XXI
En el comedor se acomodaron al menos diez invitados, la mayoría gente mayor de cuarenta años, que Jungkook asumió como tíos, otros parecían más mayores.
El castaño saludó con educación a todos los presentes, y salvo un chico joven, demasiado alto para su gusto, que fue el único en pararse para saludarlo con un abrazo muy confiado, y que comenzó a hablar con Jimin, con una gran sonrisa, luego de saludarlo de la misma manera; él fue el único en hablarle.
—¡Minnie! Me dijo mamá que recuperaste tu voz.
Jimin asintió con una sonrisa tímida.
—Pero dí algo— el chico rió por eso.
Jimin frunció un poco los labios, sin saber qué decir, encogiéndose de hombros, habló bajo.
— ¿Algo?
— Awww~ Es adorable, como imaginaba— el chico fue a apretar sus mejillas pero Jimin se apartó—. ¿Con tu novio eres así de arisco?
— La verdad que sí— se metió Jungkook en la conversación, un poco molesto de que aquel desconocido le estuviera hablando de tan cerca a su novio.
El chico lo miró de arriba a abajo, asintió con una pequeña sonrisa.
— Tienes buen gusto, primo— dijo.
— ¿Primo? — repitió Jungkook, sintiéndose estúpido.
Jimin rió un poco, señaló al chico alto frente a ambos.
— Park Chan-yeol— dijo el pelinegro—. Hi-jo de Loon.
Jungkook no se lo esperaba, aquel chico no se parecía en nada a la tía Loon.
— Chicos, ¿Se sientan? — la susodicha habló en tono brusco, evidentemente estresada por la cena, los tres obedecieron sin quejarse.
La mesa cayó en un incómodo silencio rápidamente, que sólo creció cuando la comida llegó.
Jungkook sentía las miradas sobre él, evidentemente incómodo, se inclinó un poco más hacia Jimin como para protegerse, aunque el pelinegro parecía estar igual que él.
— Y, ¿Cómo le va a Jimin con su problema? — habló una mujer, de al menos sesenta años, sentada en una punta de la mesa, mirando a la señora Park.
— ¿Qué problema? — preguntó la madre.
— Ya sabe, de su habla— respondió la señora.
Su madre se giró hacia su hijo con una sonrisa orgullosa.
— Minnie, ¿Quieres responderle a tu tía?
Jimin quería irse, que la tierra se lo tragara o algo, se encogió un poco en su asiento.
Jungkook apoyó su mano sobre la de él, en señal de apoyo.
El gesto no pasó desapercibido por los presentes.
— E-Est-toy b-bien— murmuró el chico, bajo, haciendo que el silencio volviera unos segundos.
— Bien— dijo, la misma señora, tomando de nuevo sus cubiertos para cortar algo de carne en su plato—. Al menos habla— murmuró.
Jungkook tuvo ganas de levantarse a golpearla, pero permaneció sentado.
— ¿Y quién es tu amigo, Jimin? — preguntó otra mujer, estaba más conservada que las demás pero se notaba su esfuerzo.
La señora Park rió por lo de "Amigo".
— Soy Jeon Jungkook— Dijo el castaño, sin darle tiempo a Jimin de hablar, a pesar de que a había abierto la boca—, y soy su novio.
La mesa volvió a caer de nuevo en silencio, los presentes parecieron confundidos con la parte de "Novio".
Un pesado suspiro hizo que Jungkook mirara un momento a un señor, sentado frente a él.
— Cómo cambian las cosas— lo escuchó murmurar.
— Son los jóvenes de ahora— dijo la primera señora, Jungkook la miró mal.
— Por supuesto— escuchó decir a Chanyeol—. La homosexualidad es una moda de los tiempos modernos, la heterosexualidad es de cavernícolas— añadió.
"Como ustedes" quiso agregar Jungkook, pero calló, intentando disimular su sonrisa.
Escuchó a la tía Loon reír.
El chico se ganó unas cuantas miradas, aunque su comentario sirvió para matar la conversación.
Jimin se sentía agradecido, prefería un silencio incómodo antes que una charla aún más incómoda.
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