Edaylis

La semana pasó y estaba saliendo de una oficina donde tuve una entrevista para trabajar. Espero que me llamen, en fin comencé a caminar hacia mi auto y fui a comprar una malteada de Cookies and Cream en el camino. Cuando llegó a casa fui a mi cuarto para estudiar ya que mañana tendríamos un examen así que no tenía nada que perder. Después de una hora de estudio fui a cocinar para tener algo de comer mañana. Al ser de noche y no tener nada que hacer solamente me puse a maquillarme. De la nada recibí una llamada de Melody FaceTime caminando en una trotadora.

— Hola.— saludo.

— Hola Mel.— salude.

— Ese maquillaje te está quedando muy lindo.— dijo.

— Gracias y veo que estás haciendo ejercicio.— dije bajando la brocha para ponerme sombra.

— Si, quiero ponerme en forma.— dijo.

— Muy bien, cuando sea grande quiero ser como tú.— dije y ambas reímos.

— Amiga ¿Que has hecho? Cuentame no nos vemos desde la fiesta.— dijo.

— Bueno he estado buscando trabajo, estoy volviendo a cocinar ya que deje de hacerlo por un tiempo y estoy estudiando para el examen que tengo mañana.— dije.

— ¿Y tú papá como está?— pregunto.

— Bien...casi no lo veo porque...siempre trabaja.— dije sin tener mucho que decir.

— Okay.— dijo.

— ¿Y tú cómo estás?— pregunté.

— Bien, mañana voy a salir con Anthony y vamos a ir al cine.— dijo.

— Que romántico.— dije y reí.

— Oye no te lo había dicho pero antes de que llegaras a la fiesta conocí a toda la familia de mi querido novio y también a los tíos de Anthony.— dijo.

— ¿Los padres de Dayana?— pregunté.

— Si.— respondió.

— ¿Como son?— pregunté.

— Son muy serios, todos en la mesa hablaban o hacían bromas y ellos estaban muy serios y observaban a todo el mundo.— dijo.

— Se nota quien es su hija.— dije volteando los ojos y poniéndome el pinta labios color chocolate.

— Bueno te dejo porque ya termine mis cincuenta minutos y voy a ir a comer una hamburguesa en el camino.— dijo cansada para luego tomar las llaves de de su auto.

— Bye.— dije despidiéndome.

— Adiós.— dijo y colgamos la llamada.

Me miré en el espejo y sonreí al ver que el maquillaje me quedó muy lindo.

— Okay ahora a quitarte.— dije tomando los paños para quitar el maquillaje.

Cuando termine me acosté en la cama a dormir...comencé a recordar cuando mi mamá salió de la casa para saber sus resultados.

— Vamos por esos resultados.— dijo mi mamá sonriendo.

— Si, vas a estar bien y libre de cáncer amor, luego de eso iremos a comer una deliciosa hamburguesa para celebrar.— dijo mi papá.

— Ay si, hace tiempo no como una hamburguesa pero creo que está vez tomaré una malteada de Red velvet.— dijo riendo.

Al llegar al hospital nos llevaron al cuarto para leerle los resultados de su última quimioterapia. Estábamos los tres en el cuarto cuando la puerta se abre y el doctor que ha estado revisando a mi mamá entra al cuarto.

— Buenos días familia Miller.— dijo el doctor.

— Buenos días.— dijimos los tres.

— Okay Ayliss, me acaban de llegar tus resultados están en mi computadora.— dijo mientras ponía su contraseña para entrar a su computadora.

— Estamos listos.— dijo mi mamá.

El doctor se quedó mirando su computadora y no estaba sonriendo...

— ¿Pasa algo doctor?— pregunto mi papá.

— No se cómo...decirles esto.— dijo el doctor.

Luego de escuchar sus palabras sentí como mi pecho se apretó y en mi estómago comenzó a crecer un vacío que se sentía horrible. Sabía que lo que nos diría no sería lo que estábamos esperando.

— Ayliss...no respondiste a las quimioterapias.— dijo el doctore.

Nos quedamos en silencio, mi mamá bajo la cabeza al igual que mi papá derrotados porque mi mamá no había respondido a los tratamientos. Al instante mis ojos se llenaron de lágrimas y no podía mirar a mi mamá ya que si la miraba no aguantaría mi llanto.

— Lo siento mucho Ayliss...se hizo todo lo posible pero...

— Está bien doctor...está bien.— dijo mi mamá mirándolo.

— La enfermera vendrá a verte en unos minutos y te dirá lo que va a suceder ahora. Pero de seguro te diré que tienes que ser admitida al hospital para observarte y estar pendiente a ti.— dijo.

— Está bien.— dijo mi mamá.

Yo no quería mirarla...miraba hacia el techo o el suelo pero no a ella...

Ya que sabía que la iba a perder.