volvería a acercarse a la rubia, mientras que Mark le dejó con la duda de su actuar y su repentino alejamiento de ella, pero dejo de lado esos pensamientos cuando la doctora Jessica entró al comedor y les presento a los dos nuevos guías, y Mina esperaba que la chica se fuera con su Unnie, porque ver otro chico cerca de Jeongyeon no sería bueno para nadie.
— Buenas noches chicas, es bueno verlas de nuevo. — Saludó la mujer sonriendo del mismo modo que siempre, llamando la atención de todas. — ¿Lo están pasando bien? — Un asentimiento unánime fue la respuesta que obtuvo, lo que la hizo sentir satisfecha con su trabajo. — Me alegra mucho saber eso, ahora quiero presentarles a Jongho y Hani, ellos serán los nuevos guías de Mina y Jeongyeon respectivamente. — Informó señalando a los dos chicos, quienes se inclinaron al ser nombrados.
Y justo como predijo, alguien le pregunto. — ¿Que sucedió con Mark Oppa y Yunho? — Escuchó la voz de Momo.
Fue una suerte que se haya preparado para aquella situación. — Ellos debieron dejarnos, pero les envían sus mejores deseos para su presentación. — Contestó llevando sus manos a su espalda, adoptando su postura inmutable.
Tres chicas se sintieron culpables de aquello, una por casi agredir al castaño y las otras dos, por haber amenazado al pelinegro de aquella forma, aunque quizá no se arrepentían de eso. — Bueno me hará falta bromear con Mark Oppa. — Comentó la peliazul entre suspiros, siendo consolada por la caricia de la líder en su cabello.
Pero la voz de la doctora Beta, las hizo posar su atención en ella de nuevo. — Además quería informarles personalmente que según nuestros últimos estudios, tendremos un suceso muy importante en los próximos días. — Se escuchaba interesante, y no fue solo Momo quien se emocionó por ello.
— ¿De que se trata? — Preguntó Sana.
— ¿Estamos invitadas Doctora Jess? — Se le unió Momo dejando claro con su sonrisa lo mucho que aquello le interesaba.
Mientras la Beta sólo reía al escucharlas. — Bueno, yo diría que si Momo. — Contestó mirando a esta y luego a la castaña. — Se trata del Día Lunar o Luna Madre. — Informó.
— ¡¿Que?! — Cuestionaron todas mas sorprendidas que cualquier otra cosa.
Habían escuchado de parte de sus abuelos sobre ese día de gran importancia en la vida de un lobo, aunque hace mucho que se había perdido la creencia en este y las tradiciones que lo componían.
— ¿Saben de lo que hablo? — Fue la doctora quien se veía confundida esta vez, por supuesto que debió haber asumido que las chicas sabrían sobre ese día, si tenían abuelos tendrían como hacerlo.
Y fue Jihyo quien tomó la palabra esta vez, adoptando su papel de líder, aclarando su garganta antes de responderle, con la mirada de todas sobre ella. — Por supuesto que si, esa es la luna por la que...
— La luna que hará que sus lobos finalmente despierten. — La interrumpió la doctora con una sonrisa triunfal en su rostro.
— ¡Whoah! — Exclamó la peliazul sintiendo la emoción invadirla. — ¿Que día es exactamente? — Preguntó con interés, algo le decía que aquel día sería bastante interesante para todas sus compañeras y sus lobos.
Pero parecía que la doctora quería dejarlas con la duda sobre aquel tema por mucho mas tiempo. — Pronto se los diré, por ahora espero que sus clases vayan bien mañana. — Dijo y sin mas se despidió mientras todas se preparaban para dormir.
Mina se encargo de dejarle claro a la nueva guía de Jeongyeon que solo ella ayudaría a la rubia a trasladarse de un lado a otro, y que ella solo intervendría si esta la llamaba, además puede que la castaña haya escuchado de las verdaderas razones por las que Yunho fue cambiado de área tan repentinamente, al parecer no era bueno meterse con la posesiva japonesa.
Todas se encargaron de desearle las buenas noches a la coreana antes de irse a sus respectivas habitaciones, siendo Mina y Momo las últimas en quedarse con ella y despedirse al mismo tiempo, y una vez mas Mina sorprendería a Momo dejando un cariñoso beso en la frente de la rubia.
Siendo ese el último evento realmente interesante de aquella noche, al menos para la rubia y la peliazul, pues en el momento que Mina llego a su habitación todo lo que había estado evitando recordar llego a su mente como un golpe de realidad, aquella sospechosa llamada.
Lo ocurrido con Jeongyeon no solo le había ayudado a descubrir lo celosa que era, le había ayudado a distraerse de esa llamada tan extraña que no había echo mas que mortificarla, y agradeció que no hubiera tenido que compartir su dormitorio en aquel momento pues no deseaba preocupar a ninguna de las miembros con algo que no tenía la certeza de que fuera verdad.
Fue por eso que luego de suspirar al no obtener respuesta de su familia en ninguno de los mensajes o llamadas que hizo a esa hora, terminó por rendirse y darse una ducha que la ayudó a dormir profundamente.
Dejaría el tema de la llamada misteriosa a un lado y se concentraría en la recuperación de su Unnie y las actividades que harían al día siguiente.
Jessica pasó una hora entera en medio de una llamada con el CEO de las chicas que ahora tenía en su cuidado, cerrando su portátil con una expresión de sorpresa total cuando este le contó lo sucedido con la familia de una de ellas, un suceso que no solo cambiaría la vida de la IDOL sino todo lo que los fans y sus compañeras esperaban.
— ¿Esta todo en orden Doctora? — Le preguntó Jeno al verla tan pensativa.
A través de los ventanales de su oficina, el amanecer se veía en su máximo esplendor y esperaba que la misma calma con la que aquel día llegaba se mantuviera todo el tiempo que durara. — Es lo que debemos procurar querido Jeno, es lo que debemos procurar. — Dijo dedicándole una sonrisa cansada antes de salir de la oficina con dirección al comedor.
Las chicas habían despertado de mejor humor esa mañana, mas acostumbradas a la dinámica del lugar y conversando con sus guías al encontrarse con estos en la pequeña sala antes de los dormitorios. O al menos casi todas, pues Nayeon había entrado a la sala buscando a alguien con la mirada y no había que ser un genio para saber que se trataba de Mina, quien entro minutos después ayudando a la rubia en su caminata.
— Oh, lamento la demora Unnies. — Se disculpó la menor sintiéndose apenada al ver como ellas dos eran las únicas que faltaban.
Y Jeongyeon no estaba diferente, pues el que tuvieran que esperar por ella, solo porque tenía una pequeña lesión le hacia sentir vergüenza. Sin embargo la sonrisa de todas les ayudo a relajarse.
Rápidamente Mina fue relevada por Jihyo en su camino al comedor, mientras Sana y Chaeyoung entablaban una casual conversación con ella sobre los increíbles sueños que tuvieron esa madrugada.
La menor se veía mucho mas relajada que el día anterior y eso les hizo sentir que todo marcharía bien en sus actividades. Su desayuno pasó sin problemas, así como sus primeras clases de yoga y meditación, clase que Jeongyeon solo observó desde un lugar cómodo con su pie en alto como le había ordenado la doctora.
Y no fue raro que se la pasara con el ceño fruncido y los brazos cruzados, luchando porque la dejaran hacer algo más que ver y sentiré inútil, sin lograr algo más que molestarse y sentirse verdaderamente enferma. Pero no era solo eso lo que la tenía en aquel estado, no del todo.
Era el ver como en cada oportunidad que tenía la mayor del grupo, se acercaba a la japonesa menor para besar sus mejillas y hacerla reír con su Aegyo, sin importarle si la distraía de sus ejercicios y la hacía equivocarse.
Mina la había estado ayudando mucho esa mañana y la noche anterior con su lesión, incluso cuando Nayeon no le robaba su atención le dedicaba una pequeña y cariñosa sonrisa que la hacia suspirar, pero aún así no habían logrado hablar sobre lo que sucedió, sobre su repentina fuerza para cargarla de aquel modo o su actitud agresiva contra Yunho.
Pues a pesar de que el dolor en su tobillo estaba latente en ese momento, ella misma vio como Mina arremetía contra el chico de una forma tan agresiva que casi no la reconoció. Tal vez era porque en ningún momento de habían quedado del todo solas y la japonesa se sentía igual que confundida que todas, pero el caso era que necesitaba respuestas.
Jihyo y Momo tampoco habían comentado nada, y hablar con Nayeon en aquel momento era lo último que deseaba, pues lo único que quería, era poder levantarse de allí y alejar a la mayor del abrazo que le daba a la japonesa menor, por lo que sólo tenía una solución, esperar a estar sola con Mina. — Esa estúpida coneja, solo se aprovecha porque no puedo caminar. — Murmuró volviendo su atención a su teléfono para no ser testigo de aquella cariñosa escena.
Y aunque podía escuchar las risas de la menor, también escuchaba como Nayeon se quejaba cuando alguien le pedía volver a su lugar.
Mina por su parte había pasado una mañana agradable, apenas se levantó y se alisto se dirigió a la habitación de la rubia para ayudarla en lo que necesitara, acompañándola todo el tiempo que duró su sesión de fisioterapia y ayudándola igual que el día anterior, ofreciéndole su brazo y caminando a su paso, aunque llegaran tarde al comedor por ello.
Pero el resto del día había ido mejor, no tuvo más episodios de celos o rabia y no recibió ninguna llamada extraña, de echo no recibió ninguna llamada, y eso aunque la preocupó, la hizo concentrarse por completo en las lecciones que recibían, cuando Nayeon no estaba sobre ella claro.
Considerando que seria mas cómodo para ella, la guía de Jeongyeon había aparecido con una silla de ruedas para transportarla de un espacio a otro, por lo que ahora mientras todas descansaban sobre el césped escuchando su siguiente charla, la rubia se encontraba en su silla de ruedas con una expresión aburrida que Tzuyu y Chae intentaban hacer desaparecer, pero el que Nayeon se encontrara recostada del hombro de Mina, no le estaba ayudando a ello.
Serían Elkie, Sungjae y Jongho los que darían las lecciones este día y por primera vez Mina escuchó y vio la sonrisa de su guía quien toda la mañana se había encontrado en silencio a su alrededor.
— Lección 2. — Empezó a decir el castaño, aunque su cabello se veía casi rojo bajo la luz del sol. — Omegas. — Esta vez habían mas palabras sobre la pizarra a sus espaldas, todas relacionada con el genero nombrado, y al ver que aun faltaban más de dos horas para la alarma de almuerzo, Momo jadeo decidiendo concentrarse en lo que el chico decía para no pensar en comida, cosa que era imposible pues pensar le daba hambre. — Es la jerarquía considerada como las mas tierna y sensible de los lobos, aunque también la más débil y dependiente, pues un Omega por naturaleza siempre necesitara de alguien mas fuerte que cuide de él, en este caso un Alfa. — Contó sin percatarse como algunas de las chicas fruncía los labios en desacuerdo con ello, pero no dijeron nada. — Los Omegas son extremadamente fértiles, y tanto hombres como mujeres poseen aparatos femeninos (Útero y Ovarios), siendo capaces de concebir si son fecundados por un Alfa o un Beta.
La idea de tener cachorros con Mina era una de las cosas que había pasado por la mente de Nayeon muchas veces, aunque sabía que no podría ser ahora por sus carreras, pero definitivamente en un futuro no descartaba el ver un pequeño cachorro con el hermoso rostro de la japonesa y sus lunares llenado su vida de alegría. Sin embargo no era la única que soñaba aquello, y al ver la sonrisa boba en el rostro de Jeongyeon mientras miraba a la chica a su lado, la hizo darse cuenta de ello.
— Me he traumado. — Murmuró Momo, suficientemente bajo para que ni siquiera la chica a su lado la escuchara.
— Aquí, ahora hablemos del Celo. — Tomo la palabra Sungaje. — Esta etapa es en la que tanto Omegas como Alfas experimentan un aumento en su apetito sexual, un deseo de reproducirse en el que dan mayor prioridad a sus instintos que a su parte racional. — Explicó viendo como algunas reían suavemente. — Tanto Alfas como Omegas emanan olores y secretan feromonas que bien pueden ser muy fuertes, llamativos o muy dulces para atraer a su contrario y avisar que están en una temporada en la que cual pueden procrear. Incluso se dice que si una pareja llegara a acoplarse bien, el celo de ambos va a sincronizar y esa etapa aparecerá en el mismo tiempo.
— En el caso de los Alfas, el olor suele ser sumamente fuerte, y se dice que puede llegar a poner a algunos Omegas en celo por ello. — Añadió Elkie mientras Sungjae asentía y volvía a hablar.
— Además cada vez que esta etapa se acerca, los Alfas suelen volverse mas agresivos y territoriales, llegando incluso a marcar nuevamente a su pareja, con el fin de estar satisfecho y dejar claro que este es suyo. — Dijo. — Algo que perfectamente depende de cada Alfa. — Aclaró antes de finalizar. — El Celo de un Alfa es corto en comparación con el de los Omegas, dura solo 24 horas y llega cada 6 meses, buenas noticias para los que deben pasar ese dolor solos.
— Los Omegas si que la pasan peor. — Comentó Eunwoo que estaba sentado al lado de Chaeyoung y Dahyun y llamó su atención, recibiendo una mirada desaprobatoria de parte del pelinegro que había terminado de hablar y los demás guías. — ¿Que? Saben que no miento. — Se defendió mirando a las chicas. — Escuchen, tal vez sea un encantador Beta, pero si he vivido muy de cerca el Celo de un Omega. — Contó y los demás lo dejaron hablar. — Todo inicia con los dolores que sienten ahí, un dolor que solo pueden calmar si son atendidos, y que si no tienen una pareja para ello, deben soportarlo por 5 días seguidos, cada tres meses. — Dijo haciendo una mueca. — Lo bueno es que su olor suele volverse mas dulce esos días.
— De acuerdo, eso es bastante traumante. — Una voz a sus espaldas lo sorprendió y no tardó en levantarse haciendo una reverencia frente a la doctora que recién llegaba acompañada de sus dos acompañantes.
El apenado pelinegro trago con dificultad mirando a la mujer con temor. — Doctora Jung yo... — Intentó decir, con la voz temblorosa, y las chicas se preguntaron, si era por el respeto que todos le tenían a la doctora o había algo más allá de aquel sentimiento.
La mayor por su parte, solo levanto su mano deteniéndolo antes de negar. — Es suficiente por hoy ¿No le parece joven Cha? — Habló con una seriedad e ironía que hizo sentir algo incomodas a las chicas, era como presenciar la reprimenda de una madre con su travieso hijo.
Un apenado Eunwoo bajo la mirada asintiendo despacio. — Si señora. — Murmuro.
Esa mujer empezaba a ser un misterio pues luego de estar mirando con reproche al pelinegro, miró a las chicas con una sonrisa igual de grande que el día que llegaron. — Bueno yo, lamento haber interrumpido su actividad, me alegra que todo marche bien. — Dijo antes de seguir con su camino dejando a todas sorprendidas.
Mina y Momo cruzaron miradas con la líder que la miro del mismo modo interrogante, pero la voz de la chica frente al grupo llamo su atención. — Como estábamos diciendo, durante su celo, que es mas o menos como decía Eunwoo, algunos Omegas por instinto o por las costumbres de sus ancestros, suelen hacer un NIDO. — Informó y aquello si que fue conocido por algunas, por supuesto que habían visto los de sus padres. — Algunos consideran que es una manera tierna que tienen de pasar su celo o cuando estan a punto de dar a luz. — Siguió hablando Elkie y fue la líder del grupo quien pudo tener un recuerdo sobre eso, al recordar cuando sus hermanas estaban por nacer. — Lo que representa una especie de refugio para ellos, pues logra hacerlos sentir seguros en momentos de angustia o peligro. Y se llama de esta forma debido a que el Omega busca todo tipo de materia blanda (cobijas, almohadas, ropa, etc.) que tenga el olor que el desea, asemejando el nido de las aves en su forma circular, y cuando hablamos de el olor que el desee, no necesariamente debe ser de su compañero, pues en caso de no tenerlo, el Omega busca elementos de personas que estima mucho como familiares y amigos.
— Ahora... — Empezó a hablar Jongho, juntando sus manos al frente. — ¿Alguna pregunta que quieran hacer?
Todas se miraron entre si, y sin entender el porque, el chico noto como las miradas aterrizaban sobre la pensativa peliazul que no se había percatado de ello hasta que salió de sus pensamientos y su mirada chocó con la mirada interrogante de la pelirroja. Jongho buscó respuestas en Sungjae que sonreía divertido ante el recuerdo de lo que les habían contado Jeno y Wooyoung, haciéndole una señal para que esperara.
— ¿Porque me miran de ese modo? Es normal que tenga dudas aún, simplemente estoy ayudándolos a ejercer su trabajo. — Se defendió la japonesa haciendo un mohín que hizo reír a las mayores y a la misma Mina, mientras la lider solo rodaba los ojos y negaba resignada.
— ¿Cual es tu pregunta? — Le preguntó el chico viendo como la molestia desaparecía del rostro de Momo.
Fue como si le hubieran dado el mejor regalo del mundo, por lo que se acomodo en su manta, sentándose sobre sus talones, ya que no podía solo escaparse para comer y aun faltaba para que el almuerzo llegara, decidió aprovechar el tiempo de ese modo. — En realidad son tres preguntas. — Dijo viendo como el pelicobrizo compartía una mirada con sus compañeros Beta antes de asentir, en serio esperaba no arrepentirse. — Se trata sobre EL LAZO, LOS SUPRESORES y EL EMBARAZO. — Contó dejando salir el aire que tenía retenido en sus pulmones, siendo sorprendida por una servilleta en su rostro, y siguiendo la dirección de esta, se encontró con que venía de parte de la rubia.
— ¡Oh! — Exclamo el Beta, ampliando sus párpados, buscando ayuda en sus compañeros sentados a un lado. — Eso pues... ¿Podemos dejarlo para esta lección? — Preguntó a YoungJae que asintió de acuerdo, el mismo creía que mientras mas pronto terminaran con las lecciones teóricas, sería mas divertido para las chicas, pues no todos eran tan dinámicos como Eunwoo por lo que había notado. — De acuerdo empecemos con... EL LAZO. — Dijo sonriendo en grande, dejando a la vista sus encías como la japonesa menor, la líder y la mayor del grupo cuando sonreían. — Un lazo se crea cuando un Alfa o un Beta, muerde a un Omega u otro Beta. — Contó. — Como sabrán esta marca, se hace en el cuello, ya sea de uno de sus lados o en la parte de atrás. — Explicó señalando su propio cuello, aunque no tenía ninguna marca, pero ayudo a la explicación. — ¿Que significa eso? Que el Omega o Beta ha sido reclamado como pareja de ese Alfa, cosa que es mas compleja cuando ocurre entre dos Alfas, pero ese es otro tema. Ahora, esta unión también significa que el Omega o Beta, ha quedado unido a ese Alfa o Beta, y puede sentir lo que su pareja siente, pues el LAZO los une física y mentalmente, aunque para ello ambos deben sentirlo así. — Parecía que les estaban hablando de un mundo completamente desconocido pues todas se asombraron al escuchar eso, como si no fuera algo que conocieran de sus familias y sus amigos mas cercanos. — Es por eso que cuando este lazo se rompe es probable que el Alfa, Beta u Omega que pierde a su pareja, caiga en depresión.
Ninguna tenía forma de notarlo, pero la menor del grupo sintió un amargo sentimiento invadirla al escuchar eso, pues ella había sido testigo de la muerte de su propia abuela cuando era una niña, a causa del abandono de su abuelo Alfa que las dejó para irse con otra familia.
O casi ninguna, pues la peliazul, quien hace un tiempo había escuchado sin querer una de las conversaciones de la Maknae con su hermano, que curiosamente hablaba con ella en coreano, tenía mas o menos una idea de ello. Fue por eso que sin que su atención se apartara del chico que explicaba aquel tema con calma, tomo la mano de la menor entre las suyas, entrelazando sus dedos y dejando una caricia sobre sus nudillos en forma de apoyo.
Y aunque Tzuyu no supo como era que lo había sabido, lo agradeció enormemente devolviendo el gesto.
— Y hay un par de formas para que este lazo se rompa, la primera esta relacionada con el cambio de parejas, ya que un Omega no puede tener mas de un Alfa a la vez, y cuando un Alfa marca a mas de un Omega, pierde la conexión con el anterior. — Siguió hablando Jongho. — Y la segunda es cuando alguno de los dos muere.
— El tema de los supresores es algo delicado. — Empezó a hablar Elkie. — Aunque depende del uso que le den todos. Estos son llamados también inhibidores, y son medicamentos que pueden ser de muchos tipos, desde píldoras, ampollas e inyecciones hasta té, jarabes y sprays.
— Cosa con la que no tenemos que lidiar los Betas. — Bromeo Sungjae esta vez, recordándoles la clase del día anterior cuando el ahora silencioso Eunwoo, hizo bromas sobre eso.
— Si, como decía, los supresores son usados por los Alfas y Omegas para suprimir un poco los efectos del celo, y evitar el embarazo. — Volvió a hablar Elkie. — Mayormente aquellos que no tienen pareja y no desean tenerla por el momento, para evitar cualquier sintoma que pueda ser doloroso.
— Algunos Alfas incluso lo utilizan para suprimir sus sentidos por algunas horas, cuando deben estar cerca de algún Omega en Celo. — Intervino June de pronto.
— Así es, mientras que en los Omegas o Alfas en Celo, ayuda a neutralizar su olor, que como recordaran, durante esta temporada se intensifica, esto con el fin de no llamar la atención de individuos peligrosos, y también los dolores del apetito sexual, y anticonceptivo. — Terminó de decir la pelinegra, siendo relevada por el guía de Momo que se levanto al frente de todas.
— Ahora, El Embarazo. — Anunció revisando su reloj dándose cuenta de que ya no faltaba tanto para la siguiente alarma. — Durante su tiempo de gestación, los Omegas no tienen su celo, y es bien sabido que el Alfa a su lado, gracias a las feromonas del embarazo puede llegar a suprimir el suyo, dedicándose a cuidarlo y atenderlo durante los nueve meses. — Explicó dando por terminadas las clases de ese día.
— ¿Nos puedes hablar sobre el DÍA LUNAR Oppa? — Preguntó Sana de repente, la chica de cabellos castaños no lo había demostrado pero tenía la duda sobre eso, desde que la doctora lo nombró en su desayuno.
— Supongo que si. — Contestó mirando al ex Got7. — ¿Podemos Hyung?
— Podemos, June. — Respondió este moviendo sus hombros, asumiría la responsabilidad si algo salía mal.
— En ese caso no hay tanto que decir, algunos dicen que ese día solo lo conocen quienes siguen las tradiciones, mientras otros dicen que es una simple celebración pero el caso es que... Muchos lo consideran un día especial porque es en este día cuando un individuo va a saber quien es su pareja predestinada, su mate, aquel que la misma madre luna ha elegido para que se acople perfectamente con él. — Contó dejando a las chicas asombradas y deseando que finalmente ese día llegara, algunas mas que otras, que deseaban saber sobre ello de un vez. — Sin embargo también hay quienes dicen que este día es cuando finalmente los lobos pueden darle libertad a su parte animal, ya que la llegada de la luna llena altera en cierta forma el comportamiento, dejando paso a su lado instintivo antes que al racional.
Momo suspiró llevándose una mano a su cabeza. — Eso es tan intenso. — Comentó. — Y es una suerte que haya terminado ahora.
— Esperen hay algo más. — La detuvo Youngjae levantándose. — Yo, me gustaría desearles lo mejor en su presentación chicas. — Dijo el chico sonriendo nervioso suspirando. — Ustedes son una chicas geniales y me agradan mucho, por lo que en verdad espero que sin importar cual sea su genero tras la presentación, podamos seguir siendo amigos y sigan manteniéndose tan unidas como grupo como lo son ahora.
Fue Jihyo quien inició sus aplausos ante las lindas palabras del chico, y entre vitoreos las demás la imitaron sonriendo con alegría.
— Bueno, quizá yo no las conozca tan bien como Youngjae hyung pero estoy de acuerdo con él, ustedes son geniales en verdad. — Habló Eunwoo. — Y espero que sus lobos no sean animales sin conciencia o control de sus actos, sino hermosos licántropos capaces de pensar y elegir cuando transformarse.
El lugar se quedó en silencio por algunos segundos, con las expresiones de asombro, incredulidad y confusión en los rostros de todas, creando un ambiente bastante incomodo sobretodo para el chico que se sintió suficientemente avergonzado como para no desear abrir la boca jamas.
Hasta que las inconfundibles carcajadas de Jeongyeon llenaron todo el lugar contagiando al resto, y haciendo que los betas negaran mirando al responsable de aquella hazaña, admitiendo que había logrado hacer inolvidable aquella tarde.
Y finalmente la alarma del almuerzo sonó, siendo la señal que Momo tanto había estado esperando aunque, esta ocasión no salio corriendo sino que mantuvo la calma al caminar de la mano de la Maknae que sonreía levemente ante su gesto.
Mientras Mina caminaba al lado de la rubia con la castaña entrelazando su brazo, disfrutando de la normalidad que había tenido aquel día, fuera de la lesión de Jeongyeon que de no haber estado en esa silla, estaba segura de que se encontraría entrelazando su otro brazo.
Ya había caído la tarde en la residencia Beta cuando luego de una visita al salón de baile, a petición de Momo, que sentía que perdería su figura por un par de días sin bailar, las ocho, acompañadas de sus guías se encontraban en uno de los jardines, el mas cercano al acuario, con una Jeongyeon concentrada en su celular y la conversación que tenía con sus hermanos y sus primos en su chat grupal, mientras el resto se recuperaba de su sesión de baile, Momo si que era una profesora estricta y el dolor de sus cuerpos se los dejo claro.
— Aigoo, siento que podría dormir una semana ahora. — Se quejó Chaeyoung con sus manos y brazos extendidos en el césped. — ¿Hace cuanto que no nos dabas una clase tu Momo Unnie? — Preguntó apoyándose de sus codos para mirar a la peliazul.
— Es cierto Momori, ya entiendo porque te llaman una maquina, eres implacable. — Bromeo Sana y todas rieron ante aquel adjetivo.
Incluso la misma Momo, que tomaba de su botella de agua. — Es que casi no tenemos oportunidad de entrenar entre nosotras sino con nuestros coreógrafos.
— ¿Alguien más bota por Momo Unnie coreógrafa? — Bromeó Dahyun al lado de la líder y la Maknae que rió suavemente.
Nayeon que amarraba su cabello en una coleta, miro como la japonesa mayor sonreía algo avergonzada y no perdió tiempo de unirse a su broma. — Estoy segura de que con Momo como entrenadora incluso Jeongyeon tendrá abdominales en menos de un mes. — Molestó escuchando como la rubia dejaba su celular a un lado para quejarse, haciendo un mohín cuando vio como Mina se acercaba a ella para consolarla, susurrando algo en su oído.
Aquel era simplemente un día mas en la vida de las chicas como IDOLS, por lo que la líder sonreía disfrutando de las bromas que se hacían entre ellas, con Mina acercándose a la rubia y Nayeon cruzando los brazos y haciendo pucheros por eso.
Pero la japonesa era una de las mas felices en aquel momento, completamente orgullosa de si misma cuando vio lo que sus palabras provocaron en su Unnie, antes de sentarse a su lado y sentir aquellas suaves caricias en su cabello.
Esa era una de las cosas que más le gustaba de Jeongyeon, que no le importaba si la chica era un desastre de sudor, nunca perdía la oportunidad de darle mimos que la hacían sentir querida, consentida y tan cuidada que la hacían querer llamarla Unnie.
Pero el mágico momento estaba a punto de terminar para ella, y lo supo en el instante que vio como sus padres y su hermano, entraban a la residencia acompañados de la doctora, su CEO y una mujer que nunca en su vida había visto.
Su cuerpo se lleno de tensión al ver la dura expresión de su papá y las lágrimas que habían en los ojos de su hermano y su madre, esperaba que aquella llamada que había recibido el día anterior no tuviera que ver con eso, y la mujer que los acompañaba tampoco.
Jihyo fue la primera en levantarse al ver como uno de los compañeros de la doctora se acercaba a ellas, siendo seguida del resto que se encontraban igual de confundidas. Nayeon se levanto de su sitio y rápidamente se dirigió a la menor, tomando la mano que Jeongyeon no estaba sosteniendo con cariño, dejando un suave apretón en ella como muestra de su apoyo, un apoyo que definitivamente Mina necesitaría mas que nunca.
— Señorita Myoui, venga conmigo por favor. — Hablo el Beta, y aún con duda en sus ojos, Mina miró a sus Unnies sintiendo sus agarres cariñosos, y dedicándoles una sonrisa antes de soltarlas y caminar detrás del chico, sabiendo que pasara lo que pasara, todas estarían para ella cuando volviera.
Era una situación demasiado rara según lo que sospechaba la japonesa, y por la forma en la que todos la miraron cuando llego a la oficina de la doctora, supo que no saldría bien, su hermano fue el primer en abrazarla con fuerza, dejándole claro lo mucho que la había extrañado. — ¿Que esta ocurriendo Jin Oppa? — Le preguntó al separarse, pero su madre no dejó que el Omega le respondiera.
— Mi bebé. — Dijo la Beta que la trajo al mundo abrazándola protectoramente, y Mina solo podía preguntarse que era lo que estaba mal, para que la mujer mas fuerte que conocía estuviera llorando desconsolada.
— Mamá ¿Porque estas llorando? — Preguntó suavemente viendo como esta simplemente sonreía con tristeza dejando un beso en su frente.
— Minari, cariño, hay algo de lo que debemos hablarte. — Le dijo su papá luego de abrazarla e invitarla a sentarse frente a su CEO que solo la saludo en silencio.
— Pd-nim ¿Pasó algo grave? — Preguntó al coreano en vista de que sus padre no le daban respuestas, y la verdad era que la mirada de la Alfa que estaba del otro lado de la habitación empezaba a incomodarla.
Jinyoung miro a los japoneses en busca de aprobación, suspirando cuando finalmente la obtuvo, dirigiéndose a ella con una calma que Mina conocía muy bien, una calma que sus progenitores no tenían en ese instante. — Mina, primero que nada, lamento haber interrumpido tus vacaciones de este modo. — Empezó a decir sonriendo con nerviosismo. — Y sabes que no me gusta meterme demasiado en la vida privada de mis IDOLS, a no ser de que esta interfiera en su carrera de la forma que esto lo hará ahora.
Mina frunció el ceño dirigiendo su mirada a su padre que permanecía pensativo parado a un lado. — ¿A que se refiere? ¿Que esta sucediendo? — Preguntó adoptando una expresión seria, aquello no le gustaba nada.
Y el suspiro de su padre y el sollozo de su madre, a quien su hermano abrazó consolando en silencio se lo confirmo. Pero ella no era la única que estaba empezando a impacientarse, pues la desconocida mujer que estaba segura era una Alfa, tampoco estaba disfrutando de la forma en la que estaban manejando la situación.
Por lo que dio un paso al frente. — Lo que sucede aquí es muy sencillo Mina, esta mujer no es tu madre, yo lo soy. — Dijo la castaña y Mina solo necesitó ver la expresión derrotada de su padre y escuchar el sollozo mas alto de su madre, unido a la mirada de compasión que le dedicaba su CEO para confirmar que aquello era verdad.
Para entender a lo que se refería aquella llamada, y para levantarse del lugar y salir corriendo en dirección a cualquier lugar fuera de allí.
Debía ser una pesadilla, una horrible mentira, no podía ser verdad que toda su vida haya sido un engaño, no podía ser verdad que aquella mujer que consideraba su madre no lo fuera, y que justo ahora tuviera que enterarse de ello, y de aquel modo.
Las chicas que se quedaron en el jardín se miraron preocupadas al ver como la menor se alejaba de ellas, con un mal presentimiento en su interior.
Nayeon estuvo a punto de seguirla, y la misma Momo se contuvo de no irse corriendo tras ella sin importarle ser detenida, pero quien mas deseaba poder acompañarla era la misma Jeongyeon que le importó muy poco su tobillo lastimado y casi se para de su silla para ir con ella.
— ¿Que crees que este sucediendo Jihyo Unnie? — Preguntó Chaeyoung una vez todas se habían vuelto a sentar, ignorando las sugerencias de sus guías sobre irse a sus habitaciones a esperar, pues la mirada decidida de aquellas chicas, era mas intimidante que cualquier otra cosa, y los Betas no deseaban descubrir que tan peligroso podía ser intentar obligarlas a algo.
— No lo se Chae, solo espero que Minari este bien. — Respondió la líder suspirando.
Sana suspiró haciendo un puchero. — Espero que Mina-chan este bien. — Comentó recostándose del hombro de la silenciosa e igual de preocupada Maknae.
Nayeon que mordía sus uñas y sus labios a causa de la incertidumbre, fue la siguiente en hablar. — ¿Vieron a Jin Oppa? Si el esta aquí es porque es algo serio, pues no creo que haya debido interrumpir su gira por una tontería.
— No digas eso coneja, nada malo pasará. — Le contradijo Jeongyeon igual de nerviosa y ansiosa que ella, y con una sensación de inquietud desconocida en su interior. — Minari estará bien, yo se que si. — Comentó intentando animarse más a si misma que al resto.
— Eso espero avestruz, eso espero. — Habló Momo rogando por que la mayor tuviera razón y aquello solo fuera una visita familiar no programada y ya.
Pero la verdad era que tanto ella como Jihyo y las mismas 2yeon sabían que la presencia de su ocupado CEO en aquel lugar no podía significar algo sin importancia.
Las mayores eran quienes mejor sabían que cuando la presencia de JYP era requerida en cualquier discusión era porque el tema era decisivo en la vida de un IDOL, y a pesar de su optimismo empezaban a temer lo peor por lo inesperada que había sido aquella visita.
Si tan solo Mina les hubiera comentado algo, si tan solo hubieran estado más pendiente de ella.
Era tarde para lamentarse por eso, pero aquella culpa se transformó en miedo al ver como la japonesa salía corriendo del mismo lugar al que se la llevaron antes, con lágrimas bajando por sus mejillas, mientras el IDOL al que todos conocían como su hermano salía corriendo tras ella.
Dije que el capítulo 5 sería una locura, pero este estuvo... Uff! ¿No creen?
Saludos.
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