8
—Jimin, ¿has apagado ya el horno?
Jimin miró a Jungkook desorientado.
—¿Qué?
—¡Te dije hace media hora que apagases el horno!
Jimin frunció el ceño.
—No, no lo hiciste.
—¿Me estás llamando mentiroso?
—Jungkook, tengo buena memoria, sé que no me lo has dicho.
—Es increíble, ¡me estás llamando mentiroso! -Jungkook bufó y se dirigió al horno para apagarlo.
Cuando lo abrió, una gran humareda se coló por toda la cocina.- Oooh...que caloor desprende esto, dios mío...uff -comenzó a quitarse la camiseta y fingiendo un calor exagerado- creo que saldré a la calle a tomar aire fresco...ojalá esa vecina que siempre me mira como si fuese un pastel pueda echarme agua encima con la manguera de su jardín...
Jimin puso los ojos en blanco.
—Jungkook, ni se te ocurra...
—¡OH DIOS ME ESTOY ASANDO!
Jungkook corrió con el torso desnudo hacia la puerta de la casa y la abrió de inmediato.
Casualidad o no, aquella vecina se encontraba en el jardín regando las plantas, pero al ver a Jungkook salir tan repentinamente y sin camiseta, se le cayó la manguera al suelo.
Jungkook corrió hacia ella.
—Oh, por favor, riégame con tu mejor chorro, te lo ruego, estoy ardiendo...
La vecina, boquiabierta, recogió nerviosa la manguera del césped pero no apuntó a Jungkook con ella. Jimin estaba detrás.
—¿Qué mierda haces? Pensaba que las ratas odiaban el agua.
—Yo pensaba que los enanos en un jardín eran mudos, pero ya veo que no. -contestó furioso Jungkook.
—Eres un idiota, no puedo creer que hayas hecho esto sólo por que el otro día te molestó que me quitase la camiseta en el parque.
—Y tú eres un estúpido por, por...¡por que lo eres! Y no tengo que dar más explicación.
—Jeon Jungkook...
—Park Jimin...
—Yo...-la vecina habló y ambos chicos giraron sus cabezas veloces, casi habían olvidado su presencia- Yo mejor riego en otro momento... -dijo antes de dejar la manguera y huir corriendo al interior de su casa.
—Como decía, Jeon Jungkook...eres idiota.
—Lo mismo iba diciendo yo, Park Jimin.
—Eres un celoso.
—Y un rencoroso, no lo olvides.
—Y un infantil.
—Uno muy astuto.
Jimin sonrió.
—Y todo por mi culpa.
—Totalmente de acuerdo, sacas todo lo malo de mi.
Jimin observó varios segundos los ojos de Jungkook en silencio, antes de coger por sorpresa al menor por el torso para cargarlo en su espalda y correr al interior de su casa, aún llena de humo en la cocina.
Subieron al dormitorio y Jimin lanzó a Jungkook contra la cama.
—Venga Kook, saca toda tu rabia ahora mismo.
Ambos jóvenes sonrieron antes de comenzar a desnudarse el uno al otro con cierta rudeza debido a las ganas que se tenían.
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