Capítulo XXVII
Ven a verme al bufete, dile a Tom que venga también. Es urgente. El juez ya ha dictado sentencia.
Menuda forma de empezar la semana.
— Tom. ¡Tom! — Digo demasiado alto.
— ¿Qué pasa? — Le oigo venir corriendo por el pasillo. — ¿Estás bien?
— Sí sí, estoy bien. Perdona si te he asustado es que he recibido un mensaje de Lucy — le digo enseñándole el móvil.
— Ha tardado poco, es buena señal. Eso es que lo tenía muy claro.
— ¿Tú crees? — Pregunto confusa.
— Sí. Voy a llamar a Olivia, te veo abajo.
Voy a llamar a Derek pero se me adelanta, me está haciendo una videollamada y cuando descuelgo veo que están todos, es una videollamada grupal.
— Hola chicos — saludo.
— ¿Ha tardado muy poco no? — Pregunta Justin.
— Sí, debía tenerlo muy claro — dice Derek. — Y me parece lógico, con cada declaración parecía más y más cansado de Wilson, no tenía defensa ninguna.
— Eso de una buena defensa es un buen ataque no le ha funcionado — se burla Alan.
— ¿Sabes algo? — Le pregunto a Alan.
— No. Mi madre no me ha contado nada sólo he venido con ella al bufete y me ha pedido que espere en esta sala hasta que lleguéis.
Dejo el móvil encima de la cama y me alejo para vestirme.
— Nosotros salimos enseguida, mi madre está hablando con tu hermano — dice Katy.
— Lo sé, me ha dicho que la iba a llamar — respondo. — ¿Creéis de verdad que esto va a acabar bien?
— Sí, estoy convencida de que sí — responde Katy, los demás no hablan.
— Preciosa baja a desayunar — dice Tom.
— Chicos os veo en un rato — les digo, nos despedimos y cuelgo.
Tom ha hecho tostadas y café y aunque ahora mismo no me entra nada hago un esfuerzo, ya que se ha molestado no voy a decirle que no.
— ¿Estás bien? — Me pregunta.
— Sí, nerviosa, pero estoy bien. ¿Y tú?
— Estoy deseando que se termine ya todo esto — dice con voz cansada.
Le entiendo.
Minutos más tarde oímos el claxon de un coche y salimos de casa, Olivia ya nos espera. Nos montamos en nuestro coche y les seguimos.
Llámame en cuanto salgáis, por favor. Estate tranquila hermanita, verás que todo sale bien.
Es un mensaje de Sam, Tom ha debido llamarle o escribirle.
Eso espero, te cuento cuando acabemos.
Hay algo de tráfico pero parece que la suerte nos sonríe, creo que no habría aguantado más tiempo en el coche sin saber qué pasa. En cuanto veo a Derek me acerco a él y le agarro la mano. El ascensor sube rápido y cuando se abren las puertas vemos a Alan, Justin y sus padres.
— Hola chicos. Luna te presento a mis padres, Karen y John.
— ¡Es un placer conocerte al fin! — Dice Karen dándome un abrazo.
— Justin nos ha hablado mucho de ti — John me da la mano en un saludo cordial.
— Igualmente, es un placer conocerles.
— Tutéanos por favor — bromea Karen.
— Buenos días a todos — nos interrumpe Lucy — entrad, por favor.
La seguimos y entramos en una sala muy grande. Tomamos asiento y Lucy saca unos cuantos documentos de su malentín.
— Lo primero de todo quería explicaros que os he reunido a todos hoy aquí porque aunque otras veces las reuniones han sido personales con vosotros he mantenido informados a vuestros padres en todo momento. Como el caso ya se va a cerrar veía lógico que vinierais todos. Podéis estar contentos. ¡Hemos ganado el juicio! — Dice Lucy muy contenta.
Todos aplaudimos y Tom me abraza. Siento cómo se va alejando la presión que sentía y un alivio enorme invade mi corazón. Por fin todo se ha terminado.
— El juez y el jurado le han declarado culpable — empieza a explicar Lucy.
— Era obvio — interviene Alan — no sé cómo Wilson pudo llegar a ser abogado.
— Ya... — Dice Lucy intentando contener la risa. — Os dije que todo saldría bien.
— Eso es porque eres la mejor en tu trabajo — le halaga Olivia.
— Muchas gracias — Lucy se sonroja un poco. — El juez le ha condenado a diecisiete años de prisión: quince por violación y dos por agresión, a parte de tener que pagar una indemnización de treinta mil dólares al instituto por los destrozos. Luke ya está de camino a la cárcel, Mary comienza hoy su trabajo en el hospital y ya se han ordenado las transferencias a vuestras cuentas — dice señalándonos a Derek y a mí.
— ¡Tenemos que salir a celebrarlo! — Grita Katy aunque se arrepiente al momento de ver la mirada de Olivia. — Perdona, ha sido la emoción.
Todos nos reímos y nos abrazamos. ¡Lo hemos conseguido! Se ha hecho justicia y todo ha terminado bien.
Nos despedimos de Lucy y de los demás, quedamos en vernos en el instituto cuando lleguemos.
Al montarnos en el coche Tom conecta el bluetooth y llama a Sam.
— Estoy al borde del infarto — dice cuando descuelga — por favor, decidme que ha ido bien.
— ¡Luke va a ir a la cárcel! — Le digo muy contenta.
— ¡Menos mal! ¿Cuánto le ha caído?
— Entre la violación y la agresión han sido diecisiete años más una multa por los destrozos — explica Tom.
— Sus padres van a estar contentos de tener que pagar tanto dinero — digo con ironía.
— Hermanita, a esa gente le da igual, le sobra el dinero. Les molesta más la vergüenza de lo que hizo su hijo que tener que pagar por sus actos — apunta Sam.
— Pues también es verdad.
— ¿Qué vas a hacer hoy? ¿Te tomas el día libre?
— No, voy a ir a clase — le aclaro. — No quiero perder más clases, además dentro de poco es la feria de universidades y tenemos que ir preparándonos.
— Así me gusta, que sigas siendo responsable — bromea Sam.
— Nunca he dejado de serlo — le digo para picarle.
— ¿Tienes pensado a qué universidad quieres ir?
— No, la verdad es que no. Me gustaría estudiar en Seattle pero es muy difícil.
— Estoy convencido de que vas a conseguirlo — me anima Tom apretando mi muslo. — A mí me encantaría que pudieras estudiar allí, no estarías lejos y podríamos vernos a menudo.
— Eso tenía yo pensado — digo en voz baja.
— ¡Arriba ese ánimo Luna! — Me pide Sam. — La feria de universidades es divertida, verás como acabas cogiendo información de todas para guardarlas.
— Seguramente — le digo riendo.
Me encanta guardar ese tipo de cosas. Cuando hemos ido a algún zoo, parque temático, de atracciones, acuático o hemos hecho turismo he cogido planos, panfletos informativos y demás papeles para guardarlos. Es una manía que tengo.
— Ya estamos llegando al instituto — anuncia Tom.
— Luego hablamos hermanita, que tengas buen día — me desea Sam cuando paramos en la entrada del recinto.
— Igualmente — le mando un beso y le doy otro a Tom.
Parece que las noticias vuelvan y la calma ha regresado al instituto. Tony y Lucio vuelven a bromear como antes, los alumnos de cursos inferiores han vuelto a clase y se pasean sin miedo y los profesores vuelven a sonreír. Ha sido una época dura para todos.
Al final de la jornada vemos a Mary entrar en la oficina del director.
— En el fondo me da pena — dice Justin. — Ha sido una zorra pero ella también lo ha pasado mal.
— Sí, sobre todo porque ha vivido sola todo el proceso — apunta Alan.
— ¿Cómo? — Preguntamos Derek y yo a la vez.
— Su madre no la ha apoyado en ningún momento, ni si quiera se quiso reunir con la abogada, ella simplemente la pagó y se desentendió. Sigue pensando que es un error que Mary denunciase, cree que ha avergonzado a la familia.
— Esa mujer es lo peor — dice Derek. — Nunca me ha caído bien.
— Mary no se merece eso, ya tuvo bastante con... — No puedo terminar la frase. — Para tener una madre así es mejor no tenerla — y sé de lo que hablo.
— Es fuerte — dice Katy. — Lo superará.
Sigue dolida por cómo la apartó Mary de su lado pero sé que en el fondo la duele un poquito verla así, aunque no lo reconozca nunca.
Paso la tarde sentada en el sofá con Tom. Hablamos sobre su trabajo y me enseña fotos y vídeos de la inauguración. Están los dos guapísimos y resplandecientes, estoy muy orgullosa de ellos.
— ¿De verdad no vas a ir con Sam a Italia?
— No. Voy a quedarme aquí, no pienso dejarte sola de nuevo salvo que no haya más remedio. Cuando Sam inaugure y vuelva a casa entonces yo me iré a España. Espero que vaya todo rápido y podamos estar los dos aquí para tu graduación.
— Seguro que sí. Lo peor ya ha pasado que es la aventura de abrir el primer local fuera. Ahora ya será todo más fácil.
Me siento más segura si Tom se queda aquí conmigo porque Eliana no va a atreverse a venir aquí. Así estaré tranquila para poder investigar aunque hay otro asunto más urgente ahora mismo, mi cita con Derek. Estoy deseando que llegue mañana y así se lo hago saber en un mensaje.
Cuento las horas que faltan para la cita de mañana.
Yo también. Estoy deseando verte mi niña.
¡Si ya son má de las 00h! Feliz San Valentín mi amor.
Feliz San Valentín princesa.
Estoy tan feliz ahora mismo que creo que nada podría estropearlo, aunque mejor no pensemos en eso, por si acaso.
Katy me ayuda a arreglarme el martes por la tarde.
— ¡Aquí llega tu estilista! — Dice entrando en mi habitación como un tornado. — ¡A la ducha! Mientras yo rebuscaré en tu armario algo para ponerte — me ordena.
— ¡A sus órdenes mi capitana! — Le digo divertida.
— Menos broma y más ducha.
Voy al baño riéndome a carcajadas. Me cruzo con Tom y él también se está riendo, seguro que nos ha oído.
Vuelvo a la habitación y no me equivocaba, Katy tiene muy buen gusto. Ha elegido un vestido largo azul cielo que me compré el año pasado y unos zapatos de tacón a juego. Me encanta pero hay un problema.
— Nunca llegué a estrenarlo y no sé qué tal me quedará.
— Si no te lo pruebas no lo sabremos.
Me pongo la ropa interior y cojo el vestido, imagino que me va a quedar bien porque no es ajustado. Katy me sube la cremallera de la espalda y bueno, de pecho me está un poco justo pero por lo demás me queda perfecto. Me pongo los zapatos y también me vale. ¿Son cómodos? No lo sé, al final de la noche lo descubriré.
— Te queda genial — me dice Katy. — Y es bueno que te apriete el pecho, te lo hace muy bonito — dice toqueteando mis senos.
— ¡Para! — Le pido riendo.
— Es que tienes un pecho tan tentador — me dice bromeando. — Anda siéntate, vamos a domarte el pelo.
Estoy casi lista cuando Tom entra en la habitación y me dice que Derek, si quiere, puede quedarse a dormir. No pierdo el tiempo y le escribo un mensaje.
Mi hermano te ha invitado a dormir a casa esta noche.
No hay mejor forma de terminar San Valentín.
Minutos más tarde ya he terminado, me miro al espejo y me encanta el resultado. Tom entra y me hace una foto con el móvil que envía al grupo de whatsapp que tenemos. Sam contesta al momento y me dice que estoy muy guapa. Un mensaje de Derek me anuncia que está a punto de llegar. Hago los últimos retoques y voy a salir de la habitación cuando Katy me detiene.
— Una última cosa. Toma — dice entregándome una bolsa.
— No me lo puedo creer — digo riendo al ver otra caja de preservativos, esta vez mucho más grande.
— Seguro que con todo lo que ha pasado no os habéis acordado de comprar más.
— Si te soy sincera no sé cuántos nos quedan — le digo riendo. Lo guardo en un cajón y le agarro del brazo. — Venga vamos.
Bajamos las escaleras y me paro cuando llegamos al piso de abajo.
— Muchas gracias por arreglarme, de verdad. ¿Tú no necesitas ayuda?
— No — responde con sonrisa pícara. — Porque lo único que voy a llevar puesto es un conjunto de lencería que me he comprado. Y unos tacones.
— Vale — le digo riendo. — Lo vais a pasar muy muy bien.
— Eso tenlo claro.
Ambas nos reímos y abrimos la puerta cuando tocan el timbre. Derek está guapísimo con vaqueros y chaqueta azul marino y una camisa azul cielo. Miro a Katy y me sonríe, nos ha vestido a juego. No sé qué haríamos sin ella. Me despido de ella y de Tom y Derek me abre la puerta del coche para que entre. Siento mariposas en el estómago y le pongo la mano en el muslo cuando arranca el coche.
— Estoy nerviosa — le confieso con risa tonta.
— Yo un poco también — responde riendo. — He estado pensando en la primera vez que quedamos a solas. Tenía tanto miedo de que me rechazaras si te besaba pero sabía que si no lo hacía me arrepentiría.
— Yo te confieso que esa noche, cuando me besaste, me admití a mí misma que me estaba enamorando. Sabía que estaba mal lo que hacíamos pero no podía evitarlo, me gustabas demasiado.
— Tuve que reunir mucho valor para hacerlo, no paraba de mirarte mientras paseábamos y estabas tan preciosa que no pude evitarlo. Me lancé y cuando llegué a casa no fui capaz de dormir. No podía quitarte de mi cabeza, tus ojos grises y tu mirada inocente...
— Era muy inocente en ese momento.
— Y lo sigues siendo, siempre serás mi niña inocente — me dice de forma cariñosa.
Es tan tierno que me derrito por él. Cuando entramos al parking aparcamos rápido aunque hay bastante gente. La terraza está ocupada pero no nos importa porque hace frío y la mesa que nos han asignado me gusta, está un poco retirada y eso nos da intimitidad.
— Quería pedirte disculpas — dice cuando se va el camarero con los menús. — No gestioné bien la ruptura con Mary y el inicio de nuestra relación.
— No te preocupes no tienes que disculparte, entiendo que era una situación difícil. En parte agradecí que te lanzaras y me besaras porque así me creí que de verdad te gustaba pero luego me enfadaba porque no entendía tu forma de actuar.
— Lo sé y lo siento, lo hice fatal — dice cogiendo mi mano por encima de la mesa.
— No es necesario que te disculpes, está en el pasado.
— Ya pero necesito hacerlo. Te di muchas explicaciones sobre mi pasado pero nunca te pedí perdón por mi comportamiento, no me entendía ni yo y lo normal era que tú tampoco — se ve arrepentimiento en sus ojos. Es cierto que la forma de actuar no fue la correcta pero al fin y al cabo somos humanos y nos equivocamos.
— Eso ya no importa porque todo salió bien y estamos juntos.
Se acerca a mí y me besa.
— Gracias por lanzarte aquella noche.
— Gracias a ti por no apartarte — termina besándome de nuevo suavemente.
Este restaurante me encanta, estaba todo buenísmo y tras compartir el postre como aquella vez, pago la cuenta y salimos del restaurante. Quería dar un paseo por la playa pero hace mucho viento y no es agradable así que volvemos a casa. No es tarde pero imagino que Tom quiere darnos intimidad porque está encerrado en su habitación, seguro que nos ha oído llegar pero aún así no sale y se lo agradezco. Entramos en mi habitación y cierro la puerta, Derek deja en el suelo la mochila que ha traído con su ropa y la abre. Nos ponemos el pijama y nos tumbamos en la cama.
— Me lo he pasado muy bien, gracias por la invitación — me dice llevándome a su pecho.
— Ha sido un placer, ha sido bonito recordar aquel momento.
Pego la nariz a su cuello e inhalo su aroma, huele tan bien que me transporta a un lugar mágico, un lugar donde sólo estamos él y yo. Levanto un poco más la cabeza y le muerdo el lóbulo de la oreja. Le oigo gemir y paso a morderle el cuello, él lleva sus manos a mi culo y lo aprieta. Alzo la cabeza y nos besamos. Beso dulcemente su boca, su barbilla, su nariz y paso a su cuello. Con sus fuertes brazos me levanta y me pone encima suya, mete la mano bajo mi camiseta y empieza a acariciarme los pezones. Su toque hace que me derrita y apriete las piernas aunque no sirve de nada porque estoy sentada a horcajadas sobre él. Se da cuenta, cuela una de sus manos en mis bragas y empieza a acariciarme el clítoris para aliviar la tensión que siento. El placer me recorre la espalda y me da un escalofrío cuando cuela un dedo en mi interior, empiezo a gemir y le toco por encima del calzoncillo.
— Derek — susurro contra sus labios.
— Sí, yo también quiero ya.
Me siento en la cama y se levanta. Sabe dónde guardo la caja y se sorprende al ver otra, me mira y me río.
— Mejor no pregunto — dice sabiendo ya la respuesta.
Se coloca el preservativo, se sienta en la cama y me ayuda a ponerme encima suya. Coloca su miembro en mi entrada y poco a poco me dejo caer sintiendo cómo me abre lentamente. Sus manos agarran mi cintura y me ayudan a soportar mi peso. Me besa el cuello, me muerde la oreja y lame mis pezones para ayudar a que me acostumbre antes a su invasión. Poco después estoy completamente sentada encima suya, nuestros cuerpos unidos y empiezo a moverme arriba y abajo muy despacio. Cojo su cara entre mis manos y le beso, le muerdo el labio y le vuelvo a besar. Poco a poco voy aumentando el ritmo y con sus manos me ayuda cuando empiezan a fallarme las fuerzas, se mueve debajo de mí y tengo tal orgasmo que tengo pasar los brazos por su cuello para no caerme de espaldas. Cuando me recupero se tumba en la cama, nos hace rodar y queda encima de mí, me besa de manera posesiva y se mueve más rápido hasta que al final tengo otro orgasmo a la vez que él. Me besa la frente y nos quedamos un rato abrazados. Para mí esto es el paraíso.
— ¡Al fin viernes! — Exclama Katy cuando suena el timbre que anuncia el final de la jornada.
— Ni que esto fuera una tortura — dice el señor Marin.
— Perdón — Katy agacha la cabeza aunque se está riendo. El profesor niega con la cabeza y se marcha sonriendo.
Hoy ha sido un buen día. Esta mañana fui al hospital y aunque no vi a Aidan me han dicho que la tensión ya está estable y me han dado el alta definitivamente, ya no tengo que volver y puedo hacer vida normal.
— ¿Vamos a dar una vuelta u os apetece hacer algo en especial? — Pregunto saliendo del edificio.
— Yo no puedo — se excusa Alan — tengo que quedarme con Emily.
— Yo tampoco — dice Derek con pena — prometí ayudar a mi padre a montar un mueble para el salón que compró el otro día. Te llamo cuando acabe — dice dándome un beso.
— Que vaya bien — le digo sonriendo.
— ¿Vamos al Grill? — Pregunta Justin.
Ambas asentimos y ponemos rumbo a nuestro lugar favorito de reunión.
— Ahora que estamos solos, ¿me contáis qué tal fueron vuestras noches de San Valentín? — Pregunto muerta de la curiosidad.
— ¡Primero yo! — Grita Katy. — Es muy breve, ¿vale? Le llevé a ese hotel tan chulo de Seattle, en el que entras con el coche al parking y con una clave que te dan subes directamente en el ascensor hasta tu habitación. Le dije que esperase sentado en la cama y me metí en el baño. Me puse mi conjunto de lencería sexy, me abalancé sobre él y...
— No sé si quiero saberlo — interrumpe Justin muerto de risa.
— Y probamos el jacuzzi, la cama, la mesa... Luego cenamos y caímos muertos del cansancio.
— No me extraña — digo riendo.
— Me toca — empieza Justin. — Christian me invitó a cenar en su casa. Cocinó para mí, llenó el salón de velas y puso muchos jarrones con flores. Puso música ambiente de fondo y la verdad que fue todo muy romántico.
— Me alegro mucho por ti — dice Katy y ambas le cogemos de la mano.
— Nosotros — empiezo — fuimos a cenar al mismo restaurante donde salimos por primera vez. Y sí — digo antes de que Katy me interrumpa — allí fue donde nos besamos por primera vez — veo que asiente con la cabeza y se ríe. — Recordamos esa noche y lo pasamos muy bien. Me alegro de que los tres hayamos pasado una noche tan bonita.
— Y salvaje — termina Justin.
Volvemos a reír y brindamos por más celebraciones de San Valentín así.
Justo cuando voy a meterme en la cama recibo un mensaje de Derek.
Cielo perdóname, hemos tardado más de lo esperado y se me ha echado la hora encima. Mañana te invito al cine para compensarte.
Me parece perfecto. ¿El mueble ha quedado bien?
Ha quedado fantástico. Estoy deseando verte mañana. Buenas noches cariño.
Buenas noches mi niño.
Me despierto sobresaltada cuando noto que alguien se ha tirado encima de mí. Es Derek.
— ¡Derek! ¡Qué susto! — Digo intentando que mi corazón no se salga del pecho. Está muy sonriente, demasiado. — ¿Qué pasa?
— Ven. Tengo una sorpresa para ti.
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