XXII
Con la llegada del postre, un simple pero agradable helado en copa, se dispersaron un poco de la mesa, llendo algunos hacia la sala o a la cocina, quedando en la mesa unos pocos, los más ancianos que no querían moverse demasiado, y un temeroso Jungkook que revolvía el helado con la cuchara sin comer un bocado, escuchando a sus familiares hablar, aunque sin verlos, tenía la vista clavada en el postre.
Yugyeom lo había dejado, ya que estaba ayudando a la tía Hyuna con los platos y cubiertos y demás hacia la cocina, Jimin se había ido por lo mismo, aunque a él lo tenían fregado.
Así que estaba refugiado detrás de su madre, sin decir nada.
—Hacía años que no lo veía, desde que se mudaron, está más delgado.
—Kookie creció mucho—. Dijo su madre, con una sonrisa orgullosa.
Los tres ancianos asintieron, Jungkook sintió las miradas sobre él, sintiéndose incómodo y alguien acalorado.
—¿Y como está con el tema de su tumor?—. Preguntó, Jungkook reconoció la voz de su tía abuela, la misma que había dicho ese doloroso "Al menos habla".
Jungkook frunció los labios, no le gustaba hablar del tema, a su madre tampoco.
—Bien—. Dijo la mujer. —Está controlado, no es maligno, así que no es tan grave como suena.
Jungkook admiraba a su madre muchísimo, hablaba con tanta facilidad de un tema que los tocaba a ambos demasiado.
—Y con este chico...—. La vieja dejó la oración en el aire, esperando que la señora Jeon entendiera.
El chico se sintió enojado, ya estaban hablando de su novio, no quería que se metieran con él.
Esas personas no conocían lo maravilloso que era su chico, y solo dirían cualquier cosa, los conocía.
—¿Yugy?—. Preguntó su madre, quién era muy amable y se le notaba demasiado en el tono de voz, al punto que su hijo no supo si estaba fingiendo ser algo tonta por no ver a que llevaría la conversación. —Es uno de los mejores chicos que conocí en toda mi vida, es como un segundo hijo, hasta vive conmigo, lo adoramos.
—Oh, ¿Lo adoptaste?—. Preguntó un hombre mayor, del cuál Jungkook no recordaba que tipo de relación sanguínea tenía.
—Algo así—. Contestó su madre, con una sonrisa. —Tuvo un problemita... Y vino con nosotros, me ayuda con las cosas de la casa, comparte cuarto con Jungkook y lo cuida y quiere muchísimo, es muy buen chico.
—¿Comparten habitación?—. Dijo su tía abuela, abriendo los ojos ampliamente.
Jungkook rodó un poco los ojos, de todo lo que habían dicho ella se había quedado solo con eso.
—¿No te asusta lo que puedan hacer?Ya sabes, son dos adolescentes solos y-—. La mujer agitó sus manos, como si todo explotará en caos.
—¿Que podrían hacer?¿Hablas del tema de las relaciones sexuales?—. Dijo su madre, la mujer asintió, como si fuera algo obvio. —Disculpe, pero lo dice como si fuera algo terrible, sabiendo que usted también tuvo relaciones sexuales—. La señora Jeon se encogió de hombros. —Si Kookie quiere tener relaciones sexuales con su novio está en todo su derecho en hacerlo, no me preocupo por eso, además de que conozco a Yug, es un buen chico. No hay nada terrible que puedan hacer dos chicos, novios, en una habitación;no planean asesinatos o bombas o apocalipsis... Hacen exactamente lo mismo que hizo usted en su momento con su marido, y no es nada raro, ni para preocuparse.
La mujer negó.
—Esas cosas antinaturales, son muy diferentes a lo que yo podría haber hecho—. Dijo la señora. —Además todas las enfermedades que corren por ahí, que se contagian por esas cosas homosexuales, que mueren, el tema del sida y eso...—. La mujer volvió a negar. —Son señales de Dios para que se extingan.
Tanto la señora Jeon como Jungkook la miraron con el ceño fruncido, una sonrisa forzada y falsa permanecía en el rostro de su madre, Jungkook no sonreía ni un poco.
—Ton-ta—. Murmuró Jungkook, levantándose, dejó la copa de helado sobre la mesa, con un poco más de fuerza de la necesaria, ya que el golpe hizo a varios voltear.
Con vergüenza, Jungkook fue hacia la cocina, donde Yugyeom secaba un plato para colocarlo en una pila de otro montón de platos idénticos, mientras hablaba amenamente con Jimin, quién tallaba círculos con la esponja sobre la porcelana.
—Y-yugy—. Habló Jungkook, con inseguridad, llamando la atención del rubio, quién dejó lo que tenía en las manos para ir hacia él.
—¿Pasa algo, bebé?—. Murmuró, mirando los ojos algo brillantes en lágrimas de su novio.
—¿P-podemos s-salir?—. Pidió, con voz temblorosa.
—Claro que sí, lindo—. Yugyeom dejó un pequeño beso sobre su frente.
—Quédate aquí con Jimin un momento, iré a buscar nuestros abrigos, hace algo de frío afuera—. Murmuró, antes de salir de la cocina.
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