1.
—¡Buenos días amor! —exclama risueño SeokJin, dejando escapar un largo y relajado suspiro al mismo tiempo en que sus brazos se estiran; primero hacia arriba y luego hacia adelante.
—No, no —bufa su tierno esposo, retirándose con el desayuno en brazos en el primer intento que SeokJin hace por recibir aquella mesilla.
Colocando cuidadosamente la mesilla de servicio frente a Jin, HoSeok deposita un tierno beso sobre los labios color cereza de su esposo.
—Mhm... —gime gustoso Jin, al percatarse del delicioso sabor a fresa en aquellos labios que sentía nunca podría dejar de besar.
—¿Cómo amaneció el hombre más guapo del mundo? —pregunta el mayor de los dos, cortando lentamente su primer beso matutino, haciendo sonrojar furiosamente al menor frente a él al permitirle notar como es que sostenía una linda rosa blanca entre sus dedos pulgar e índice.
A SeokJin le encanta lo detallista que es su esposo con él.
—Estupendamente ahora que estás aquí, conmigo —responde el menor, al momento en que recibe aquella hermosa rosa blanca en sus manos. Misma circunstancia que Jin aprovecha para tomar a su esposo de la camisa y acercarlo lo más que puede hasta su rostro, no tardando mucho en resonar fuerte su primer beso matutino.
—Cuidado. No quiero que te vayas a espinar.
Advierte el mayor al divisar los dedos de su esposo muy cerca de un par de espinas. Posando sus manos por encima de las suyas y ocasionando un incremento acelerado en los latidos de su corazón Jin comprobó de nueva cuenta que el haberse casado con Jung HoSeok -su mejor amigo de toda la infancia, según las propias palabras de su hermana-, había sido sin duda alguna, la mejor decisión que hubiese tomado.
Tenazmente, Jin dejo la pequeña pero divina rosa en las manos de HoSeok y se atrevió a emplear la primera broma del día. —Dime algo amor —Con toda la intención del mundo, Jin se aventuró a preguntar algo que sabía pondría furioso a su esposo —. ¿Estamos festejando alguna fecha importante hoy? —fingiendo a la perfección no recordar nada, Jin miró serenamente a HoSeok.
Ambos se encontraban cumpliendo un maravilloso y perfecto año de casados, cosa que recordaba a la perfección Jin pero que no podía desperdiciar la oportunidad para molestar a HoSeok.
—¿Estás hablando en serio SeokJin? —soltó con enojó controlado el mayor, herizando por completó los vellos en la nuca del menor pues su lindo y flamante esposo, lo había llamado SeokJin, cosa que no hacía más que cuando estaba furioso con él.
Y es que HoSeok daba miedo cuando se ponía molestó, ya que, siempre solía ser risueño y desbordante de alegría.
—Si no fuera en serio, no te estaría preguntando. ¡Dah!
Atreviéndose a jugar un poco más con fuego, Jin sujetó entre sus manos las lindas y regordetas mejillas de Hobi quien estaba más que rojo por el coraje.
Acomodándose con mucho cuidado sobre la cama, Jin se dispuso a alejar la charola de servicio de encima de sus piernas, asegurándose de lo que nada de lo que se encontraba encima, se pudiera derramará sobre alguno de los dos.
Tranquilo, Jin depositó la mesita de servicio sobre la mediana mesilla de noche que se encontraba a mitad de la misma habitación.
—Jinnie, no es posible que no te acuerdes que fecha es hoy. —chillo HoSeok, sentándose al final de la cama, cruzando sus brazos a la altura de su pecho aún con la rosa entre sus manos, haciendo lo que parecía ser un berrinche.
—HoSeokie —Con calma, Jin tomó suavemente las mejillas de Hobi y casi enseguida, sonrió. —¿Estás haciendo un berrinche? —Era más que obvio que HoSeok, el bello esposo se encontraba haciendo un berrinche pero eso no le importaba en absoluto a Jin pues la sola idea de ver un asentimiento de su parte era más que lindo.
—¡Sí! —clamó molesto —¿En serio olvidaste que fecha es hoy pelipeli? —De nueva cuenta volvió a preguntar, formando un ligero pero muy tierno puchero con sus labios de fresa.
Sin esperar un poco más, Jin se montó sobre el regazo de su berrinchudo esposo y rodeándolo completamente con sus brazos, ambos se permitieron sentir el calor del cuerpo de ambos que comenzaba a unirse.
—Eres un tontito. Claro que sé que fecha es hoy. —Poniendo cierta distancia entre ellos, Jin sonrió.
—¿En serio? ¿Qué fecha importante es hoy? —preguntó interrogante Hobi.
—Hoy... —Inicio hablando Jin, rozando apenas su nariz contra la de su esposo. —Cumplimos... —continúo Jin, depositando un beso en su frente. —Un año de casados... —finalizó regocijante de alegría.
Hobi estaba en extremo feliz de saber que Jin no había olvidado una fecha tan importante, puesto que apenas terminó de hablar, lo abrazó fuertemente entre sus brazos.
—¡Te amo, te amo, te amo! —expresó jovial Hobi mientras se levantaba de la cama con Jin entre sus brazos, sujetándolo hábilmente.
Su relación, su vida, nada podía ser mejor que eso.
—¡Te amo más HoSeokie!
Al cabo de unos cuántos minutos, HoSeok depósito en la cama a Jin cual si fuera un bebé, apartándose poco a poco de el menor.
—¡¿Qué?! ¡¿He?! ¡¿Porqué me dejas en la cama?! —comentó rápidamente muy curioso.
—Tranquilo, Jinnie. Sólo quiero acercar el desayunó —aclaró, trayendo hasta ellos aquella mesita de noche con el desayuno. —Traje leche, jugo de naranja, café, pan tostado, fresas y... —pauso mientras se giraba hacia a Jin. —¡Muchos besos! —exclamó, tomándole en total sorpresa a Jin.
El panorama era perfecto ante los ojos de Jin. Él podía notar el hermoso traje que traía puesto su esposo; pantalón y un saco de vestir color café oscuro, camisa negra de manga larga.
Todo un Adonis, pensó.
Se veía realmente atractivo.
—¿Haremos travesuras? —preguntó Jin, desabotonando los primeros botones de la hermosa camisa negra de su esposo. —Porqué ese sería sin duda un gran regalo de aniversario. —susurro, acariciando con ambas manos, su piel perfectamente tersa.
—Hoy haremos lo que tú quieras, amor —aseguró Hobi, dando inicio sin más a una larga y acalorada sesión de besos entre ambos.
—Hijo. —llamó la hermosa pelinegra al otro lado del estudio. —El investigador privado vino a verte —sin mucho ánimo levantó su vista, fijandola en aquella dama bien vestida detrás de la puerta.
Ya podía oír las palabras que el investigador le diría; "No pude encontrar ningún indicio que me demostrará que en efecto el jovén Kim SeokJin, siga con vida. Lo lamentó"
Siempre decían las mismas palabras, una y otra vez. Todos los investigadores que Min YoonGi había contratado eran unos incompetentes, todos.
Ya habían pasado casi dos años de aquel fatídico día en que Jin y In Jae habían sufrido tan aparatoso accidente en el que supuestamente Jin había perdió la vida. Casi dos años en que todo entorno a la vida de Min YoonGi, perdió sentido.
Sin Jin, YoonGi no tenía nada, absolutamente nada.
—Haz que pasé, por favor —pidió, volviendo su vista al montón de papeles frente a él.
—Sé que...
—Ahora no, madre. No estoy de humor para oír tus consejos de nuevo. —Interrumpiendo de nueva cuenta a su madre, YoonGi sintió una punzada apoderarse de su pecho. —Escucha bien esto. Él, está vivo y yo lo voy a encontrar, así me llevé la vida en ello. —afirmó el menor, sacándole una sonrisa triste a su madre.
—De acuerdo, cariño. Seguirás contando con nuestro apoyó siempre.
Su no tan pequeño hijo de treinta y dos años, estaba muriendo en vida, el recuerdo de aqueo jovén con el que hacía casi dos años se comprometió lo estaba torturando día y noche y con ello a su madre y padre.
—Adelante. —habló la madre de YoonGi, saliendo tranquilamente del despacho y mientras daba pasó a un hombre de un metro ochenta y tantos, bien parecido. Su tez morena relucía por los últimos rayos de sol que había en el estudio. Su cabello era de diferente color a cuándo lo contrato. Hace dos semanas que lo contrato y su cabello era de un tono plateado, ahora traía un color castaño claro, que combinaba perfectamente con sus ojos de color café oscuro. Su mirada era relajada pero eso no le impedía demostrar la seguridad de la misma. Vestía unos jeans negros ajustados, que hacían juego con una camisa blanca de manga corta, su atuendo era algo informal para ser un investigador privado, al menos al punto de vista de YoonGi.
El pelinegro, atrás del escritorio se levantó con rapidez, abotonado su sacó de color negro, ofreciéndole prontamente asiento a su noveno investigador. —Por favor.
—Tengo noticias —mencionó rápidamente, helando la piel del pelinegro.
—Lo escucho.
—Encontré a la persona que ha buscado durante estos dos años... Está con vida, tal y cómo lo creía —soltó, ocasionando un leve escalofrío dentro del cuerpo del pelinegro. —Usted tuvo razón todo el tiempo. —confirmó lo que YoonGi siempre creyó y sintió. —El motivó por el que ningún investigador lo había encontrado antes, es porque se casó y ahora posee el apeido de su esposo. —YoonGi no prestó más atención, toda ella se había quedado en las palabras "Esta con vida" —Viven en Daegu, su esposo es el dueño de las empresas Jung. Se casaron hace aproximadamente un año. —siguio dando detalles, un poco de todos aquellos datos recabados y más importantes durante su investigación de dos semanas.
El investigador dejó frente a Min YoonGi, una carpeta con todos los datos que había recabado, preguntando a su vez si requería aún más de sus servicios.
—En la carpeta viene su dirección, ¿correcto? —preguntó con demasiada rapidez el pálido.
—Por supuesto. Lo seguí por una semana, todos los lugares a los que fue con más frecuencia están ahí anotados. —comentó velozmente. —Fotos tanto de él como de su esposo y desde luego a quienes frecuentan ambos.
—¡Gracias! —agradeció con alegría YoonGi, tomando un pequeño maletín con varios miles dólares dentro. —Aquí está su pagó. —agregó eufóricamente. —Encontrará unos miles de dólares más, son por su excelente trabajó. —Con calma, YoonGi espero a que el contrario se levantará de donde estaba sentado para así poder acompañarlo hasta la puerta de su casa. —Muchas gracias, nuevamente. Tenga por seguro que lo recomendaré.
—¿Y bien? —preguntaron con bastante intriga su madre y padre, al ver el rostro feliz de su hijo.
—Llamen a los padres de Jin. Tengo muy buenas noticias. —cantó con alegría, dándoles a su vez un poco de paz.
Caminando a pasó veloz, YoonGi se adentro otra vez a su estudio.
Lentamente observó la carpeta sobre su escritorio, la cuál ya estaba abierta, le había dado un vistazo rápido frente al investigador. La carpeta era ancha, había sobres dentro con nombres al frente de las mismas; Fotos, direcciones, amistades y más datos recabados.
El primer sobre que abrió fue el que decía «Jung SeokJin Fotos» La primera foto que tomó, era una de Jin. Su cabello ahora era de color negro, sus ojos seguían teniendo aquel café intenso en el que se perdía discretamente durante clases. Su mirada continuaba reflejando ternura. Vestía un hermoso pantalón azul claro de mezclilla que traía por doquier pequeñas rasgaduras, dejando apreciar partes de sus piernas, en la parte de arriba de su cuerpo, traía una camisa con dos diferentes tonos de rosa, esta era holgada permitiéndole acentuar lo ancho de su espalda.
Observó la foto de Jin, la cuál sostenía con ambas manos por alrededor de 15 minutos, hasta que unos suaves toques en la puerta de madera del estudio le avisaron de la nueva presencia. —Llegaron los padres de Jin. —anunció con calma el padre de YoonGi.
Sin decir nada más que un gracias, comenzó a guardar la foto de entre sus manos, metiéndola rápidamente en la carpeta sobre la mesa, para salir enseguida de su padre.
La enorme sala de la casa de sus padres, ahora era de color blanco a comparación de hace un año, su madre necesitaba ocuparse en algo para no estar todo el tiempo intentando que YoonGi, dejará ir el recuerdo de Jin.
—Gracias por venir. —inicio, dejando la carpeta grande y de color negro, frente a ellos. In Jae y la nana de Jin, también estaban ahí.
Los padres de Jin, estaban totalmente con YoonGi. Se rehusaban a creer que su hijo estaba muerto. Ellos junto a YoonGi, contrataron al primer investigador privado luego de que una mujer les dijera que el estaba vivo antes de que el auto explotará.
La madre de Jin, lloró inmediatamente al ver la foto de su hijo, a pesar de todo, su hijo se veía bien. Con cuidado pasó la foto primero a su esposo quién de igual manera dejo salir un par de pequeñas lágrimas, sin pensarlo le extendió la foto a Sun Hee —la nana de Jin— y de ella a su hermano In Jae.
Aquella tarde, fue la tarde más feliz de todos los que se encontraban en esa sala, las lágrimas no se hicieron esperar desde luego, por fin estaban teniendo una luz de esperanza después de tanto tiempo.
—Iré a Daegu. —mencionó fugazmente YoonGi.
—Iremos contigo. —agregaron los padres de Jin, al igual que Sun Hee e In Jae.
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