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xviii

Jungkook entra en la casa de Jimin como sí fuera la suya.

Luego del incidente donde Jimin se quedo dormido y Jungkook llamo a varios hospitales de Seúl preguntando por el y su hija, decidieron que lo mejor era que también tenga un juego de llaves.

—¡Llegue!

Avisa Jungkook con una sonrisa en el rostro que se agranda aún más a escuchar los pequeños pasitos apresurados de su hija en su dirección.

Byeol corre a los brazos de su padre, quien la atrapa y la levanta en el aire para empezar a repartir besos por todo su rostro, logrando que la niña ria a carcajadas.

Es entonces que Jimin aparece por el pequeño pasillito que da a la sala de estar, logrando llamar la atención de Jungkook de inmediato, logrando que sus dos ojos se claven en él al instante.

—¿Cómo te fue? Hoy tenías que presentar el proyecto en el que venías trabajando ¿Verdad?

Pregunta Jimin ayudando a Jungkook con la bolsa de helado que el hombre traía en una de sus manos, ya que la otra estaba sosteniendo a Sebyeol.

—Me fue bien, pero el problema es que dentro de un mes quieren que vaya aunque sea dos semanas a Japón para poner todo en marcha y no se como voy a hacer.

Jimin asiente ante las palabras de Jungkook, falta menos de una semana para que Byeol inicie el Jardín de Infantes, eso significa tener que hablar con la institución para avisar de la ausencia de la niña durante dos semanas, y preparar un montón de cosas más para poder viajar con ella.

—Si necesitas que durante esas dos semanas vaya con vos para cuidar a Byeol no tengo drama, Kook.

Avisa Jimin con tranquilidad mientras entra en la cocina para guardar el helado y servir la cena.

—Jimin vas a tener que dejar de ser tan perfecto, empiezo a creer que es todo un sueño, en serio.

Bromea Jungkook dejando a su hija en el asiento para niños que habían comprado para tener en la casa del niñero.

—No puedo evitarlo mi papá y mi mamá se querían mucho y me hicieron con muchas ganas.

Jungkook ríe sonoramente ante esas palabras, causando que Byeol también lo haga sin lograr entender bien de que se reían.

Pero de pronto sucede, si, Jungkook escucha un maullido y acto seguido ve como esa gata que ya había visto por fotos se sube en la mesa con de un solo salto con toda la tranquilidad del mundo.

—Jimin, el peluche que le regalaste a Byeol esta como poseído, mira se mueve sólo.

Jimin ahoga una carcajada en su garganta, para camimar hacía la mesa del comedor y dejar dos platos de fideos con salsa sobre la mesa y mirar a Jungkook.

—Sí te molesta trata de sacarle las pilas, creo que las tiene en el culo.

Jungkook estalla en una fuerte carcajada ante esas palabras, mientras Byeol, que esta vez sí había entendido el chiste, se tapa el rostro y empieza a reír.

—¡Jimin dijo culo!

Exclama la niña entre risas logrando que los adultos sonrían en su dirección.

—Mi amor, no repitas malas palabras en el Jardín ¿Si?

Pide Jungkook esperando que su hija entienda lo que le esta pidiendo.

—Si, Jimin dijo no malas parabras.

Afirma Sebyeol aplaudiendo logrando que los adultos rian, sí bien sabe hablar bastante, hay algunas palabras que aún tiene dificultad para pronunciar.

Jimin vuelve a la cocina, trae el pequeño platonde Sebyeol, junto a su tenedor de plástico, y lo deja en el apoyador de su propia silla.

Los tres cenan con tranquilidad, contándole a Sebyeol como va a ser el Jardín de Infantes, haciendo incapie en el hecho de que va estar ahí con personas que no conoce y que ellos no se pueden quedar. Saben que lo más probable es aue Byeol aún así se largue a llorar, pero quieren prepararla lo más posible para que se lleve la menor cantidad de sorpresas posibles.

Finalmente todas las horas de juego en casa de Jimin le pasan factura a la niña, quien después de terminar todo su plato de comida empieza a cerrar sus ojitos y a balancear su cabeza, dando a entender a los adultos que se esta quedando completamente dormida.

—La voy a costar en el sofá para que podamos verla.

Avisa Jimin tomando a la niña en sus brazos, para dirigirse al sofá, donde la recuesta delicadamente y la tapa con su mantita logrando que casi al instante la niña cierre sus ojos y caiga completamente dormida.

Jungkook observa atentamente el como la nueva integrante de su familia se acuesta justo al lado de su hija para dormir también.

—Que rara la tecnología de hoy en día, es increíble todo lo que puede hacer ese peluche.

Sigue bromeando Jungkook, causando que Jimin lo mire con una sonrisa y niegue con la cabeza.

—¿Queres ir afuera? No quiero molestar a Byeol mientras duerme.

Pregunta Jimin señalando su patio, tiene una parte de madera ideal para sentarse, y lo único que lo separa de la sala de estar es una puerta corrediza de vidrio completamente transparente, lo que significa que en todo momento van a ser capaces de ver a Byeol.

Jungkook asiente de acuerdo con la idea de Jimin, toma dos copas de la cocina del chico, sabiendo que ya tienen la suficiente confianza como para hacerlo, el niñero toma la botella de vino y así es como salen al patio con tranquilidad.

—Que linda noche.

Afirma Jungkook sentándose sobre el piso de madera de esa parte del patio, mientras Jimin se sienta justo a su lado.

—Si...Kook, osea, quería decirte que a mi no molesta cuidar de Byeol hasta más tarde sí algún día tenes una cita, no me voy a enojar por algó así. Es más, hasta te felicitaría.

Jungkook sonríe y asiente en su dirección, ya sabía que le iba a decir algo así, y la verdad es que lo agradece.

—No puedo, Jimin. Mi conciencia no me lo permite. Con solo mirar a una mujer y pensar que es hermosa me siento un traidor.

Admite Jungkook mientras sive vino en la copa de Jimin, para luego servirse en suya.

—Entiendo que te sientas así, pero que lo hagas no significa que lo seas, Jungkook. Es horrible decirlo, pero estas en todo tu derecho de seguir adelante con tu vida, de lo contrario vas a vivir tu vida atrapado en ese día siendo un infeliz de mierda.

Jungkook asiente en silenció, le parece increíble el como Jimin siempre parece saber exactamente que decirle para consolarlo. Le cuesta aceptar que un chico de 23 años le esta dando lecciones de vida con tanta sabiduría y verdad en sus palabras.

—¿Y vos? ¿Por qué no salís con ningún chico?

Pregunta el hombre con curiosidad, sabiendo perfectamente que el niñero es homosexual, osea el chico jamás intento ocultarlo. Aún recuerda ese día hace algunos meses cuando lo vio llegando del festival del orgullo gay vestido de literalmente un arcoíris.

Aún es capaz de reír cuando se acuerda de las palabras escritas en la espalda de la remera del chico:

Si, soy Gay

    Gay
  gAy
gaY

—Antes de empezar a cuidar a Byeol salía bastante, pero ya me había aburrido de ir a citas con idiotas, decidí sentarme a esperar a que mi príncipe azul aparezca en la puerta de mi casa o morirme soltero.

Admite Jimin logrando que Jungkook ria ante sus palabras.

Le parece increíble el como paso de vivir su vida sin una sola expresión en el rostro, a reír y llorar con tanta facilidad frente a Jimin.

—Te juro que sos la única persona en el mundo que es capaz de hacerme reír así.

Advierte Jungkook observando a Jimin con una sonrisa en el rostro que logra que el niñero se sonroje levemente.

A ver, Jimin no es ciego, obviamente se había dado cuenta del increíble atractivo de su vecino desde la primera vez que lo vio, pero al mismo tiempo lo vio cargando a su hija en sus brazos, Jimin sabe que nada bueno sale de hacerse ilusiones con un hombre heterosexual.

Por ese motivo había quedado ahí, como su vecino favorito porque era el único que lo saludaba, y cuando paso lo que paso con Sebyeol, lo primero que hizo fue bloquear cualquier acercamiento emocional, bloqueo sus sentimiendo al instante, pero esa sonrisa...esa sonrisa lograba desbloquearlo casí de forma automática.

—Menos mal que me dijiste eso, ya empezaba a creer que eras un idiota que se rie de todo.

Se burla Jimin tratando de ocultar el repentino nerviosismo que intenta apoderarse de él, trantando de no hacer evidente la sonrisa que se forma en sus labios cada vez que escucha la risa del contrario llegar a sus oídos.

Es entonces que Jungkook nota como una hoja de algún árbol aterriza sobre el pelo del chico.

Se inclina en su dirección con confianza, sin contar con que justo en ese momento Jimin iba a girar su rostro hacía él.

Ambos se detienen en seco a tan sólo unos pobres centímetros de distancia. Sus rostros están tan cerca que sus narices se rozan enviando corrientes eléctricas a cada rincón de sus cuerpos.

Jungkook puede jurar que jamás en su vida había sentido algo así. Solo rozo levemente su nariz con la suya y siente que un terremoto acaba de desatarse en su interior.

—¿Qué paso?

Pregunta Jimin tratando de aparentar tranquilidad cuando en su interior esta así:

—Es que tenes una hoja en el pelo y te la iba a sacar pero justo me miraste.

Explica Jungkook tomando la hoja verde entre sus dedos para finalmente mostrársela al niñeto.

Y el objetivo esta cumplido pero aún así no se alejan, sus ojos no se despegan de la mirada del contrario.

—¿Por qué me miras así?

Pregunta Jimin sabiendo que en cualquier momento se paraba de su lugar y empezaba a correr por toda la casa.

Pero en cuanto siente una de las manos de Jungkook tomando su rostro con delicadeza se queda helado en su lugar.

—Podría hacerte la misma pregunta, Jimin.

Responde Jungkook, quien no es capsz de comprender que hace su mano tomando el rostro de Jimin, se siente como sí su cuerpo hubiese decidido dejar de obedecerlo y actuara por cuenta propia.

—Jungkook sí acabas de matar un bicho en mi cara con tu mano, solo te voy a pedir que no me lo digas y hagas de cuenta que no paso nada, porque soy capaz de desmayarme

Pide Jimin sabiendo perfectamente que eso no fue lo que paso, todo lo que esta intentando hacer es aliviar esa tensión que parece envolverlos de repente.

—Perdón, es que, no me había dado cuenta de lo lindo que sos hasta hace dos segundos.

Esas palabras logran que Jimin deje de aparentar tranquilidad, eso es lo que ve Jungkook, la expresión de paz del niñero tránsformándose en algo así:

—Te estoy haciendo un cumplido, Jimin ¿Por qué me miras así?

Pregunta Jungkook sonríendo para acercarse aún más a él, estaba fascinado por las largas pestañas del chico, también por esas pecas que decoran todo su rostro y no había sido capaz de notar hasta ahora, por sus ojos color almendra que lo miran como sí estuviese loco de remate, o por esos labios que hasta ahora no había sido capaz de darse cuenta de lo atractivos que son.

—No entiendo por qué me estas haciendo un cumplido.

Ahí están, bajo el cielo estrellado y esa brisa primaveral acariciándolos que les avisa que el invierno esta a punto de acabar, sus rostros casi pegados al del contrario, sus ojos que de miran a unos pobre centímetros de distancia.

Jungkook finalmente se da cuenta de lo que lo que esta haciendo pero no retrocede, hay algo en el que no se lo permite.

Esta ahí, con las ganas de besar a Jimin consumiéndolo por completo ¿Hace cuanto tiempo que no besa a nadie? La última vez fue cuando se despidió de Hyori, el mismo día en que su hija nació hace más de tres años.

Jamás creyo volver a tener ganas de besar a alguien pero ahí esta, a punto de hacerlo y siendo detenido por esa parte suya que aún no termino de ceder pero sabe que le falta muy poco para ser consumida también.

Sabe que en cualquier momento va a acabar uniendo sus labios con los de Park Jimin.

—Jungkook me estas asustado.

Admite Jimin con sus pequeños ojos mucho más abiertos de lo normal.

—Perdón pero creo que te voy a besar.

Avisa Jungkook causando que Jimin lo mire sin poder creerlo ¿En serio le acaba de avisar de esa forma? O mejor dicho ¿Qué acaba de decir? ¿Que lo va a besar?

Jimin empieza a reír ante las palabras del hombre asumiendo que le esta haciendo una broma.

Jungkook toma esa oportunidad y se levanta de su lugar a toda velocidad.

—¿Ya te vas?

Pregunta Jimin parándose junto a él, logrando que el hombre asienta con tránquilidad.

—A Oreo dejala acá, es al pedo que te la lleves si mañana a la mañana la tenes que traer de nuevo.

Jungkook asiente de acuerdo con sus palabras.

—Además es tu peluche no mio.

—Es de Byeol.

Corrige Jimin con una sonrisa en el rostro, sonrisa que logra que Jungkook vuelva a sentir esas ganas de besarlo, pero una vez más las contiene por completo.

Sabiendo perfectamente que sí hace sólo instantes Jimin no se hubiese reído, justo ahora lo estaría besando.

—Te odio, Jimin, te odio.

—¿Ahora que hice?

Pregunta el niñero con burla en la voz.

—Te reís de mi.

—Es que por primera vez hiciste un chiste que si fue gracioso.

Las palabras del chico logran que Jungkook lo mire completamente ofendido.

—¡Te odio!

—¿Papi?

Sebyeol despierta debido a los gritos de sus padre mientras resfriega sus ojitos con pereza.

—Vamos a casa mi amor.

Avisa su padre tomándola en sus brazos con delicadeza.

—Nos vemos mañana, Byeoli.

—Hata mañana, Jiminie.

Se saludan con dulzura mientras Jimin deja un beso en la frente de la niña quien rie ante el contacto.

—Hasta mañana vos también.

—¡Ya se que me queres, deja de hacer de cuenta que no, Jimin!

Jimin finalmente cierra la puerta de su casa, apoya su espalda en esta y se deja caer al suelo mientras lleva sus manos a la cabeza y siente sus mejillas encenderse en rojo fuego.

¿Acaso Jungkook realmente iba a besarlo?

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Buenoooo hasta aca por hoy tkm 💛💛💛
















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