El día de la boda

Estaba tan nerviosa que ni siquiera pude desayunar. Mientras la estilista arreglaba mi cabello yo no podía dejar de mirar mi móvil con un poco de tristeza, hacia una semana que le había enviado un mensaje a Yoongi contándole todo lo que había sucedido y para invitarlo a la boda pero el no había contestado, por otro lado Seongwoo me envió un texto pidiendo que no preocupara era solo que Min necesitaba algo de tiempo para asimilar el rechazo.

Mi tía Misun entró a la habitación para dejarme un plato de fruta que ni siquiera me parecía apetitoso y aún así me obligó a comerlo.
El peinado estaba listo y seguía el maquillaje, pedí que no fuera algo tan extravagante por ende terminó muy rápido, algo sencillo pero lindo.
Era la hora de ponerme el vestido, la maquillista me ayudó en todo, mi barriga se notaba cada vez más y gracias al ajuste que le dieron a la prenda me quedó a la perfección.

—¿Puedo pasar? —preguntó Kook fuera de la habitación.

—Sí, entra.

—Dios, noona —me miró de pies a cabeza. —Estás bellísima, aún no me creo que estés a punto de casarte y con alguien a quien no detesto tanto —rió.

—Amas a Jimin, lo sé —le di un ligero golpe en el brazo.

—¿Debería casarme yo con él? —bromeó y seguido suspiró. —Que más da, mientras tú seas feliz por mí está bien, pero juro que lo mataré si te llega a lastimar a ti o a mi sobrina.

—Sí, sí, es lo que siempre dices.

—Perdóname si alguna vez fui demasiado sobreprotector, creí que sin papá tenía que ser yo quien te cuidara apesar de que eres mayor pero supongo que tengo que hacerme a la idea de que ahora tienes un hombre que se encargará de protegerte —noté que una lágrima salió de su parte.

—No llores, Kookie —lo abracé. —Sé que siempre podre contar contigo, sin importar que pase.

—Lo sé —se aclaró la garganta y secó las lágrimas. —Demasiado llanto por hoy, solo venía a decirte que Jimin y yo nos iremos antes y te esperaremos allá.

—Está bien —sonreí.

Cuando Jungkook se marchó, me quedé un rato más arreglando los últimos retoques de mi vestimenta.
Media hora después era tiempo de salir rumbo a la casa de mi futuro suegro para realizar la ceremonia.

Bajé al área donde se suponía me encontraría con el chófer, mi tía se iría conmigo en el mismo auto.

Pude localizar fácilmente al chófer, este había bajado del auto y se acercó un poco vergonzoso a mí.

—Señorita discúlpeme, tengo que ir al baño pero no tardaré, puede ir subiendo al auto —se veía que realmente necesitaba hacer sus necesidades, por lo que no me molesté.

Mi tía y yo avanzamos hasta el auto, me abrió la puerta y me ayudó a entrar en el asiento trasero, al estar todo listo cerró la puerta y subió al asiento del copiloto. Noté que revisó su bolso una y otra vez para después quejarse.

—¿Qué sucede? —le pregunté cuando la vi dispuesta a salir del vehículo.

—Olvidé mi crema de manos en el departamento —reí ligeramente y me relajé. —Iré por ella rápido, no me tardó.

Asentí sin problemas, ella siempre tuvo una piel seca y vivir sin su crema era una pesadilla así que no era algo que pudiera molestarme.

Me dispuse a perder el tiempo mirando mis uñas, la manicura que anteriormente me habían hecho, no tenía nada más que hacer, mi tía llevaba mi móvil así que podría decirse que estaba incomunicada o fuera del área de entretenimiento para la espera en la que me encontraba.

Un par de minutos después el chófer volvió y subió directamente a su asiento, lo noté extraño ya que llevaba una gorra y una mascarilla. Me alarmé cuando lo vi encender el vehículo y avanzar.

—Disculpe, aún no podemos irnos, mi tía no ha vuelto —me ignoró y de pronto escuché que colocó los seguros de las puertas. —Señor, ¿qué hace? Deténgase.

—Perdóname Somin —esa voz. —Pero no voy a detenerme.

—¿Jin? —me enderecé y acerqué al asiento delantero y me arriesgué a quitar la mascarilla que llevaba aunque eso fuese un riesgo y podría haber provocado un accidente que por suerte no sucedió. —¡¿Qué carajos crees que estás haciendo, Kim?!

—No te enojes —replicó con toda serenidad, me miró por un segundo a través del retrovisor y luego regresó su vista al camino. —Te ves... hermosa —aclaró su garganta y dio una vuelta en una esquina, en definitiva no era el camino al lugar de mi boda.

—Jin, por favor, no hagas esto —le hablé con voz tranquila. —Tienes que llevarme al lugar de la boda.

—No, no quiero ver que te cases con alguien que no soy yo —su voz se escuchaba temblorosa. —Me parte el alma saber que hay otro hombre en tu vida y que en estos momentos te está esperando en un altar.

—Eso debiste haberlo pensado cuando me engañaste —las ganas de llorar me atacaron pero supe controlarlas. —Yo te amé, quería con todo mi ser casarme contigo, formar una familia juntos a pesar de que no querías hijos, yo te hubiese seguido hasta el fin del mundo sin importar qué.

—Lo sé y créeme que me arrepiento —suspiró.

Habíamos atravesado un túnel y al salir de este ya no había casas, era un lugar baldío, se orilló en la carretera y apagó el vehículo. Bajó del auto, abrió la puerta de mi lado, me sujetó a la fuerza y me esposó a una de sus manos.

—¿Qué haces? —traté de evitar que me apresara pero no lo logré, nuestras manos ya estaba unidas.

—No tengas miedo, solo quiero hablar contigo y esto es para evitar que escapes —guardó la llave en el bolsillo de su pantalón, me obligó a bajar del auto y caminamos hasta la sombra del único árbol que se veía a la vista.

—Yo no quiero hablar de nada, no me interesa lo que tengas que decir, solo quiero irme de este lugar ahora —exigí.

—Te prometo que te llevaré a tu casa más tarde, pero solo escúchame, ¿sí? —no esperó respuesta y comenzó con su discurso. —Sé que nada justifica mis actos del pasado o del presente, fui un estúpido. No voy a negar que te fui infiel con Hana pero te juro por mi vida que fue solo una vez, estaba ebrio y no sabía lo que hacía, después de eso decidí que no volvería hacer una tontería como esa y me dedicaría únicamente a amarte y darte el mundo entero pero Hana se obsesionó conmigo, me buscaba una y otra vez, me amenazó con contarte la verdad y no tuve otra alternativa que seguirle el juego, yo se que debí haber sido sincero contigo desde el primer momento pero Somin, te amo, tenía miedo de perderte y eso fue lo que pasó, te perdí y me volví loco, el amor de mi vida me había abandonado, no sabía qué hacer, perdóname por todo el daño que te hice, el miedo que te cause.

—Yo... yo no lograba entender porque lo habías hecho, nunca te noté diferente, siempre fuiste muy lindo conmigo, sentía que me amabas tanto como yo a ti pero ese día que encontré a esa chica en tu departamento, no sabes lo mal que me sentí, si tan solo me hubieses contado todo desde el principio quizá hubiéramos buscado una forma de solucionarlo, juntos, pero decidiste callarte y ese fue el error.

—Perdóname, de verdad que estoy muy arrepentido —se acercó a mí y puso su mano libre en mi mejilla. —Dame otra oportunidad, te lo ruego, te prometo que nada de esto volverá a suceder, por favor mi amor, permítete volver a estar en tu vida.

—No —una palabra de dos letras fue suficiente para hacer que una lágrima recorriera su mejilla. —Tú y yo ya no podemos estar juntos por tantas razones, y solo podré decirte la principal, ya no te amo, me enamoré de alguien más, alguien que en este instante debe estar preguntándose por mi desaparición así que si quieres solucionar por lo menos algo, te pido que me lleves a mi boda.

—No lo haré —se alejó levemente —Te dije que te llevaría a tu casa pero no a tu boda.

—Kim Seokjin, deja de ser tan egoísta y llévame a ese lugar.

—No soy egoísta, solo te estoy protegiendo —evitó la mirada.

—¿Protegiendo? ¿De qué hablas?

—Hana vino a verme ayer, si creías que yo estoy loco ella está desquiciada —suspiró. —Me pidió que me aliara con ella para hacer un escándalo en tu boda, dijo que... —sus palabras se cortaron, tragó saliva y continuó. —Dijo que... ya que Jimin la había rechazado no tenía otra alternativa más que acabar con todo, ella quería ir y asesinarlos a los dos, me negué en el instante en el que dijo eso y por eso te rapté, no iba a dejar que te hiciera daño.

—¿Ella... quiere matar a Jimin? —cuestioné pausadamente, mi piel se heló cuando Jin asintió, las lágrimas que tanto había retenido salieron. —No, no, no, no puede ser, Jin por favor tienes que llevarme.

—No, Somin, no puedo permitir que algo malo te pase.

—Y yo no puedo permitir que algo le pase a Jimin —mis nervios estaban de punta. —Tienes que llamar a la policía y decirles lo que va a pasar, tengo que ir y ver que todo esté bien —imaginar a Jimin en la peor escena posible hacía que mis lágrimas inundarán mis ojos.

—No llores, nunca me ha gustado verte llorar —Jin limpió mi rostro. —Carajo, vamos —chasqueó la lengua, sacó la llave de las esposas y las retiró para seguido hacerme subir al auto en el asiento delantero y él conducir.

Mientras íbamos de camino, él llamó a la policía contándoles todo lo que sucedería en la recepción de la boda, al principio a los oficiales les costó un poco creer la situación pero accedieron a enviar una patrulla para la seguridad, yo estaba ansiosa por poder llegar y asegurarme de que todo estaba en orden, de que Jimin se encontraba bien. Tenía tanto miedo y solo deseaba que no fuera demasiado tarde.

Hana loca desquiciada, será capaz de cumplir sus planes? 👀