☾︎ 23 ☾︎
Justo cuando abrí la puerta del departamento, sentí un choque en el pecho que provocó que mi corazón se detuviera por un par de segundos, Jimin estaba parado frente a mí y lucía de lo más increíble posible, su olor masculino inundó mis fosas nasales para deleitarme con ese maravilloso aroma el cual se había convertido en mi favorito.
Pude notar que estaba nervioso al principio y luego volvió a ser el mismo seductor de siempre y eso era algo que me encantaba de él. El tono que utilizaba al hablar era suave y grave, sabía elegir las palabras correctas para decir simplemente que me veía bien, Park Jimin sabía perfectamente cómo tenerme en la palma de su mano y yo estaba dispuesta a ceder ante él en cualquiera cosa que me pidiera.
Llegamos al Grand Palace, un lugar de eventos de lo más lujoso.
Al bajar del coche, mi acompañante me ofreció su brazo para caminar a su lado tomada de este, acepté y realmente se sentía muy bien caminar de esa manera con él, me hacía pensar que de verdad éramos una pareja tal y cómo lo fingimos el día que estuvimos en aquella repostería.
Poco a poco los invitados llegaban con sus respectivas parejas, algunos iban con sus esposas, otros con sus asistentes, mientras que unos iban solos.
Una cosa buena que podríamos tener los coreanos, somos muy puntuales, por lo que no tardaron demasiado en informarme que todos y cada uno de los invitados ya habían llegado por ende era hora de iniciar con la cena.
Pedí a los meseros que comenzarán a servir, todo estaba en perfecto orden, había contratado un grupo de jazz para que ambientara el lugar y por lo que pude ver todos lo estaban pasando bien.
Antes de comenzar con las donaciones, se daba un espacio para hacer un baile, al terminar la cena, vi como muchos se levantaban y comenzaban a bailar con sus parejas al son de la música.
Jimin estaba parado a mi lado, a pesar de que yo tenía que estar yendo y viniendo a todas partes para asegurarme de que todo salía bien, él no se quejó en ningún momento y me acompañó en todo.
Ambos veíamos el baile y justo cuando sentí sus dedos rozaron los míos con la intención de entrelazar nuestras manos y que creí que me invitaría a bailar, alguien se nos acercó dejando en el olvido esa supuesta invitación.
—Buenas noches, señorita Jeon, presidente Park —era Kang Seongwoo, el asistente de Yoongi. —Perdonen si los interrumpo pero hay unas personas que quisieran hablar con el presidente.
—¿Quién? —cuestionó mi acompañante.
—Bueno, me dijeron que querían sorprenderlo —Jimin lo miró confundido y luego dirigió su vista a mí como si esperara una aprobación a lo cual asentí. —Por favor, acompáñeme.
Los vi marcharse, no entendía el porqué Seongwoo estaría haciendo favores a otras personas siendo él el asistente personal de Yoongi y todo eso tomó sentido cuando este último se me acercó.
—Buenas noches —sonrió.
Yoongi vestía un traje gris y corbata de moño, su cabello estaba en perfecto orden y lucía demasiado encantador.
—Buenas noches —respondí a su saludo. —¿Cuándo volviste de tu viaje?
—Ayer por la noche, tenía muchas ganas de invitarte a venir conmigo pero Seongwoo me informó de esto hace apenas unas horas —su mirada conectó con la mía. —Estás hermosa esta noche, ¿vienes con el presidente o solo estás trabajando?
—Gracias por el cumplido, y si, vine con él aunque hace un momento Seongwoo se lo llevo no sé a dónde.
—Entonces no le importará que te invite a bailar mientras él no está —la sonrisa que dio me hizo ver que él estaba detrás de la desaparición de Jimin. Me extendió su brazo esperando una respuesta, miré a todos lados, Park no se veía a la vista.
—Supongo que con una pieza no importará —tomé su mano y avanzamos hasta la pista.
Me sujetó de la cintura mientras yo puse mis manos cerca de su cuello, nos movíamos lentamente acorde a la melodía.
—Sabes, Somin —se aclaró la garganta. —Esta es la primera vez que vengo a estas fiestas, siempre envío un cheque con Seongwoo o hago transferencias pero estoy muy arrepentido de no haber venido antes.
—¿Y a qué se debe eso?
—A que me perdí de una infinidad de oportunidades de bailar contigo. El próximo año vengamos juntos.
—No sabemos cómo serán las cosas dentro de un año, quizá y ya no mantendremos el contacto —bromeé.
—No digas eso ni de chiste, hasta el día en que yo me muera será cuando dejaré de pensar en ti y dejaré de querer hablarte.
—Yoongi... —se formó un nudo en mi garganta.
—Claro que como amigos —soltó una risa un poco decepcionado. —Sé que ahora no quieres una relación, así que seré solo tu amigo hasta que eso cambie.
No era que no quisiera estar en una relación, era que alguien más ya se había metido en mi corazón con la velocidad de la luz, ese alguien había arrancado por completo los sentimientos amargos que provocó mi ruptura y los cambió por cariño y amor, y me sentía realmente mal por Yoongi pero no sabía cómo explicarle que estaba enamorada del mujeriego de mi jefe.
La canción terminó junto a nuestros movimientos, nos separamos, Min me miraba con tanto brillo en su mirada, algo que nunca antes había visto, me limité unicante a sonreír y al mirar detrás de él puse ver a su asistente junto a Jimin quien me observaba con su mandíbula tensa y los brazos cruzados. Ambos decidimos abandonar la pista de baile para encontrarnos con ellos.
—Buenas noches, señor Min —Jimin saludó con cortesía. —Imagino que la está pasando muy bien.
—Así es, ha sido una noche muy encantadora —dejó ver sus encías blancas con una sonrisa. En ese momento un anuncio por el micrófono nos hizo mirar hacia el escenario.
—Buenas noches, les informo que en menos de 5 minutos comenzaremos a recibir las donaciones —todo era en orden por lo tanto cada uno de los invitados se preparaba para soltar su dinero.
—Bueno, tengo que ir a ver cómo están las cosas —me despedí dispuesta a ir con los encargados de recibir las donaciones pero Jimin me detuvo sosteniéndome de la muñeca.
—Antes, ¿podría hablar contigo? —pronunció casi en un susurro.
—Los dejo —fue todo lo que dijo Yoongi. —Vamos, Seongwoo —su amigo lo siguió. Jimin y yo nos quedamos solos.
—¿De que quieres hablar? —cuestioné mientras aún sentía su agarre.
—Vamos a un lugar más privado —sin darme tiempo a responder me jaló y me hizo caminar detrás de él.
Llegamos al área de los baños, sin soltarme me hizo entrar junto a él al baño de hombres y al estar dentro me soltó para revisar todos los pequeños cuartos privados donde se encontraban los retretes, no había nadie en ese lugar, todos estaban ocupados en el salón por lo que estábamos solos.
Al estar totalmente seguro de que el sitio estaba vacío, volvió a mí para nuevamente tomarme de la mano y hacerme entrar en el último cubículo, agradecí internamente que estuvieran muy limpios y desinfectados, eso era lo que las personas más aclamaban del Grand Palace, sus baños eran demasiado limpios, incluso los de hombres.
Jimin cerró la puerta y me arrinconó contra la pared, estábamos apretados en ese lugar y tenerlo tan cerca de mi me dejaba mucho que desear.
—¿Qué hacías con Min? —preguntó susurrando, apoyó ambas manos en la pared a la altura de mi cabeza, una de cada lado.
—¿Qué hacía de qué? Es mi amigo, es normal que hable o baile con él.
—No cuando tienes un acompañante.
—Tú no estabas —evité el contacto visual.
—Me fui porque el estúpido de Kang me engañó para separarme de ti, nadie quería hablar conmigo —tragó saliva. —Pero entonces si yo no estoy, ¿vas a dejar que él te seduzca? —lo miré inmediatente frunciendo el ceño, no sabía qué estaba insinuando. —Y no trates de negar que Min no quiere conquistarte —una de sus manos acarició mi mejilla y luego fue bajando lentamente, él miraba atentamente el recorrido de sus dedos que bajaba poco a poco por mi pecho, por mi abdomen, por mi cintura hasta llegar a la abertura del vestido donde mostraba una de las piernas.
Al sentir el contacto de su piel con la mía más directamente, un escalofrío me recorrió la espalda, me hizo olvidar lo que me había dicho con anterioridad.
Sus dedos pasaron al interior del vestido, tocó mi feminidad por encima de las bragas y regresó su mirada a mí.
—Pero... tú no piensas en él de esa forma, ¿o sí? —metió su mano debajo de la ropa interior y directamente introdujo dos dedos en mi entrada.
—¿Q-qué? —solté un suspiro.
—Tengo demasiadas ganas de estar contigo, extraño tanto escucharte gemir mi nombre haciendo obvio el deseo que sientes por mí —tocó mi clitoris y no pude evitar temblar con la sensación.
—Jimin... —cerré mis ojos con fuerza para concentrarme. —Estamos trabajando, se supone que no podemos hacer esto en horario de trabajo.
—No estamos trabajando, solo estamos en una fiesta —pegó su cuerpo al mío mientras continuaba sus movimientos dentro de mí. —No estamos en la oficina y son casi las 10:00 p.m. así que no es hora de trabajar.
—Pero... —no pude terminar, se movía en círculos al rededor de esa zona tan delicada.
—¿De verdad quieres que me detenga? —besó mi cuello. —Solo dilo y lo haré —volví a suspirar y en automático mis manos lo rodearon hasta llegar a su nuca.
—Continúa —me dejé llevar.
El besaba mi cuello mientras seguía dándome satisfacción con sus dedos en la entrepierna, mi respiración comenzaba a dificultarse al sentir cada toque ahí abajo.
—Estás tan mojada —él tenía una voz ligeramente delicada pero cada vez que estábamos en ese acto utilizaba un tono bastante grave, tan masculino que el solo hecho de escucharlo tan cerca de mi oído me provocaba que me mojara.
Sacó la mano de mi vagina, abandonó mi cuello y se separó un par de centímetros solo para mostrarme como lamía sus dedos y limpiaba los fluidos que había conseguido de mí.
Levantó la tela del vestido para dejar libre mi parte baja, bajó mis bragas y las quitó dejándome expuesta a cualquier ataque de su parte.
Desabrochó su cinturón junto a su pantalón, no quitó su ropa solo dejo el espacio necesario para sacar su miembro, el cual ya estaba listo para la siguiente fase.
Alzó una de mis piernas, introdujo lentamente su pene en mi vagina, una ola de calor me recorrió todo el cuerpo. Al estar dentro de mí, con su brazo libre levantó mi otra pierna para cargarme mientras me penetraba, mi espalda estaba apoyada contra la pared del cubículo y eso facilitaba el soporte, yo por mi parte me sujeté de sus hombros.
Me miró, mientras se movía con lentitud, entrando y saliendo, yo no podía aguantar, necesitaba que lo hiciera rápido, mi desesperación por sentir la mayor satisfacción posible me hacía gemir.
—Ah~ J-jimin... —no sabía ni que decir, mi mente se estaba nublando a causa del deseo.
—Sé lo que quieres, pero tienes que aprender a ir lento, disfruta de esto —no dejaba de mirarme y eso hacía que mi cara se sintiera más caliente de lo normal.
Justo en el momento en que el iba aumentando la velocidad, un par de voces se escucharon fuera.
—¿Viste esa chica que bailaba con el CEO de Dream entertainment?
—Sí, era muy bella, ¿quién será?
—No lo sé, pero más temprano la vi tomada del brazo del nuevo presidente de B&H —al escuchar eso Jimin me besó mientras continuaba con las embestidas. Dejé de escuchar la conversación de esos desconocidos.
Sabía que ellos continuaban ahí, pero el placer que llevaba dentro no me dejaba quedarme callada.
—Mmmh —un sonido apenas audible salió de mí, los labios de Jimin no dejaban escapar más.
—Shhh... —un beso. —No quieres... —otro beso... —Que nos escuchen... —y otro más. —¿verdad?
Los chicos por fin salieron del baño y fue ahí que mi acompañante me atacó de una manera agresiva pero extremadamente deliciosa, su boca seguía pegada a la mía, cada penetracion iba hasta el fondo, nuestras pieles chocaban y el sonido que producían se había convertido en uno de mis favoritos. Nuestras lenguas jugaban dentro de nuestras bocas, mis dedos se enredaban en su cabello mientras que sus manos me sujetaban con fuerza para no dejarme caer.
Llegamos al punto en que no podíamos continuar por la adrenalina que llevábamos dentro, mi cuerpo tembló cuando Jimin dio la última estocada, se separó de mi boca únicamente para tomar aire, su pene se mantuvo dentro de mí aunque no hacía ni un mínimo movimiento, ambos habíamos llegado al clímax y teníamos que controlarnos.
Cuando nuestras respiraciones se tranquilizaron, él me bajó despacio para salir de mí, mis piernas temblaban como nunca antes lo había hecho, estaba más que satisfecha y definitivamente amaba cada segundo que pasaba con él.
Tomé mis bragas para ponérmelas y fue ahí donde me percaté de un error que nuestros actos de desesperación habían provocado.
—¿Y el condón? —cuestioné al ver cómo Jimin se acomodaba su entre pierna dentro de su pantalón.
—Mierda... —me miró apenado. —Olvidé ponérmelo.
—Ya decía yo que se había sentido diferente y mucho mejor —suspiré y evité cualquier contacto visual.
—Lo siento, fue muy irresponsable de mi parte, no sé que me pasó yo solo estaba ansioso por hacerlo y no pensé ni siquiera en el preservativo —agachó la mirada, por su tono pude ver que se encontraba realmente avergonzado.
—No te preocupes —lo sujeté de la barbilla para que me mirara. —No pasará nada, tomaré la pastilla en cuanto llegue a casa, solo prométeme que no volverá a ocurrir.
—Está bien —abultó sus labios, su expresión me daba ataques de ternura, quería tomarlo de las mejillas y llenarlo de muchos besitos.
—Hay que volver a la fiesta —lo empujé hacia la puerta para que saliera primero. —Revisa si es seguro salir.
Salió del baño y espere por unos segundos hasta que volvió conmigo a confirmarme que no había moros en la costa.
Volvimos a la fiesta, para entonces la mayoría de los inversionistas ya habían hecho su parte por lo tanto el salón estaba vaciándose.
Al retirarse todos los invitados, la gente de servicio comenzó a limpiar, yo me quedé hablando con los contadores sobre las donaciones, de reojo veía a Jimin, se encontraba sentado en una esquina mirando a su alrededor sin decir ni una sola palabra.
La noche por fin habia terminado, Park y yo volvimos a nuestro edificio, durante el camino se mantuvo callado, me daba la impresión de que estaba pensando en algo. Antes de bajar del coche me tomó de la mano para detenerme.
—Somin... —se aclaró la garganta. —¿A ti... te gustaría tener hijos?
—Sí, sin duda, en algún momento de mi vida me gustaría tener una familia, quizá con un par de chiquitines corriendo por la casa —fui sincera.
Con Jin siempre hablaba de eso aunque por su parte él terminaba diciendo que sería un mal padre y por eso no le interesaba tener hijos, al final yo tenía que aceptar su petición aunque fuese en contra de lo que yo quería.
—Bueno... —se veía muy dudoso. —Yo sé que tomarás la pastilla y eres libre de hacerlo, pero quiero decirte una cosa.
—Claro, te escucho.
—Si por casualidad... por cuestiones del destino, si tú quedaras embarazada de mí, no quiero que lo tomes como un error o algo así y probablemente no lo creas pero yo estaría dispuesto a hacerme cargo —sus palabras sonaron tan firmes y llenas de seguridad que me sorprendí. —Solo digo, a mí me gustaría mucho tener mi propia familia, quizá no sé, hacer con mis propios hijos lo que mis padres no quisieron hacer conmigo. Y estoy consiente de que soy muy idiota, irresponsable y tal vez desconsiderado en algunas ocasiones, pero te aseguro que lo cuidaría bien.
—Tendré en cuenta todo esto que me dices —inevitablemente sonreí. —Y te creo, sé perfectamente que serías un buen padre pero por el momento dejémoslo así, no habrá bebé en mucho tiempo —asintió, soltó mi mano ambos bajamos del coche.
Al llegar a nuestro piso, nos despedimos y cada uno entró a su respectivo hogar. El mío estaba en total oscuridad, demasiado tranquilo. Encendí las luces y toqué levemente a la puerta donde Jungkook estaba durmiendo, al no tener respuesta la abrí ligeramente y pude ver que estaba profundamente dormido sobre sus mantas, lo dejé tranquilo y me dirigí directamente al baño.
Saqué de una cajonera una pequeña caja que contenía medicamentos y sin tener que buscar demasiado encontré las pastillas anticonceptivas que necesitaba.
Tomé una de ellas, la observé durante unos segundos y luego me miré en el espejo, el recuerdo de Jimin diciendo que quería ser padre se metió en mi cabeza.
—Tal vez él sería una buena opción —regresé mi vista a la pequeña píldora. —Si tan solo sintiera lo mismo que yo siento por él —sin pensarlo más me la eché a la boca.
Sabía que había ido demasiado rápido con Jimin y que mis sentimientos por el crecieron de un momento a otro sin poder evitarlo, estaba muy segura de quien era en realidad más allá de ese idiota mujeriego había un gran hombre que cada día me mostraba que podía ser mejor persona y eso era una de las cosas que me gustaban de él, lo increíblemente bueno, amable y sincero que era Park Jimin.
Tomen nota que aquí hay algo importante para el futuro jsjsjs
Un poquito largo el cap pero espero que les haya gustado 💕
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