Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

002


Emily.               ℑ𝔫𝔡𝔦𝔤𝔫𝔲𝔰. 𝐿&𝒟.

El sol estaba sobre la cima del cielo, alumbrando las calles y creando una sensación de sosiego para las personas. Sin embargo, no todas las personas sentían aquella sensación, algunas estaban tan sumidas en sus pensamientos y las preocupaciones que lo único que sentían era desespero.

El sol se colaba con agresividad por el ventanal de la habitación de Emily, haciendo que ésta se despertará del sueño que la consumía. Sintió un leve dolor de cabeza y la boca seca por tantas lágrimas derramas.

Sin perder tiempo y con la adrenalina corriendo por sus venas, se levantó de la cama y entró al cuarto del baño buscando una ducha que le refrescara la mente y las ideas.

Tras salir vistió con rapidez y bajo al comedor, viendo a su familia sentados alrededor del comedor esperando por ella.

— Buenos días — saludó, aunque no tenían nada de buenos —. ¿Noticias?

Aún le dolía el corazón cada que recordaba el encuentro de anoche; las lágrimas amenazaban con salir, pero no lloraría. No derramaría ninguna lágrima más por Thomas, y menos enfrente a sus padres, los cuales no tenían idea que su hija mayor mantenía una relación con el hijo de los Cattermole.

— Al parecer hoy volverán a reunirnos en el callejón Diagon.

— ¿Especificaron el por qué?

— Creemos que la noticia será en público.

Cogió una tostada y huevos revueltos, disponiéndose a comer lo más rápido para poder ir al callejón Diagon.

No tenía ningún deseo de participar en aquella locura, pero al parecer no tenía nada por hacer. Lo único que deseaba es que no la aceptarán.

— Emily.

— ¿Sí, Feyre? — giró a ver a su hermana.

— ¿Tú quieres ser aceptada?

— No tengo ningún deseo de ser aceptada.

— ¿Y si lo hacen? Es decir, ¿si te aceptan?

— No tengo pensado asistir, Feyre. Si me aceptan, diré que no quiero participar.

— ¿Crees qué te dejarán irte así de fácil, Emily? — refutó su padre —. Son mortifagosz; si te aceptan, te tomarán a la fuerza.

— Bueno, entonces espero que no sea grata ante los ojos de Draco Malfoy.

Cuando el reloj acariciaba las 5:00 p.m. La familia Cresswell salió de su casa para reunirse con los demás en el callejón.

El corazón de Emily latía atropelladamente mientras que sus ojos viajaban por todo el lugar en busca de Thomas, o Lily.

Se posicionaron sobre un lugar lejano, pero con buena vista; viendo a todos aquellos que estaban reunidos junto a ellos. Habían chicas que chillaban por emoción, otras tenían la expresión triste y hasta había algunas que tenían lágrimas sobre la piel de sus mejillas.

— Todo saldrá bien, Emily.— aseguró su madre en un susurró.

Alzó la vista, en donde dos sombras como nubes se paseaban sobre el cielo con agilidad y firmeza, para después tomar lugar entre el suelo.

Varias personas se reverenciaron ante Draco y Severus, demostrando respeto, o tal vez temor.

Al igual que ayer, Draco Malfoy cubría su rostro con la máscara, dejando ver solamente sus ojos grises. Estaba vestido con un traje negro y sus dedos estaban repletos de anillos de oro.

El hombre cruzó las manos al frente y comenzó a pasearse entre las personas mientras que algunos mortifagos nos pedían que nos acercáramos más, pues estábamos un poco lejanos.

Con pasos torpes, nos acercamos al frente; viendo al temido Draco Malfoy.

Su mirada altiva viajaba por el rostro de cada mujer que se encontraba ante él mientras un mortifago le decía cosas al oído y el asentía ante esas palabras.

— Adelaine Rosier.— vociferó.

Una chica de unos veinte años dio un paso al frente. Cabello rubio, ojos azules y de estatura baja.

Draco extendió la mano hacia ella, esperando a que la antes mencionada la tomará. Cuando lo hizo, se fijó en la mano de la chica y ladeó la cabeza.

— ¿Estatus sanguíneo?

— Pura, señor.— respondió.

— Tus manos dicen otra cosa.

— Lo sé, señor, pero le aseguró que soy de sangre pura.

Asintió bruscamente con la cabeza.— Digna.

Dicho eso, volvió a emprender sus pasos y a pasear su mirada entre las demás chicas.

— Ophelia Prewett.

Otra chica de cabello oscuro, ojos verdes y estatura media, dio un paso al frente. El hombre repitió las mismas acciones que con la chica pasada. Cogió su mano y la contemplo.

— ¿Estatus sanguíneo?

— Pura.

— Digna.

Y así estuvieron por los próximos minutos. Vociferaba un nombre, la mujer daba un paso al frente; le miraba las manos y decidía si era digna o no.

Como era de esperarse, habían más chicas 'dignas' de sangre pura que mestizas, y ante eso, Emily sintió que su corazón se aliviaba.

Al sentir una mano sobre su hombro, giró la cabeza abruptamente, llevándose la mano al pecho.

— ¡Lily! — gimoteó.

— Lamento asustarte — susurró—, pero tenía que llegar hasta ti.

— ¿Qué pasa?

— Cattermole me pidió que te dijera que lo siente.

Emily enarcó una ceja y trató de calmar su corazón que al escuchar el apellido de Thomas se volvió completamente loco.

— No me interesa.

— ¿Qué pasó? — inquirió.

— Nada.— se limitó a contestar.

— Rose Avery.

Una chica dio un paso al frente. Tenía el cabello largo de un color entre cenizo y castaño, ojos grandes y verdes; labios regordetes y estatura media.

Ella no esperó a que él le pidiera la mano. Extendió la mano y la puso frente a sus ojos.

— Digna.— declaró.

— ¿Cuántas van? — cuestionó Emily, completamente nerviosa.

— Treinta y cuatro.

— Falta una.

— Lily Goldstein.

La chica a su lado esbozó una sonrisa y dio un paso al frente.

— Mano.

Ella extendió la mano hacia él, esperando a que la tomará.

— ¿Estatus sanguíneo?

— Mestiza.

Emily se concentró en el rostro cubierto de Draco Malfoy. Podía ver como achicaba los ojos y se mordía el labio inferior en un gesto de concentración.

— Digna.

No sabía si sentir alivio, o asustarse. Su amiga estaba en completas manos de Draco Malfoy, pero había un lado bueno... ella no era digna.

Quería gritar y ponerse a bailar en medio del callejón delante a todos esos ojos expectantes, pero se abstuvo de hacer una escena vergonzosa.

Draco Malfoy alzó la vista y por un segundo sus ojos se encontraron.

— ¿Nombre?

— Emily Cresswell.— respondió, con un hilo de voz.

Se inclinó hacia el hombre a su lado y le preguntó algo, entonces volvió a dirigir su atención a ella.

Solo con verle los ojos sintió una electricidad pasar por todo su cuerpo, erizando su piel y haciendo que su corazón se acelerará como un loco. Alzó la barbilla, tratando de mostrarse segura.

Él giró nuevamente sobre sus talones y se perdió de vista.

Poco a poco, cada chica que fue elegida comenzó a caminar tras los mortifagos.

— Las dignas ya han sido elegidas — escucharon una voz —. Es de suma importancia mencionarles que cada familia de las mujeres seleccionadas contarán con un pago por cada mes de su estadía. Sin embargo, en cuánto una mujer ponga un pie fuera de la mansión por decisión propia o del joven Malfoy, no recibirán ningún pago más.

Cada una de las personas que estaban presentes, comenzaron a irse a sus casas, al igual que la familia Cresswell.

— Esto merece una celebración, ¿cierto? — animó su madre.

—Debo regresar al trabajo.— contestó su padre, y Emily vio a su madre cambiar de expresión.

— Atticus — lo llamó —, nuestra hija está a salvo.

— Y me alegro de ello, Amanda, pero no puedo estar perdiendo el tiempo. Celebren ustedes, ya me les uniré más tarde.

El hombre salió de la casa, dando un portazo.

— ¿Por qué estará molesto?

— Por el trabajo, Emily — aseguró Amanda —. No te preocupes.

— ¡Propongo cocinar pancakes para celebrar que Emily no ha sido digna para el señor de ojos bonitos!— vociferó Feyre, dándole un golpe a la mesa.

Emily no lo pudo evitar; al igual que su madre, estalló en una carcajada.

En algo tenía razón su hermana, Draco Malfoy tenía ojos bonitos.

Pasó la tarde celebrando junto a su madre y su hermana, pero su cabeza no dejaba de pensar en Thomas.

Al caer la noche se acostó sobre su cama y clavó la vista sobre el techo blanco mientras que divagaba entre sus pensamientos. «¿No era digna para Draco Malfoy? ¿Por qué le había preguntado su nombre?»

Todo le parecía extraño. De la manera en la que sus ojos escanearon su rostro y preguntó su nombre, como se inclinó hacia su secuaz y le susurró algo al oído y después se marchó.

De algo sí estaba segura, Draco Malfoy estaba loco.

Una luz parpadeante proveniente del exterior interrumpió sus pensamientos. Cogió una bata para cubrirse del frío y se aproximó hacia la ventana, viendo a Thomas Cattermole parado frente a su casa.

Tenía la expresión seria y temblaba a causa del frío.

— ¿Qué quieres? — le preguntó al abrir la ventana.

— Déjame subir.

— No.

— Por favor — unió las manos e hizo un puchero —. Por favor, déjame subir.

— No pierdas tu tiempo, Thomas. No te permitiré subir a mi habitación.

— Lo has hecho antes.

Volvió su mirada hacia su habitación y suspiró, para después ponerse en pie y cerrar la puerta con pestillo.

— Sube.

Thomas apuntó con su varita la pared exterior, haciendo aparecer una escalera. Se acercó con sigilo a esta y comenzó a subir hasta la ventana de Emily.

Una vez que estuvo adentro, se acercó a ella y trató de darle un beso.

— No te acerques mucho y habla rápido.— pidió, cruzando los brazos sobre su pecho.

— ¿Por qué estás enojada? Creí que estábamos bien.

— Pues creíste mal.

— Te he pedido una disculpa.

— Le pediste a Lily que te disculpara.— corrigió.

— Es lo mismo.

— ¡Claro que no lo es! — exclamó en un susurró.

— ¿Qué quieres que haga, Emily? Estaba asustado, temeroso — dio otro paso más al frente —. Pensaba que serías digna ante los ojos de Draco Malfoy, y me asusté por ello, pero yo no quiero perderte. No puedo.

— Demasiado tarde, Thomas — dejó caer sus brazos a sus costados —. ¡Ayer te comportaste como un real idiota! Y no pienso olvidarlo, porque si lo hiciste una vez, volverás a hacerlo.

— ¡No es cierto, Emily! — replicó—. Sabes bien que nunca te haría algo así.

— Pues ayer lo hiciste.

— Pero fue por desespero... Lo siento, Emily. No volverá a pasar.

Cogió una bocanada de aire y lo miró directamente a los ojos, tratando de ver más allá de ellos.

— ¿Por qué lo hiciste?

— Para que fueras libre.

— ¿Libre? — se burló.

— Pensé que si yo me comportaba de tal manera, tú no mirarías atrás cuando te hubiesen elegido.

— Pues no fui elegida.

— Y es por eso que estoy aquí, tratando de remediar mi error.

— Promete que no volverás a tratarme así nunca más, Thomas. Promételo.

Ante esas palabras, Thomas se acercó a Emily y la envolvió en sus brazos, besando su cabeza.

— Lo prometo, mi niña.

Emily le pidió que esperara, entonces bajo a la cocina y buscó algo de comida; una manzana, algo de leche y galletas. Volvió a subir a su habitación, cerró la puerta con pestillo nuevamente y le entregó a Thomas lo que había traído para él.

La familia Cattermole era una familia mestiza, que antes de la guerra Mágica, era una familia rica, no millonaria, pero sí era rica. Sin embargo, todo le fue arrebatado el día que Voldemort llegó al completo poder y control del mundo Mágico, así quedando en la quiebra.

Desde entonces han trabajado entre las familias de sangre pura, ayudándolos en sus grandes casas y vendiendo cosas.

Al igual que los Cattermole, los Cresswell se mantenían dado una tienda la cual arreglaba varitas y llegaba hasta a fabricar. No era algo grande, pero era lo suficiente para mantener una familia.

Observó como Thomas se llevaba el vaso de leche a los labios y le daba un pequeño trago, para después sumergir la galleta dentro de la leche.

Las horas comenzaron a pasar y cuando por fin el reloj acarició las 12:20 a.m. ambos chicos se quedaron dormidos como acostumbraban hacerlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro