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LXXX

El día en que a Jimin le dieron el alta del hospital fue la última visita que tuvieron de sus amigos en Busán, ya que ellos regresarían a Seúl ese mismo día.

Por su parte, los Park, con Jungkook incluido, partirían el día después.

Cómo había dicho la enfermera el vendaje de Jimin había cambiado a uno más simple y que sólo sostenía el apósito con unas cuantas vueltas, nada muy complicado y que Jungkook había aprendido con facilidad.

El vendaje ocupaba apenas parte de su línea de cabello y gran parte de su frente, rodeando su cabeza hasta la parte trasera; solía disimularlo con una vandana que le había regalado Taehyung cuando estaba en el hospital y parte de su cabello, haciéndolo ver bastante diferente a su adorable imagen de siempre.

Sólo era cuestión de un par de días más para que las vendas no sean necesarias, se suponía que con poco más de una semana de recuperación, estaba lo suficientemente cicatrizada para llevarla al aire.

La última noche en Busán, ambos jóvenes volvieron a hacer el amor en un forzado silencio, que fue difícil de mantener en varios momentos, y que Jimin había terminado por morder la almohada en un intento por controlar los sonidos que salían de su garganta sin su consentimiento.

Después de todo, ni su tía Loon, ni sus padres, tenían que escuchar sus gemidos, moriría de vergüenza de ser así.

Al terminar luego de darse una ducha rápida juntos, ambos se quedaron abrazados, piel con piel y dejando de lado cualquier idea de un pijama, en la oscuridad, sintiéndose a gusto con la compañía del otro, de sus cuerpos acoplados y de la tibia temperatura corporal de los dos al unirse.

Jungkook.

— Mjm...

Cu-ando vuelvas a tu tra-bajo no podremos hacer es-to.

— Oh, bebé, me despidieron— Jungkook negó, con una leve risa—. Podremos hacerlo cuanto queramos, cariño.

Jimin alzó el rostro de golpe hacia él.

— ¿En serio? — Jungkook asintió—. Oh, lo si-ento.

— No es algo para disculparse, Jimin— dijo el pelinegro, sus ojos se enfocaron vagamente en el rostro de Jimin, no podía verlo correctamente en la oscuridad—. Fue en parte una renuncia. Mí jefe me llamó y le dije que estaba en Busán con mí novio... Claro que no le conté con detalles, pero le dije que era algo delicado, que estaba en el hospital contigo y que no sabría cuando iba a regresar...

>> Para ese día ya tenía como cuatro faltas seguidas, que obviamente no justifiqué. Él me dijo que me comprendía pero que no podía mantener mí puesto de trabajo si faltaba más, así que nos pusimos de acuerdo en que ya no trabajaría.

>> De todas formas, tiene un buen concepto de mí y que si quisiera volver a trabajar para él lo llamara.

Notó un puchero el los labios de Jimin.

— Nop, no es tu culpa, bebé— Jungkook apretó una de sus mejillas—. Está bien así, cariño, puedo pasar tiempo contigo y cuando ya estés totalmente recuperado buscaré trabajo de nuevo. Ya encontré una vez, no puede ser difícil encontrar de nuevo.

Kook... ¿Por qué tra-bajas?

Jungkook tardó unos segundos en responder.

— Porque no quiero ser una carga para tus padres, ellos hicieron mucho por mí y quiero valerme por mí mismo... Por más que siga viviendo bajo su techo.

Jimin negó.

Yo soy la car-ga— dijo—. Tú no.

Jungkook frunció el ceño.

— ¿Qué dices? Bebé, no eres ninguna carga.

Jimin negó, Jungkook entendió que su novio prefería dejar el tema allí.

El pelinegro suspiró.

— ¿Quieres dormir? — propuso, Jimin asintió, acurrucándose contra su cuerpo, Jungkook lo abrazó con firmeza, dejó un beso en su coronilla—. Descansa, lindo.

🐾

Imaginen ustedes solistas sus detalles puerks

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