☾︎ 14 ☾︎
Desperté sintiendo un ligero peso sobre mí, al abrir los ojos pude darme cuenta que se trataba del brazo de Jimin el cual me rodeaba, él estaba dormido con su rostro hundido en mi nuca, sentía su respiración tranquila en esa parte.
Ambos habíamos pasado una noche sumamente interesante. Me giré lentamente para quedar cara a cara con él, cuidando de no despertarlo.
Se veía muy calmado, tenía un puchero en sus labios que lo hacía ver muy tierno, inconscientemente mi mano fue a su cabello para despejarlo de su frente y poder admirarlo mejor pero en ese momento él se movió, con el brazo que tenía sobre mí y me apretó más para acercarme a su cuerpo.
—Vuelve a dormir —pronunció sin abrir sus ojos, se veía cansado. Luego de esa alocada noche no tuvimos demasiado tiempo de dormir así que era normal que tuviese sueño.
—Tenemos que ir a trabajar —respondí en voz baja sin hacer el mínimo esfuerzo de levantarme.
—¿Ya sabes que hora es? Por un día que faltemos no pasara nada —abrió sus ojos y su vista fue directamente a mis labios.
—¿Qué hora es?
—Pues hace una hora me levante al baño y eran las 10:30 a.m. así que te autorizo que te des este día de descanso —sonrió.
—Vaya, señor presidente que considerado de su parte —me burlé.
—Debo admitir que no me gusta el trabajo de la presidencia pero el que tú me llames presidente me vuelve loco —me besó de manera lenta y segundos más tarde se separó. —Maldita sea, estuvimos toda la noche enrollados y ahora siento que no fue suficiente y estando desnudos tan cerca me lo pone demasiado duro.
—Bueno, si para ti no fue suficiente, supongo que no puedo detenerme hasta que mi presidente esté satisfecho —me levanté para ponerme encima de él e ir directamente a besar su cuello.
Nunca había sido tan atrevida pero Jimin provocaba en mí nuevas emociones que nunca antes había tenido y aunque estaba en el proceso de superar a Jin no podía negar que Jimin se estaba convirtiendo en mi obsesión, él estaba entrando en mí con facilidad literal y figurativamente.
El resto del día la pasamos en su departamento, no tuvimos sexo luego del mañanero, solo convivimos como lo haría cualquier otra persona, comimos, vimos un par de películas incluso le ayudé a limpiar el desastre que habíamos hecho la noche anterior, fue cómodo estar con él en ese momento, no bromeó, me mostró que podía pasar un par de horas sin tratar de seducirme, pero yo con mis pensamientos negativos comenzaba a creer que no continuó con el coqueteo porque ya había obtenido todo lo que quería de mí.
No dormí por estar pensando en eso, tenía poco de conocerlo y yo simplemente me lancé a sus brazos, me metí en su cama y disfrute de estar bajo sus sábanas y luego él dejó sus juegos, comenzaba a sentirme como una estúpida, estaba convencida que después de eso me trataría indiferente.
Llegué a la oficina a la misma hora de siempre, tuve que ponerme una blusa de cuello alto por la marca que Park había dejado en mí, inicié mi trabajo y 20 minutos después llegó él, lo vi a través de la pared de cristal de mi oficina, llevaba un traje y su cabello muy ordenado, verlo tan elegante me hacía querer meterlo en su oficina, arrancar los botones de su camisa y entregarme de nueva cuenta a él. Tuve que sacudir mi cabeza para despejarla de toda esa clase de pensamientos.
Lo miré caminar por el pasillo y tragué saliva nerviosa creyendo que iría directamente a su oficina pero el simplemente hizo lo mismo de todos los días, tocó a mi puerta la cual se mantenía abierta, sonrió y caminó hasta sentarse en la silla frente a mí.
—¿Te encuentras bien? —preguntó con una sonrisa.
—S-si, ¿por qué lo preguntas? —tartamudeé un poco.
—Es que estás demasiado roja —rió —Tienes fiebre o solo estás recordando lo que pasamos juntos.
—No sé de qué estás hablando —evadí el tema, sentía mis mejillas más calientes de lo normal, me levanté para tomar un par de carpetas de un archivero, me hice la tonta buscando el documento cuando claramente ya lo había encontrado, de pronto sentí que se acercó a mí pegándose por detrás.
—Deberías dejar de usar estas faldas de tubo —acarició mi cintura. —Te hacen lucir demasiado irresistible y créeme después de lo qué pasó me será casi imposible contenerme.
Quería que me tocara más, que me abrazara por la cintura y me apretara tanto hacia él que pudiera sentir su miembro en mi trasero pero en ese momento tenía que negarme.
—Jimin, no —fui firme.
—¿No quieres? —puso un gesto de confusión.
—No, digo sí, sí quiero pero no aquí, seamos profesionales y no hay que traer nuestras cosas personales al trabajo.
—No sé si podré aguantar hasta llegar a casa —su rostro mostró desilusión.
—Tendrás que hacerlo —tomé el documento que necesitaba y se lo entregué. —Tienes que firmar esto.
—¿Qué es?
—¿Recuerdas la crema esa milagrosa que esta en pruebas? —asintió. —Es la autorización para presentarla en la próxima junta, recibí un correo diciendo que estaban por terminar el prototipo.
—Me lo llevaré a la oficina para leerlo, te lo entrego más tarde.
—Sí, no hay problema.
—¿Es todo lo que hay pendiente? —traté de hacer memoria hasta que recordé algo importante.
—Ah casi lo olvido, más tarde iré a visitar a tu papá al hospital, no tiene que ver con trabajo pero quizá le gustaría verte —noté cómo tenso su mandíbula.
—No lo sé, la relación con mi padre nunca fue tan cercana, siempre fui su hijo que lo hacía sentir avergonzado así que no se como se tomaría una visita de mi parte.
—Perdóname si me meto en donde no me llaman, pero creo que deberías arreglar las cosas con él —suspiré. —Está enfermo y en cualquier momento podría pasarle algo malo y quizá te arrepientas de algunas cosas, créeme yo daría lo que fuera por tener a mis padres y decirles que los extraño.
—¿Tus... padres? —cuestionó dudoso.
—Murieron cuando era una niña —hice una pausa. —Piénsalo, después de todo una visita no le hará daño a nadie.
Somin tenía razón, no quería que papá muriera pero era cierto que con su enfermedad podrían pasar situaciones inesperadas, así que debía arreglar las cosas con él.
Le dije a mi secretaria que iría con ella al hospital, pude notar fácilmente su emoción y al ver esa sonrisa llena de alegría mi corazón dio un vuelco.
¿Qué es este sentimiento? ¿Por qué mi corazón está acelerado?
Hacía mucho tiempo que no tenía una reacción como esa, la ignoré, no podía permitir que se apoderará de mí.
Mi compañera y yo fuimos juntos en mi auto hasta el hospital y subimos directamente hasta la habitación donde se encontraba mi padre.
Al entrar él miró a Somin y sonrió pero al dirigir su vista a mí su rostro se transformo en confusión, no esperaba verme.
—Hola, señorita Jeon, veo que mi hijo la acompaño.
—Así es señor, Jimin insistió en querer venir —yo no había insistido en nada pero se sintió bien que ella hablara así. —Esta haciendo un excelente trabajo así que lo mínimo que podía hacer era dejarlo venir.
Yo no hago nada.
Somin, ¿por qué te quitas el crédito? Eres tú quien hace todo.
—Me alegra oír eso —papá sonrió nuevamente.
—En realidad... —Somin me interrumpió.
—Lo siento —vio su teléfono. —Es una llamada de mi tía —hizo una reverencia disculpándose.
—¿Tu tía Misun? Saludala de mi parte —añadió mi padre antes de que ella saliera.
—Aigo~ —suspiró. —Somin es una muchacha muy buena, linda y adorable.
—Sí que lo es —repliqué con una sonrisa.
—Que más quisiera yo que sentaras cabeza y formarás una familia con una mujer tan sobresaliente como ella —si mi padre supiera que en realidad la he tenido en mi cama seguramente le daría un infarto. —Jimin, ya que estás aquí, ¿Puedes hacerme un favor?
—Sí, claro.
—Ve al centro comercial y comprale algo lindo —me sorprendí con su petición.
—¿Por qué?¿Para qué? ¿No acabas de decir que la quieres de nuera? —pregunté.
—Niño tonto, no te hagas ideas equivocadas —me regañó. —Mañana es su cumpleaños y ella siempre lo olvida, ve y comprale un regalo de mi parte.
—¿Sabes cuantos años tiene? —fui curioso, ella se veía joven pero en realidad no sabía su edad.
—Cumplirá 28 así que tienes que respetarla, por ser mayor que tu y por ser mujer —volvió a regañarme.
Somin entró poco después, hablaron un poco de temas que no eran relacionados con la empresa, resultó ser que mi padre estaba enamorado de la tía de Somin, no me importó, él era libre de hacer lo que quisiera con quien quisiera, el detalle era que la señora no le hacía caso, me recordaba a mis primeros días con Somin y lo mucho que me costó convencerla de acostarse conmigo.
Al terminar nuestra visita aún era temprano, íbamos a volver a la empresa, yo solo la llevé y me escapé con la excusa de que mi padre necesitaba algo que no era del todo mentira, aunque fue un error porque ella preguntó una y otra vez de qué se trataba o si podía ayudar, me negué rotundamente diciendo que eran cosas de hombres, hizo un puchero muy tierno y terminó cediendo.
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