LXXVIII
La luz resultó ser la iluminación de la habitación, y la calidez en su rostro resultaron en unas grandes y pálidas manos que acariciaban sus mejillas con cariño.
Vió la figura borrosa, notó una sonrisa, con unos lindos y adorables dientes de conejo.
Sonrió a la par del pelinegro.
— Jungkook.
— Buenos días, mi bello durmiente.
Jimin rió, sintió su cabeza apretar bastante de lo normal.
Sus manitos viajaron hacia ella, tocó una venda y Jungkook la tomó para apartarla.
— No te toques mucho— dijo—. No pasará nada, pero me da cosita.
Jimin pensó que su novio era un exagerado, pero él no notaba toda su cabeza vendada como para asustarse como él.
— ¿Lo... Hice? — preguntó, sentía su lengua dormida.
Jungkook asintió, sonrió ampliamente.
— Lo hiciste, bebé— dijo, tomó su mano para besar su dorso—. Eres fuerte, Jiminie, sabía que lo harías.
El pelinegro rió, lo que decía era parte verdad y parte mentira, había tenido miedo muchas veces, pero la idea de que todo terminaría bien perduraba.
Jungkook cargó con las manos de Jimin entre las suyas, dejando caricias con sus pulgares en estas, las miró con amor, pequeñas, suaves, cálidas y algo rechonchas, hermosas como todo lo que involucraba a Park Jimin.
Las soltó para quitarse el anillo de Jimin, volviendo a tomar la mano izquierda y acomodándolo en el dedo anular del pelirosa.
— Algún día será uno de compromiso— murmuró, haciendo que Jimin se sonrojara—. ¿Tuviste un sueño feo, bebé? — preguntó con una ligera sonrisa—. Estabas igual que cuando tienes unas pesadilla.
Jimin hizo un mohín con los labios.
— E-Estaba oscuro— murmuró, esa fue toda su respuesta.
Jungkook asintió, volvió a tomar sus manitos para dejarle caricias.
Sonrió con ganas, viviendo ese hermoso momento.
Estaba feliz, realmente feliz.
El mundo en serio era muy hermoso.
🐾
Disfruté viendo su sufrimiento.
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