Capítulo XXVI
Quiero darle una sorpresa a Luna por San Valentín pero tengo que ponerme las pilas si quiero llegar a tiempo. Faltan sólo cuatro días y aún no he empezado a organizar nada. Sé lo que quiero hacer, desde la noche que nos besamos no se va de mi cabeza la conversación que tuvimos sobre el mar, estaría bien ir juntos a nadar o ver delfines y oí cuando susurró con pesar que eso nunca pasaría. Quiero hacer su sueño realidad, pero no sé por dónde empezar. Enciendo el ordenador y lo primero que se me ocurre es que para ir a ver delfines y ballenas primero necesitamos un barco así que investigo cómo puedo sacarme el carnet de barco. Lo bueno es que con mi edad puedo tenerlo, lo malo es que no lo tendría a tiempo. En sí parece sencillo obtenerlo pero no sólo hay que aprobar un examen, también hay que pasar varias horas de prácticas y no tengo tiempo suficiente. Mejor lo dejo para otro momento, ahora voy a trazar una ruta. Creo que en Seattle tendremos más posibilidades de ver a la fauna local así que investigo qué zonas son las más famosas para ello.
Un par de horas después he mirado ya cientos de páginas webs de recomendaciones, alquileres de barcos, centros náuticos y he llegado a la conclusión de que voy a necesitar ayuda, estoy muy perdido en este tema. Bajo a la cocina a por un café y mi madre me recibe con una sonrisa.
— Buenos días hijo. ¿Qué tal has dormido?
— Hola mamá. Bien, he dormido bien — le digo pensativo.
— ¿Qué ocurre? El juicio ya ha terminado y no veo que estés más contento.
— Lo estoy pero necesito ayuda con una cosa.
— Dime — me pide sentándose a mi lado.
— Quiero darle una sorpresa a Luna, quiero llevarla en barco a ver ballenas y delfines y no sé, quizá pasar el fin de semana en el barco pero no sé por dónde empezar, estoy muy perdido. En Seattle hay cientos de páginas webs, demasiada información y recomendaciones pero no logro decidir nada. Además no tendría a tiempo el carnet de barco y...
— Para hijo — dice frenando mi monólogo. — No te compliques tanto, ve al puerto del pueblo, alquila un barco con patrón y dile lo que quieres hacer. Ellos te van a dar presupuesto y te aconsejarán.
— ¿El puerto del pueblo? No lo había pensado. Puede ser buena idea, en Nochevieja vimos delfines desde la terraza del restaurante, quizá tengamos suerte y también los veamos. Pero si quiero pasar el fin de semana imagino que tendremos que coger un barco muy grande. ¿Habrá barcos así?
— Claro que sí Derek — responde mi madre riéndose. Se nota que verme tan perdido le hace gracia.
— El precio me da igual, sólo quiero hacer realidad su sueño — digo divagando.
— Vístete — me ordena — vamos al puerto.
— ¿En serio? ¿Me acompañas? — Pregunto con una sonrisa.
— Claro que sí. ¡Qué ilusión! A Luna le va a encantar y se va a poner súper feliz.
— Muchas gracias mamá — digo dándole un abrazo — eres la mejor.
Subo corriendo las escaleras, me visto y minutos después voy en el coche con mi madre de camino al puerto.
Cuando llegamos damos un paseo y observamos los barcos. De pequeño me encantaba venir y verlos, me quedaba fascinado y aún me fascinan.
— ¿Tienes algo en mente? ¿Te gusta alguno? — Me pregunta mi madre.
— Pues... A ver a simple vista me gustan todos pero sólo viendo el exterior no puedo decidir. Tengo que ver el interior para ver si se ajusta a nuestras necesidades.
— Vale, empecemos por ese local náutico — me dice señalando con el dedo.
Hemos mirado ya casi todos los locales del puerto y no he conseguido nada. O no alquilan el fin de semana o no tienen fecha disponible. Estoy a punto de darme por vencido.
— Lo he dejado demasiado tiempo, ahora ya es muy tarde y no voy a conseguir nada. Quizá si lo reservo ahora podamos hacerlo para su cumpleaños o para nuestro aniversario.
— No te des por vencido hijo. Además si quieres hacerlo por vuestro aniversario espera al menos a saber a qué universidad vais a ir. No tiene sentido que lo reserves aquí si a lo mejor os vais a estudiar muy lejos.
Pues también tiene razón aunque no creo que nos vayamos muy lejos. Luna ha echado raíces aquí y aunque sus hermanos estén de viaje la casa que tienen la han comprado, es suya. No creo que quiera irse muy lejos, su intención es estudiar en el estado de Washington.
— Venga, miramos en ese local de ahí y si no conseguimos nada pensaremos otra cosa, ¿vale?
— Vale — digo no demasiado convencido.
El local es mucho más pequeño que los demás y no tiene mala pinta pero no parece tener mucha fama por aquí. Entramos y nos atiende una mujer muy simpática, me pregunta para qué fecha lo quiero y confirma que tiene un velero disponible. No tenía en mente que fuera un velero pero bueno por verlo no pierdo nada, ya que estamos aquí... La mujer llama por teléfono y poco después un hombre no mucho mayor que mi madre entra en el local, se presenta como Peter y nos pide que le sigamos. Nos lleva hasta su velero, estéticamente es bonito pero me importa más el interior. Nos invita a subir a bordo y nos enseña la cabina donde está el timón y la zona superior de descanso donde hay varias tumbonas y un sofá. Bajamos las escaleras y nos indica dónde está la cocina y dos camarotes con baños incluidos. Nos enseña en el que dormiríamos nosotros y me quedo alucinado.
— Confieso que no esperaba que encontrásemos un barco así — digo admirando el suelo. Es totalmente de cristal y se ve el fondo marino. A Luna le va a encantar.
— Es maravilloso — dice mi madre aplaudiendo. — Además es un camarote muy grande. Voy a ver el baño — dice abriendo la puerta y entrando en la estancia.
— Este barco está pensado para parejas — me susurra Peter — así que los camarotes están insonorizados.
— Bueno es saberlo — digo riendo, ese comentario me ha hecho gracia y me ha convencido.
El barco está muy bien, cuando lo vi por fuera no pensé que estuviera tan bien equipado. Me ha quedado claro que no hay que juzgar sin conocer.
— Me encanta — digo cuando mi madre sale del baño. — Quiero alquilarlo para el fin de semana que viene, el sábado 18 y el domingo 19. La idea es salir el sábado por la mañana, navegar e intentar ver mamíferos marinos.
— Sin problema. Conozco varias zonas donde suele haber avistamientos. Los buscaremos pero no prometo nada ya que son animales que están en constante movimiento. Además también suelo visitar una zona donde si queréis podéis bucear o hacer snorkel con tortugas.
— Eso sería fantástico — le digo con una sonrisa.
— Si tenías pensado hacer algo especial de cena o comida puedes traerme la compra el viernes por la noche y yo me encargo de todo.
— ¡Genial! — aplaude mi madre, está muy emocionada.
— Hay trato entonces — le digo dándole la mano.
Volvemos al local para formalizar la reserva y nos intercambiamos los números de teléfono para estar en contacto. Me pide también que le diga nuestras tallas para guardar neoprenos y aletas. Dejo una señal a modo de reserva y volvemos al coche. Lo he conseguido y estoy muy feliz por ello.
— Yo me encargo de hablar con Tom — dice mi madre cuando arranca el coche. — Voy a ponerle al corriente de tu sorpresa y le daré una lista con las cosas que debe guardar en la maleta de Luna.
— Muchas gracias mamá. No lo habría conseguido sin ti.
— Para eso estoy hijo, además me ha hecho mucha ilusión hacer esto contigo. ¡Estoy nerviosa y todo!
— Ya lo veo — respondo riendo.
Al llegar a casa Katy nos interroga acerca de dónde estábamos y por qué no la hemos llevado con nosotros.
— Estabas durmiendo hermanita — digo divertido. — Hemos ido al puerto, acabo de reservar la sorpresa de San Valentín para Luna.
— ¡Cuéntamelo todo! — Me coge de la mano y me lleva al sofá.
— Vamos a pasar un fin de semana en el mar. He alquilado un barco con patrón y vamos a ir a ver ballenas y delfines y a hacer snorkel con tortugas.
— ¡En serio! ¡Me muero de envidia! — Grita Katy llevándose las manos a la cabeza. Es muy expresiva.
— Sí — respondo riendo. — Pensé que lo estaba preparando demasiado tarde pero he tenido suerte. Lo hemos pasado muy mal, sobre todo ella y quiero darle una alegría. ¿Sabes? La primera vez que salimos a cenar...
— Cuando os besasteis — me interrumpe Katy.
— Sí, cuando nos besamos, hablamos de lo bonito que sería navegar juntos y ver delfines, vi sus ojos tan brillantes que me enamoré de ellos pero sólo duró un segundo, se apagaron y la oí susurrar que eso nunca pasaría así que he pensado que sería un regalo muy bonito para San Valentín.
— Eres un romántico — dice Katy dándome un codazo cariñoso.
— Sí, lo soy. Por ella lo soy. ¿Tú vas a prepararle algo especial a Alan?
— Sí, he reservado una habitación de hotel en Seattle, de esas que tienen un jacuzzi gigante.
— Estoy seguro de que vais a pasarlo muy bien — digo divertido.
— Eso dalo por hecho.
Por la tarde invitamos a Luna a ver una película con nosotros y voy corriendo a abrir la puerta en cuanto oigo el timbre. Cojo a Luna en brazos y doy vueltas con ella.
— Estás preciosa — le digo cuando la bajo al suelo y le doy un beso.
— Tú sí que estás precioso — responde con una sonrisa, echaba de menos esa sonrisa. — ¡Katy! — Grita en cuanto ve a mi hermana y entra corriendo para abrazarla.
— ¡Bombón! — Responde mi hermana. — Vamos al salón. ¡Derek haz palomitas! — Me grita mientras camina. Esta chica no tiene remedio.
Hago dos bolsas de palomitas y las llevo al salón junto con unos refrescos.
— ¿Has pensado en hacer algo especial por San Valentín? — Me pregunta Luna mientras Katy elige una película.
— ¿Y tú? — Evito su pregunta formulando otra.
— Había pensado que podríamos ir a cenar al restaurante donde tuvimos nuestra primera cita. O nuestra primera no cita — dice riendo. — Yo invito.
— Me parece estupendo — respondo sacando mi móvil. — Tengo el número guardado, voy a llamar a ver si tienen mesa.
Luna me coge la mano que tengo libre y se recuesta en mi hombro. Tienen mesa disponible y reservo una a nombre de Luna, como invita ella le hace ilusión que esté a su nombre. Confirmo la reserva para el martes catorce a las ocho de la tarde y Luna me da un beso en cuanto cuelgo.
— Eres el mejor.
Cogemos las palomitas y le damos al play. Minutos después recibo un mensaje de Tom. Luna no se ha dado cuenta así que lo abro.
Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por Luna. No sé qué pasaría si ella no te tuviera. Eres lo mejor que ha podido pasarle.
Sólo quiero que sea feliz.
Mi madre ha debido llamarle ya, está muy emocionada y no la culpo. La verdad es que yo estoy muy nervioso, estoy deseando que llegue el sábado por la mañana y ver la cara que pone cuando vea el barco. Media hora después recibo otro mensaje, esta vez es de Sam. Miro a Luna y está comentando la escena con Katy así que aprovecho para leerlo y contestar.
Cuando regrese quiero que vengas a casa a cenar con nosotros. No sé cómo agradecerte todo lo que haces. A Luna le va a encantar tu regalo, le vas a hacer muy feliz.
Es lo único que quiero, que sea feliz. Acepto esa cena de agradecimiento.
¿Sólo cena? Sabes que también te quedarás a dormir así que te invito también a unas palomitas para ver una peli después de cenar.
Hecho.
Sam es divertido. Siempre está bromeando y le encanta lanzar indirectas, o más bien directas, por mensaje. He visto conversaciones de Luna con sus hermanos por el grupo que tienen y son desternillantes.
— ¿Te quedas a dormir? — Le pregunto a Luna al final de la tarde.
— Me encantaría pero Tom se queda más tranquilo si duermo en casa.
— Lo entiendo, es lógico. Nos vemos mañana — le digo dándole un suave beso en los labios.
— Lo estoy deseando — me abraza e inhala mi aroma, adoro cuando hace eso.
La veo muy bien, hace sólo dos días que ha terminado el juicio y ha pegado un cambio brutal. Está mucho más tranquila, más alegre y ha vuelto a sonreír.
Dulces sueños princesa.
Sabes que soñaré contigo.
Entonces serán sueños divertidos
¡Claro! Porque mis sueños son como la vida contigo: bonita, divertida y sorprendente.
¡Qué bonito! Aunque no tanto como tú.
Buenas noches mi rey.
Buenas noches amor.
Se nota que la tensión poco a poco va abandonando nuestros cuerpos porque ya duermo bien sin despertarme a cada rato y parece que Luna no ha vuelto a tener pesadillas y eso es muy buena señal. Aunque algo me dice que nuestra calma no va a durar mucho.
Y estoy en lo cierto. El lunes a primera hora recibo un mensaje de Lucy.
Reúnete conmigo en el bufete y diles a tus padres que vengan también. Es importante. El juez ha dictado sentencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro