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Capitulo 2: Nuevo hogar.

Alguien me ha golpeado.

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—¿Lo soportará?—preguntó alguien

¡¡Los meterán presos por esto!!—gritó Delle

Siento mi cuerpo dormido...
La lengua me hormiguea, no puedo hablar, no, es como si algo estuviera en mi boca. 《Me han amordazado》

Los ojos se me nublan y no logro distinguir rostros y las voces las escucho en eco, pero no puedo mover mi campo de visión más allá de ver el círculo de luz inmenso

—Estamos haciendo los preparativos—anunció una voz seria

—Grisha... después de esto...—le habló... ¿mi padre? —¿Que harás tu?

Iré a buscar a Eren—se limita a responder el otro—Han atacado el muro María, ¿no lo sabías?

Un silencio hace que el ambiente sea más tenso de lo que ya era.

—Bueno, que el caos les sirva para irse de aquí. ¿El cuerpo de exploración no los ha buscado?—preguntó de nuevo Grisha

Lo importante es que hagas eso—inquirio una voz femenina, mi madre

Grisha carraspeo, escuche como movió algo de metal.

—Que tu hayas sido inmune y la madre también, no me asegura que ella también lo sea—advirtió Grisha—. Muchas veces los patrones genéticos cambian.—añade en El mismo tono serio

—Grisha si ella no es inmune...—habló tembloroso mi padre

—... ocurrirán dos cosas, que ya no estaremos aquí para descubrirlo—murmuró Grisha—Se volverá un titan o morirá. Es por eso que huyeron, ¿no es cierto?

—Ellos supieron que nadie más en Marley poseía la misma suerte que ella.—respondió papá

《¿Marley? ¿De quienes huyeron? ¿Por qué? 》el sudor me empapaba por completo, sentí mis piernas, mis manos y la mayoría de mis articulaciones se comenzaron a mover como si cobrarán vida.

—Esta pasando El sedante, no nos queda mucho tiempo.—aviso Grisha

Al mismo tiempo que alguien toco la puerta de manera desesperada.

—¡Delle! ¿¡Que sucede?!

Están cerca, ¡¿Como es que me mintieron?! ¡Salir del muro era más creíble!

—Grisha, encárgate de Leah, por favor—rogó mi padre

Pronto como si me sacaran de un sueño mi cuerpo se levanta, pero es jalado por las correas que me amordazan, entre el sudor y las lagrimas causadas por mi desconcierto, no logro ver de forma correcta.

—no, no, no, ¡no me haré cargo de esa niña, el trato era otro, ya es bastante mayor!—espeta Delle

—Te dejaremos el dinero suficiente...

En eso el doctor Grisha se posa frente a mi

y yo nos conocemos así que mantén la calma—incita tapando mis oídos g obligándome a mirarlo

Sus ojos me consumen y tengo un mal presentimiento, me habla pero no soy capaz de entender lo que dice, mi cuerpo tiembla.

—... vas a morir para renacer en otra tu, por protección...—es lo único que entiendo

Bajo mis ojos al lado izquierdo y antes de que me de cuenta, hay una jeringa que la toma, me jala hacia el y me inyecta en la espalda, intento gritar pero suena más a un jadeo y el dolor es horrible.

—Por Eldia... por el milagro formado en los mestizos...













Hace frío...









Hay memorias que yo jamás viví....








¿Estoy muerta?







—¡______!















—¡Vendida!

La gente está dispersa, al único que miro es al hombre que me ha comprado por una suma de dinero que jamás creí ver en mi vida. Siento un hormigueo constante que cubre toda mi columna vertebral.

—¡Anda baja, ya te han comprado mocosa!—exclama el hombre que había hablado con Delle, me empuja y caigo de rodillas.

—¡Oye, imbecil!—algo afilado sale como un resplandor

Cuando alzó la cabeza quien me agredió esta recargado en la pared con una hoja de metal afilada en la boca.

—Mi producto.—dice entre dientes—no tienes derecho a ponerle la mano encima.

Estoy en un estado somnoliento y no soy capaz de procesar el hecho de que no entiendo que ocurrió el día de ayer, hasta hoy. Es como si hubiera dormido y de la nada me informaran que estoy en otro año y en otro lugar.

Me quedo mirando el suelo, y por alguna razón, siento las lagrimas correrme las mejillas, unos segundos después, algo cae sobre mí cabeza, es una capa verde.

—cubrete,  luego me encargaré de lavarla. ¿Sabes montar?—pregunta—Eh, cuando te hablo, mirame—espeta el hombre de cabello azabache sugetandome de la barbilla

Es pálido, de ojos azules y de cabello negro, está ligeramente más alto, lleva una camisa blanca y traje negro. El me analiza y pasa uno de sus pulgares por mi cara limpiando sabrá Dios que.

—Necesitarás un buen baño, antes del interrogatorio.—susurra—¿hablas?

Me arde la garganta cuando intento buscar mi voz, me duele la boca del estómago hasta que se abre mi diafragma e impulsa el sonido de mis palabras

—Si.—mi voz es ronca y minúscula

El asiente.

—no te despegues de mí.—advierte—te vigilare hasta que cualquier sospecha esté disuelta.

Me obliga a tomarle la mano, me lleva al exterior y ahí un caballo negro espera.

—sube.—ordena

Miró el enorme animal y luego observó al dueño de este.

—Pon tu pie en la hebilla que vez ahí—señala, lo hago—ahora, impulsate.

Lo miro con el ceño fruncido.

—te ayudaré.—asegura

Intento tomar impulso sujetando la silla sobre el animal y siento como sujeta mi cadera y llego a treparme sobre el caballo, me tiemblan los brazos y las piernas, al momento en que el caballo acomoda una de sus patas me abrazo a este.

—¡Oye, no lo asustes escuincla!—brama

—¡Me voy a caer!—chillo

Pone los ojos en blanco y entonces se monta detrás mío, al mismo tiempo que me pone el gorro de la capa que me ha dado.

—No mires más que al frente.—menciona una vez que acomoda las riendas en sus manos

—¿Por qué?—musito

—Es una orden, escuincla.—espeta

Hago una mueca por su peculiar forma de llamarme, pero no objeto nada,el caballo comienza andar. Es lento por la gente que hay al rededor, es entonces que mi cerebro comienza a reaccionar y reconozco el camino.

—¿vamos a la superficie?—preguntó y se me acalambra el estómago

El no contesta.

—No, no puedo, moriré.—digo rápidamente y comienzo a buscar como bajar el caballo

—¡Maldita sea, deja de moverte, harás que nos caigamos!—grita claramente furioso

—¡No me importa, no pienso salir!

—¡Hace un momento no parecía un problema!—señala

—¡Morire!—aseguró

Los que están pasando nos miran extrañados entonces el pone una de sus manos en mi vientre y me pega a él, haciendo que su cara quede a la altura de mi oído.

—No morirás.—promete—:no mientras yo esté junto a ti en este caballo, así que hazme el bendito favor de quedarte quieta.

—¿Como estás tan seguro?

—Yo me crié aquí y en algún momento tuve que ir al exterior.—señala

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