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☾︎ 22 ☾︎

Me pasé todo el día tirado en el sofá viendo la televisión, canal tras canal y nada me era interesante. Somin no contestaba mis mensajes ni llamadas, me enviaba directamente al buzón.

Estaba decidido a decirle mis sentimientos de una vez por todas pero me era imposible si se encontraba ocupada.

Eran cerca de las 9:00 p.m. imaginé que ella ya había llegado a su casa pues escuché un par de ruidos en su departamento, por lo tanto, me dirigí al baño para cepillarme rápidamente los dientes y tener buen aliento, tomé uno de mis mejores perfumes y rocíe un poco en mi cuello para quitarme el olor a holgazán por estar todo el día acostado.

Luego de un par de minutos arreglando ligeramente mi vestimenta salí de mi departamento y toqué a la puerta de mi vecina, esperaba ansioso a que ella abriera, me mirara con esos enormes y preciosos ojos miel que tenía. Sin embargo, me llevé una gran sorpresa al ver a un chico un poco más alto que yo, cabello castaño y con bastante musculatura. En sus manos sostenía lo que parecía ser una crema, un ungüento para el dolor más específicamente, vestía únicamente un pants deportivo y su torso estaba desnudo, pude ver la gran cantidad de tatuajes que tenía en unos de sus brazos y un par de perforaciones en su ceja y labio.

—¿Vas a decir algo o puedo simplemente cerrar? —preguntó con una sonrisa incómoda, parecía un conejo.

—Amm... yo estoy buscando a Somin —hice una pausa. —¿Quién eres?

—Somin fue a comprar algo a la tienda y la verdad no tengo porqué contestar a tu pregunta sobre quién soy, no te conozco —cerró la puerta sin más.

—Pero que imbécil —me quejé y chasqueé la lengua.

Volví a mi departamento con mis pensamientos hechos un nudo, no sabía quién era ese tipo, ni mucho menos que hacía dentro del hogar de la chica que me gustaba y encima sin camisa.

No iba a negar que era guapo y sin duda tenía un cuerpo muy bien trabajado pero no se comparaba a mí en ningún sentido o al menos eso quería pensar.

—¿Me está cambiando por otro? ¿Acaso tengo que hacer ejercicio? ¿Tengo que tatuarme más?  ¡Carajo! —me estaba volviendo loco, no podía dejar de pensar en eso.

A la mañana siguiente me fui a la empresa más temprano de lo normal y no porque quisiese ser puntual sino que no dormí absolutamente nada por estar con mis teorías sobre el tipo desconocido que estaba y seguramente había dormido en ese lugar.

Somin no estaba en su oficina por lo que directamente me fui a la mía y me dejé caer en la silla del escritorio, la frustración y la duda me estaban matando lentamente.

Minutos más tarde escuché unos toquidos a la puerta y di la confirmación para que entrará.

—Buenos días, me sorprende que estés aquí mucho antes que yo —se acercó a mí con una sonrisa, llevaba un documento en sus manos.

—Buenos días, pues exactamente quería sorprenderte y hacerte ver que puedo ser responsable —me excusé, no quería decirle que me moría de celos.

—Es bueno escuchar eso —dejó el documento sobre mi escritorio. —Esta semana estará cargada de trabajo así que necesito tu ayuda y para empezar podrías firmar eso —señaló el papel.

—¿Qué es?

—Una autorización para rentar el local Grand Palace para este fin de semana.

—¿Qué habrá? ¿Una fiesta?

—Algo así, todos los años la empresa organiza un evento de caridad donde los más importantes empresarios de Corea asisten para hacer donativos y lo recaudado se reparte en diferente lugares, orfanatos, refugios animales, asilos, entre otros —habló con emoción.

—Suena interesante, ¿Yo estoy invitado también? —bromeé.

—Mmm no lo sé, tendré que verificar la lista de invitados —se puso pensativa y luego rió. —Es obvio que sí, eres el presidente, además puedes llevar un acompañante, no será horario de trabajo así que puedes invitar a quién te plazca.

—¿De verdad? —asintió. Me levanté de la silla para rodear el escritorio, me acerqué a ella y tomé su mano. —Entonces, Jeon Somin, ¿Quieres ser mi acompañante para esa fiesta de caridad? —no estaba seguro si la vista me había fallado, pero noté un ligero color rojo en su rostro.

—¿Enserio vas a llevar a tu secretaria en lugar de alguien más?

—Pues déjeme decirle, señorita, que mi secretaria es una persona muy importante y para mí sería un gran honor.

—¿Qué mosco te picó? —me miró sin creer lo que acababa de decir? —¿Te sientes bien?

—Si no quieres ir conmigo solo dilo —hice un puchero.

¿Qué demonios me pasa? ¿Por qué actúo como un niño?

—Solo estoy jugando, claro que me gustaría ir contigo —hice un intento fallido de ocultar una sonrisa, rápidamente me giré hacia el escritorio, tomé un bolígrafo y firmé el papel que me dio para volver a entregárselo. —Aunque ten en cuenta que esa noche estaré un poco ocupada viendo que todo salga bien.

—Pero‐ —me interrumpió.

—No se vale arrepentir. Lo veo mas tarde, señor presidente —se dirigio a la salida.

Durante toda la semana Somin me trajo de arriba para abajo y sin hacer cosas demasiado importantes, me veía más como un cargador de cosas pesadas y decorador de interiores, me llevó a una cantidad increíble de tiendas donde vendían las cosas necesarias para la decoración de un salón, fuimos a una infinidad de restaurante para elegir los platillos que servirían. Al final terminamos en una repostería para la prueba de postres, parecía más la preparación de nuestra boda que la organización de un evento de trabajo.

—Prueba este —me acercó un trozo de pastel de tres tipos de chocolates.

—Mmm no, es demasiado empalagoso —respondí haciendo un gesto de desagrado.

La repostería y cosas similares me gustaba gracias a la señora a la que le ayudaba en su panadería en Busan.

—¿Y este?

—Muy seco —arrugué mi nariz.

—Si sabes que debemos elegir uno, ¿no? —su rostro se veía cansado y yo solo le estaba complicando el trabajo al no decidirme. —A mí me gustan todos, en especial el de chocolate.

—Disculpe —me dirigí a la encargada. —¿Hay manera de que reduzcan el azúcar de este pastel? ¿Quizá poniendo chocolate amargo?

—Podemos utilizar dos tipos y uno de ellos puede ser el amargo, sin problemas, así no sería tan dulce para su paladar.

—Perfecto, que lo hagan así —miré a Somin esperando una aprobación y ella solo dio una risa nasal. —¿Qué? ¿No te agrada la idea?

—Eres muy inteligente, Park —se dirigió a la encargada. —Por favor haga el pedido de esa manera.

—Sí, señorita, le aseguro que su pastel de boda será el más delicioso, su futuro esposo parece tener buen gusto —alagó la encargada.

—Ah no, nosotros... —creí que sería incómodo para ella hablar de matrimonio pero me interrumpió.

—Supongo que tuve mucha suerte de encontrarlo, ¿verdad, cariño? —se acercó a mí y rodeo mis hombros con su brazo para después juntar nuestras cabezas.

—Son demasiado tiernos, me encantan —la encargada se emocionó. —Les haré un descuento solo por su amor —nos dejó solos para ir a hacer la factura del pedido.

—¿Cariño? —pregunté con una sonrisa, me emocionaba que me hablara así.

—Fue para conseguir el descuento, la encargada es muy amorosa.

—Pues ahora necesito que tú seas más cariñosa —sin pensármelo dos veces, me atreví a robarle un beso.

Ella sin dudar aceptó la acción y comenzó a mover sus labios en sincronía de los míos. Su boca sabía a una combinación dulce debido a los postres que consumió, sentía que mi corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento, no podía creer que volvería a experimentar ese sentimiento y me gustaba demasiado que fuera Somin quién lo provocara. Con confianza, puse mi mano sobre su pierna y ella sujetó mi nuca, sabía lo mucho que le gustaba jugar con mi cabello mientras nos besabamos.

Cuando se separó, sentí inmediatamente el vacío que dejaba, quería volver a besarla, hacerlo una y otra vez sin detenerme pero en ese momento no podía, la encargada volvió.

—Disculpen, olvidé preguntarles si querían que pusiera algún letrero en la decoración.

—No, ambos preferimos que sea negro con decoraciones doradas y sin letreros.

—Perfecto —volvió a retirarse.

—Bueno, ese beso sirvió para demostrar una relación real aunque sea fingida, futura señora Park —me reí.

—Entonces, ¿deberíamos adelantar la luna de miel, señor Park? —habló de una manera muy sensual.

—¿En su departamento, señora Park? —no contestó, se levantó de su asiento.

—Mi departamento no está disponible por el momento.

—Entonces en el mío —me levanté para ponerme detrás de ella y rodearla de la cintura para pegarla a mí.

—Tampoco creo que sea buena idea, somos muy ruidosos.

—Pero nunca te ha importado que los vecinos nos escuchen.

—Los vecinos no me interesan, es‐ —la encargada volvió a interrumpir, la maldije internamente.

—Aquí está el recibo y la factura —le entregó los papeles a Somin.

—Gracias, por favor haga el cargo a la cuenta de la empresa, por favor —parecía que siempre compraban los postres en esa repostería, pues esas palabras bastaron para poner más feliz a la encargada.

Ese fue el mejor día de la semana, el único donde pude sentir un poco de ella sin que estuviera tan ocupada, pues el resto de días no la vi para nada.

El día de la fiesta, me puse el traje más elegante que tenía, peiné mi cabello como acostumbraba hacia atrás y me rocíe de perfume, metí mi móvil en el bolsillo del pantalón izquierdo y mi cartera en el derecho y al estar más guapo que siempre vi la hora, eran exactamente las 8:00 p.m. la hora en que tenía que recoger a mi vecina en el departamento de al lado.

Toqué a su puerta y escuché su voz, parecía estar dando órdenes a lo que pensé sería su inquilino desconocido, pues varias veces en la semana lo vi entrar y salir como si fuera hotel.

—Si vas a salir a cualquier lado ten cuidado, si necesitas algo llámame, de todas formas trataré de no regresar tan tarde y sobre todo diviértete —escuché dentro de su hogar.

—Sí, noona, ya vete y diviértete también.

¿Noona?¿Son así de cercanos para que la llame de tal forma?¿Quién carajos es ese tipo?

Me aclaré la cabeza al escuchar el sonido del pomo girar y la puerta abrirse.
Me quedé completamente maravillado, si Somin era una mujer de extrema belleza, esa noche lucía como una perfecta diosa griega, sentí un choque de electricidad al verla, llevaba un vestido negro, largo y ajustado, acomodaba perfectamente su maravilloso cuerpo, su pierna derecha quedaba al descubierto, en la parte superior mostraba únicamente un hombro mientras que el otro era cubierto por la tela de la prenda formando una manga hasta su codo, su cabello ondulado le daba un toque de ternura e inocencia que complementaba su apariencia sexy, incluso su maquillaje era diferente al que usaba diariamente, ojos con una sombra café oscuro y una tinta grosella en sus labios. Lo mejor de todo era que de su cuello colgaba aquel fino zafiro con forma de sol que le había regalado en su cumpleaños.

—Te ves... Wow —fue todo lo que pude decir, me había quedado sin palabras.

—Tú también te ves wow —rió timidamente.

—No, perdón, quiero decir, Wow —no podía dejar de mirarla de arriba para abajo, me estaba poniendo muy nervioso. —Somin... de verdad que eres la mujer más perfectamente hermosa que he visto en toda mi vida y jamás me cansaré de decirlo, definitivamente cualquier hombre caería rendido a tus pies con solo mirarte.

—Y tú eres el afortunado de ser mi acompañante —su sonrisa provocó que mi corazón saltará de emoción. —Gracias por alargarme.

—Es un placer, pero vamónos, que si por mí fuera me quedaría aquí parado toda la noche solo para contemplar tu belleza.

El evento sería muy bueno, lo sabía pues Somin organizó todo, sin embargo, sabía que esa noche la pasaría bastante bien de diferentes formas y estaba ansioso por ver lo que sucedería.

Jimin ssi!!!! Hasta cuando vas a poder confesarte? 🥺

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