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10.

El silencio dentro del auto donde iba la pareja Jung, era realmente ensordecedor. Jin había despertado a mitad de la noche como casi todas las noches y se había topado con la sorpresa de que el pelinegro a su lado no se encontraba ahí como siempre. Lo busco por doquier, en la cocina, en la sala, en el estudio, en los demás cuartos con los que contaba aquel departamento tan grande, pero no estaba. Claro que cuando lo escucho llegar, corrió hasta el cuarto y se recostó en la cama.

—¿A dónde fuiste anoche? —preguntó el pelinegro, rompiendo el silencio dentro del auto, sentado a un lado del otro pelinegro y con la mirada puesta fuera del auto.

—Estuve con unos amigos —respondía a un con la vista fuera del auto —. Llegué pasadas las 12 de la noche —agregaba pues sabía que esa sería la siguiente pregunta de Jin, quién sabía decía la verdad pues varias veces había visto la hora, esa noche.

—Me preocupe cuando no te vi a mi lado como siempre —añadía, centrando esta vez su mirar en su esposo —. La próxima vez que vayas a llegar tarde avísame por favor. Prométemelo —pedía con aquellas miradas tiernas a las que inevitablemente no se podía negar.

—Lo prometo —juraba, colocando sus ojos primero en el pelinegro y luego nuevamente en el camino.

Con sus ojos puestos en el camino comenzó a recordar cada palabra de la conversación que había tenido con Yoongi y Taehyung. De la noche anterior las palabras que más volvían y volvían a su memoria eran aquellas que le había mencionado especialmente al pelirubio, asegurándole que Jin no estaba para nada enamorado de él, que sólo sentía una simple admiración y aunque todo era cierto, Hoseok había omitido que él si se había enamorado de Jin —quién no lo haría una vez que lo conociera—, pero sabía bien toda la historia detrás de su supuesto esposo, desde el motivo por el cuál llegó hasta a él, recordandose todos los días al despertar que tarde o temprano Jin recuperaría la memoria y se iría con quién verdaderamente debía estar, hasta saber a quien tanto amaba el pelinegro, que pese a dolerle un poco lo alegraría, pues nada más le importaba que la alegría de su gran acompañante por casi dos años.

—¿Amor? —lo llamaba suavemente el hermoso pelinegro a su lado.

—Llegamos —respondía, tomando delicada y calmadamente la mano de Jin, depositando un casto beso sobre la espalda de su mano.

—Estás muy raro hoy, ¿seguro te sientes bien?

—Claro que si. Bajemos, no queremos llegar tarde a la reunión con los empresarios de Seul. Hiciste un gran trato ayer —halagaba —Uno muy desinteresado, algo que es realmente bueno —continuaba.

—No todo en la vida es dinero —agregaba risueñamente, repitiendo aquella frase que Hoseok siempre decía al hacer un trato desinteresado.

—Asi es lindo —asentía orgulloso.

Con calma ambos comenzaban a salir del auto, encontrándose con la pequeña sorpresa de ver llegar al igual a los dos empresarios de ayer, Min YoonGi y Kim TaeHyung, luciendo demasiado elegantes, sobre todo el pelirubio quién llevaba puesto un muy elegante traje de color negro, en conjunto con una camisa blanca que resaltaba lo trabajado que su torso estaba, que era cubierta de cierta manera por una sencilla corbata negra, zapatos muy bien lustrados, e un extravajante reloj de plata sobre su muñeca izquierda.

La manzana de adán de Jin, subía y bajaba pesadamente por la tan maravillosa vista que estaba dando el pelirubio, quién le sonreía tranquilamente a él y a su esposo claro.

—Vaya, llegamos a la par —comentaba un tanto divertido TaeHyung, en un intento por esfumar el nerviosismo que le causaba la mirada del supuesto esposo de Jin.

—Así parecer ser —comentaba con una gran sonrisa, que al igual que TaeHyung, era nerviosa —TaeHyung, me gustaría ver la posibilidad de agregar una cláusula al contrato —añadía el pelinegro, llamándolo a ir a su lado, dejando que YoonGi y Jin, subieran juntos.

—S-se, se ve muy ele-elegante —murmuraba con cierto nerviosismo, permitiéndose aspirar el delicioso aroma a café amargó que enamaba del pelirubio.

—Gracias, pero por favor háblame de tu —suplicaba —¿Qué te paso en la mano? —interrogaba, al ver un gran y lrojo rasguño sobre una de sus manos.

—Cierto, lo siento —se disculpada —O, un gato. No se dejó agarrar —comentaba con diversión y nerviosismo.

—Bueno, ahora sabes que no debes intentar volver a tocarlo, al menos no de la manera en que lo intentaste —mencionaba con habilidad.

YoonGi sabía como tratar con mininos feroces claro que sí.

—Por cierto, me gustaría invitarte a comer algo —las manos de Jin al igual que las de YoonGi, comenzaban a sentirse resbalosas —Tengo unas cosas del futuro negocio que tratar y tú esposo me dijo que tenía que tratarlo contigo directamente —explicaba, al sentir la mirada curiosa y perdida que había sobre el rostro de Jin.

—O, claro. Lo veremos en el restaurante que usted nos indiqué a la hora del almuerzo —respondía tan pronto como sus dudas se aclaraban.

—Lo siento lindo, pero tengo una junta al momento del almuerzo, serán sólo ustedes —agregaba HoSeok desde el frente, con su vista posada discretamente sobre el pelinegro a su lado.

—Esta bien —clamaba sonriente

—Bien, te estaré esperando aquí afuera.

—No querrás decir que me estarán esperando afuera —mencionaba con duda pues esperaba el almuerzo fuera de tres, contando definitivamente a TaeHyung.

—No, lo siento. Tengo un asunto importante a esa hora, pero tranquilo estarás en muy buenas manos. YoonGi es muy profesional, es tan capaz que la mayor parte del proyecto fue idea de él —homenajeaba su socio y amigo, ganándose una mirada curiosa y brillante por parte de Jin.

—¿En serio?

—Desde luego Jin, pero claro que TaeHyung lo llevó a un nivel aún mejor. Tengo buenas ideas es cierto, pero TaeHyung las enfoca a gran escala, algo que pocos hacen y más de la manera que él lo hace.

Una mirada recelosa se poso primeramente en el pelinegro al lado de su esposo, quién parecía por demás agradecido con los halagos que el pelirubio le hacía, quién además sonreía al parecer muy complacidamente, ganándose así y en ese momento la mirada recelosa de Jin, quién sin siquiera esperarlo y cayendole como un balde de agua fría le abordaron rápidamente unos recuerdos, unas palabras.


«¡Hey, bonito!

¿Pretendes fugarte con TaeHyung, antes de que siquiera te haga una propuesta de matrimonio?»

—¿Jin? —lo llamó YoonGi, tan pronto se dio cuenta que se perdió en pensamientos.

«—¿Bonito? —susurraba para él —¿TaeHyung? —murmuraba, ganándose una mirada confusa —¿Fugarme con TaeHyung? —las pequeñas palabras e frases dichas por él, mismas que habían abordado su mente, no tenían sentido.»

Fijando su vista en TaeHyung, quién iba un poco adelante se preguntó mentalmente que posibilidad había de que sus recuerdos implicarán a otro hombre llamado Taehyung.

—¿Jin, te sientes bien? —volvia a preguntar el hombre a su lado.

—Sí, estoy bien. Necesitó un poco de aire solamente —agregaba, deteniéndose abruptamente para correr rápidamente hacia afuera, dejando a un YoonGi totalmente confundido pero dispuesto a seguirlo.

—¡Jin, espera! —exclamaba, con toda la intención de correr hacia a él.

—YoonGi, no. Déjalo —pedía HoSeok —. Hace algún tiempo él sufrió un accidente y poco recuerda de aquel suceso. Ahora recordó algo, necesita estar solo para asimilar las cosas que vienen a su mente tan derepente —aclara HoSeok a YoonGi, aunque poco le importa al mismo, pues no quería arriesgarse a perder a Jin de nuevo.

—Me especializo en las perdidas de memoria, puedo ayudarlo —respondía el rubio.

Corriendo como nunca antes, salió de empresas Jung, buscando con la mirada y por todos lados a Jin, para finalmente encontrarlo unas cuadras adelante en un hermoso parque.

—¿Estás bien?

—Depende de cuál sea tu concepto de estar bien —añadía, mirándolo directamente a los ojos —Supongo que HoSeok les contó que tuve un accidente hace casi dos años, donde perdí la mitad de mi vida —contaba, soltando un largo y fuerte suspiro.

—Algo nos comentó —mentía un poco —. ¿Por qué dices que perdiste la mitad de tu vida? —la curiosidad y ganas de abrazarlo querían apoderarse totalmente del pelirubio.

—Bueno, pues una vez que desperté no recordaba absolutamente nada, ni a mi hermana, ni a mi prometido —una pequeña y triste sonrisa apareció entre sus labios —. Sabes que tan frustrante puede ser eso, no sólo para uno, sino para nuestros seres queridos también, es tan agobiante pasar las noches enteras pensando y pensando en quien eras antes de aquél accidente.

—Me lo puedo imaginar —susurraba casi para si mismo.

—Alguna persona cercana a ti, ¿Paso por lo mismo? —interpelaba el pelinegro con curiosidad, centrando totalmente su atención en el pelirubio, el cuál sentía sus ojos humedecerse, pues todo eso le parecía un muy mal chiste.

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