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☾︎ 11 ☾︎



Abrí mis ojos con mucha pesadez, me dolía la cabeza horriblemente y no recordaba mucho de lo que había sucedido la noche anterior, el último recuerdo que estaba en mi mente era el de Jimin sentándose frente a mí en el bar.

Trataba de hacer memoria pero unos ruidos provenientes del exterior de la habitación me hicieron despertar por completo y fue ahí que me di cuenta que no me encontraba en mi cuarto, observé todo el lugar y las cosas ahí me resultaban demasiado desconocidas.

Me levanté de la cama y la acomodé un poco, me acerqué a un espejo que se encontraba en el escritorio, me veía fatal, el cabello era un desorden y aún tenía restos del maquillaje que llevaba, estaba agradecida de que mi ropa estuviera puesta ya que parecía ser la habitación de un hombre.

Salí con cautela, no vi a nadie al rededor así que aproveché para tomar mi bolsa, la cual había visualizado en el sofá de la sala de estar. Caminé lentamente hasta la puerta pero me detuve al escuchar una voz muy reconocida.

—Ya despertaste —me giré para mirarlo, se acercó a mí con una sonrisa, llevaba puesta una camisa blanca doblada hasta los codos mientras se secaba las manos con una toalla. —¿Cómo te sientes?

—Yo... amm... bien, solo me duele un poco la cabeza —hablé detenidamente. —¿Puedo preguntar qué pasó? ¿Cómo llegué aquí?¿Tú y... yo... hicimos algo?

—Tranquila —rió. —Bebiste hasta perder el conocimiento, intenté dejarte en tu casa pero no me diste el código de la puerta así que te traje aquí y no, no hicimos nada aunque era lo que tú querías —se burló. —Te dejé en mi habitación y yo dormí en el sofá.

—¿Yo... quería? —no sabía cuántas locuras pude haber hecho pero sabía que estando ebria podría ser capaz de todo. —Lo siento —le hice una reverencia.

—No te preocupes, es algo normal, soy irresistible —se acercó a mí y puso un mechón de cabello detrás de mi oreja. —Créeme que tuve que poner toda mi fuerza de voluntad para rechazarte —susurró, sentí un escalofrío. —Ven a desayunar, hice unas gachas de arroz deliciosas que te ayudarán con la resaca, además tenemos un largo día por delante.

—Pero es domingo, no es día de trabajo —lo seguí hasta la cocina, me hizo sentarme en la mesa y me sirvió un plato de comida.

—No necesariamente es trabajo —dijo mientras se servía su plato. —Necesito que me acompañes al acuario.

—¿Al acuario? ¿Para qué? —ambos iniciamos a comer.

—Bueno es que tengo dos boletos y eres la única persona que conozco y si no se canjean hoy perderé el dinero.

—¿Eres millonario y te pesa perder el dinero de un par de boletos? —reí a manera de broma.

—No soy millonario, mi padre lo es y créeme que aunque me veas como un niño rico suelo cuidar el dinero, algunas veces —me acompañó riendo.

—Creo que puedes ir tú solo —era una buena idea pero no me sentía de animo, no después de mi ruptura.

—¿Y si me atacan los medios? No puedo ni imaginar los titulares que saldrían "joven presidente suplente de B&H es un solitario, sale de paseo solo" o "Park Jimin hijo del presidente de B&H sin vida social, no tiene amigos" y Créeme eso afectaría a la empresa.

—Eso es una tontería —no pude evitar reírme, era ridículo lo que decía. —Si voy contigo habría rumores de que tienes una relación con tu secretaria y eso si afectaría, sobre todo a mí.

—Está bien, no vayas conmigo —lo dijo con total tranquilidad mientras sacaba su móvil y buscaba algo en el —Solo espero que este video de ti cantando en el bar no llegue a ser viral —me mostró un video donde claramente me veía yo cantando y bailando estando ebria.

—Desgraciado —hablé entre dientes. —Bien, iré contigo.

—¿Qué dijiste? No escuché bien —se burlaba de mí.

—¡Qué iré contigo! —me levanté molesta y salí de su departamento para ir al mío y cambiarme.

Luego de una larga y relajante ducha me plante delante de mi armario por aproximadamente 10 minutos pensando en que ponerme, no quería salir, quería quedarme todo el día en casa, comer algo de helado y deprimirme. Y aunque Jimin era un idiota yo estaba consiente de que acompañarlo me haría despejar la mente y olvidar los malos recuerdos por un instante.

Me puse unos jeans acampandos junto a una camiseta blanca, me hice un maquillaje natural y dejé mi cabello suelto.

Después de tener las cosas necesarias en mi bolso, me puse unos tenis blancos en la entrada y salí cerrando la puerta detrás de mí, para luego enviarle un mensaje a mi acompañante.

Dolor de cabeza, Park.

Estoy fuera de tu departamento, ¿Estás listo?
11:32 a.m.

Ahora salgo.
11:33 a.m.

Al recibir su respuesta, guardé el móvil y me dispuse a esperar. No pasaron ni dos minutos cuando él ya había salido, vestía una camiseta blanca con una chaqueta de mezclilla y pantalones por igual, acompañado de un par de tenis converse. Su cabello rubio no había sido acomodado como de costumbre hacia atrás, sino que cubria su frente haciéndolo parecer un poco más joven.

Me sonrió haciéndome una seña indicando que camináramos rumbo al ascensor y tomar su auto en el cual ambos subimos y él inicio a conducir.

Me autorizó poner un poco de música durante el viaje y no lo dude ya que creí que se crearía un incomodo silencio pero en realidad fue todo lo contrario, resultó ser que él se sabía al pie de la letra todas y cada una de las canciones que puse, cantamos juntos, el viaje fue tan divertido que el tiempo pasó rápido y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en el acuario.

Jimin tenía el par de boletos en su teléfono y al mostrárselos al encargado nos dejó pasar sin problemas.

—Y bien, ¿Qué quieres hacer primero? —pregunté mientras avanzabamos lentamente esperaba que no quisiera hacer muchas cosas y así volver rápidamente a mi hogar para hundirme en la depresión.

—En realidad no sé qué se hace en estos lugares —rió sin pena.

—¿Nunca antes habías venido a un acuario? —Negó y su sonrisa se borró.

—Ni a un parque de diversiones hay varias cosas que nunca he hecho —suspiró. —Mis padres nunca quisieron llevarme de pequeño, querían que me concentrará en los estudios.

—Bueno, ¿Y tus amigos? Hay muchos adolescentes que van a lugares como estos a pasar el rato.

—Tengo pocos amigos y para ser sincero no son del todo agradables —hizo una mueca de desagrado. —Solo voy con ellos a bares y ellos solo me buscan cuando necesitan algo, así que hacer una salida de este tipo con ellos queda totalmente descartado, y una vez intenté tener citas con mi exnovia pero a ella solo le gustaba ir a comer a restaurantes caros o ir al centro comercial —rodó los ojos.

—Ya entiendo... —me sentí avergonzada por haberme metido en su vida de esa manera, igual me sentí mal, no sabía como alguien podría estar en su situación, se había perdido de muchas cosas divertidas.

—No tienes porqué sentirte mal —leyó mis pensamientos. —Estoy bien así.

—¿Sabes qué? Olvidémonos de los pensamientos negativos, tomemos un mapa del lugar y veamos que cosas interesantes podemos hacer —mi sentido de buena persona me decía que debía hacer que Jimin pasara un excelente día, tan bueno que fuera lo suficiente para compensar todo lo que había dejado pasar.

Le mostré el mapa que había tomado de un exhibidor, normalmente los empleados los dejaban ahí para que la gente los pudiera tomar y regresar al final de su visita.

En primer lugar fuimos a ver un show de delfines que estaba por comenzar, nos sentamos en las filas centrales para poder apreciar todo sin problemas.

Los entrenadores iniciaron presentando a los animales, los cuales se mostraban emocionados de tener público, saltaban y daban volteretas en el aire.
Miré de reojo a Jimin, tenía una sonrisa en su rostro mientras observaba el espectáculo. En ese momento me di cuenta que él era más que un chico rico coqueto y mujeriego que solo le gustaba hacer bromas para seducirme, me di cuenta que eso probablemente solo era una máscara que utilizaba ante las personas. Algo me incitaba a querer deshacerme de esa pinta y descubrir quién realmente era Park Jimin.

Después de ver a los delfines nos dirigimos a un lago donde había botes de pedales, ambos subimos, nos sentamos y luego de un par de risas por lo lograr quitar el seguro del bote, el encargado nos ayudó y por fin pudimos pedealar para avanzar.

—Eres muy mala en esto —Jimin se burló de mi forma de pedealar.

—Disculpe señor presidente —reí. —Pero esto es un trabajo de dos, si yo lo hago mal tú lo haces peor.

—Es bueno que seas buena en las cosas de la empresa, si este fuera tu trabajo te habrían despedido hace mucho —dejamos de pedalear para disfrutar un poco de la brisa y la tranquilidad que emitía el lago.

—No hablemos de la empresa por un momento —lo miré con una ligera sonrisa. —Hace un momento me dijiste que tuviste una novia, sinceramente no pensé que fueras de tipo que tienen relaciones serias.

—Lo era —soltó una sonrisa que inmediatamente se borró.

—Lo siento, no quería incomodarte —me disculpé.

—No te preocupes, pasó hace mucho así que ya lo superé —suspiró. —La quería mucho, estaba perdidamente enamorado de ella y yo creía que el sentimiento era mutuo pero el día que le conté que iba a renunciar a la herencia de mi padre e incluso a la presidencia de la empresa ella simplemente me botó a la basura como si fuera algo que ya no le servía y yo no volví a ser el mismo.

—Debió ser muy duro para ti —asintió, poco a poco entendía porque actuaba como actuaba. —Yo nunca me hubiese imaginado que una ruptura fuera tan dolorosa, hasta que pasó ya sabes, lo de Jin...

—Bueno, supongo que estamos en el mismo barco —suspiró estirando sus labios formando una línea recta.

—Literalmente —me reí señalando el bote en el que estábamos sentados, él sonrió.

—Sabes, tienes una sonrisa muy linda —acarició mi mejilla. —No vuelvas a cambiarla por lágrimas, a menos de que sean de felicidad.

—¿Qué tal si volvemos? Aun nos quedan muchas cosas por ver —cambié rápidamente de tema y puse mis pies sobre los pedales, mi compañero imitó mi acción sin decir palabra.

El resto del día visitamos el túnel subacuático, pudimos apreciar distintas especies de peces, grandes, pequeños, de distintos colores.
Al finalizar nuestro recorrido devolvimos el mapa y regresamos al complejo de departamentos donde se encontraban nuestros hogares y al llegar a nuestro piso Jimin me detuvo antes de entrar a mi casa.

—Hoy fue un día bastante interesante —pronunció mientras se acercaba a mí.

—Sí, no voy a negar que me divertí, fue mucho mejor que estar encerrada pensando en otras cosas.

—¿Verdad que sí? La próxima vez vayamos al parque de diversiones.

Solo pude asentir ya que su cuerpo estaba a escasos centímetros del mió. Noté como iba acercando su rostro, no pude moverme, miré sus labios, se veían tan exquisitos que me atraían como si fuese un imán, no estaba pensando con claridad y si él hubiese continuado tal vez mi juicio se hubiese nublado, sin embargo, agradecí que hablara y me hiciera reaccionar.

—Somin —susurró. —Tengo demasiadas ganas de besarte, déjame hacerlo —mi cerebro despertó, evité su mirada y di un paso hacia atrás.

—No puedo hacerlo —fue todo lo que salió de mi boca.

—Pero dijiste que si fueras soltera te lo pensarías y ahora lo eres, nada te lo impide —volvió a acercarse. —¿Acaso no te atraigo?

Esa pregunta fue suficiente para que mi corazón diera un vuelco, él me atraía, no sentimentalmente, me atraía de una manera más íntima, pero no habían pasado ni 24 horas desde que terminé con Seokjin, no podía simplemente lanzarme a los brazos de un hombre solo porque estaba necesitada de atención, no iba a hacerlo.

—Nos vemos mañana —con un nudo en la garganta abrí rápidamente la puerta de mi departamento, entré cerrando detrás de mí, quité mis zapatos y al estar en la sala de estar me tiré en el sofá, mi corazón latía a toda velocidad y no era el único que palpitaba.

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