—Esa mujer está loca. — dijo JeongYeon, la pelinegra estaba furiosa.

Ahora estaban en la casa de los Kim, sentados en el sofá, con JungKook y TaeHyung acomodados con el menor sobre el regazo del mayor.

La chica caminaba con nerviosismo y sus mejillas estaban rojas de la furia.

—Creo que va a explotar. — dijo HoSeok.

—Cuando encerró a JungKook, me pidió que la perdonara y no haga ninguna denuncia. — murmuró JeongYeon. — Y lo hice sólo porque es mi madre, pero sigue igual de desquiciada. — la chica se frotó el rostro con fastidio.

La puerta de la casa se abrió y una furiosa señora Kim arrojó su bolso en el perchero, la mirada de los cuatro presentes se enfocaron en ella, la mujer se acercó a su hijo y tomó sus mejillas para dejar un beso en su frente de forma maternal, hizo lo mismo con JungKook, y pareció muchísimo más calmada luego de ese gesto.

—Ya está la orden de alejamiento en pie, amores. — dijo, acariciando sus cabellos. — No podrá acercarse a quinientos metros de ustedes. Vivan en paz, queridos.

TaeHyung asintió, estiró sus  brazos hacia su madre y la abrazó dándole las gracias al oído.

—Kook. — llamó la chica. — Si se llega a acercar, me llamas. Llevo mi porra y HoSeok el taser.

—¡JeongYeon!— HoSeok estaba sorprendido, e indignado de que lo involucrara en eso. — Es tu madre...

—Y también una psicópata, HoSeok. — la pelinegra abrió sus brazos, como si fuera obvio.

—Querida. — la señora Kim tomó a la joven por los hombros, le dedicó una sonrisa tranquila. — No te estreses, afectas al niño. Ven, siéntate... — la llevó hasta un espacio en el sofá. — Te haré un té, ¿quieres?

—Café, por favor.

—No puedes tomar café estando embarazada, tonta. — dijo HoSeok.

JeongYeon suspiró.

—No me deja comer nada. — se quejó, mirando su vientre. — Y tampoco puedo golpear a nadie.

Sintió una mano en su hombro, se volteó para ver a TaeHyung.

—Está bien. — dijo, frotando un poco su hombro, intentando calmarla sonrió mínimamente.

La pelinegra lo miró un segundo y sonrió cuando el castaño lo hizo.

TaeHyung estaba bien, como si nada hubiera ocurrido.

JeongYeon suspiró, sintió a HoSeok acercarse, su novio se sentó sobre sus piernas haciendo que la chica tuviera una mueca en su rostro de molestia por tener tanto peso encima, pero terminó cediendo cuando el muchacho comenzó a dejar mimos en su cabello y sonreía de forma espléndida, haciéndola sentir mejor.