☾︎ 36 ☾︎
Había recuperado mi puesto de secretaria del presidente, por la mañana escuché un par de comentarios sobre mi regreso pero nada fuera de lo normal. Algunos compañeros incluso hicieron una pequeña sorpresa para darme la bienvenida nuevamente.
Hablé un poco con los contadores y resultó ser que desde que Taehyung publicó la entrevista original, las ganancias en la empresa se dispararon y todos los productos se vendían como pan caliente; gracias a eso los inversionistas no podrían quejarse de nada.
Me encontraba en mi viejo escritorio que extrañaba tanto mientras revisaba el trabajo atrasado. Estaba tan concentrada que no había notado aquella presencia masculina llamándome desde el marco de la puerta.
—Tu novio se pondrá celoso de esa computadora si no le prestas atención —se acercó a mí y plantó un beso en mi mejilla.
—Pues mi novio se pone celoso del aparato electrónico equivocado —soltó una risa. —¿Qué haces aquí?
—Hay una escuela de cocina cerca de aquí y me inscribí, vine para ver si querías ir a comer.
—Por supuesto, yo invito —me levanté tomando mi bolso. —Hay que festejar este gran paso que haz dado, estoy segura de que lo harás muy bien.
—Verás que sí, me esforzaré mucho —sonrió de tal manera que sus ojos desaparecieron, siempre que sucedía eso me daban ataques de ternura.
Salimos juntos de la empresa, no sin antes avisar al presidente Jihoo dejando dicho que no tardaría y cualquier cosa que necesitara podía llamarme.
Al llegar al restaurante fui directamente al tocador para acomodar mi falda ya que la sentía un poco incomoda, el crecimiento de mi barriga comenzaba a afectar mis tallas en ropa.
Al volver con Jimin noté como una chica que no era mesera del lugar le sonreía muy amablemente mientras él se mantenía distante.
Me acerqué a ellos y alcancé a escuchar lo que ella le decía.
—Por favor, no te cuesta nada darme tu número —rió descaradamente.
—Ya te dije que estoy con alguien más, además no eres mi tipo —Jimin no se había dado cuenta que yo estaba cerca.
—Tal vez ella no te conviene, ¿cómo te dejó solo? —bufó.
—¿Acaso no entiendes lo que te dijo? No le interesas —me incluí en la conversación.
—Ajá, ¿y tú eres?
—Su novia, así que por favor retírate —pedí amablemente.
—Pero él y yo estábamos conversando cómodamente —habló con un tono mimado.
—Ya quisieras —respondió Park entre dientes.
—Yo vi que te rechazo, así que ten un poco de dignidad y vete —la tipa se puso un paso delante levantando una ceja mientras sonreía.
—Somin, cariño mejor vayamos a otro lugar —Jimin se paró del asiento y me tomó del brazo, estaba claro que esa chica no cedería tan fácil por lo tanto acepté la petición de Park.
Tomé mi bolso y al momento de girarme, ella tomó un vaso de agua que estaba sobre la mesa y me lo echó encima.
—¡¿Estás loca?! —mi piel se erizó, el agua estaba fría.
—Loca no, satisfecha sí —se fue riendo.
—Dios... te dejó toda empapada —Jimin se quitó su saco y me lo puso encima.
No tuvimos otra opción, volvimos a mi departamento para cambiarme de ropa.
Tomé algo ligero de mi armario y me lo puse, al salir de mi habitación vi la hora, era demasiado tarde como para comer.
—¿Me llevas a la empresa? —le pedí a mi novio quien esperaba pacientemente en la sala.
—Llamé a papá y le conté lo que pasó, dijo que no puedes saltarte las comidas así que no te dejará entrar al menos que hayas comido algo.
—Entonces comamos algo aquí, veré que tengo para cocinar —sonreí ligeramente.
—Wow —rió. —Es impresionante como cambias de expresiones, hace unos minutos en el restaurante estabas hechando humo por las orejas y ahora te ves muy tranquila.
—Pues hace unos minutos quería golpear a esa descarada —bufé.
—¿Qué le pasó a la Somin que un día me dijo que no era celosa? —se acercó a mí por detrás y me abrazó rodeando mi cintura para después depositar un beso en mi cuello.
—No estaba celosa.
—Sí, como no —sus manos se dirigieron al borde de mi blusa y las metió por dentro de la misma para acariciar mi piel, sentí un choque de electricidad. —No debes estar celosa, amor mío —susurró. —Mis ojos, mi mente, mi corazón, todo de mi ser está centrado en ti, solo te amo y te deseo a ti, incluso pienso que debería cobrarte renta por estar todo el día en mi cabeza.
—Supongo que mi deber como ciudadana en Jiminlandia es pagar la renta —bromeé. —¿Cuál es el costo?
—No es demasiado elevado —me giró para quedar cara a cara, me besó en los labios con desesperación, me cargó en sus brazos hasta llevarme a la barra de la cocina y dejarme sentada, abrí mis piernas y él se posicionó entre ellas. —¿Con esto te haces una idea? —pronunció con su respiración agitada.
—Creo que me gustaría pagar esta renta a diario y no mes con mes —le devolví el beso, ansiaba poder hacer infinidad de cosas con él, quería que nuestra temperatura subiera, quería sentirlo nuevamente dentro de mí.
—Dios, a ustedes si que no les importa nada —la voz de Jungkook nos hizo separarnos bruscamente, lo miré rápidamente, iba acompañado de Jiwoo la cual solo hizo una rápida reverencia, tenía la cara roja de la vergüenza.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté con una sonrisa para nada incómoda.
—¿Vivo aquí? —respondió con otra pregunta demasiado obvia. —¿No piensas bajar de la barra? Por dios, Noona, yo como ahí —bajé rápidamente con la ayuda de Jimin. —Si quieren hacer ese tipo de cosas háganlo en el departamento de él que vive solo. Vamos Jiwoo —se quejó para después adentrarse a su habitación junto a su nueva amiga y un par de segundos salir con su consola portátil entre las manos.
—Yo... amm... fue un gusto volver a verte unnie... —Jiwoo estaba muy nerviosa que se le escapó llamarme de esa forma cercana, a decir verdad, no me molestó, se notaba lo mucho que ese par se gustaban así que solo faltaba que lo hicieran formal. —Y a usted tambien señor... —hizo una reverencia rápida y salió acompañada de Kook, ahí fue cuando la risa me ganó.
—Señor —me burlé en la cara de Jimin. —Al parecer te ves más viejo que yo y eso que soy mayor por un par de años.
—No es verdad, claramente se vio que no supo que decir —se quejó. —Noona, no deberías burlarte de mí, ¿no ves que estoy chiquito?
—No me llames noona, se escucha raro saliendo de tu boca.
—Entonces no vuelvas a llamarme señor.
—No lo haré... señor —reí muy alto y en mi ataque de risa él me cargo, me puso en su hombro y salió del departamento, hasta llegar al suyo.
—Señor, bajéme —pronuncié riendo.
—Ay noona, te hace falta una buena clase de modales —me llevó hasta su cama y me dejó sobre esta, mientras estaba recostada pude admirar el momento en el cual se quitó la camisa, su hermoso torso que era adornado de aquel bello tatuaje me volvía loca. Lanzó su camisa lejos y volvió para recostarse encima de mí, lo rodee con mis manos para acariciar su espalda. —Noona... perdóname... debo castigarte por esta falta de respeto —al momento en que susurró esas simples palabras, una ola de calor paso por todo mi cuerpo para finalmente terminar en mi zona íntima.
—Ya te dije que no me llames noona.
—Muy bien —besó mi cuello y su mano derecha la metió directamente debajo de mi pantalón y ropa interior para acariciar la zona. —Te llamaré cariño, amor, preciosa, diosa, amor de mi vida y más —susurró. —Ahora si me permites, estoy deseando poder hacerte mía nuevamente, aquí nadie va a interrumpirnos.
—Entonces deja de hablar y hazlo ya —lo besé.
Nuestros labios se besaban con desesperación, nuestras lenguas jugaban como si fuera la primera vez que tenían contacto y su mano allá abajo, dios, sus dedos se movían como si bailaran una perfecta danza que su único objetivo era deleitar a su público.
Ese momento lo disfrutamos como nunca, los movimientos que provocaba dentro de mi me hacían quererlo más y más, desearlo, necesitarlo, sus jadeos, sus gruñidos, sus respiraciones, todas y cada una de sus acciones me indicaban lo mucho que me había extrañado y lo mucho que me amaba al igual que yo a él.
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El domingo había llegado rápidamente. Decidí aprovechar el día libre para ir al centro comercial a buscar un vestido de novia; acordamos hacer un festejo pequeño dado que ambos teníamos poca familia y amigos, la fecha sería dentro de un mes por ende nos teníamos que apurar con las preparaciones.
Le pedí a Jimin que me acompañará, no quería hacerlo sola y mi tía Misun estaba muy ocupada en el restaurante como para pedírselo.
Cuando Park pasó por mí, Jungkook se nos unió y en el camino llamó a Jiwoo para ver si estaba libre cosa que resultó ser así por lo tanto pasamos por ella y agradecía que fuera tan dulce, nos llevabamos muy bien.
—Bueno, Jimin y yo iremos a la tienda de novias, ¿ustedes que harán?
—Unnie... —Jiwoo se veía preocupada. —¿Vas a escoger tu vestido y dejarás que él lo vea? —asentí. —¡No! Eso es de mala suerte. Jungkook llevátelo a algún otro lado, nosotras iremos a ver los vestidos.
—Pero pensé que pasaríamos la tarde juntos —Jungkook hizo un puchero, ese chiquillo estaba perdidamente enamorado.
—Esto es de suma importancia, más tarde haremos algo tú y yo.
—Está bien —resignado tomó a Jimin del brazo y lo jaló. —Vamónos hyung, aquí no nos quieren.
—Pero... Somin... —estiró sus brazos tratando de alcanzarme pero le fue imposible, yo solo levanté los hombros y me fui en dirección contraría junto a Jiwoo.
Camino a la tienda, accidentalmente choqué con un hombre alto y de hombros anchos, llevaba una gorra y una mascarilla y gracias a ello no pude ver su rostro, solo noté cuando dio una leve reverencia disculpándose y se marchó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, la inquietud me atacó y sentí miedo acompañado de un nudo en la garganta.
—Unnie, ¿te encuentras bien?
—Sí... solo estaba pensando en algunas cosas —la tomé de los hombros y la hice caminar.
Un par de caps más y se nos viene el gran final 👀
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