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Parte única.

"Cortar tus alas no hará que te amen quienes no vuelan, cortar tus alas hará que tú no puedas amarte". Zab G. Andrade.

—Harry es realmente caliente! ¿Has visto cómo le queda la nueva colección? Adoro su cuerpo, esos brazos fornidos, son un sueño! La persona que esté a su lado debe ser de otro planeta!.

—Escuché que la nueva chica está sobre él y bueno, se ven tan bien juntos, ella es divina! Pero sabemos que a Harry no le van las chicas.

—No, pero no han visto cómo lo mira James, ¡ese chico sí que es ardiente! Ellos dos hacen mejor pareja, los brazos de James son tan perfectos y delgados, lo hacen lucir ¡caliente! estoy segura que pueden hacer maravillas! —las chicas murmuraban a medida que se alejaban sonrientes y realizando ademanes que denotaban su excitación.

Sin embargo; Louis escuchó. Un nudo retorciéndose en su estómago al mirar detrás de sí mismo y con el rabillo del ojo a la rubia que se movía hacia Harry y jugueteaba con los botones de su camisa, bufó sin querer, dio media vuelta y se encaminó hacia su casa.

Harry alcanzó a mirarlo pero no fue suficientemente rápido para alcanzarlo ya que la misma rubia se acercó nuevamente y cruzó el brazo por detrás de la espalda del chico.
Un segundo toque se posicionó dentro del bolsillo de su pantalón ganándole un sobresalto, James solo mordió su labio seductor mientras la chispa de la lujuria se expandía a través de sus orbes azul profundo.

Harry había pedido a Louis que lo acompañara para terminar la última sesión de fotos para la nueva campaña de publicidad, el set estaba lleno de modelos tanto hombres como mujeres, un desfile de cuerpos perfectos, estilizados y sin un gramo de grasa corporal se dejaba ver, movimientos gráciles que acompasaban aquellas caderas en cada paso ensayado.

Era absurdo, Louis miró sus brazos cuando llegó a casa, el espejo era un terrible enemigo propio que solo le gritaba lo imperfecto que era.
Su mente; el campo de batalla feroz que nunca daba tregua.

¡Cómo había sido capaz de fijarse en Harry! Esto era una locura, Harry era brillante, perfecto, sus brazos tal como lo describió aquella chica, eran fornidos demostrando que las horas en el gimnasio no eran en vano, en cambio; los brazos de Louis eran menos densos pero prominentes en una forma que él menospreciaba. Cada vez que Harry se movía, sin proponérselo; aquellos músculos sobresalían dejando ver la perfección, y  Louis se sentía tan lejos de ser digno de alguien así.

Abrió su portátil y comenzó a ver fotografías de él y Harry juntos, habían compartido mucho tiempo y durante todos estos años, Louis había visto nacer y crecer un amor inmenso por Harry, igual que una droga potente que aceleraba su pobre corazón al pensar en él.

Enamorarse de su mejor amigo no fue la idea más brillante porque eran tan diferentes entre sí, Harry era alto y Louis no tanto como James, Harry era de piel muy blanca y Louis tenía un bronceado natural que remembraba al más exquisito ámbar, Harry tenía hoyuelos y Louis tenía mejillas suaves pero con algunas pecas.

Tantas diferencias que siempre creyó que no había universo alterno en el que fuera correspondido. Una puta tragedia!

Y así escondió ese amor debajo de muchas inseguridades, maquillándolas con risas y negación pero cada una calaba y traspasaba los poros de su piel.

Por las noches no podía dormir, las madrugadas se volvían eternas recordando su sonrisa, sus gestos, la forma en que le regalaba su perfil y el simple movimiento de su manzana de Adán enviaba a Louis a otra dimensión.

Tenía a Harry en la mente, en los sueños, en el corazón y su nombre se repetía como una oración memorizada en su boca, pero también lo quería en su piel, debajo de sus uñas, en cada astilla escondida dentro de su ser y por mucho que quisiera deshacerse de él, jamás podría decirle que se fuera.

Apenas habían pasado unos minutos que había llegado a casa cuando el tono prediseñado para Harry sonó y la pantalla de su móvil se iluminó con la foto del rizado.

—Hey Lou, ¿Dónde estás? ¿Todo bien?

—Harry... sí, si claro ¿por qué lo dices?

—Por qué te fuiste sin mí ¿tal vez?

—Oh vamos Harold, ¿en serio querías que me quedara? creí que estarías mejor sin mí, es tu ambiente, no el mío. Además, esa chica rubia, te veías muy contento y cómod...

—Louis; estábamos trabajando... es obvio que tenía que verme cómodo, no puedes creer todo lo que ves, lo sabes. Pero; ¿Por qué es ella relevante? Pensé que regresaríamos juntos y que podríamos hacer algo, lo que sea, pero los dos...

—Apuesto a que te divertirás más esta noche sin mí.

La línea permaneció en silencio por unos segundos, parecía que esos instantes tiraban de cada lado de los nervios en Louis y su boca se quedaba sin filtro, cada inseguridad incrustada bajo su pecho era como una semilla de derrota, y muchas ya habían echado raíces en él.

Cada que alguien se posaba frente a él, era una oportunidad para que sus inseguridades se liberaran recorriendo su torrente sanguíneo y explotando por dentro. Comparaba cada rasgo de esos escuálidos modelos, lo afilado de sus huesos que resaltaban bajo su piel empujándola hacia fuera, dejando ver un dominio aparente de un aspecto demacrado pero sobrevalorado.

—Louis, ella no es la que me interesa.

Y ahí estaba de nuevo, la mayor punzada en su pecho. Cuando Harry le aclaró a Louis que no tenía interés en las chicas, sus esperanzas solo se habían acrecentado, pero luego apareció Nick, un amigo muy cercano al rizado y entonces las esperanzas de Louis se volvieron polvo.

Por suerte, Harry no mostraba interés en aquel chico pero lo mantenía cerca. La segunda vez que Louis había dejado nacer un nuevo rayito de un "tal vez" fue justo después de eso, pero entonces apareció Mike, un tipo de ojos azules y la piel más blanca que Louis jamás vio antes, pero de nuevo Harry no mostró un ápice de interés romántico en el chico y Louis sentía una especie de satisfacción culpable.

Al cabo de un tiempo, Harry había conseguido un contrato para modelar en una campaña de una marca prestigiosa y entonces apareció James.

—¿Qué me dices de James? él parece buena compañía Harold, de todas formas ¿qué es lo que quieres?

—Él está aquí pero; bah, escucha ¿por qué no vienes? Vamos Louis, es viernes y tenemos la fiesta de cierre en casa de Jeff. Estaré en tu casa en cinco, tomaremos unos tragos y te prometo que te llevaré de regreso.

No pudo decir que no aunque todo por dentro decía que se negara, que esta noche no terminaría bien. Cambió su atuendo por una camisa negra que sabía que a Harry le gustaba porque lo había mencionado antes, pero algo vieja, en fin; no haría mucha diferencia si usara algo más.

El auto de Harry estuvo fuera de su departamento en exactamente cinco minutos como lo predijo, Louis caminó al auto y se sorprendió de ver al rubio en el asiento del copiloto, el que siempre ocupaba él.

No dijo nada, sintió el jirón en su pecho y siguió, eso debía ser una premisa y ahí era quizá; la oportunidad de dar vuelta atrás pero; no lo hizo. Subió al auto que aún mantenía el motor encendido y solo miró hacia Harry mientras este ajustaba su cinturón y creyó ver una mirada de sorpresa que no disimuló.

Antes de dar marcha, Harry volteó a ver al rubio a su lado con una expresión indescifrable, así que solo aclaró su garganta con un sonido cuestionable.

—¿Sí? —dijo James mientras acomodaba su chaqueta para, dos segundos después acercarse al espacio de Harry con una sonrisa ensayada.

—Hmm, estoy seguro que te sentirás más cómodo en el asiento trasero, para poder acomodarte mejor, ya sabes...

—Oh no amor, estoy muy cómodo aquí —su mano derecha se posó en el muslo de Harry, era del mismo tamaño de las del rizado y abarcaba más de lo que Louis quisiera. El cuidado en cada espacio de sus manos, desde su perfecta manicura y el brillo rosa, visible sobre sus uñas prolijas ahogaron un suspiro de Louis al mirar las suyas, había estado carcomiendo sus propias uñas al grado de causar pequeñas heridas a los costados de sus cutículas. Escondió sus manos dentro de los bolsillos de su chamarra que distaba mucho de la de James.

El trayecto fue un suplicio, el rubio había murmurado en dos ocasiones en el oído de Harry, algo gracioso seguramente a decir por las risas que el chico mostraba, aunque Harry no parecía igual de divertido, él había pasado la mayor parte del recorrido mirando el espejo retrovisor, intentando encontrar la mirada añil de Louis.

Al llegar a la fiesta, James tomó la mano de Harry para entrar, amaba lucirse delante de todos como inalcanzable solo para el rizado. Louis observó una fracción de segundo mientras sus manos estaban conectadas y le pareció que la dimensión de estas era perfecta para ellos, manos grandes y bien cuidadas que valdrían miles para aquellas marcas que promocionaban.

Afortunadamente no fueron más que cinco segundos que el contacto alcanzó, ya que algunos invitados se acercaron a saludar a los recién llegados y Harry liberó rápidamente su mano.

James caminó unos pasos delante de Louis, haciendo alarde de su belleza, dejando ver en cada oportunidad, lo orgulloso que estaba del porte que tenía, sabía de su atractivo natural, acompañaba su caminar elegante con una mirada por encima de los hombros haciéndose más deseable. Louis miró cómo las medidas de sus caderas eran proporcionales y la distancia entre ambas era estética pura para muchos, lo meticuloso del peinado y la dimensión de su cuerpo, la espalda más ancha que la de Louis, posiblemente treinta libras menos, los hombros formaban ángulos rectos.

¡Dios! ¿Cuándo podría él competir con alguien como James? Incluso, como cualquiera de los presentes.

Cada uno de los invitados lucía un cuerpo sin imperfecciones, cabellos rubios, perfectamente recogidos, incluso el cabello de Harry lucía increíble hondeando sobre sus hombros.

Louis se detuvo a mirar al rubio fijamente, ignorando que a unos metros, Harry se perdía por completo en él, en su cabello liso que era tan suave, Harry amaba su color castaño, apreciaba desde lejos cada curva, la forma en cómo la dulzura y el atractivo natural se combinaban tan armónicamente en él, le encantaba que su estatura fuera perfecta para que su nariz quedara en el cuello del rizado, la cintura de Louis era un verdadero desafío para todos alcanzar.

Pero Harry no amaba a Louis solo por su físico, a él lo tenían loco las acciones que este hacía, la forma en que hacía sentir seguros y cómodos a quienes lo conocían, lo amable que era con todos, la forma en que se preocupaba por su familia y el amor que les profesaba.

Louis pasó una mano por su flequillo y sintió la textura lisa, el color castaño; nada que ver con el rubio de James o los rizos rojizos de las chicas que ahora caminaban cerca de Harry regalándole una sonrisa coqueta.

—Lou —Harry se acercó a la oreja de Louis para murmurar y mientras lo hacía, el aire caliente de su boca erizó la piel de su nuca, el olor a hierbabuena tan familiar, Louis solo quería inhalar tan profundo para llenar sus pulmones con esa esencia del rizado —Iré por unos tragos, vuelvo enseguida.

No se sentía en su ambiente, lejos de Harry esto parecía un lugar al que no pertenecía. Caminó un poco más buscando la seguridad de un rincón alejado de las luces y lo encontró cerca de un grupo menor de chicas, sus perfectas figuras se erguían débiles por el hambre constante sobre sus altísimos e incómodos tacones, y la piel adornada con destellos artificiales que de lejos, les hacían brillar.

No era su intención escuchar, pero sucedió:

—Escuché que James planeó algo con Harry para esta noche.

—¿Quién no? Ellos tienen algo desde hace mucho —el corazón de Louis se agitó y un golpe seco se asentó en su pecho —¡Dios! siento que mis piernas son demasiado gruesas, es asqueroso!

—Yo solo estoy tomando media taza de té en las mañanas y tres almendras por las tardes y aún no logro mi peso!

—Es hora de recurrir a los dedos chicas.

—Quisiera ser James ¡maldito! Lo odio! Es taaan perfecto, entiendo porque Harry está con él, son unos putos amos los dos! Tan perfectos!

El corazón seguía agitado, Harry, su Harry pasaría la noche con James. Sintió cómo el dolor punzante se instalaba en todo su cuerpo.

Su cuerpo... ¡Dios!, se miró con odio y frustración, sus piernas eran tan diferentes de las de James, incluso que las de Harry, más cortas, más llenas, sus muslos eran el doble de grueso que las de aquella modelo que juraba que esas líneas que se extendían bajo su vestido diminuto eran sus pierna.

¡Dios! La crueldad de su entorno era asfixiante, se sentía tan fuera de lugar, necesitaba salir de ahí pronto.

Cada palabra dicha, aunque era hueca, lograron devastar su poca seguridad llevándolo al descontrol de sus propios pensamientos, incapaz de mantener su cordura.

Sus ojos buscaban con desesperación una puerta de salida y en su búsqueda encontró lo que menos necesitaba.

James tomó la cintura de Harry y la haló hacia él, su altura le hacía juego perfecto para quedar en el mismo nivel de sus ojos, no como sucedía con Louis, Harry siempre se encorvaba cuando lo abrazaba, en cambio James tenía la estatura exacta... no perfecta pero... eso lo entendería después.

Dolió, dolió cuando el rubio metió la mano por debajo de la camisa de Harry acariciando su espalda baja.

Estaba viendo cómo su mundo se desmoronaba y solo podía contemplar fijamente pero; no quería, no podía seguir mirando, y sus ojos se negaban a cerrarse, sus piernas se negaban a moverse, tal vez es porque son demasiado gruesas pensó.

—Parecen naturales eh? —la voz provino de su lado derecho, Louis volteó a ver y encontró a un chico rubio, ojos azules, una sonrisa radiante con un ligero toque retorcido en sus frontales, el brillo platinado de su ortodoncia lo expuso.

—¿Disculpa?

—Te disculpo... oh joder! ¿Qué mierda es esto? —Escupió un canapé con una sustancia extraña —¿Qué nadie come comida de verdad aquí?

—Aquí —le pasó una servilleta para limpiar la mancha que quedaba en la comisura de sus labios —es una fiesta para modelos, ¿qué esperabas? Sus cuerpos son perfectos, no pueden comer más que esto.

—¡Nah! Amigo, todos son plásticos ¿no lo ves?

—¿De qué hablas?

—De mi trabajo, es tan bueno ¿cierto? Oye, me siento halagado no lo dudes y gracias —el hombre lo confundía más —soy Niall Horan, cirujano plástico y esos cuerpos que tú llamas perfectos, son mi obra.

—¿Qué?! ¿De qué...? Peor yo pensé que...Espera... No, no todos... me refiero a que Harry no...

—¡Oh no! Harry no por supuesto, su belleza es natural. Pero ¿qué me dices de James? mentoplastía, bichectomía, rinoplastia, y los implantes en su trasero, pómulos, labios; en fin, es mi obra. A excepción de esa lipo! ¿Puedes creerlo? Es un costal de huesos pero insistió y tuve que patear su plástico trasero fuera de mi clínica, no me darán mierda por su obsesión.

La realidad se abría delante de sus ojos como una mañana dorada. Cada persona en esa sala era la mezcla de botox, bisturí y un sin fin de falsedad, pero Louis también comprendió que incluso él era capaz de modificar su aspecto.

A lo que no le prestó mayor atención fue al hecho de que, cada uno era tan solo un cúmulo de falsedades y miedos profundos no superados, solo encubiertos.

Cualquier persona podría engañarse con una mentira a sí mismo pero eventualmente, cualquier mentira te dice una verdad insuperable: eres débil frente a ti mismo.

—Tú, eres... Amm... tú podrías.

—¡Claro que puedo! —¿Qué deseas?

Miró su estómago que no era plano ni cóncavo, tenía un bultito que se pronunciaba de forma natural y que nunca había molestado hasta que alguien se lo mencionó, tocó la forma de sus muslos tan lejanos a los de cada persona en la habitación y cuando sus dedos acariciaron de forma brusca sus caderas no sintió la prominencia de los huesos afilados como en James, sus caderas estaban ocultas bajo una piel con alguna línea blanca  que definitivamente no sentía agradable, sus cutículas carcomidas le recordaron haberlas herido antes, escondió sus manos y su mirada viajó hacia donde la pareja se encontraba antes pero no los halló.

—Yo... HMM... Pues no lo sé, tal vez yo...

—Escucha amigo, puedo hacerlo ¿de acuerdo? Lo que necesites, solo dilo y lo haré pero; antes pregúntate si realmente lo quieres porque, esto  —hizo un ademán con su mano a su alrededor para restarle importancia  —es solo ficción, nada es natural y bueno, no me lo tomes a mal, pero tu luces genial , puedo apostarte que ninguno en esta sala tiene sensibilidad y no los juzgo, es mi trabajo pero muchos han abusado del bisturí y ninguno siente nada ni siquiera en la orejas! —su cuchicheo llamó la atención de los más cercanos —me pregunto cómo logran un orgasmo!

—Louis...

—¡Harry, hola! Hey, amigo me da tanto gusto verte.

—Hey Doc, ¿qué tal?

—Admirando mi obra. Entonces Louis ¿qué me decías?... —sus manos estaban temblando, no quería que Harry supiera lo vulnerable que se sentía.

—Yo... hmm, no...nada.

—Disculpe doc. Lou, vayamos un momento afuera ¿si?

Caminaron hacia uno de los balcones del lugar, la mano de Harry se posicionó sobre la espalda de Louis para conducirlo.

Si tan solo Harry supiera lo que ese toque estaba haciendo en el cuerpo de Louis. Sintió las miradas extrañas sobre él, las mismas que le daban cada vez que el rizado aparecía con él.

Poco le importaban a Harry, ¿cómo podría prestar atención a gente que no significaban ni la mitad de la inmensidad de atención y admiración muda que sentía por Louis?

—¿Cómo la estás pasando? ¿Te diviertes?

Lo cierto es que Louis quería decir que no, que se sentía extraño, que solo quería salir de ese lugar donde las luces sofocantes lo asfixiaban porque su peor enemigo estaba en cada espejo del lugar y se estaban robando su energía y el calor de Harry lo había dejado y ahora el aroma de James se había impregnado en su ropa, desapareciendo el inigualable olor de Harry y eso solo lo hacía querer salir corriendo y esconderse. Muy lejos.

No lo hizo.

—Sí claro ¿Y tú? Te vi con James —¡Joder! Eso no es lo que debía decir —él es un tipo muy encantador, supongo.

—Supongo —el gesto vago de sus hombros apuntó a la poca atención que sentía por el modelo.

—Su cabello parece suave ¿Lo es? A ti... a ti ¿te gusta su cabello rubio?

—Es lindo, ¿a qué viene eso?

—Es igual de alto que tú.

—Lo es.

—Sus ojos, son azules. A ti... ¿a ti te gustan los ojos azules?

—Mucho —dijo mientras mordía su labio para no sonreír, por supuesto que le gustaban,aunque no precisamente los de James  —pero...

—Y su rostro, es perfecto ¿Lo crees Harry?

—Louis ¿Gustas de James? —su cejo se frunció y el color rojo de los celos se pintó en su rostro.

—¿Qué? ¡No! ¿por qué... Harry ¡oh hombre qué cosas dices!

—Has estado muy atento a él.

—¿James? Es una broma cierto?

—¿Me llamaban? —apareció casi como si lo hubieses invocado —amor ¿podrías conseguirme otra de estas bebidas? pero las de dieta cariño, sabes que estos —señaló sus pantalones, el espacio entre su piel y la tela era imposible —no lucen igual en un cuerpo robusto —al decir la última palabra miró hacia Louis y de inmediato acarició el rostro de Harry.

Harry sólo asintió sin ganas, se giró hacia Louis y entonces sí que sonrió... Como siempre —¿Qué deseas para ti Lou?

—Estoy bien , gracias —susurró.

Cuando Harry se había retirado, James se mostró tal cual.

—Deberías arreglar un poco tu aspecto Louigi, ese cabello es terrible, además podrías visitar al doctor Horan para mejorar tu nariz, no encaja con tu rostro y hacer algo por tu figura, ya sabes, unas libras menos te harían lucir menos... —el gesto de la ceja levantada y la mano con el dedo índice señalando de arriba abajo a Louis le daban un aire de diva, mordió su mejilla interna y remató  —tú. Tan simple como Harry te llama.

Nunca unas palabras le habían dolido tanto, las había escuchado de otros pero jamás pensó que el chico que tanto había amado, pensara eso de él y entonces comprendió que las palabras no matan, lo detonante, lo mortal era quién las decía.

Harry lo había llamado simple y eso estaba abriendo una herida no solo en el corazón, sino en la mente del castaño.

—Es Louis, —corrigió —no  Louigi.

—Sí, como sea —chasqueó para restarle importancia —tengo un par de prendas que puedo regalarte porque son de la colección pasada y no puedo repetir, tal vez te queden largos por tu estatura tan baja, pero podrían hac..

—Aquí tienes  —Harry extendió un vaso con agua y hielos —Lou, te traje una copa, ¿Está bien esto? ¿Sucede algo?

Los ojos azules estaban opacos, si acaso era posible ver algo en el fondo, no era la chispa que caracterizaba a Louis

—No, nada.

—Así es amor, nada. Vamos a bailar.

James pegó su espalda al frente de Harry mientras su pose triunfal enarcaba la ceja.

A pesar de todo lo que tenía, sentía una envidia incalculable de Louis pero moriría antes de hacérselo saber.

—Lo siento James —giró lo suficiente en dirección de Louis —¿Estás bien?

—¿Por qué no habría de estarlo? —masculló con una falsa sonrisa, como si no doliera y el veneno de James comenzó a permear estrepitosamente desde su garganta, extendiéndose por cada célula.

—Louis, no tienes que hacer eso.

—¿Hacer qué Harry?

—Decir que estás bien cuando no lo estás —Harry siempre sabía, se acercó a su espacio personal e intentó hablarle pero Louis no lo permitió —Podemos irnos si quieres.

—Ve a bailar, anda —bebió de un sorbo su trago y se dirigió a la barra donde encontraría otro escape.

La noche se fue como arena entre los dedos, un trago se convirtió en dos, tres y eventualmente dejó de contar.

Su sistema estaba invadido por el alcohol y de pronto supo que debía irse. Ni siquiera se despidió de Harry, estaba tan herido que no creía resistir verlo o hablar con él.

Quería decir que había salido ileso de aquella charla pero no fue así. Cada palabra asestada solo debilitó más su propia imagen y si pasó la noche en casa, llorando; nadie tendría que saberlo.

Los siguientes días, Louis evitó a Harry por completo, excusándose en el trabajo y no se permitió responder a ningún mensaje o llamada, sabía que no estaba listo para esa conversación.

Verlo sería recordar la charla con James, temía mirar sus ojos y no encontrarse en ellos porque ¿por qué estaría allí en primer lugar?

El timbre de su departamento sonó en repetidas ocasiones, una figura alta estaba detrás de la puerta y por su insistencia, sabía quién era.
El sonido de su teléfono se repetía exigiendo atención pero solo lo ignoró y finalmente dejó de sonar y un nuevo mensaje de voz entró:

—Hey Louis... hola, es Harry ¿no estás en casa? Estoy fuera, justo frente a tu puerta y, traje la cena...¿O prefieres salir? ¿O qué tal si nos quedamos y pedimos algo? No tiene que ser lo que traje... Lo que sea, lo que quieras... sólo quiero verte... llámame ¿si? Da igual la hora, solo llámame, dejaré todo lo que esté haciendo. Incluso si solo te estás ahogando en un vaso de agua o si necesitas una taza de azúcar... lo que sea, solo llámame...

La voz grave y las pausas características de Harry eran como una brisa suave que envolvían a su alma, tenían un efecto curativo siempre que lo escuchaba, igual que una nana para un bebé.

Sin embargo, justo en ese momento no tenía ganas de explicarle, no podía obligar a su espíritu a quebrarse una vez más intentando poner en palabras la inmensidad de su decepción.

Fue llamado "simple". Harry lo llamó simple y con eso, derrumbó toda esperanza, su amor jamás sería correspondido. Harry se mercería a alguien especial, único, alguien con un poder similar al suyo y ése, ése no sería él.

Se pasó los siguientes días deambulando entre las calles de la ciudad y la casa de su segundo mejor amigo, simplemente estaba huyendo de Harry.

Justo sto se encontraban en un parque al que solía ir, su intención era salir a correr como James sugirió pero, estaba claro que las dos horas previas de cardio habían mermado su energía y su baja ingesta de calorías estaban jugándole en contra. Ese tipo de cosas serían geniales si las hiciese por él, desafortunadamente había empezado a hacerlo sólo porque el rubio le recalcó en su peso y su cuerpo y su mente seguían en constante batalla.

—Entonces quieres un cambio?

—Sí. Nariz y... y barbilla para comenzar.

—¿Estás seguro? No habrá marcha atrás una vez hecho el corte Louis.

—Sí Zayn...

—Bien... podrías empezar por contarme por qué. ¿Qué es lo que está pasando?

—Nada. Solo quiero ser otro.

—¿Otro? pff... ¿Y qué pasará con este Louis? ¿Lo esconderás?...

—Sí... tal vez.

—Tendrás que volver a buscarte en el espejo después de esto, lo sabes ¿cierto?

—Aquí amigo, —un perro sediento se acercó hacia él, seguramente ya lo conocía pues era recurrente este acto del castaño, sacó de su bolso un recipiente con croquetas y las puso sobre una toalla de papel y uno con algo de agua fresca que llevaba exactamente para esto —disfrútalo.

—A esto me refiero, eres jodidamente genial como eres Louis ¿por qué quieres cambiar? Sé que te acostumbraste a escuchar y recibir mierda de los demás pero ya va siendo hora de que brilles y que se joda quien te quiere con la luz apagada! Estas cosas que haces, nadie más las hace y eso te convierte en un puto hombre perfecto, ¡carajo!

—¿A quién le importa de todos modos? Esto lo hago porque me gusta, no espero que nadie las note.

—Pero ese es el punto, ¿para qué quieres agradarle a alguien que no es capaz de ver estas virtudes?

—No tengo virtudes, y si las tengo; deben ser muy pocas porque nadie las ve. ¡Hey Mitch! ¿Cómo está Sara? ¿El bebé? Dale un abrazo de mi parte —saludó como siempre al hombre que atendía en la cafetería, siempre preguntando por su familia y siendo amable con todos.

—Puedes cambiar todo lo que quieras por fuera, tienes derecho pero; recuerda que tú ya eres perfectamente imperfecto, estas cosas no las hace cualquiera y si alguien no es capaz de apreciarlo, que se joda!

Zayn era capaz de mirar, de ver lo bueno que Louis tenía por dentro, él podía sentir su dolor pero también podía sentir que brillaba en medio de sus caóticas idas y venidas.

—Escucha hermano, no  estoy seguro de esto pero; aquí estoy si me necesitas. Estás medio pendejo pero no estás solo. Vamos por ese maldito tinte ¡Y que arda el infierno de los rubios!

¿Cómo se cura un corazón destrozado por palabras duras contra la apariencia de una persona?

Louis estaba convencido que con un cambio externo, habían transcurrido un par de días desde que su cambio de look comenzó, algunas prendas con estampados coloridos, lo envolvía una chaqueta semejante a la de James, sus piernas se movían dentro de pantalones a cuadros que valían más de lo que podía pagar.

El cabello teñido era totalmente inusual, caminó frente al espejo tratando de erguirse para conseguir unos centímetros más, quizá si levantaba el rostro podría aparentar un aura que encajara. Muchos cambios, había perseguido con hambre estos cambios y aún así, algo se sentía mal.

Se sentía tan extraño en su propio cuerpo, y eso que aún no había entrado a cirugía.

Aquel que había sido antes; no era el mismo del reflejo, creyó que la magia nacería dentro cuando hubiera cambiado por fuera y ahora que lo había hecho, tal magia nunca ocurrió. 

No se reconocía, no era él, era un ser extraño sin identidad que buscaba desesperadamente asemejarse a alguien más, más parecido a un sonido hueco, retumbando como un viejo eco de lo que alguna vez fue. Y tal vez, Harry aún podía escucharlo como un quejido doloso.

—¿Por qué no puedo ser como él? ,¿Por qué no puedo ser perfecto? —expresó aquel pensamiento que le carcomía las entrañas, tan audible que sus puños se cerraron debido a la presión que hacía. Miró por la ventana y contempló el cielo, la noche tan oscura como se sentía por dentro —¿Por qué?

—Tú ya eres perfecto... ¿Para qué quieres cambiar? —la voz provino desde el umbral de la puerta, tan inmerso estaba que no se percató de la presencia de Harry. Llevaban días sin hablar y esto había desesperado al rizado.

—Harry... ¿Qué estás haciendo aquí?

—Has estado evitándome... te he dejado varios mensajes pero insistes en ignorarme...—cada palabra se acompañaba de un paso hacia el interior de la pieza —No has respondido, ¿Por qué quieres cambiar?

—Porque estoy cansado de ser como soy, insípido, enclenque, sin misterios ni belleza... simple.

—¿Quién?, ¿Quién te ha engañado tan terriblemente? ¡Tú eres exactamente lo contrario a quien describes!

Había algo en el viento o en el tono de su voz que empujaba sus palabras al borde, igual que la marea empuja un bote, una espiral recurrente hacia el suelo que lo mantenía sumido en la desesperanza; no obstante; la luz de su honestidad bruta lo estaba cegando.

—Lo dijiste tú.

—¿Cómo podría decir eso Louis?

—Se lo dijiste a James, él me lo dijo.

—¡Es mentira! ¡Eres maravilloso!

—No lo soy.

—Lo eres, eres el hombre más fascinante que he conocido... pero...

Louis sonrió con amargura, con el rostro aun mirando hacia la nada, al escuchar lo último.

Tragó en seco y giró para enfrentarlo, esperando lo que todos decían de él, palabras de mierda criticando su apariencia, una falsa sinceridad que dolía porque quemaba todas las capas de piel y nunca cicatrizaba porque cada persona hurgaba y reabría la herida fresca.

—¿Pero?... pero no soy lo que debería ¿no es así? Tranquilo, he escuchado eso antes.

—¿Puedo terminar? Y no, no me refería a eso. Confirmo que eres el hombre más fascinante que he conocido, pero tienes miedo. Miedo de no ser lo que la gente espera, lo que los demás dicen que debes ser, y ¿a quién mierda le importa eso? ¡al diablo los estándares! Nadie tiene que decirte cómo ser, porque —se acercó un paso más —porque así como eres, eres perfecto.

La oscuridad de su propio menosprecio lo había convertido en un constante y frío invierno, ahora; el calor abrasador de aquella declaración le mostraba cada rasgo destacable, estaba acostumbrado

—Eso lo dices tú porque no sabes nada, el maldito murmullo de la gente diciendo lo que tengo y lo que no, lo mucho que debería ser diferente a lo que soy, a cómo luzco. James mismo lo dice...

—¡Todos mienten! Louis, ellos están celosos, tienen tanta envidia de ti. Incluso James!

—¿Pero qué dices? James es perfecto ¿no es así? Contesta...

—No lo sé, cariño —mordió su labio inferior para disimular su sonrisa enamorada —no me he fijado. Estoy... estoy demasiado ocupado mirándote...—se acercó —Louis, si tan solo te miraras con mis ojos... si pudieras verte como te veo yo.

—Puedo imaginarlo Harry —tantas emociones burbujeando y rompiendo su caparazón, su sangre se calentaba y subía a su cerebro sin procesar cada palabra.

Pero Harry no se rendiría, no callaría más.

—¿Ah si? Entonces ya sabes que tus ojos me hacen cosquillas en el alma? Ya sabes que tu sonrisa me cura los días malos? Que tu mente y tu corazón superan a cualquier cuerpo que se crea perfecto? Dime Louis, sabes que aunque tú te sientas imperfecto y para nada deseable, eres el hombre más hermoso de este jodido planeta y los que le rodean?

—No hay vida en otros planetas Harry.

—Eso es lo que dicen, pero yo he encontrado galaxias perdidas y en todas hay por lo menos, un hombre enamorado de ti.

—¿Por qué te burlas de mí? ¿Es una clase de broma cruel?

—¡No! Basta Louis, no es así, mírate... tu rompiste el molde cariño y eres exactamente lo que debes ser. Disfruta de ser quien eres... no hay nada más liberador que amarse en total aceptación de ser tú! Eres edición limitada Louis Tomlinson.

Para Harry la belleza era relativa, como muchas cosas en la vida, a algunos les gustan las rosas, otros prefieren las azáleas o los narcisos, existen los que aman el jazz y otros prefieren los blues, él había logrado ver más allá de la ilusión óptica.

—Cariño, sé que solo ves caos pero yo amo el caos que hay en ti, elijo mis cereales por el sabor no por el color, imagínate si no sabré elegir a las personas!, y tú no me la pusiste fácil, tú me matas con tus mensajes, con tus malos chistes, me haces reír y sentirme vivo, vamos Louis, tienes que verlo por ti mismo —lo giró de nuevo frente al espejo y posicionó su mandíbula en su hombro —si te atreves a mirar más de cerca, verás la maravilla que eres.

—Basta.

—No bebé, mírate. Eres maravilloso.

— Harry...

—¿Si?

—Aquella noche me dijiste que te gustaba el cabello rubio y yo... —aclaró su voz y no se atrevió a mirarlo a los ojos —Ahora soy rubio Harry, ¿ahora ya te gusto? —una lágrima se deslizó aludiendo al nudo en la garganta.

—Louis, tú no eres rubio cariño, eres castaño.

—Sí. Mi cabello es terriblemente café.

—¡Pero a mí me encanta el café!

La risa tonta se convirtió en una carcajada y la cabeza echada hacia atrás lo confirmaba. Pronto se recuperó para seguir su línea, solo para seguir escuchando a Harry.

—Mi nariz no encaja con mi rostro.

—Tu nariz es perfecta, es un botoncito... —dio un minúsculo beso sobre esta.

—Soy demasiado bajo.

—Yo me inclinaré, no te preocupes.

—Tengo pecas...

—Y yo me he perdido descubriendo galaxias enteras en ellas.

—Mis manos son más pequeñas y...

—No son pequeñas, son ideales para encajar con las mías.

—Mis caderas no son como las de...

—¿Cómo quieres que te explique que eres perfecto? ¿Hmm? —le interrumpió cuando se acercó y levantó su mentón con dos dedos hasta que sus ojos se encontraran —¿Cómo te hago entender que la luz de la luna solo me parece perfecta cuando está sobre tu piel? Dime... si la lluvia solo me importa cuando moja tus mejillas y el sol aprende a brillar cuando tu sonríes... tienes que verlo Louis, pero no solo con esos hermosos ojos que me encantan, sino con el corazón porque ahí es donde se percibe el alma de las personas.

—¿Por qué dices eso? Yo no soy como...

—Porque eres exactamente ¡tú! —tomó ahora con ambas manos su rostro, los pómulos afilados de manera natural y perfecta que remarcaba la calidad de su enorme belleza, nunca había necesitado implantes de ningún tipo, y Harry sintió la majestuosidad de su piel bronceada, agradeció que el sol le besara delicadamente logrando ese tono que era envidia de cámaras de bronceado — Así, tal como eres. Cariño, nunca he visto a nadie con tal cantidad de amor y de luz como tú. Eres magia.

—Pero Harry... Tengo una barriga que...

—Que adoro, y que me volvería loco si me dejaras besarla.

—Mis labios no son...

—Shh... Yo muero por besarlos... Tienes los labios que siempre quiero besar.

Su corazón se volvió loco de alegría contra su voluntad, quería escuchar pero estaba aterrado de encontrar una nota falsa.
Harry dio un paso más cerca y Louis no pudo evitar emocionarse cuando el rizado mordió su labio mientras miraba fijamente los de Louis.
Sus hermosos ojos azules se abrieron, su voz salió tan satisfactoriamente culpable que se apagaba y se encendía al tiempo de decir:

—Tú debes estar loco por querer a alguien como yo.

Y Harry juró que en sus ojos, las estrellas resplandecen aun más y que él sería capaz de robar la luna para regalársela por el simple hecho de verlo sonreír.

—Louis...

—Tengo ojeras Harry ¿las has visto?

—Me gustan —pasó su mano debajo de sus ojos y las dejó cerca de las cejas, apreciando aquella galaxia perdida entre sus pecas —porque son las noches en que te quedaste peleando contra tus monstruos y les ganaste... Te amo ¿es que no lo ves? Te he amado desde que te conocí, y por mucho que lo intentara, nunca he sabido cómo no estar locamente enamorado de todo lo que haces y de todo lo que eres!

Cada pálpito retumbaba dentro porque Harry estaba derramando su amor, gritándole en todos los idiomas lo enamorado que estaba de él, o quizá́ era su corazón anunciándole que, el amor tocaba a su puerta.

Y era Harry quien estaba detrás de esta.

Louis era un caos maravilloso, lleno de misterios, de dolor y de risas, de anécdotas graciosas y de berrinches sinsentido, era una mezcla de espontaneidad y dulzura que Harry moría por descubrir cada día.

Era un tesoro y solo para sus ojos, se había develado el mapa para encontrarlo.

Harry conocía las cumbres de sus carcajadas, la calidez de su pecho abrigador y las curvas de su cuerpo y de su sonrisa, conocía aquel té, su favorito y la manera en que se perdía entre sus labios, aquellos que sin buscarlo, lograban el tono perfecto para Harry.

Él estaba convencido que podía fácilmente echar raíces en su cuerpo si Louis se lo permitía.

—¡Joder! No sé qué más puedo hacer si tú no me quieres...

—Harry... Yo no..

—¿Por qué no me quieres?   —estaba a punto de llorar como un niño — déjame quedarme conmigo, para compartir tu magia. Si me aceptas, haré que todo lo que venga cuente.

En esa habitación, Harry y Louis estaban apostando por lo que querían, nada estaba escrito pero; el amor es el premio para los valientes, para los que se atreven y aunque se cagan de miedo lo hacen y viven, y caen y lloran pero también ríen y descubren que la felicidad no es utopía, es verosímil y es una obligación, la más noble de todas.

—Estás loco Harry.

—Lo estoy...

—La locura es bonita.

—Tú también.

Es verdad que el amor propio es el único factor y detonador de cambio válido, porque nadie debería dejar de apreciar lo que es, ese eclipse lunar que tiene diferentes etapas y ninguna es menos, atreverse a mirar sin miedos y sin ataduras.

La pregunta que se hacía acerca de ¿cómo curar un corazón destrozado por palabras duras contra la apariencia de una persona? Por fin tenía respuesta: amándose a sí mismo.

Louis era un poema hecho realidad, uno muy hermoso pero no estaba hecho para ser leído por cualquiera que solo tuviera urgencia de tomar algo de él, no.

Louis estaba hecho para ser contemplado y recitado por un artista como Harry, porque solo quien aprecia el arte, sabe reconocerlo cuando lo ve.

Cuando Louis tomó su mano, todo encajó. A Harry no le faltó nada cuando la sostuvo entre sus dedos y sintió la piel de su palma sudorosa, los dedos más pequeños eran tan delicados y la suavidad contrastaba con la fuerza que trasmitían.

Lo estrechó entre sus brazos y sonrió. Sus lágrimas se mezclaron con sus fluidos nasales y tuvo que sorber, porque esto no era un cuento de hadas donde la princesa era perfección ficticia, Louis entendió que lo mejor que podía hacer era quemar los estándares, para ser tal como era, como siempre ha sido y debió ser, él mismo, contemplando por primera vez su belleza natural, absoluta, real.

El beso fue en ascenso, caótico, lleno de misterios revelados, finalmente conocieron el sabor con el que tanto soñaron y fue la sensación más intensa e increíble que hasta ese momento habían vivido.

Decir que su futuro traería una ola interminable de amor, risas, lujuria y pasión junto a la misma persona sería poco.

Louis fnalmente se dio cuenta de lo equivocado que estaba buscando lejos de él mismo lo que siempre estuvo en él.

Louis medía un metro setenta y dos centímetros, pero ahí, en esos centímetros exactos estaba todo el universo de Harry, no le añadiría ni un milímetro más porque, hay universos grandiosamente diminutos y milímetros galácticos como los que formaban a Louis.


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Ámate intensamente para que nada ni nadie te apague, ignora comentarios negativos aunque parezca difícil. Trabaja en ti y en lo que eres. Y por favor, sé amable con tu reflejo y jamás olvides mirarte al espejo sonriendo, mientras te recuerdas que eres arte".

MAKI <3

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