☾︎ 17 ☾︎
Yo no conocía al CEO de Dream entertainment hasta ese día que se presentó en la junta. Luego de poner en su lugar a ese tipo por su intento de estafa y querernos vender una idea equivocada, el muy idiota quería golpearme delante de todos, sin embargo, Min Yoongi lo detuvo y prácticamente lo corrió.
Siempre que escuchaba hablar de él, imaginaba que era un hombre mayor, regordete y de anteojos, con mal humor y cansado de la vida pero era todo lo contrario, parecía un año mayor que yo, delgado y apuesto con una sonrisa encantadora y al parecer todos le tenían mucho aprecio pues durante la sesión fotográfica escuchaba alagos de parte de los idols hacia él.
Al terminar la sesión con éxito, los chicos se despidieron de su jefe y se marcharon a sus hogares a descansar, Min por su parte me pidió hablar sin que Jimin estuviera sobre nosotros pues todo el tiempo estuvo pegado a mí como una garrapata a la oreja de un perro así que le pidió a su asistente que lo entretuviera mientras yo lo acompañaba a la salida.
—De verdad que fue impresionante todo lo que dijiste en la junta.
—Solo estaba haciendo mi trabajo, no es nada del otro mundo —me reí.
—Si hubiese sabido que había alguien tan linda y con tanto potencial, créeme que habría venido mucho antes a las juntas —llegamos a la recepción y salí con él.
—Fue un placer conocerte, Yoongi —incliné mi cabeza.
—Somin... —hizo una pausa. —No quiero ser irrespetuoso ni nada por el estilo, pero me preguntaba, ¿tienes novio?
—No, no tengo —su sonrisa se agrandó dejando ver unas blancas encías.
—Entonces, ¿podrías pasarme tu número? Tal vez podríamos ir a comer o lo que tú quieras —noté un ligero nerviosismo, me dio ternura. —Aunque también puedes negarte —se rascó la nuca.
—Lo siento pero por el momento no estoy interesada en salir con nadie.
—No es necesario que salgamos en plan de novios, podríamos simplemente ser amigos, si te parece —era cierto, no porque saliera a comer con alguien era porque estábamos juntos, podía salir con un amigo.
—Está bien —me entregó su teléfono, anoté mi número en el y se lo regresé.
—Te llamaré —hizo una reverencia y subió a una camioneta negra que lo estaba esperando.
Me giré para volver a mi trabajo y ahí vi a Jimin parado en la puerta con los brazos cruzados y una cara de pocos amigos.
Caminé hasta él y le di un toque en su ceño fruncido.
—Si sigues con ese gesto te van a salir arrugas y déjame recordarte que ya no tenemos una crema milagrosa que las quite —me burlé.
—Supongo que no te molestará si me vuelvo feo, tienes un hombre muy bello para reemplazarme —habló con tono molesto.
—¿Qué estás tratando de decir? —entrecerré los ojos.
—Nada, nada —metió las manos en los bolsillos de su pantalón. —Esta noche te espero en mi departamento.
El tono que utilizaba de alguna manera encendía una llama de fuego dentro de mí, algo me decía que iba a hacerme todo lo que quisiera e imaginar los mil escenarios posibles donde me hacía suya me ponía demasiado mojada.
—Maldita regla de no hacerlo en el trabajo —me quejé conmigo misma y volví a mi oficina.
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El fin de semana había llegado más pronto de lo esperado, nuevamente había despertado en la cama de Jimin, me levanté, me cambié y me fui a mi hogar sin despedirme ya que no quería despertarlo.
Era día de limpieza en mi casa así que luego de una relajante ducha me dispuse a iniciar. Comencé con mi habitación para después seguir con el baño, la cocina y la sala de estar, el edificio disponía de una lavandería en la planta baja así que metí toda la ropa sucia en un cesto y puse la caja de jabón sobre esta para salir de mi casa.
La lavandería estaba vacía y eso me gustaba ya que podía utilizar dos lavadoras y dos secadoras para terminar más rápido.
Puse la ropa en cada aparato separándola por el tipo de material de la tela, a una de ellas le puse agua fría y a la otra agua en temperatura ambiente y agregué el jabón, configuré la lavadora y esta empezó con su ciclo de lavado.
Me senté en un banco a esperar para poder poner la ropa en la secadora, saqué mi móvil y abrí un juego para matar el tiempo. Estaba muy entretenida aplastando bloques y combinando potenciadores dentro del video juego hasta que entró una llamada de un número desconocido, creí que sería alguna empresa con publicidad así que opté por colgar inmediatamente y seguir jugando pero el mismo número volvió a aparecer por lo que contesté para saber de que se trataba con exactitud.
—¿Hola?
—Que alivio si eres tú, creí que me habías dado un número equivocado para librarte de mí —escuché un suspiro.
—Disculpa, ¿quién habla?
—Ah lo siento, supongo que debí enviarte un mensaje primero para que me registraras, soy nuevo en estas cosas —rió nerviosamente. —Soy Min Yoongi, ¿me recuerdas, Somin?
—¿Min Yoongi? Mmmm —fingí pensar. —No, no conozco ningún Min Yoongi.
—¿Qué?¿No?¿No eres Jeon Somin? Perdón me disculpo por el inconveniente.
—Es broma —reí. —Sí soy Somin.
—Vaya, no sabía qué podías ser tan malvada, casi me da algo por la vergüenza.
—¿De verdad? Oh no lo siento mucho señor Min —sobreactué.
—Si de verdad lo sientes quiza puedas ir a comer conmigo para compensarlo.
—Sería todo un placer —escuché que la lavadora había terminado el ciclo así que me levanté y la revisé.
—Perfecto, ¿paso por ti en dos horas?
—Mejor envíame la ubicación y te veo allá.
—Está bien —hizo una pausa. —Me tengo que ir pero estaré ansioso por verte.
Me despedí de Yoongi y terminé la llamada, continúe con el secado de mi ropa y cuando esta terminó la dejé nuevamente en el cesto sin doblar, era algo que haría más tarde.
Mientras ingresaba el código de mi puerta escuché que Jimin estaba saliendo de su departamento, tenía una bolsa de plástico entre las manos.
—Hola —saludó. —Me preguntaba porque habías salido tan temprano pero veo que tenías cosas que hacer —señaló el cesto de ropa.
—Tú igual —señalé la bolsa de basura que llevaba, ambos reímos.
—Me muero de hambre, vayamos a comer algo, tú decides el lugar.
—Lo siento, hoy no puedo —su sonrisa desapareció.
—¿Qué vas a hacer?
—Voy a salir con alguien.
—¿Con quién? —cuestionó rápidamente con el entrecejo fruncido.
—Con alguien, es todo lo que diré —el ambiente se estaba poniendo algo tenso por lo que decidí entrar a mi departamento. —Te veo luego.
—Bien, que te diviertas —Jimin se había puesto raro nuevamente, no entendía su comportamiento.
Cuando entre a mi casa recibí un nuevo mensaje de texto, era la ubicación del lugar a donde quería ir Yoongi, revisé rápidamente, siendo él un hombre de clase alta seguramente el restaurante era de lo más fino y elegante, cosa que no me desagradaba pero tampoco era de mis primeras opciones. La sorpresa que me llevé fue al ver que era un sitio muy normal, nada extravagante ni mucho menos costoso, vi las fotografías y parecía muy acogedor.
Me cambié rápidamente de ropa y me maquillé ligeramente, tomé mi bolsa y salí en dirección al lugar.
Tomé el bus, tardó al rededor de 30 minutos en llegar a la parada más cercana del restaurante, restaban dos cuadras para llegar así que decidí caminar, aún quedaban 10 minutos para llegar no había prisa.
Pude visualizar la fachada de mi destino pero escuché la voz gruesa de ese hombre, me giré rápidamente y lo vi bajar de un auto negro.
—¡Somin! —se acercó a mí.
—Hola, Yoongi —saludé con una pequeña reverencia.
—Vayamos juntos —me hizo la seña de que caminaramos hasta llegar al lugar.
Al estar frente al restaurante ambos entramos, no me había equivocado era un sitio muy acogedor, había pocas personas y podía olfatear el olor de comida casera.
—¿Yoongi? ¿Qué haces aquí? Hoy no te pedí ayuda —una mujer mayor apareció de la cocina y se nos acercó.
—Es que hoy vine como un cliente, ¿Puede darnos la mejor mesa, señora Kang? —la señora me miró de pies a cabeza y luego sonrió.
—Ya entiendo —caminó guiándonos a una mesa que estaba junto a la ventana. —Están en una cita, por fin te decidiste a tener novia, me alegra muchísimo así que les traeré el mejor plato de la casa —regresó a la cocina.
—Lo siento, tal vez no debí invitarte aquí —Yoongi habló apenado.
—No te preocupes, me parece un lugar muy agradable, ¿vienes seguido?
—De vez en cuando como aquí, pero vengo más a ayudarle, hay días que viene mucha gente y aunque no lo creas le cuesta confiar en las personas por lo que no quiere contratar personal.
—Quién lo diría, un importantísimo CEO ayudando en un restaurante familiar, es lindo —noté un ligero sonrojo de su parte.
—Es lo mínimo que puedo hacer, la señora Kang es la madre de mi asistente Kang Seongwoo quien también es mi único amigo, ambos me han ayudado bastante desde que llegué a Seúl y sobre todo cuando abrí mi empresa, así que comparado con solo cocinar o servir mesas, enrealidad no es mucho.
—Lo importante es que lo haces con sinceridad.
—Mírala —señaló con su vista la ventana de la cocina. —Espiandonos y tomando nota para luego contarle a Seongwoo —me dio ternura, esa mujer era adorable.
—Me parece que te quiere mucho.
—Es como una madre para mí así que supongo que hay ese cariño —rió. —Pero mejor hablemos de otras cosas, cuéntame de ti, ¿qué haces cuando no estás salvando a tu compañía de las demandas?
—En realidad no mucho, simplemente voy y vengo del trabajo a mi casa, algunos dirán que ser secretaria es de lo más sencillo pero a veces quisiera olvidarme de todo y mudarme a una isla lejos de todo.
—Te entiendo, una secretaria o asistente siempre es la mano derecha de alguien así que son quiénes tienen que cargar con todo el peso y el estrés del negocio, no es fácil y menos cuando la empresa tiene la talla de B&H —la señora Kang se acercó con dos platos de japchae y espero emocionada a que lo probara.
—Esto está delicioso —le di una reverencia agradeciendo su comida.
—Ven más seguido y te prepararé muchas cosas, Yoongi casi nunca come pero tú estás invitada a venir siempre que quieras —fue todo lo que dijo y continuó atendiendo su negocio.
—¿Casi nunca comes? —pregunté preocupada.
—Sí lo hago, solo hay días que me salto las comidas por mis apretadas agendas.
—No deberías hacerlo, puedes enfermarte.
—Ya no lo haré —abultó sus labios como si fuera un niño regañado.
—Más te vale, de lo contrario iré a donde estés y te haré comer a la fuerza.
—De ser así tendré que dejar de comer solo para verte —bromeó.
—Mejor ya come, se está enfríando —ambos reímos antes de continuar a comer.
Durante nuestro tiempo en el restaurante pudimos conversar de diferentes cosas, nada relacionado con el trabajo, Yoongi era un hombre realmente bueno, amable y hasta se podría decir con un humor muy ligero, me inspiraba la confianza suficiente para dejarme llevar y tratarlo como un amigo cercano.
Al terminar, intenté pagar mi parte de la comida pero Min junto a la señora Kang se negaron rotundamente.
Yoongi se ofreció a llevarme a casa y acepté sin problemas, su chófer nos llevó y nos dejó directamente en mi edificio, sin darme cuanta me había acompañado hasta la puerta de mi departamento.
—Gracias nuevamente por la comida.
—No es nada, me gustó tu compañía —sonrió. —Espero que pronto podamos repetirlo.
—Claro, por mi no hay ningún problema.
—También quizá... —se mostró un poco dudoso. —Algún día puedas ir a la empresa, me gustaría mostrarte un poco de lo que hacemos con los grupos.
—Sería un gran honor, siempre he sentido un poco de curiosidad sobre cómo es todo el proceso de entrenamiento de los idols y la creación de canciones.
—Entonces un día voy a hacer una canción para ti y te mostraré todo el proceso —sentí nervios por un momento, su teléfono notificó un mensaje, lo revisó y luego volvió a mirarme. —Es Seongwoo, tengo que irme.
—Ve con cuidado.
—Te veo luego —se dio la media vuelta y se marchó.
—Con que estabas con Min Yoongi —la voz de Jimin me asustó.
—Deja de asustarme de esa manera o algún día me provocarás un infarto —me toqué el pecho.
—Lo siento señorita Jeon, discúlpeme por interrumpir sus pensamientos respecto a ese hombre.
—A ver, Jimin, ¿qué te pasa? Siempre te comportas raro cuando se trata de Yoongi.
—No me pasa nada, yo solo digo —alzó los hombros restándole importancia, se acercó a mí y me tomó de la cintura . —Solo no me culpes si luego no puedes caminar.
Me besó, me apretó con fuerza hacia él, una ola de calor me inundó al sentir el contacto de su piel, no me cansaba ni un segundo de todo lo que me provocaba ese hombre, ansiaba con toda mi alma que me tocara por todas partes por lo que al separar su boca de la mía por la falta de respiración, abrí rápidamente la puerta de mi departamento y lo hice entrar jalándolo de la camisa para llevarlo hasta mi recámara y poder disfrutar todo de él cómodamente.
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