Capítulo LIX
Aparco el coche en la entrada y me quedo dentro. Tengo una extraña sensación, un presentimiento de que algo no va bien. No quiero entrar en casa pero contra más lo retrase...
Cojo aire y salgo del coche.
Cuando entro, encuentro a mis hermanos sentados en la mesa de la cocina.
— Hola — les digo.
— Hola preciosa — contesta Tom.
Sam ni me mira ni me saluda. Esto pinta muy mal.
— Me estáis asustando un poco.
— No te preocupes, no pasa nada. Ayer tuvimos una reunión con nuestros inversores. Están nerviosos porque se está retrasando la expansión aunque no todo es culpa nuestra. Ellos renovaron una parte de la plantilla y han tenido que rehacer algunos acuerdos. Pensaron que aprovecharíamos el tiempo para terminar nuestro plan de negocio, pero hemos ido despacio para poder pasar aquí tu cumpleaños.
— Entiendo.
— Ahora están cabreados y quieren ver movimiento ya. — Me muerdo el carrillo y agacho la mirada. — Pero hemos conseguido llegar a un acuerdo.
— Menos mal — respiro un poco más aliviada.
— No cantes victoria aún.
— Sam, por favor... — Tom le pide calma con la mirada.
— No, Tom. Se lo estás maquillando todo mucho y ya es mayorcita para saber la verdad. Díselo de una vez, sabía que tarde o temprano pasaría.
— Sam, sal de la cocina, por favor.
— No...
— ¡Que te vayas! — Me sobresalto ante el grito de Tom. Él nunca pierde los nervios y menos con nosotros.
Sam sale de la cocina maldiciendo y pega un portazo cuando se encierra en su habitación.
— Tom...
— Perdona Luna, no quería asustarte. Mira, están cambiando muchas cosas del plan de marketing que hizo Sam y eso no le gusta. Le tienen de los nervios pero eso no le permite tratarte así.
— Siento que estáis así por mi culpa.
— ¿Por qué piensas eso?
— Porque queríais pasar mi cumpleaños aquí conmigo y yo os presioné para estar juntos en Navidad. Me da la sensación de que lo estáis retrasando demasiado y que vuestro negocio se puede ir a la mierda.
— No preciosa, no pienses eso. Nosotros sabíamos perfectamente lo que estábamos haciendo y ambos estábamos de acuerdo. No le tengas en cuenta su actitud, está nervioso y ya sabes cómo se pone cuando las cosas no salen como él quiere. Hablaré luego con él, por eso no te preocupes. Pero sí debo decirte que no podemos aplazarlo más. Tenemos que empezar a movernos y ya hay fecha para nuestro viaje. Nos vamos después de Acción de Gracias.
— Eso es la semana que viene.
— Exacto. Nos marchamos el viernes y...
— ¿Y...? — No me gusta lo que viene ahora.
— Y no tenemos fecha de vuelta.
— ¡¿Qué?!
Coge mi mano por encima de la mesa y me mira a los ojos. — Querían que saliéramos mañana mismo pero hemos conseguido retrasarlo hasta después de Acción de Gracias, con la condición de que hagamos un sólo viaje y lo movamos todo lo más rápido que podamos. El viernes salimos para Nueva York. Después iremos a Italia y después, a España.
— De acuerdo — consigo articular después de respirar hondo. Me muerdo con fuerza el carrillo para evitar derramar mis lágrimas.
Tom se levanta y me abraza. — Preciosa, te llamaremos todos los días, si pasa cualquier cosa, estaremos de vuelta antes de que te des cuenta. He hablado con Olivia y no vas a estar sola, puedes pasar en su casa todo el tiempo que quieras, como si quieres hacer las maletas e irte allí a vivir hasta que volvamos. O si lo prefieres, puede venirse Derek a vivir aquí contigo, puedes hacer lo que desees, sabes que confiamos en ti. Aunque me quedaría más tranquilo si te vas a casa de Olivia, es mucho tiempo...
— Lo sé. Te quedas más tranquilo si hay un adulto cerca.
— Sí. Sé que con Derek nunca va a pasarte nada, pero me quedo más tranquilo si estás también con Olivia y Ted.
— De acuerdo — me abrazo más fuerte a él y apoyo la cabeza en su pecho. — Sabía que algo no marchaba bien. Esta mañana Sam estaba muy irascible. Sigo pensado que estáis así por mi culpa.
— No lo pienses porque no es verdad. Nosotros teníamos nuestros planes para cuando te fueras a la universidad pero, por suerte o por desgracia, se han adelantado.
— Por desgracia nunca, por suerte. Vais a cumplir vuestro sueño, así que es una suerte, aunque haya pasado ahora.
— Te queremos mucho Luna, lo sabes, ¿verdad?
— Claro que sí.
Besa mi cabeza y sale de la cocina. — Voy a hablar con Sam.
— Yo voy a irme a dar una vuelta.
— Ten cuidado y no vuelvas tarde.
Cojo mi abrigo y salgo a la calle. Respiro hondo y las primeras lágrimas ruedan por mi mejilla.
Empiezo a caminar sin rumbo fijo. Subo la cremallera del abrigo hasta arriba y meto mis manos en mis bolsillos, hace bastante frío ya.
Por mucho que Tom diga que no, soy muy cabezona y sigo pensando que están así por mi culpa. Tendrían que haberse ido ya, pero aún siguen aquí. Dijeron que este año sería diferente, que pasarían casi todo el tiempo conmigo, pero las cosas nunca salen como las planeas.
Soy muy independiente pero no quieren dejarme sola. Quizá si no hubiera hecho amigos aquí, me habría ido con ellos. No sería la primera vez que estudio online.
Sólo estamos nosotros tres, no tenemos más familia. Nuestros tíos o primos estarán en algún lugar del mundo pero, cuando nuestra madre nos abandonó, la familia se rompió.
Tengo que asumirlo pronto. En algún momento nuestros caminos tenían que separarse.
No estoy preparada para separarme de mis hermanos, creo que nunca lo estaré.
Sin darme cuenta he llegado a la plaza del pueblo. Me siento en un banco e intento dejar la mente en blanco, distrayéndome viendo a la gente pasar.
Me fijo en un par de chicos que caminan uno al lado del otro y se despiden con un abrazo. Uno monta en un coche y se marcha, el otro camina hacia aquí.
— ¿Luna?
— ¿Justin? ¿Qué haces aquí?
— Dando una vuelta con mi primo — se sienta a mi lado — ¿y tú?
— He discutido con Sam. ¿Tienes un primo de tu edad?
— Es un par de años mayor que yo. Es mi primo por parte de padre, ¿qué ha pasado?
— Se marchan Justin, se van y no tienen fecha de regreso. Sam está de los nervios porque están modificando unas cosas en las que lleva trabajando mucho tiempo y eso no le gusta. Estaba de mal humor y hemos discutido. Siempre ha sido así, cuando uno está mal lo paga con el otro. Tom es quien pone paz entre nosotros.
— Bueno, ninguna familia es perfecta — dice pasando su brazo por mis hombros. Apoyo la cabeza en él y respiro hondo.
— Ya lo sé. Llevamos mucho tiempo llevándonos bien. Es un encanto de chico pero hay veces que no podemos evitar chocar.
— Lo siento Luna. Seguro que están de vuelta antes de que te des cuenta. Mientras tanto, aprovecha el tiempo con ellos. Mañana, cuando se haya relajado el ambiente, habla con Sam y arreglad las cosas.
— Eso haré.
— Y si necesitas cualquier cosa sabes que puedes contar conmigo. Bueno, conmigo y con todos.
— Sabes que te quiero, ¿verdad?
— Sí, lo sé. Supe que me ibas a querer desde que te di el maravilloso y exclusivo tour.
No puedo evitar reírme, anda que no han cambiado las cosas desde entonces.
— Sí, te quiero desde ese mismo momento — ambos nos reímos.
— Vamos, te llevo a casa.
Me deja en la entrada de mi casa y se marcha. Respiro hondo y abro la puerta. Lo primero que veo es a Sam, está esperándome sentado en la escalera.
— Luna... Lo siento mucho, hermanita — tiene lágrimas en los ojos.
— Yo también lo siento — voy corriendo y le abrazo, los dos lloramos y con nuestras lágrimas y nuestro abrazo nos decimos todo lo que no podemos con palabras.
Cuando nos separamos, veo que Tom nos está mirando desde la cocina, nos guiña un ojo y continúa haciendo la cena.
Sam y yo vamos y le ayudamos. Cenamos los tres juntos como una familia feliz. Aún no es Acción de Gracias, pero yo doy gracias por tener una familia como esta.
Después de cenar, recogemos y subo a mi cuarto. Son las 22.30h, es un poco tarde pero necesito hablar con Derek.
— Hola amor, iba a llamarte ahora.
— Hola pequeño, lo siento, las cosas se han torcido un poco.
— Lo sé, Justin me ha escrito y me ha contado un poco.
— ¿Qué te ha contado?
— Que te vio en la plaza cuando se despedía de su primo. Estabas muy triste y se quedó contigo.
— Mis hermanos se marchan el día después de Acción de Gracias. Han tenido problemas con los inversores por retrasar el viaje y, a parte, están modificando muchas cosas de las que hizo Sam, temas de marketing y demás y eso no le ha sentado bien. Estaba de mal humor, discutimos y yo me fui. Empecé a caminar y llegué a la plaza del pueblo.
— Espero que te hayas abrigado bien, la plaza está lejos de tu casa y hace mucho frío.
— Sí, tranquilo, iba bien abrigada.
— ¿Y cómo estás nena?
— Mejor. Sam y yo nos hemos arreglado y estoy asumiendo las circunstancias. Es algo que ya sabía desde hace tiempo y he llegado a la conclusión de que nunca estaré lista para despedirme de ellos. Así que simplemente lo asumo y vivo día a día.
— Es lo mejor que puedes hacer. Nadie está listo para despedirse de sus familiares, pero nosotros estaremos aquí para ayudarte.
— Lo sé, Tom ha hablado con tu madre y creo que voy a pasar una buena temporada en tu casa.
— ¿De verdad? Sé que no debería alegrarme, pero estaré encantado de tenerte tan cerca.
Me muerdo el labio. — A mí también me gusta la idea.
— Esa es mi chica — me dice cuando intuye mi sonrisa al otro lado del teléfono.
— No sé cómo lo haces, pero siempre consigues alegrarme en los peores momentos — digo mientras me tumbo en la cama.
— Es un placer hacerlo, amor.
— Mañana nos vemos, ya será miércoles y faltará menos para el fin de semana — digo aplaudiendo.
— ¡Sí! ¿Quieres que pase a recogerte?
— No te preocupes, no hace falta.
— Insisto.
— Si insistes...
— ¿Quedamos a las 7.45h?
— Perfecto, así estamos juntos un ratito.
— Lo estoy deseando. Buenas noches pequeña.
— Dulces sueños mi amor.
Cuelgo y me pongo el pijama. Creo que es lo mejor, vivir día a día, aprovechar todos los buenos momentos que pasaré con mis hermanos y apoyarme en mis amigos cuando se marchen. Mis amigos son mi otra familia. La familia que he elegido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro