Capítulo VII
Alan envía el enlace de un hotel bastante económico, no lo pensamos dos veces y reservamos habitaciones. Katy se pone como loca a guardar ropa en la maleta y le grita a Luna que espera que le haya hecho caso y se haya guardado sus mejores vestidos porque ella quiere salir de fiesta. Conociendo a Luna seguramente se ha reído y los ha guardado, a Katy es mejor no enfadarla. Además, seguro que con tal de salir de fiesta se llevaría a Luna y Anna de compras por todo Seattle, lo que reduciría mi fin de semana de celebración a sólo compras y fiesta y tampoco quiero eso, me gustaría explorar Seattle.
— Voy a ayudar a tu hermana a hacer la maleta o si no guardará todo el armario y tendrá que ir su equipaje sólo en el coche — me dice Luna riendo.
— Sí, mejor ve y frénala un poco que ya la conocemos.
Se pone de puntillas para darme un beso y sube las escaleras.
— Imagino que Katy ya te ha dicho nuestros planes — le digo a mi madre sentándome en la cocina.
— Más bien me lo ha gritado, creo que se ha enterado todo el barrio de que os vais de viaje — me responde riendo. — Me parece muy bien que salgáis, es repentino pero me parece bien, así os despejáis un poco.
— Sólo vamos a celebrar mi cumpleaños — le digo extrañado. ¿Despejarnos?
— Ya lo sé hijo.
— ¿Te pasa algo, mamá?
— No, ¿y a vosotros?
— No — respondo confuso. Se me está escapando algo.
— Sé que me ocultáis algo. Luna no ha vuelto a ser la misma desde Nochevieja. Estaba muy feliz contigo aquella noche en el balcón del restaurante, bailando después de las campanadas y... — Se sienta a mi lado y respira hondo. — Sé que algo está pasando, y algo muy malo para que esa chica pierda su vitalidad. ¿Ha ocurrido algo con sus hermanos?
— No, con ellos no — mierda, he hablado demasiado.
— ¿Entonces con quién? ¿Mary ha vuelto a molestarla?
— No mamá, no es nada de eso. Mary por suerte está tranquila — y más la vale. Espero no volver a verla en mucho tiempo.
— Entonces, el problema lo tiene conmigo, ¿verdad?
— No, claro que no — cojo su mano entre las mías y la aprieto — escucha mamá, a Luna no la pasa nada contigo ni con sus hermanos — bueno, con ellos sí, pero no se lo puedo decir aún, — recuerda que cuando fuimos a denunciar el inspector le hizo contar su versión y tener que revivirlo y contarlo todo de nuevo fue muy duro. Dale un poco de tiempo, la conoces y sabes que es mejor no agobiarla. Además está pendiente el tema del juicio y estamos todos un poco nerviosos, eso es todo — le suelto todo de golpe y agacho la cabeza, ahora mismo no puedo mantener la mirada. No me gusta mentir a mi madre pero no es algo que deba contarle yo.
— Tienes razón, cuando esté lista hablará conmigo.
— Gracias mamá. Por cierto, ¿tenemos chocolate?
— Sí, ¿os apetece?
— Sí, voy a hacer un poco, ¿quieres tú una taza?
— No gracias.
Le doy un beso en la mejilla y hago tres tazas de chocolate caliente, sé que nos van a venir bien a todos. Cojo una bandeja y las subo a la planta de arriba, le doy a Katy la suya y me lo agradece dándome un beso. Después entro en mi habitación y cierro la puerta.
— Habéis terminado pronto.
— Porque le he hecho yo el equipaje — responde riendo. — ¿Has hecho chocolate?
— Sí — le digo con una sonrisa.
— Muchas gracias — coge una taza y bebe un pequeño sorbo que por su cara sé que le sabe a gloria.
— Te conozco un poco, Luna Miller, y sé que ahora mismo lo que más necesitas es un poco de chocolate.
— Te equivocas, Derek Jones, lo que más necesito es chocolate y a ti.
Dejo su taza en la mesilla y me tumbo encima suya. Abre las piernas para que me coloque en medio y la beso suavemente.
— ¿No te ha preguntado tu madre por qué hacías chocolate? En todo el tiempo que he estado viviendo aquí no he visto que lo toméis.
— Sí, me ha preguntado y también me ha preguntado si pasa algo. Insiste en saber qué ocurre y la he calmado un poco diciendo que lo pasamos mal el día de la denuncia y que el juicio nos tiene nerviosos, pero sabe que pasa algo más gordo que eso.
— No me gusta mentir a nadie pero no quiero decirle nada. No quiero joder su amistad por algo que seguramente sea mentira.
— Pequeña, Tom la conoce. Es mucha casualidad.
— Ya lo sé, me estoy autoengañando — dice frotándose la cara con las manos. Se las aparto y le doy un beso en la frente.
— Sea lo que sea, lo afrontaremos juntos.
Cojo las tazas de chocolate y las bebemos viendo la televisión.
Poco después Luna se queda dormida y yo aprovecho para hacer mi equipaje. Tardo sólo unos minutos, apago la lamparita y me acuesto abrazando a mi chica.
A las 10h estamos ya montados en el coche. Alan ha recogido a Justin y Anna y han llegado puntuales. Katy se montó con Alan y Anna en el coche y Justin viene con nosotros. Luna se ha levantado muy emocionada y la sonrisa que tiene es preciosa, hacía mucho que no la veía sonreír así y eso me da la vida.
— Hay muchísimas cosas que hacer en Seattle, voy a llamar a Katy y decidimos qué hacer.
Conecta su móvil al bluetooth del coche y mi hermana contesta al segundo tono.
— Coche dos a coche uno, ¿Cómo va todo por ahí? — Responde Katy como si estuviera hablando por un walkie-talkie.
— Todo bien coche dos, ¿y vosotros?
— Ahora genial, has interrumpido el karaoke de Katy y Anna — dice Alan riendo.
— Encima de que te hacemos el viaje más ameno.
Silencio.
— Creo que Alan no opina lo mismo — ahora el que se ríe soy yo.
— Bueno — empieza Luna aguantándose la risa — ¿Qué os apetece hacer este maravilloso fin de semana?
— Obviamente hay que visitar la Aguja Espacial — aporta Anna.
— ¡Genial! ¿Compro entradas para las 17h? Así vemos el atardecer.
— Perfecto — responde Katy. — Yo vi anoche una actividad de miedo, se llama Terrores y Fantasmas y te lleva por la parte histórica de Seattle, te explican las leyendas más famosas y te llevan por el antiguo cementerio y el primer depósito de cadáveres.
— Uf — suelta Luna, sé que no le gustan esas cosas.
— Venga, será divertido — insiste Katy. — Podemos coger las entradas para las 20h, ¡así después nos vamos de fiesta!
— Venga vale me has convencido — empieza a reírse Luna. — ¿Los demás estáis de acuerdo?
— ¡Sí! — Respondemos todos.
— ¿Hay algo más que os apetezca hacer?
— ¡Salir de fiesta! — Responde Katy.
— A parte — le digo yo riendo. Ante el silencio de los demás decido que ya está todo acordado.
Luna y Katy compran las entradas y en menos tiempo del que pensaba llegamos a Seattle. No había apenas tráfico y a las 11.15h ya estamos registrándonos en el hotel. Dejamos el equipaje en las habitaciones y salimos a dar un paseo. Esta ciudad me gusta mucho, es muy bonita y me he estado informando sobre las universidades que hay aquí. Tienen un buen programa de Paleontología, además del museo más famoso donde seguramente pueda hacer prácticas. Sé que Luna va a querer estudiar aquí y yo estoy luchando para poder seguirla. No creo que pueda estudiar en la misma universidad que ella pero sí he visto que un campus cercano tiene un buen programa de Fisioterapia. Luna me saca de mis pensamientos cogiendo mi mano y yo le sonrío. Está preciosa, suelto su mano para pasarle el brazo por sus hombros y la atraigo hacia mí para besarla la cabeza. Ella pasa su brazo por mis caderas y caminamos así todo el trayecto.
Invito a todos a comer en Vía Tribunal, hacen unas pizzas buenísimas y son bastante grandes. Cuando terminamos continuamos recorriendo las calles hasta que llegamos a la Aguja Espacial. Nos ponemos en la cola y esperamos nuestro turno para subir. Reconozco que la espera merece la pena porque hay unas vistas alucinantes. Todos nos quedamos impactados y nos acercamos a la cristalera para ver mejor. La verdad es que mirar hacia abajo da un poco de vértigo pero las vistas del mar desde aquí son impresionantes.
Hago unas cuantas fotos de las vistas, del sol cayendo sobre el mar y de mi chica observando el horizonte. Me coloco detrás de ella y la abrazo por detrás.
— ¿En qué piensas? — Le pregunto besando su cuello.
— Hace mucho que no vengo por aquí. Cuando era pequeña me encantaba subir y ver el mar. Me traía unos prismáticos porque pensaba que como desde aquí se ve todo el mar, podría ver delfines y ballenas — me cuenta nostálgica.
— ¿Conseguiste ver alguno?
— No — responde riendo. — Es muy difícil ver desde aquí pero aún así lo seguí intentando.
— Seguro que tus hermanos te subían a sus hombros para que pudieras ver más lejos aún.
— Cuando ellos venían sí.
— ¿No siempre venías con ellos?
— No — creo que mi pregunta la ha puesto triste y es lo último que quiero — solíamos venir con mi padre pero cuando falleció dejamos de venir. Unos meses después volví a venir con Dory, nuestra vecina de enfrente. Ella me traía todos los meses.
— La querías mucho, ¿verdad?
— Sí. Fue lo que más me dolió cuando decidí irme de aquí. Fue duro dejar la casa donde crecí pero tenía tan mal recuerdo que preferí alejarme todo lo posible, lo único que me frenaba era Dory. Mis hermanos le contaron lo ocurrido y ella nos animó a irnos, a ver mundo, pero sí me advirtió que no dejase de estudiar o me perseguiría el resto de mi vida.
No puedo evitarlo y me echo a reír, no la conozco pero ya me cae bien.
— ¿Te gustaría estudiar aquí? — Le pregunto de repente.
— Sí, la verdad es que sí. Esta ciudad me gusta mucho y le tengo echado el ojo a una universidad desde que empecé el instituto. Pero sé que es muy difícil entrar.
— Seguro que lo consigues. Eres muy buena estudiante y las universidades se van a pelear por ti.
— Y por ti también — dice girándose y poniéndose frente a mí. — ¿Tú quieres estudiar aquí?
— Sí, quiero ir dónde tú vayas. Además, he visto que hay un buen programa de Fisioterapia, así que voy a luchar para que me admitan.
— Vas a conseguirlo, estoy muy segura de ello.
— Teniendo una profesora como tú seguro que saco las mejores notas.
Eso hace que se sonroje y agacho la cabeza para darle un beso. Ella juguetona me muerde el labio inferior, se aprieta más a mí y me devuelve el beso. Estudiar los dos en la misma ciudad sería un paso para comenzar una vida con ella y ahora mismo es lo que más me apetece.
Ya ha anochecido y la luna se refleja sobre el mar, señal de que ya nos tenemos que ir.
— ¡Vamos tortolitos! — Nos grita Katy eufórica. — ¡Es hora de ir al cementerio a ver fantasmas!
No sé qué me das más miedo, si ir al cementerio de noche o mi hermana.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro