Capítulo XXIX
A las 7.00h estoy en el Grill sentada y con los cafés pedidos.
Estoy nerviosa por contarle a Katy las novedades, imagino que ella estará feliz de oírlo pero tengo ciertas dudas.
Recibo un mensaje y mientras saco el móvil oigo la campanita de la puerta de entrada del Grill.
Buenos días mi pequeña Luna.
— ¿Y ese mensaje? — Dice una voz detrás de mí.
Bloqueo el móvil y me giro a mirar. Es Katy, menos mal.
— Buenos días a ti también.
— Desembucha, venga cuéntame todo.
— ¿Directa al grano eh? — Le digo con una sonrisa nerviosa.
— Obvio, cuando quedamos aquí tan temprano es por algo. Venga cuenta.
Respiro profundamente, le doy las gracias al camarero por los cafés y bebo un sorbo. Está ardiendo y me he quemado pero me da igual.
Katy me mira pero no dice nada. Aprovecho para contestar el mensaje.
Buenos días guapo.
— Ayer quedé con tu hermano.
— Lo sé.
— Y hablamos de... muchas cosas.
— También lo sé — dice asintiendo con la cabeza.
— Y me pidió salir.
— ¿De verdad? ¡Qué bien! ¡Cuánto me alegro por vosotros! Espera... tú le has dicho que...
— Que sí — me río.
Se pone a dar saltitos en su asiento y aplaude.
De repente se levanta, se sienta a mi lado y me abraza.
— Estoy tan contenta por vosotros. Llevaba un tiempo deseando que esto pasara. ¡Qué emoción! Ya me imaginé que ayer había pasado algo porque mi hermano volvió a ser el de siempre. No quiso contarme nada, sólo que habíais hablado, y eso que le insistí mucho. — Hace una pausa y me mira. — ¡Venga! Cuéntamelo todo.
Me río y le relato el día que pasamos ayer.
Ella está encantada escuchando mientras bebe su café. Cuando le digo que jugamos con el bizcocho se ríe. Cuando le cuento dónde me llevó, pone ojitos, y cuando le cuento la conversación que tuvimos y cómo me pidió salir, aplaude y dice que fue todo muy bonito y romántico.
Ella sabe cuál es ese parque. Ha ido alguna vez y es precioso. Aplaude la decisión de Derek de haberme llevado allí.
Se nos hace tarde así que pago los cafés y nos vamos a clase.
El día no podía ir mejor. No había rastro de Luke ni Mary. No habían venido a clase e imagino que para lo que quedaba de día no iban a aparecer.
Derek y yo teníamos un juego. Nos buscábamos con la mirada. Rozábamos nuestras manos en cuanto teníamos ocasión.
A la hora de comer nos sentamos todos juntos en una mesa del comedor.
— ¿Venís mañana al partido? — Pregunta Alan.
— Por supuesto cariño. — Le responde Katy poniendo ojitos.
— ¿Quieres que pase a recogerte Luna?
— No te preocupes Justin, vamos a ir juntos. — Responde Derek.
Los chicos nos miran, seguro que se imaginan algo pero no se atreven a preguntar. Derek se ríe, me pasa su brazo por mis hombros y me besa la cabeza.
— ¿Estáis juntos? ¿Vosotros dos? — Pregunta Justin sonriendo.
— ¡Ya era hora! — Dice Alan.
Todos nos reímos y seguimos hablando del partido de mañana. Es importante, como todos, pero al menos juegan aquí.
Estamos de camino al aula cuando Justin me coge del brazo.
— Me alegro mucho por vosotros Luna. La verdad es que no me ha sorprendido. Era algo inevitable.
— ¿Tú crees?
— ¡Pues claro! Sólo había que ver las miradas que te echaba Derek cuando no te dabas cuenta — dice riendo.
Me alegro de que nuestros amigos se lo hayan tomando tan bien. Estoy muy contenta hoy.
Al terminar las clases, Derek me pregunta si luego puedo pasarme por su casa y seguimos con el trabajo. Aún faltan unos días para entregarlo pero así está un rato conmigo.
Por mí no hay problema, así que quedo en ir a verle cuando acabe de entrenar.
Toco el timbre de su casa sobre las 18.30h y me abre Olivia.
— ¡Luna, cariño! ¿Qué tal estás? — Dice mientras me abraza.
— Muy bien, gracias. ¿Y tú que tal?
— Muy bien también. Ven conmigo a la cocina, Derek aún no ha llegado. ¿Te apetece tomar algo?
— No, gracias.
Voy con ella a la cocina y me siento en la isleta.
— Mis hermanos quieren agradeceros todo lo que habéis hecho por mí y os quieren invitar este sábado a cenar. ¿Os apetece?
— ¡Claro que sí! ¿Llevamos algo?
— No, no hace falta. No te preocupes.
Poco después llega Derek. Viene con el pelo mojado así que se habrá duchado en el vestuario.
— Que os sea leve el trabajo — dice Olivia y se va al salón.
Derek coge mi mano y me guía escaleras arriba. Katy está en casa de Alan y Ted está trabajando, así que estamos solos en la planta de arriba.
Cuando entro en su habitación, saco los libros y me siento en la cama.
— ¿Qué? — Pregunto cuando veo que Derek tiene la mirada fija en mí.
— Nada. Sólo que... ya he terminado el trabajo.
— ¿De verdad?
— Sí.
Saca de un cajón el trabajo encuadernado y me lo entrega. Le echo un vistazo y sonrío orgullosa de él.
— Está perfecto.
— Muchas gracias. Entonces... tenemos toda la tarde libre para nosotros. — Sonríe y sale de la habitación.
Al poco rato me llega el olor a palomitas. Sube con un bol lleno y dos coca-colas.
— ¿Vemos una peli? — Me pregunta encendiendo la tv.
— ¡Claro!
Escogemos una de Marvel, nos sentamos en la cama y pasa su brazo por mis hombros. Me encanta cuando hace eso.
Llevamos poco de película cuando noto que algo me golpea la mano. No hago caso, no habrá sido nada. Vuelvo a notarlo y veo una palomita en la cama. La recojo y veo venir volando otra.
Así que quiere jugar.
Me deshago de su abrazo, cojo una palomita y se la tiro también.
Él coge otra, la lanza y se cuela por debajo de mi camiseta.
— ¡Canasta! — Dice levantando los brazos.
No puedo evitar reírme, cojo otra y antes de lanzarla me sujeta ambos brazos, me recuesta sobre la cama y empieza a hacerme cosquillas.
No no, no puedo con las cosquillas, tengo demasiadas.
Intento zafarme de él pero es imposible. Sujeta mis muñecas con una sola mano y con la otra continúa haciendo cosquillas en mis costados.
Estoy ahogándome de la risa cuando decide que ya ha sido suficiente. Cuando me relajo, abro los ojos y está encima mía, mirándome. Me pierdo en esos ojos azules, son tan bonitos.
Sonríe y me besa. Adoro sus besos, son suaves, lentos y profundos. Suelta mis muñecas y me acaricia la cara.
Empieza a darme besos por la mejilla, la oreja, el cuello y yo me estoy empezando a calentar.
Noto su mano en mi vientre, la ha metido por debajo de mi camiseta y empieza a subirla.
Siento que ardo entera. Siento un fuego interno que me recorre de pies a cabeza, un fuego que arde en sitios donde hacía mucho no sentía nada.
Cierro los ojos, sus besos en mi cuello son suaves, sus labios son gentiles con mi piel.
Siento que su mano llega a mi sujetador. Abro los ojos rápidamente.
— Derek... Derek para, por favor.
— ¿Estás bien pequeña? ¿Qué te pasa?
— Tu... tu madre está abajo. Creo que... que no es el momento.
Oímos ruidos en la planta de abajo y él asiente.
— Tienes razón, perdona. Me dejé llevar.
— Tranquilo, no pasa nada.
Nos incorporamos y seguimos viendo la peli.
Cuando termina no sé qué decirle. Le veo tranquilo pero seguro que le ha molestado.
— Gracias por las palomitas, me lo he pasado bien.
— Yo también.
Me está sonriendo pero no como otras veces. Le noto raro.
— Creo que debería irme ya.
— ¿Quieres que te acompañe?
— No es necesario, muchas gracias.
Salimos de la habitación justo en el momento en que Olivia está subiendo las escaleras.
— Iba a preguntarte si querías quedarte a cenar.
— Me voy ya a casa pero gracias de todos modos.
— Nos vemos el sábado entonces. — Da media vuelta y baja las escaleras.
Derek me coge de la mano y me mira.
— He invitado a tus padres a cenar el sábado.
— Es verdad, va a ser divertido.
— Sí, seguro que sí.
Me acompaña a la puerta y agacha la cabeza para darme un beso.
— Avísame cuando llegues.
— Siempre.
Le doy otro beso y salgo.
Le aviso en cuanto llego a casa y ceno con mis hermanos.
Durante la cena no hablamos mucho, están mirando unos documentos. Espero que no tengan que volver a salir pronto.
Esta vez soy yo quien le mando un mensaje de buenas noches.
Buenas noches guapo.
Tarda unos minutos en contestar.
Buenas noches pequeña.
Estoy preocupada, no parecía enfadado y se ha mostrado cariñoso pero...
Pero no le veo igual que siempre.
A lo mejor soy yo que veo cosas donde no las hay.
Tengo que hablar con él.
No sé cuándo, pero tengo que decírselo. Debe saber por qué le paré hoy.
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