Capítulo LIV
¿Puedo ir a tu graduación?
Lo que me faltaba para empezar el día. «Al menos esta vez pide permiso, aunque se ha vuelto a saltar la orden de que no me escriba» pienso. Tengo dudas sobre si quiero que venga a mi graduación, por un lado no quiero pero por otro quiero que vea que he conseguido graduarme y restregarle por la cara que no ha podido conmigo.
No sé qué hacer. Necesito consejo de sabios.
— Buenos días hermanito — saludo entrando en la cocina.
— Hola cielo, ¿estás bien? — Sam ha captado mi estado de ánimo nada más mirarme.
— Sí, creo. Eliana me ha mandado un mensaje preguntando si puede venir a mi graduación, pero aún no la he contestado.
— ¿Qué la vas a decir? — Pregunta sentándose conmigo en la mesa de la cocina.
— No lo sé. Por un lado no quiero pero por otro quiero darle con mi diploma en la cara y decirla: no has podido conmigo, me he graduado.
— Puedes hacer lo que quieras, cariño. Sea lo que sea estará bien y no tienes por qué contestarla ahora. Aún tienes tiempo — me tranquiliza poniendo su mano sobre la mía y al mirarle a los ojos sé exactamente lo que debo hacer.
— No quiero que venga ella. Quiero que venga Dory — sentencio y la mirada de mi hermano se ilumina. — ¿Podrías darme su número? Se ha perdido muchas cosas, tenemos que recuperar mucho tiempo de relación y quiero que sea ella quien vea cómo recojo mi diploma. Es más, ¿podríamos ir a Seattle para decírselo en persona?
— Es una gran idea, hermanita — dice abrazándome. — Pero es mejor que la llames. Hoy iba a hablar contigo, tenemos que irnos de la ciudad.
— ¿Qué? — Pregunto sorprendida.
— No te preocupes, no es nada malo. Vamos a inaugurar en pocos días y queremos que vengas. Ahora ya estás libre de exámenes, no tienes ninguna carga y mucho tiempo libre así que nos gustaría que estuvieras con nosotros. Obviamente Derek y Katy también están invitados — dice emocionado.
— ¡Qué bien! ¡Claro que sí! — Le abrazo fuerte y sonrío. — Tengo muchas ganas de acompañaros en la inauguración.
— Ya estás tardando en llamar a Katy y Derek para invitarles. Mientras hablas con ellos te mando el número de Dory.
— ¡Ahora vuelvo!
Subo las escaleras de dos en dos y hago una videollamada grupal a Katy y Derek.
— ¡Hola chicos! — Les saludo cuando veo sus bellos rostros.
— Buenos días princesa.
— Hola bombón — saluda Katy un poco apagada.
— ¡Tengo noticias! — Grito emocionada. — ¡Mis hermanos nos han invitado a ir con ellos a la inauguración! ¿Venís? — Pregunto nerviosa.
— Por supuesto nena, cuenta conmigo — responde Derek con una sonrisa preciosa.
— Yo... — Comienza Katy, — yo no nena, lo siento mucho pero no puedo. Tengo cosas que hacer antes de marcharme.
— ¿Marcharte? — Pregunto confundida.
— Os dejo solas para que habléis — Derek me manda un beso y se desconecta.
— ¿Qué ocurre?
— Alan me lo ha contado todo — confiesa.
Oh oh, mierda. ¿Se avecina el desastre? No creo, Derek me habría llamado si Katy estuviera mal, o enfadada conmigo.
— Katy, lo siento mucho... — comienzo pero me corta.
— No lo sientas, lo entiendo perfectamente y no estoy enfadada. Al contrario, os agradezco que hayáis respetado mi cumpleaños y que hayáis ayudado a Alan, le habéis tranquilizado mucho y habéis sido su apoyo.
— Me daba miedo tu reacción. Bueno a mí y a todos — confieso con risa nerviosa.
— Lo entiendo, pero creo que en el fondo ya lo sabía. Cuando tu hermano nos dijo que esos hombres eran ojeadores en el fondo sabía que venían por Alan, solo que no quería verlo. Hemos estado hablando largo y tendido sobre el asunto con mis padres y los suyos y he decido irme con él. Ellos me van a ayudar a buscar un centro donde poder estudiar y el equipo nos está ayudando a encontrar una casa.
— Eso significa... — abro los ojos y veo cómo los suyos comienzan a brillar.
— ¡Que voy a vivir con Alan! — Grita emocionada.
— ¡Sí! — Exclamo aliviada de verla feliz.
— Pero te voy a echar mucho de menos, a ti y a todos — su semblante de repente se vuelve triste, ahora mismo tiene muchas emociones y la entiendo.
— No, para nada — la tranquilizo. — Alan y tú vais a vivir en Seattle y, si dios quiere, nosotros también porque estudiaremos allí. Puede que no estemos tan cerca pero seguiremos viéndonos. Sobre todo cuando Alan juegue, porque espero encontrar mis entradas gratis en la taquilla — bromeo.
— Eso dalo por hecho — responde guiñándome un ojo. — Por eso no puedo asistir a la inauguración. Os agradezco mucho la invitación pero tenemos muchas cosas que organizar y, aunque tenemos tiempo, no quiero que se nos eche el tiempo encima.
— Lo entiendo, no te preocupes. Además, las casas es mejor que vayáis a verlas, no os fieis de las fotos — aconsejo.
— Por eso vamos a estar tan liados. Espero que hagas muchas fotos y vídeos y que os pongáis súper guapos.
— Dalo por hecho. Tengo que contaros otra cosa, ¿puedo añadir a Derek a la conversación? — Pregunto.
— Claro que sí — responde Katy y añade a su hermano a la videollamada.
— Hola de nuevo preciosas — nos saluda — ¿todo bien?
— Todo perfecto — respondemos a la vez.
— He pedido a Katy que te agregue porque tengo una noticia que daros. Eliana me ha escrito preguntando si puede venir a la graduación — ambos abren la boca pero hago un gesto para que me dejen continuar — aún no la he respondido pero voy a decirla que no. He estado pensando y quiero que venga mi abuela. Voy a llamar a Dory para que sea ella quien asista a mi graduación.
— Muy bien hecho preciosa, es la decisión más sabia — me aplaude Derek.
— ¡Claro que sí! — Aplaude Katy también. — Pues no te quitamos tiempo. ¡Llámala!
— Ya mismo voy. Katy, si necesitas cualquier cosa llámame, da igual la hora. Y Derek, ve preparando la maleta porque creo que salimos dentro de pocos días.
— ¡Salimos mañana! — Grita Sam al otro lado de la puerta y yo me río.
— ¡Cotilla! — Le grito y oigo cómo se ríe. — Pues ya has oído, mañana despegamos rumbo a España.
— Voy a hacer la maleta, luego te veo.
— Os quiero chicos — me despido.
— Y nosotros a ti.
Les mando un beso y cuelgo. Miro las notificaciones y tengo un mensaje de Sam, me ha mandado el número de Dory. Antes de llamarla tengo que contestar a Eliana.
No, lo siento pero es mejor que no vengas. No quiero que asistas.
De acuerdo, lo entiendo.
Su respuesta llega inmediatamente y me hace pensar que ha estado esperando todo este rato a que yo contestara, pero no me afecta, no me da pena. Lo siento pero yo no tengo madre y tú no tienes una hija. Prefiero que siga siendo de esta forma. Guardo el número de Dory y emocionada marco.
— ¿Sí? — Oigo su voz al otro lado de la línea y tengo que tragarme las lágrimas que se agolpan en mis ojos.
— Hola Dory — saludo lo más alegre que puedo.
— ¿Luna? — Pregunta confusa.
— ¡Sí!
— ¡Mi niña! ¡Cuánto me alegra saber de ti! ¿Qué tal va todo? ¿Cómo estás?
— Muy bien, todo muy bien. Ya hemos terminado los exámenes así que ya se acabó todo el estrés. Ya sólo queda esperar la respuesta de las universidades — le cuento alegre.
— Yo estoy tranquila en este sentido, estoy convencida de que tú y Derek vais a entrar en la universidad que queréis — dice muy segura.
— ¿Y tú qué tal? — Pregunto pensando cómo explicarle todo lo que ha ocurrido.
— Muy bien cariño, todo tranquilo. Ya sabes que a mi edad hay pocas novedades — responde alegre. — ¿Tienes todo listo para la graduación?
— Sí. Ya tengo el vestido y mis hermanos me han regalado la toga y el birrete, está todo controlado. Además, de eso mismo quería hablarte.
— Claro dime, ¿qué te preocupa?
— Me gustaría saber si querrías venir a mi graduación — oigo cómo se queda sin respiración, — me haría mucha ilusión que mi abuela me viera coger mi diploma — digo con la voz ahogada al final.
— Mi adorada nieta... Ya lo sabes todo — dice con voz ahogada ella también.
— Sí, lo sé todo. Eliana vino a casa hace unas semanas y me lo contó todo.
— ¿Y cómo estás? — Pregunta preocupada
— Ahora bien, pero no te voy a mentir, lo he pasado muy mal. Ahora estoy mejor porque Kelly me está ayudando. Kelly es mi psicóloga — aclaro — y gracias a ella estoy superándolo.
— Me alegro mucho de oírte bien, de verdad.
— Siento mucho todo lo que has pasado, si llego a saber que eras mi abuela, yo... — me corta de repente.
— No, cariño, no digas nada. No es momento de lamentaciones, ya lo sabes todo y no tiene sentido seguir dándole vueltas. Yo te vi crecer y tus hermanos no han dejado de enviarme fotos y vídeos tuyos. No lo sabías pero siempre he sabido dónde estabais, lo que hacíais y te he visto crecer aunque haya sido a través de una pantalla.
— Ay abuela — no puedo evitarlo y empiezo a llorar.
— No llores mi niña. Ahora es momento de estar felices. ¡Voy a ir a tu graduación! Tengo que comprarme un vestido e ir a la peluquería. Ya verás, voy a ser la envidia de todas mis amigas — dice bromeando y me río con ella.
— Eso seguro, eres la abuela más guapa del universo — la halago y ella se ríe.
— Tus hermanos me han dicho que os marcháis de viaje, que ya toca la última inauguración.
— Sí, mañana nos vamos a prepararlo todo — le explico — pero volveremos a tiempo para la graduación.
— Eso no lo dudo. Gracias por haberme llamado, me has hecho muy feliz — dice despidiéndose.
— Yo también me alegro, después de mucho tiempo me siento completa — le confieso.
— Estoy deseando verte, cuídate mi niña.
— Igualmente.
Nos mandamos unos besos y colgamos.
— ¿Puedo pasar? — Pregunta Sam abriendo la puerta y asiento con la cabeza. — Bien hecho hermanita — dice sentándose a mi lado y pasando su brazo por mis hombros, atrayéndome hacia él para abrazarme.
— Gracias por dejar que la llame yo, estoy deseando verla.
— Yo también. Me hace muy feliz que por fin sientas que tienes una familia completa — confiesa.
— Siempre hemos sido una familia completa, pero ahora con mi abuela siento que es mejor.
— Claro que sí cielo. Venga, vamos a hacer las maletas. Guarda dos vestidos — dice saliendo de mi habitación — uno formal y otro más informal.
— Formal e informal, oído cocina — respondo y abro mi armario.
Creo que la mejor elección para el vestido informal es el rosa de mi cumpleaños y para el formal el dorado largo. Sí, creo que he acertado.
Por la noche llega Derek, cenamos y nos acostamos, nos toca madrugar.
A las 8:10h estamos ya sentados en el avión listos para despegar.
No hay vuelo directo pero este es el mejor que han encontrado. A las 16.20h tenemos que bajar para hacer escala así que aprovechamos para comer y llamar a Tom y Derek llama a Olivia.
— ¡Preciosa! ¡Qué gusto veros a todos! — Dice cuando descuelga la videollamada. — Bueno, todos no, ¿y Katy?
— No va a poder venir. Te lo iba a contar cuando llegásemos. A Alan le han fichado los SeaHawks y Katy ha decidido irse con él. Está buscando centro para estudiar en Seattle y también están buscando casa para vivir juntos — explico.
— Es una gran noticia, ¿se lo ha tomado bien? — Pregunta sabiendo cómo es Katy.
— Sí, la verdad que sí. Hablé ayer con ella y se la veía tranquila y feliz. Bueno, tranquila dentro de lo que cabe, está un poco agobiada porque tienen que preparar muchas cosas, pero le hace mucha ilusión vivir con Alan y se alegra mucho por él. Es una gran oportunidad.
— Sí que lo es, yo también me alegro mucho por él. ¿El vuelo llegará según lo previsto? — Pregunta Tom.
— En principio sí, de todas formas intentaré avisarte cuando estemos llegando — responde Sam.
— No te preocupes, a la hora indicada estaré esperando, si se retrasa da igual, allí estaré — promete Tom.
Oímos cómo llaman a los pasajeros de nuestro vuelo y Derek cuelga el teléfono.
— Tenemos que irnos. ¡Nos vemos mañana! — Exclamo.
— ¡Buen vuelo! — Responde y colgamos.
A las 18.10h ya estamos en el aire, así que parece que todo va según lo planeado. Lo malo es que aún faltan unas ocho horas de vuelo así que vemos películas en el portátil de Sam y en las pantallas que tenemos en nuestros asientos. Sobre las 21:00h nos traen la cena pero estoy tan nerviosa que apenas pruebo bocado.
Miro el reloj y son las 23h, debería dormir un poco y, antes de pensarlo, ya se me están cerrando los ojos, estoy agotada.
— Cariño. Despierta Luna.
Noto como Sam me zarandea y abro un ojo.
— Estamos llegando — dice señalando la ventanilla y la veo.
Estamos sobrevolando la capital: Madrid, qué bonita eres.
Bastante rato después, cuando ya hemos desembarcado y hemos conseguido recoger nuestras maletas con éxito, salimos y al final del pasillo le veo: Tom, mi adorado hermano. Le doy mi maleta a Derek y salgo corriendo en su dirección. Tom me coge en brazos y me levanta del suelo.
— Preciosa, cuántas ganas tenía de verte — confiesa llenando mi cara de besos.
— Y yo a ti, te he echado mucho de menos.
— ¡Hermano! — Exclama Sam y ambos se dan un abrazo.
— Hola Derek — saluda Tom, le coge la mano y le atrae hacia sí para darle un abrazo que Derek le devuelve.
— Vamos al hotel — Sam coge su maleta y comienza a caminar en dirección al parking.
El local que van a abrir mis hermanos está en plena Gran vía Madrileña y su hotel también está ahí. Derek está impactado con todo lo que ve y yo también, el hotel es súper lujoso, una preciosidad. Han tenido la amabilidad de reservar una habitación para los dos, son los mejores.
Dejamos las maletas y vamos a desayunar lo que más me gusta: chocolate con churros.
Al haber vivido aquí un tiempo sé hablar español y me hace mucha gracia cómo Derek pronuncia ''churos'' en vez de ''churros''.
Hacemos un poco de turismo y le enseñamos a Derek la Gran vía, Callao, La Playa Mayor de la Puerta del Sol y terminamos comiendo unos bocadillos en el mejor parque de Madrid: El Retiro.
A las 19:00h volvemos al hotel, tenemos una cena muy importante de negocios en el restaurante exclusivo que tiene el hotel y voy a conocer a los famosos inversores.
— Para esto querías que me trajera el vestido largo — digo con risa nerviosa.
— Sí — confiesa Sam.
— No te preocupes, son hombres muy amables — me tranquiliza Tom. — Pero tenéis que ser puntuales, no les gusta nada la impuntualidad.
— Les parece una falta de respeto — aclara Sam.
— Pues me dejáis mucho más tranquila — digo con ironía.
— No te preocupes, va a ir todo genial. Vosotros sólo poneos guapos, les vais a encantar — nos dice Tom.
Nos acompañan hasta la puerta de nuestra habitación, que está al lado de las suyas y entramos.
— ¿Nerviosa? — Pregunta Derek.
— Aterrada — confieso.
— No lo estés, irá todo bien. Me ha encantado hacer turismo por Madrid, ojalá nos dé tiempo a hacer un poco más antes de irnos — cambia de tema para intentar tranquilizarme aunque esta vez no funciona mucho.
— Creo que voy a darme una ducha — entro al baño y empiezo a quitarme la ropa.
Entro en la ducha y cuando el agua resbala por mi cuerpo noto a Derek detrás de mí. Me rodea con sus brazos y me giro para quedar cara a cara con él.
Su sonrisa me lo dice todo.
Menos mal que está él para quitarme los nervios.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro