☾︎ 25 ☾︎
Tan solo 4 días desde que Somin y yo éramos novios y esos fueron los más felices de toda mi vida a pesar de que nada había cambiado y no hacíamos tantas cosas de pareja. Trabajábamos como de costumbre, nunca me dejó llevarla en el coche a su casa o recogerla para ir juntos a la empresa así que por ese lado seguía igual.
Era domingo y como Somin últimamente no dormía en mi casa por quedarse con su hermano yo aprovechaba para levantarme tarde y así hubiese sido si mi teléfono no hubiera sonado como loco a las 9:00 a.m.
—Sí, diga... —respondí sin ver quién llamaba y con un tono adormilado.
—Lo siento, ¿Te desperté? —esa voz me hizo ponerme en mis cinco sentidos rápidamente.
—No, no, no, ya estaba despierto desde hace horas —mentí. —¿Y tú? —estúpida pregunta tan obvia.
—Yo también ya estaba despierta —rió. —Te llamaba para saber si quieres ir al parque de diversiones.
—Por supuesto, será como nuestra primera cita.
—Sí, algo así —hizo una pausa. —Jungkook también viene.
—Ah... no hay problema —suspiré. —Entonces supongo que iremos como amigos.
—También quería hablarte de eso, ¿qué opinas de que hable con él sobre nuestra relación? No quería hacerlo pero últimamente está de fisgón en mi móvil y preguntando tantas cosas que a veces es muy cansado.
—Te entiendo y por mí no te preocupes, si quieres contárselo adelante.
—Perfecto, ven en media hora, le diremos y luego nos vamos.
—Espera, ¿qué? ¿Quieres que esté presente cuando se lo digas?
—Sí, te veo más tarde, cariño —se despidió con un tono animado.
Hablar con su hermano menor no debería ponerme nervioso pero el simple hecho de pensar en él y su enorme cuerpo me hacía rogarle a la tierra que me tragara, algo me decía que era demasiado sobreprotector y seguramente me asesinaría solo para no acercarme a su hermana.
Luego de asearme y ponerme ropa cómoda para pasar el día en el parque de diversiones pero con la que me veía muy bien por si tenía que presentarme en mi funeral, salí de mi departamento para tocar a la puerta de mi vecina.
Delante de esta, dude demasiado en si tocar o no, al final lo hice, mis nervios me hicieron mirar infinidad de veces el reloj en mi muñeca y la espera me era eterna.
La puerta se abrió y agradecí al cielo porque la persona que abrió fue somin y no Jungkook.
Entramos juntos a su departamento, al estar en la sala de estar pude ver a Kook en uno de los sofás, miraba un programa de televisión mientras devoraba un plato de cereal.
—¿Ya llegó tu amigo? —preguntó sin dejar de ver el televisor.
—Sí y antes de irnos necesitamos hablar contigo —respondió Somin apagando la tv con el control remoto. Jungkook dirigió su vista a ella y luego a mí, dejó su plato de cereal y se levantó.
—Ah... eres tú —mi novia lo miró confundida, no sabía qué ya nos habíamos visto. —Vino a buscarte un día —explicó.
—Bueno, los presentaré formalmente —se giró a mí. —Jimin, él es Jeon Jungkook, mi hermano menor y Jungkook, él es Park Jimin... mi novio.
—¿Tu qué? —agrandó los ojos sorprendido y me analizó de pies a cabeza. —Dime a qué te dedicas y qué tienes para ofrecerle a mi hermana, si no me convences te vas inmediatente.
—Jungkook... —Somin le golpeó un brazo pero él se mantuvo firme.
—Actualmente soy presidente de una empresa, la verdad no tengo mucho para ofrecer pero te aseguro que voy a cuidar de ella y la querré demasiado.
—¿Presidente? ¿Eres millonario? Ah... debiste empezar por ahí —rió me tomó de un brazo y me hizo sentarme en el sofá. —Ah hyung, puedo llamarte así, ¿verdad? Pareces ser mayor que yo.
—Niño malcriado no seas tan interesado —Somin volvió a golpearlo, esta vez en la cabeza.
—No soy interesado, noona, solo me preocupo por tu futuro —se sobó el golpe. —¿De qué empresa eres parte?
—De B&H.
—¿Qué? Espera un momento, ¿Park jihoo es tu padre? ¿¡Tú eres el imbécil que llama a mi hermana su hermosa secretaria?! —me quedé callado. —Más te vale que la respetes y no me hagas arrepentirme de dejarlos salir.
—No hay de que preocuparse, la respetaré.
—Perfecto, hyung, noona, vamónos que se hace tarde —se levantó y salio sin decir más.
—Vaya... —dejé salir el aire que tenía atrapado dentro. —Casi sentí que no saldría vivo de aquí.
—Así es él, siempre ha visto por mi bien a pesar de que es muy joven.
—Créeme que eso me alegra, es bueno que tengas a alguien que te cuide las espaldas, aunque ahora tienes dos hombres sobreprotectores en tu vida —bromeé.
—Tú no eres sobreprotector, tú eres posesivo —siguió la broma.
—Ay ajá —le di un rápido beso. —Solo quiero que mi hermosa secretaria sepa que ningún idiota se le podrá acercar mientras yo ese cerca.
—Y eso no es posesivo, claro.
—No, porque dije idiota, no cualquier hombre, aunque me llene de celos tienes derecho a tener amigos y no te lo voy a prohibir y si tu lista de amigos incluye a Min, no me queda de otra más que aceptarlo, ah pero en cuanto vea que te coquetea o intenta seducirte le diré que eres mi novia y no debe hacer eso.
—Presidente Park, eres demasiado celoso —rió. —Lastima que tu jamás me verás así.
—¿Así como? ¿Celosa? —asintió. —¿Entonces dices que no te importa si veo a otras mujeres?
—Si son tus amigas estará bien.
—¿Y si alguien se me insinúa? Digo, jamás le haría caso porque tengo a alguien mejor, claramente, pero qué pasa si esas hembras despiadadas intentan seducirme, ¿eh?
—Tú mismo lo haz dicho, no les harías caso y es lo único que me importa —me besó la mejilla. —Ya dejemos este tema y vamónos.
Me preguntaba si realmente era cierto que Somin no era celosa y quería descubrirlo pero no me interesaba en lo más mínimo hacerlo a propósito, ella me había elegido a mí y yo a ella, con eso me bastaba, incluso si nunca podría llegar a verla molesta a causa de alguien más.
Nos dirigimos al parque de diversiones en mi auto, Somin y yo íbamos en los asientos delanteros mientras que Jungkook en el trasero, sin embargo, eso no le impidió adueñarse de la música, conecto su teléfono al reproductor y puso canciones de artistas americanos.
Cuando por fin llegamos, estacioné el auto lo más cerca posible de la entrada bajamos y nos formamos en una de las filas que había para ingresar al lugar, ahí me di cuenta que Somin ya tenía las entradas.
No sabía mucho de esos lugares, mucho menos sabía a qué atracciones podía subir, cuáles se sentían increíble y cuáles podrían matarme. Mientras miraba a mi alrededor veía puestos de comida por todos lados, tiendas de regalo y lo que más llamaba mi atención los juegos mecánicos.
—Bien, hyung por lo que sé nunca haz venido a estos lugares, ¿no? —negué. No me molestaba que Somin le contará sobre eso. —Escucha, la clave está en ver el tamaño de las filas, las que son muy largas déjalas para el final, no querrás perder el tiempo parado bajo el sol durante horas. —me tomó de los hombros haciendo que soltara la mano de mi novia para hacerme caminar junto a él. —Tú solo sígueme.
Y así fue como Jungkook se convirtió en mi cita.
Como primer objetivo fuimos al barco pirata, los asientos eran para tres personas pero el niño no dejó a los adultos sentarse juntos, decidió ponerse en el medio.
Continuamos nuestro paseo en los carros chocantes, ahí cada uno tomó el propio y parecía que los hermanos Jeon hicieron una tregua para atacarme aunque eso no duró pues a Kook se le ocurrió traicionar a su hermana y golpearla por detrás y por supuesto ella no dudo en ponerse de mi lado para perseguir al menor por toda la pista.
Seguimos subiendo a las atracciones una por una y la verdad que todas eran demasiado divertidas hasta que llegamos a la más grande de todas, una montaña rusa de un gran tamaño que lograba poner los pelos de punta.
—Yo paso de esto —añadió Somin mientras ataba su cabello en una coleta. Se veía preciosa con el cabello recogido.
—¿Por qué? —pregunté.
—A mi noona no le gustan las montañas rusas, le dan miedo —se burló. —A demás de que siempre que sube a una termina vomitando.
—¡Cállate! —le tapó la boca al menor. —No es necesario que digas esas cosas, mocoso.
—Bien, bien —su sonrisa de conejo se hizo presente. —Ve a sentarte a la sombra, mientras tu noviecito y yo demostraremos que somos hombres —me jaló del brazo como por décima vez sin darme tiempo a decir algo.
Antes de subir a esa monstruosidad escuchaba gritos y gritos provenientes de la máquina, pero al ver bajar a la gente se reían como si nada hubiese pasado.
El encargado nos indicó que podíamos pasar, subimos a un carrito para dos personas y al empleado solo le bastó bajar una barra de seguridad para seguir con los siguientes.
—Escucha hyung, no es por asustarte pero oí rumores de que este lugar es famoso por la cantidad de personas que han tenido una lesión gracias a esta montaña rusa —rió como si eso fuera genial. —Además dicen que hay gente ha muerto de la emoción y la adrenalina que causa.
—¿Qué? Yo no quiero morir —llámenme cobarde pero estaba apunto de pedir que me bajaran.
—Es broma —quería asesinar a ese maldito conejo. —Si te da mucho miedo te daré permiso de sujetar mi mano, justo como lo hacen los niños pequeños.
—No soy un miedoso —fui firme y me acomodé en el asiento, iba a demostrarle lo hombre que podía llegar a ser.
Por último escuché una risa nasal de su parte y de repente el carrito se movió comenzando con un camino lento.
Detrás de nosotros todos hablaban y reían con felicidad, sin embargo, al mirar las manos de Jungkook pude ver que sujetaba la barra de seguridad con fuerza.
—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo? —reí mientras subíamos a la cima con lentitud.
—Claro que no, ¿por qué tendría miedo? —chasqueó la lengua. —Tú lo tienes.
—No, tú lo tienes —y comenzamos a discutir sobre quién era más gallina hasta que de pronto el carro bajó a toda velocidad.
—¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHH!! —gritamos al unísono, íbamos a una velocidad que ni siquiera podía ver las cosas que pasaban a mi alrededor, Jungkook y yo nos tomamos de las manos como si eso fuese a protegernos de algo. —¡¡BAJENMEEEEEE!! —nuevamente pensamos de la misma manera.
Entendía totalmente porqué Somin vomitaba, la cosa esa daba vueltas una y otra vez sin detenerse un solo segundo, sentía que mi garganta se estaba quedando sin voz de tanto gritar, mis tímpanos estaban aturdidos por los gritos de Jungkook y mis manos solo eran apretadas por las de él, ambos éramos un par de gallinas.
Cuando los carritos volvieron a la posición inicial, el mismo encargado se acercó a nosotros para quitar la barra y dejarnos salir, no esperé a Jungkook solo salí corriendo para apreciar lo hermoso que era estar en tierra firme.
Visualicé a Somin en una banca cerca de ahí, no lo dude y corrí hacia ella para dejarme caer de rodillas en el piso y poner mi cabeza en sus piernas.
—¿Estás bien? —acarició mi cabello riendo.
—No lo sé, siento que esa cosa se quedó con mi alma —suspiré. —No vuelvas a dejarme subir a eso.
—Noona, tu novio es un cobarde —Jungkook apareció riéndose como si nada hubiera pasado.
—Tú también gritabas —lo fulminé con la mirada.
—Veamos si la cámara les tomó una fotografía —me ayudó a levantarme.
—¿Qué cámara? —ambos preguntamos y la seguimos.
Llegamos hasta una cabina que era parte de la atracción y ahí pudimos ver cómo los empleados mostraban fotografías que eran tomadas por una cámara que claramente estaba colocada en una de las bajadas más horribles.
—Aww pero que tiernos se ven juntos —Somin nos mostró nuestra foto, ambos apareciamos gritando asustados y tomados de las manos. —¿Cuánto cuesta? —preguntó al empleado.
—2,500 wones —respondió controlando su risa, quizá nunca había visto a un par de chicos gritar por sus vidas.
—Perfecto, me la llevo —le pagó por la foto y salimos de ahí.
—Quiero aclarar que lo hice solo para que Jimin no se sintiera mal por tener miedo —Jungkook se aclaró la garganta.
—¿Ya no soy tu hyung? —me burlé.
—Claro que sí, hyung, vayamos a comer, muero de hambre —caminó delante de nosotros, yo aproveché que por fin me había dejado solo para tomar la mano de Somin y poder caminar a su lado.
Comimos en un restaurante de comida rápida dentro del parque, los tres pedimos unas hamburguesas sencillas, a excepción de Jungkook que quiso acompañarla con unos nuggets.
Mientras consumiamos la comida, el menor nos contaba sobre qué encontró un club de boxeo cerca del departamento y que iría más tarde a pedir informes, manteniendo el mismo tema de conversación me habló sobre las competencias que había ganado para la escuela secundaria donde estudio y gracias a eso me enteré de que crecieron en Busan al igual que yo, aun tenía muchas cosas que saber sobre mi novia y su familia pero no tenía ni una prisa sobre eso, teníamos bastante tiempo juntos por delante, o por lo menos eso quería creer.
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