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Me levanto por la mañana, pensando en que regalarle a Jimin a pesar de que aún falta una semana, ¿¡y qué me encuentro?
Me encuentro con que no está en la cama, no está en la cocina...me asomo a la ventana y está ayudando a una de nuestras vecinas ancianas a plantar unas flores en su jardín con una sonrisa de lo más sincera en su rostro.
No puedo.
No puedo con él.
Es un verdadero ángel.
No merezco su amor, jamás podré ser tan bueno como él.
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